Arrepentimiento

-No debiste decir eso -. El Yakuza se lanzó como un cazador que sigue a su presa, y la acorraló en el escritorio.

Luego acercó su rostro al cuello de Ayano y comenzó dejando marcas en él.

Un cierto grado de excitación recorrió el cuerpo del Yakuza pero se negaba a dejarlo salir... por completo.

Ayano se sorprendió pero aún así no se lo Quito de encima solo cerro los ojos, intentando mantenerse cuerda y comprender en que se había metido, una leve y rápida imagen paso por su cabeza, se había imaginado a los chicos y que sentirían ellos si ella hiciera lo que estaba apuntó de hacer.

De inmediato la culpa la invadió.

No podía hacerlo.

-N-No!!-. Alejo como pudo al Yakuza y respiraba agitada, luego lo miro, él tenía una sonrisa triunfante -P-pero que... ¿Acaso era una prueba?-.

-¿Que comes que adivinas? -. Dijo en forma de broma, separándose y comenzando a arreglarse el traje -Pero quiero saber ¿Donde quedó ese "Haré lo que sea con tal de quedarme"? -. Sonrió victorioso.

-Supongo que no todo -. Dijo levantándose del escritorio, casi comete el más grande error en su corta vida.

-Tranquila, estaba seguro, que no me dejarías seguir, porque lo único que se ha apoderado de tu mente todo el día son esos chicos ¿No? -.

-¿Que comes que adivinas? -. Bromeó de la misma forma Ayano.

El Yakuza solo guardo silencio, obligando a Ayano a irse al mundo de sus pensamientos, después de todo el Yakuza estaba en la razón, no había podido quitarse a los chicos de la mente y como huyó de ellos, tan cobardemente.

En ese momento no podía pensar en nada más que huir, pero ahora pensaba en que debió, tal vez haber hecho algo diferente, como hablar con ellos.

Pero de una o de otra la obligarían a salir con alguno de ellos, los quería pero como amigos era feliz teniéndolo a todos cerca, no quería llegar al grado de favoritismo y tener que salir con alguno mientras los otros se sentían mal por su culpa, nuevamente el amor lo arruina todo, ella sabía que no podía salir con todos ¿o si?.

Además que también estaba su hermano... Hermanastro... Ya ni siquiera sabía que eran...

-Ayano -. Rápidamente salió de sus pensamientos y le prestó atención al Yakuza que parecía estar cansado.

-¿Si? -. Pregunto.

-Vamos a dormir -. Tomó su mano arrastrando la.

-¿Que?!! -. Exclamó Ayano sorprendida.

-Ya oíste, mueve ese pequeño rabo con una cola de algodón a mi habitación -. No pudo decir palabra alguna Porque fue arrastrada contra su voluntad y en un abrir y cerrar de ojos ya estaban ahí.

Al llegar entraron y el Yakuza puso en el pomo de la puerta su corbata, que se había quitado de camino.

Luego aseguró la puerta y empujó a Ayano a su cama mientras él se des vestía.

Ayano solo vio que no tenía escapatoria alguna, no había nada alrededor ni muebles ni ventanas, solo la cama completamente cómoda y llena de almohadas, así que decidió en meterse entre las sabanas de la cama y ocultarse, o tal vez hacerse la dormida.

Se cubrió hasta la cabeza y cerro los ojos, solo sentía como su corazón latía deprisa y como su respiración estaba agitada.

Tenía miedo.

Miedo de lo que el Yakuza le haría, porque no descartamos que él es un hombre bastante adulto y Maduro, que tal vez tenga la fantasía de hacerlo con una adolescente.

Sus pensamientos que buscaban de uno a mil resultados sobre lo que estaba por pasar, fueron interrumpidos por el movimiento de la gran cama, se podía sentir como el Yakuza se sentaba en esta al otro lado de donde ella se encontraba.

Y como lentamente se acercaba.

-Ayano, ¿acaso te dormiste... Tan pronto? -. Dijo moviendo las sabanas para verla, ella apretaba las sabanas para que no logrará bajar las pero la venció su fuerza, por lo que solo se hizo la dormida, al sacarlas el Yakuza la observo, tenía los ojos delicadamente cerrados pero se podía notar lo tensa que estaba en sus labios los cuales tenía levemente abiertos pero estaban completamente tiesos, el Yakuza solo se le acercó paso su mano por su cintura hasta su hombro haciendo que Ayano arrugada el entre cejó, luego paso por su cuello hasta su rostro, tocó levemente sus labios, y luego Quito su mano para acercar su rostro, Ayano sabía lo que venía y ya estaba comenzando a temblar de miedo, solo esperando lo siguiente, sintió que el Yakuza tocaba su nariz levantando la bastante mientras hacia un gracioso sonido -Oink -. Dijo burlándose haciendo que Ayano abriera los ojos y sentándose mientras tocaba su nariz, se dio cuenta que el Yakuza traía puesto un pijama y la miraba con una sonrisa divertida.

-¿P-porque? -. Se preguntaba Ayano.

-Acaso creiste que sería capaz de acerté algo -. Ella asintió rápida y repetidamente -No soy pedófilo sabes-.

-Pues lo pareces bastante -. Dijo casi enojada, mientras notaba que la única que se había tomado esto en doble sentido era ella.

-Que lo parezca no significa que lo sea, además estoy seguro que tú ni siquiera tienes aún los 18 años -. Ayano solo Negó -Sabes estoy cansado, así que porque no tratas de dormir, ya que mañana tenemos que ir a esa fiesta, no te obligare que vayas a casa... Por ahora, pero sabes que tarde o temprano tendrás que enfrentar ese miedo del que solo has Estado escapando hoy -. Dijo para finalmente recostarse mirando hacia el otro lado.

Ella también hizo lo mismo y rápidamente se durmió.

No se había dado cuenta de lo cansada que estaba solo cuando perdió completamente el conocimientos en solo 20 segundos.

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