Una promesa.
Midako bajo triste la mirada esa no era en realidad su intención.
Después de eso Ayano, dejó de soltar sus lágrimas, las cuales habían salido por si solas.
Entregó nuevamente la hoja y dijo.
-¿Porque no... La resolvemos juntos? -. Midako se sorprendió por su propuesta pero aceptó con gusto.
-Claro -. Ayudó a que Ayano se levantara y ambos se sentaron en una de las mesas para resolver las dudas de Ayano.
Todo esto le pareció muy divertido a Midako por lo que ambos reían y hacían bromas, hasta finalmente acabar.
Justo sonó la campana que decía que volvieran a clases.
Y Ayano alegre por ya comprender todo, se sentó en su asiento correspondiente.
No sin antes recibir un beso lleno de cariño en su mejilla, de Midako y un bajo "gracias", antes de que siquiera un alumno entrara o estuviera lo suficientemente cerca para notarlo.
Ayano se sorprendió y sonrojo, pudo sentir la calidez y pureza de ese beso.
Lentamente los demás, comenzaron a llegar, y para que nadie notará ese amenazador sonrojo, se tapó con la hoja, que esta vez tenía la nota verdadera pero después corregida a la mejor nota.
Esta vez si se la había ganado.
Ayato entró con dificultad una chica lo bastante conocida para Ayano, abrazaba su brazo y no lo soltaba.
-¿Señor Aishi acaso no va a entrar? -. Dijo Midako, mientras miraba la escena en la puerta.
-Quisiera... -. Dijo simplemente pero la chica y su amiga le impedían entrar, Ayano seguía creyendo que las conocía de algún lugar.
-No dejaré que entres... Hasta que tenga esa cita... -. Luchaba bastante por no soltarlo y eso le causaba algo de gracia a Ayano que sonrió y eso lo notó Ayato, que intentó liberarse con más fuerza.
-Ni lo sueñes -. Dijo Ayato jamás saldría, con alguien que no fuera su querida Ayano.
-Vamos Taeko ya es tarde -. Dijo la chica con la cinta del club de Artes marciales en la frente, que intentaba separarla de Ayato también.
-No me iré hasta que tenga esa cita... -.
Midako algo cabreado se acercó a ellas que mantenían a Ayato en la puerta.
-Pequeñas y hermosas jovencitas... -. Dijo Midako, llamando de inmediato la atención de ambas, que se sintieron bien al se alagadas de ese modo - Solo quiero hacer mi clase, si él no entra, perderá sus clases... -. Taeko lo interrumpió.
-Bien, no me importará casarme con un chico que aún no termina sus estudios -. Dijo Taeko, haciendo que todo el curso Riera, incluso un poco Ayano.
El único que no río era Ayato que se había puesto muy rojo y ahora intentaba violentamente separarse.
Tanto que acercó su mano a su bolsillo donde seguramente tenía su cuchillo, y eso Ayano lo sabia.
Se levantó dejando en silencio a todos que repentinamente callaron sus risas.
Se acercó lo más rápido que pudo y detuvo la mano de Ayato con solo un toque, él de inmediato la miro.
Ayano puso una mirada de reproche por lo que estaba pensando hacer, lo que lo hizo sonrojarse.
-Lo siento... -. Dijo Ayano mirando a Taeko con la mejor cara que pudo, pero por desgracia su cara le recordaba a aquel chico de esa mañana y eso hacia que su cara diera bastante miedo -Pero Mamá lo matara si él no termina sus estudios -. Dijo Ayano despegando sus pegajosas manos de Ayato, liberándolo.
-¿Quien eres tú para decirme que hacer?!! -. Dijo enojada, levantando sus manos como si fuera a golpearla.
-Familia -. Dijo Ayano haciendo que la chica bajara sus brazos.
Ella no quería tener de enemiga a la familia del chico que le gusta.
-Lo siento... -. Se disculpó Taeko.
-Bien, no molestes, las clases ya comenzaron y a Mamá si le importa que la novia de su hijo termine sus estudios -. Dijo Ayano para finalmente cerrar la puerta en su cara.
Todos los demás quedaron sorprendidos, pero más quedó ayato, que no parecía estar celosa, al contraria se le veia feliz de que la chica estuviera cerca de el p de cualquier persona, pues le daba lo mismo, solo quería comenzar rápidamente la clase y eso Midako le pareció muy tierno de su parte, por lo que prosiguió con su clase con una gran sonrisa en su cara.
Las horas pasaron y las cuales terminaron, cada uno tenía su camino y hacia lo suyo, lo que se supone hacían cada día de la semana, mes y año, pero no podían quitarse que se sentían extraños, como si hubieran olvidado algo muy importante.
Como si su rutina de siempre no se sintiera normal, algo faltaba en sus vidas, un pequeño hueco que no se llenaba con cualquier pieza.
Aun así siguieron con lo suyo cada uno por su lado.
Se dirigían a sus casas con sus familias, mañana no abría clases, por problemas de directores, pero se podía venir y asistir a los clubes o simplemente pasar el rato en la escuela, las clases habían sido canceladas de todos modos.
Ayano no vendría mañana, eso lo tenía claro, no estaba en ningún club, no era necesaria su presencia.
Cerro la puerta y la ventana de su habitación con seguro, sentía que debía hacerlo, no estaba segura porque, pero lo hizo.
Se recostó en su cama y apenas cerro los ojos se durmió.
Un sueño algo extraño apareció frente a ella.
Personas borrosas para ella decían su nombre, preguntaban cosas y ella las respondía.
Conversaciones que ya había tenido en algún momento.
Personas con colores familiares, verde menta, morado, rojo incluso negro.
Sombras, paisajes y formas conocidas.
Todo la hacia creer que había algo que no estaba recordando.
Algo que le decía que no olvidará.
Una promesa.
Ayano se despertó, repentinamente, aun era temprano, pero no pudo aguantar la angustia corrió a vestirse, se arreglo lo más rápido que pudo y simplemente salió de casa, iba a la Academia, sabiendo que no tenía pensado ir.
Apenas llegó el Guardia de Seguridad se extraño al verla tan temprano pero la dejó pasar sin problemas, después de todo andaba con el uniforme.
Llegó al tejado, en la parte trasera de la escuela, justo en el lugar donde una chica de cabello Rosa largo, le gustaba ganarse y se puso a observar el Cerezo.
Lo miro por un momento y sonrió, logró recordar...
Pudo recordar...
Todo lo pasado, todo lo vivido, todo, todo...
Pero no podía ser egoísta, los chicos no debían saberlo, ni recordarla, ni ser sus amigos, ahora eran felices y ella también era feliz...
"Estoy tan feliz" Una gota corría por su mejilla, era una de sus lágrimas "Estoy muy feliz" Se decía en su mente.
"Entonces..."
"¿Porque no puedo dejar de llorar?"
Lágrimas caían como un chorro de agua sin freno.
Ayano lentamente se arrodilló para llorar mientras hacia esfuerzos en vano de detenerse.
"Ahora ellos serán felices"
"Aunque yo no este allí"
"Por nada del mundo, tiraría esta oportunidad"
"Ellos serán mucho más felices sin mi"
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top