XVII. Last Chance

Cap XVII. Last Chance

Aquella intensa luz los cegó por completo mientras cruzaban el umbral. Al abrir sus ojos, se encontraban tan confundidos; Atem y Bakura no entendían por qué estaban en ese sitio

- ¿Qué hacemos aquí?- profirió desconcertado Bakura, mirando a su alrededor; estaban en el balcón de la habitación del tricolor, hace 5 mil años. El albino abrazaba a Atem por la espalda, mientras ambos veían a lo lejos. Reconocía la escena, era la misma noche en que el ladrón le había propuesto huir con él- No tiene ningún sentido...

- Los dioses nos están dando una segunda oportunidad...- susurró el tricolor

- ¿A qué te refieres?

- ¿No lo ves Bakura?- el tricolor se dio media vuelta, mirándolo a los ojos- nos han dado otra oportunidad de escapar; si no lo hacemos esta noche, tal vez...

- ¡¡No!!- le interrumpió, abrazándolo posesivamente contra su pecho- ¡¡No voy a permitir que te vayas de mi lado otra vez!! Si tenemos que escapar ahora, eso es lo que haremos- lo cogió de una mano y lo haló hasta la salida

- ¡Espera Bakura! ¿Olvidaste a las guardias?

- Claro que no. Para nuestra fortuna, aún recuerdo aquel plan que hice para escapar la primera vez....

******************

Las chicas hacían la guardia fuera de la habitación de su joven amo como era su costumbre, todo parecía normal, hasta que la puerta de la alcoba del príncipe cayó de repente, y tras ésta, se encontraba Bakura, sujetando a su señor y apuntándole con una daga al cuello.

- ¡¡Tiren sus armas!!- les ordenó el albino, acercando más la daga al cuello del príncipe.

- ¿No tuviste una mejor idea?- le susurró molesto el tricolor a su amante

- Cierra la boca, fue lo mejor que se me ocurrió- contestó también en murmullo- ¡¡Rápido, tiren las armas!!- volvió a decir a las guardias, éstas no tuvieron otra alternativa mas que obedecer- Muy bien señoritas, apártense de mi camino si no quieren que lastime a su querido príncipe- las guardias se apartaron, mirando con rabia cómo aquel bandido se alejaba tranquilamente por el pasillo junto a su más preciado tesoro

- ¿Me vas a llevar por todo el palacio en esta posición?- preguntó Atem aun sin entender muy bien qué traía en mente Bakura

- Sólo hasta que estemos en un lugar más seguro. En cuanto hayamos bajado unos cuantos pisos más, saldremos por alguna ventana; por ahora es mejor que sigamos fingiendo- siguieron recorriendo los pasillos de aquel enorme palacio hasta que el peliblanco escuchó a varios soldados acercarse. Pronto se vieron rodeados de guardias, todos apuntándole con lanzas al ladrón.

- ¡¡Suelta a su majestad!!- exigió uno de ellos con fuerte voz, pero claramente se veía que se estaba muriendo del miedo.

Bakura estaba de lo más tranquilo, sabía que esos hombres no eran rivales para él; lo que realmente le preocupaba era que los guardianes de la corte del faraón apareciesen; tenía que actuar de prisa. Al mirar fugazmente hacia atrás vio a un soldado con una cerbatana y lanzó un dardo hacia él; logró reaccionar a tiempo, con la daga desvió el proyectil, pero se dio cuenta que aquel dardo era sólo una distracción ya que acaba de soltar a Atem... se maldijo por dentro al caer en una trampa tan obvia...

- Perdóname por lo que voy a hacer- le dijo en voz baja al tricolor, mas éste no comprendió sus palabras... y sin darse cuenta, Atem ya estaba en el suelo y Bakura peleaba para abrirse paso entre los guardias; probablemente el ladrón lo había derribado para que no lo lastimaran.

Después de unos minutos de batalla, el albino logró abrir una pequeña brecha, levantó al príncipe por la cintura y lo cargó debajo del brazo, para luego salir huyendo del sitio; con los guardias aun tras ellos. La situación comenzaba a tornarse peligrosa, los guardias seguían saliendo y el peliblanco se estaba cansando, debía descansar, aunque fuera por unos minutos...

Perdieron a los soldados después de un rato, por lo que Bakura se recargó en una pared cercana, tratando de recuperarse.

- ¿Te encuentras bien, Bakura?- inquirió preocupado Atem, mirando la agitada respiración del ladrón y algunas gotas de sudor rodando por su rostro.

- Estoy bien, sólo déjame descansar un poco- unas voces se escucharon; Bakura abrazó al tricolor y trató de silenciar su respiración. Las voces se hicieron más intensas y claras mientras que las sombras de dos personas se acercaban hasta que fueron reconocibles... se trataban del faraón y Seth

- ¡¡Es cierto padre!!- decía algo molesto el sacerdote- ¡¡Esos dos están juntos!! ¡¡¿Por qué crees que en este momento Atem fue tomado como rehén por Bakura?!! ¡¡Tratan de engañarnos!!

- ¿Esperas que te crea esa estúpida historia de que ustedes tres viajaron 5 mil años en el futuro?- al escuchar aquello, ambos yamis no pudieron ocultar su asombro, de alguna forma Seth aun guardaba aquellos recuerdos... y eso no era bueno...- ¡¡No me vengas con ridiculeces!!

- No miento padre, debes creerme, el hijo de esa pordiosera te está mintiendo...

- Hijo, tranquilízate. Entiendo las razones por las que haces esto, entiendo los celos que sientes por ese bastardo; de no ser por ese error, tú serías mi heredero ante todo Egipto. Pero al nacer Atem tuve que fingir que él era mi verdadero hijo debido al enorme parecido que tiene conmigo. Si lo hubieran visto con esa esclava hubiera tenido serios problemas, es por eso que tuve que arrebatarle a nuestro hijo y asesinarla antes de que dijera algo, si hubiera sabido antes que estaba embarazada me hubiera encargado de ella y tú no tendrías que estar sufriendo- acarició suavemente la mejilla del castaño con una mano. Atem estaba devastado, su corazón se desmoronaba en pedazos; lo único que pudo hacer fue aferrarse al peliblanco y tratar de tragarse su llanto

- Es injusto, yo debería ser el heredero al trono, no ese maldito bastardo

- No te preocupes, tú eres mi legítimo heredero, Egipto será tuyo en cuanto nos deshagamos de Atem. Por todos estos años que has tenido que sufrir a su sombra, te voy a dar algo único- Seth lo miró intrigado- Voy a dejar que lo elimines con tus propias manos- el ojiazul sonrió notoriamente feliz por aquella oportunidad

Bakura estaba furioso; era la segunda vez que tratarían de matar a su amado, además de que habían destrozado por completo el corazón de Atem; no lo iba a permitir. Soltó al tricolor y una vez más se lanzó en contra del faraón y Seth. El príncipe se quedó estático un momento en su lugar hasta que pudo reaccionar ante lo que pasaba y salió de su escondite.

- ¡¡Bakura, detente... es mi padre!!- trató de detenerlo antes de que diera el golpe de gracia al faraón. Cubrió sus ojos con sus manos y esperó; sintió que alguien estaba parado junto a él, por lo que descubrió los ojos, era Bakura. El ladrón le mostró el rompecabezas que tenía en las manos y lo colgó a su cuello

- Esto te pertenece...- dijo el peliblanco, sonriente

- Bakura, ¿Cómo pudiste?- cogió el rompecabezas en sus manos y lo observó fijamente mientras sus ojos se humedecían

- Tranquilo, no los maté ¿Lo ves?- dijo señalando a Seth y al faraón, quienes estaban tirados en el piso, su respiración era visible, por lo que era evidente que seguían con vida- Sólo están inconscientes, pero pronto despertarán, será mejor irnos- lo tomó por la muñeca y comenzaron a caminar, pero el tricolor se detuvo de repente- ¿Qué sucede?

- Bakura...- Atem tenía un nudo en la garganta; Bakura le había dicho la verdad, y él no le había creído, se sentía pésimo- Bakura, lo...- se oyó que algunos guardias se acercaban, así que el albino volvió a cargar a Atem

- Luego habrá tiempo para hablar, tenemos que irnos- Bakura echó a correr junto con el príncipe nuevamente, tratando de alejarse lo más posible.

*****************

En el rostro del albino podía verse su cansancio, faltaba poco para que lograran salir por una ventana y escapar del palacio, pero Bakura se había quedado sin energía nuevamente. Las constantes batallas con los guardias lo tenían exhausto y andar cargando a Atem lo había agotado aún más. Se escuchaba otra brigada de soldados acercarse; el peliblanco sabía que si los enfrentaba se quedaría sin fuerzas, así que entró a una habitación cercana con Atem para poder recuperarse un momento y después salir por el balcón de esa habitación; pero ambos se llevaron una gran sorpresa al notar que estaban dentro de la habitación de Mahado y que éste también estaba ahí.

Mahado desenvainó rápidamente su espada y le asestó un golpe al ladrón, quien, por falta de fuerzas, esquivó con dificultad el golpe, pero al hacerlo soltó al tricolor. Atem se levantó del piso y miró a su amado, para después mirar a Mahado, quien le sonreía tiernamente.

- Su alteza, ¿Se encuentra bien?- preguntó tranquilo, sin dejar de apuntar a Bakura con la espada. Atem sólo asintió- Bakura, has caído tan bajo- habló ofendido- Tomar al príncipe como rehén, ¿Acaso no tienes orgullo?- el albino sólo lo observaba con odio; en esa ocasión no podría hacer nada, se encontraba demasiado cansado como para pelear con un poseedor de un artículo milenario- Venga conmigo mi príncipe, yo lo protegeré- extendió la mano, ofreciéndosela al tricolor, éste se quedó estático, ya no supo qué hacer. Con lo último que le quedaba de fuerzas, el albino desenfundó su espada y con ésta le quitó la espada a Mahado, ésta dio varias vueltas en el piso, lejos de su dueño, cambiando los papeles, ahora era Mahado quien se encontraba indefenso. Bakura tomó a Atem y lo puso detrás suyo; lo que dejó muy desconcertado.

- ¡¡Su excelencia!!- gritó alguien desde afuera mientras se escuchaba que más personas se reunían; al parecer eran guardias- ¡¡No encontramos a ese maldito ladrón por ningún lado, ¿Qué hacemos?!!- Bakura sintió cómo su corazón latía con más fuerza; odiaba admitirlo, pero estaba asustado, temía que Mahado lo entregara a los guardias y lo separara de Atem... el tricolor sólo se resguardó más tras el peliblanco...

- Sé donde está- dijo Mahado sin dejar de mirar a los otros dos- acaban de bajar, seguramente estarán en la biblioteca, ¡¡Vayan, no dejen que le haga daño al príncipe!!

- ¡¡Sí excelencia!!- respondieron todos los soldados y se alejaron velozmente. Atem y el ladrón quedaron boquiabiertos; ¿Mahado les acaba de ayudar?

- Atem, ve hacia el balcón y dime cuántos guardias hay- ordenó Bakura guardando su espada, el tricolor lo miró con extrañeza- Todo está bien, anda- Atem asintió y se dirigió al balcón, asomándose hacia abajo- Creí que ibas a protegerlo

- Eso hago- Mahado sonrió levemente, ambos se miraron fijamente por unos instantes hasta que Mahado llevó sus manos hasta su cuello -Y si tú quieres hacerlo, será mejor que tengas esto...- se quitó el anillo del milenio y se lo entregó a Bakura. Atem regresó con ellos y observó a los dos, era extraño, pero algo en los dos los hacía muy parecidos.

- Parece que no hay muchos guardias, deben estar en la biblioteca- comentó Atem- Pero hay un problema, el sol ya está saliendo

- Eso no es un problema, ¿Olvidas que soy el mejor bandido de todo Egipto?- dijo Bakura, orgulloso- Saldremos de aquí sin que se den cuenta

- Pero...- Atem dirigió su vista a Mahado

- No se preocupe su alteza, no lo detendré. Después de todo, vivo para hacer realidad sus deseos- Mahado le sonrió, por lo que Atem le devolvió la sonrisa. Se quitó el tocado de su cabeza y después el trozo de tela que le cubría la cabeza y se lo dio a Bakura- Espero que sirva de algo...

- Era justo lo que necesitaba- Bakura se ciñó el anillo del milenio al cuello y después miró la tela

- Quédense aquí a descansar un poco. Supongo que con diez minutos basta, ¿no, Bakura?

- Me repondré sólo en cinco...

- De acuerdo. Entonces, dentro de 5 minutos salgan por el balcón; yo distraeré a los guardias para que no tengan tantos problemas...

- gracias Mahado- profirió Atem mientras observaba al mencionado dirigirse a la salida. Mahado sólo se despidió con una mano sin mirarlo

- Sí, te lo agradezco- esta vez habló Bakura, logrando que Mahado los volteara a ver

- Lo hago por el príncipe, no por ti- Bakura sonrió un poco- Por cierto, será mejor que no lo lastimes esta vez, o yo mismo te patearé el trasero

- Claro- fue lo único que respondió Bakura antes de que Mahado dejara la habitación. El peliblanco se sentó en el suelo y respiró profundo; Atem se sentó a su lado.

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Después de cinco minutos, ambos se pusieron de pie. Bakura cubrió los ojos del tricolor con el pedazo de tela que Mahado le había entregado y lo subió a su espalda. Se dirigió hacia el balcón y dio un salto hasta quedar parado sobre el barandal.

- Escucha Atem, no importa lo que sientas o lo que oigas, no te muevas. Sólo agárrate lo más fuerte que puedas... y confía en mí...

- Está bien- Bakura saltó hacia un techo cercano y corrió; corrió como nunca en su vida... bajó lo más rápido que pudo por las paredes del palacio; el sol comenzaba a salir, tenían poco tiempo...

Bakura dio un gran salto hasta que llegó al suelo, estando ahí, lanzó un gran silbido, alertando a los guardias de su ubicación. Un corcel negro apareció ante ellos; el peliblanco subió al príncipe en él y luego Bakura subió también. Dio la orden para que el caballo huyera del sitio a todo galope, esquivando guardias, flechas y piedras. Atem, no sabía lo que pasaba a su alrededor, lo único que podía hacer en esos momentos era rogar a los dioses para que les permitieran escapar...

****************

Pasó mucho tiempo antes de que el caballo se detuviera. Bakura bajó de éste y después ayudó a Atem a hacer lo mismo. Le quitó la tela de los ojos y, una vez que se acostumbró a la luz, miró a su alrededor... un hermoso follaje de un verde intenso, una bella cascada y un cristalino y enorme lago estaban frente a él...

- ¿En dónde estamos?- preguntó aun atónito, todo eso no podía ser real; ¿Era un sueño o un espejismo?

- En mi pequeño escondite- respondió mientras guiaba al caballo hacia el lago para que bebiera agua. Fue hasta ese momento que Atem notó la ropa rasgada y ensangrentada del ladrón, lo que lo preocupó

- ¿Estás bien?

- Claro, recuerdas mi habilidad, ¿No?

- ah, cierto. Tus heridas sanan rápidamente, ¿cómo lo haces?

- Ni yo mismo lo sé, pero me alegro que pueda hacerlo- caminó hasta la cascada y desapareció tras ésta, el tricolor lo siguió y se sorprendió al encontrar una especie de habitación dentro de una cueva tras la cascada; una pequeña cama, algunos muebles y armas eran toda la decoración que había, y al fondo de la cueva una cortina. Bakura tomó una fruta que estaba sobre una mesa y se la arrojó al tricolor, quien apenas y pudo agarrarla; después cogió otra y comenzó a comerla, acto que imitó Atem

- Así que... ¿Aquí vives?- preguntó Atem; por alguna razón pensó que el peliblanco vivía en un lugar más grande

- Sí- respondió Bakura al terminar su fruta y salió nuevamente, con Atem tras él. Se sentó sobre una piedra y comenzó a desvestirse, haciendo que el tricolor se sonrojara- Este lugar es tranquilo, así que podemos quedarnos aquí por un tiempo- el albino se metió al agua y comenzó a lavarse la sangre saca de su cuerpo. Atem también se quitó su ropa y se metió al agua junto con Bakura

- Lo lamento- dijo sorpresivamente el tricolor, llamando la atención del peliblanco- Perdona no haberte creído lo de mi padre...

- No tienes que pedir disculpas, no después de lo que te he hecho pasar en estos cinco mil años. Yo debería ser el que te pidiera perdón- el tricolor le sonrió y siguió bañándose junto con el albino.

Al terminar, ambos yamis entraron de nuevo a la "alcoba" de Bakura, y al verse desnudos mutuamente, no pudieron evitar esa necesidad de sentir el cuerpo del otro. Se recostaron sobre la cama y comenzaron besarse frenéticamente mientras sus manos recorrían la piel del otro. El albino bajó rápidamente hasta la hombría de Atem y comenzó a tantearla y lamerla antes de metérsela por completo en la boca; el tricolor gemía sin control mientras sentía su virilidad entrar y salir de la cálida boca de su amante; era tanto su placer que no tardó mucho para que se viniera dentro de su boca. Algo de semen escurrió por los labios de Bakura, quien retiró el líquido con una de sus manos y la lamió antes de dirigirla a la entrada de su amante y penetrarlo con unos de sus dedos. Esperó un poco antes de introducir otros dos; Atem no podía parar de gemir mientras sentía los dedos del ladrón moviéndose en su interior.

- Bakura... ya no...- rogó con un rubor en sus mejillas, mirándole suplicante

- ¿Por qué no?- introdujo otro dedo, haciendo que Atem gritara más fuerte

- ya no aguanto...

- Estoy seguro de que lo estás disfrutando- introdujo aun más sus dedos, provocando que el tricolor gritara aun más fuerte

- ... Po... Por favor...

- ¿Por favor qué?- el peliblanco seguía moviendo sus dedos, disfrutando cada gesto que aparecía en el rostro del tricolor

- Sólo hazlo...

- Como deseé, su majestad....-Bakura sacó sus dedos y después tomó su virilidad y la introdujo en Atem, quien no sabía si suplicar porque la sacara o porque la metiera más.

El albino entrelazó sus manos con las del tricolor y comenzó a embestirlo lentamente mientras el sudor empezaba recorrer su cuerpo. Se inclinó un poco para besar los labios de su amante, sin dejar de moverse dentro del mismo, provocando una nueva erección en Atem que se liberó al sentir que el albino aumentaba el ritmo del vaivén, salpicando el pecho de ambos. Después de gritar miles de veces el nombre del otro entremezclados con otras palabras que eran difíciles de descifrar; por fin Bakura se derramó dentro del tricolor, quien arqueó su espalda al sentir aquel tibio líquido dentro de sí.

Bakura sacó su hombría del tricolor y cayó rendido en el pecho del mismo, quien solamente lo abrazó y le murmuró al oído un "Te Amo"; el albino respondió con un simple "Igual Yo" antes de que se quedara dormido.

****************

- ¿Estás despierto?- murmuró Bakura cuando abrió sus ojos

- Sí- fue su respuesta del tricolor

- Entonces vámonos

- ¿A dónde?

- A donde sea, no podemos quedarnos aquí. Este oasis no está muy alejado del palacio, además de que saben que necesitaremos agua y comida, fácilmente podrían encontrarnos aquí

- No creo que nadie me esté buscando- profirió triste; el albino se irguió y besó su frente

- Tal vez tu padre no, pero estoy seguro de que las personas que en verdad te quieren sí

- ¿Sabes algo Bakura? Aún no entiendo por qué Mahado nos ayudó a escapar

- Estás bromeando, ¿Cierto?

- No, ¿Tú sí sabes?

- Tan despistado como siempre... –suspiró- Sólo digamos que Mahado es una de esas personas que te quieren. Pero eso no importa ahora, tenemos que irnos- se levantaron de la cama, se fueron a dar otro baño y luego regresaron tras la cascada para vestirse- Espera, ¿Qué crees que haces?

- Vistiéndome, ¿No se nota?

- Me refería a por qué te pones eso- decía señalando sus ropas

- ¿Qué tiene?

- No puedes andar trayendo esa ropa, mucho menos esos adornos de oro... todos sabrán quién eres; sin mencionar a los bandidos...

- ¿Y voy a andar desnudo?

- Espera- fue tras la cortina de la cueva, y después de un rato regresó con una túnica violeta con borde blancos y un faldellín y una especie de playera color arena- Espero que te quede- Atem comenzó a vestirse con las prendas que le había traído; Bakura fue de nuevo tras la cortina a buscar algo de ropa para él

- Bakura...- le llamó el tricolor con dulce voz- Hay algo que quiero que sepas...

- ¿Qué?- respondió aun tras la cortina

- Es sobre Yugi... él y yo...

- Será mejor que eso que quieres decirme lo guardes para ti- le interrumpió, algo molesto- No quiero odiar a ese niño después de que nos ayudó

- Está bien- se quedaron cayados un rato antes de que Bakura saliera, ya vestido, con algunas cosas envueltas en mantas de tela.

- Esa ropa te que muy bien- dijo mirándole de arriba abajo, dejando las cosas sobre la cama

- ¿Tú crees?- preguntó mirándose a sí mismo

- Sí, además...- lo abrazó fuertemente mientras una de sus manos levantaba su playera- además... esta ropa es más fácil de quitar...- lo tumbó sobre la cama y empezó a besarlo ardientemente

- creí que ya nos íbamos...- comentó Atem una vez que deshicieron el beso

- Tienes razón- se levantó y cogió las improvisadas maletas y salió de la cueva. Puso las cosas junto a su caballo, llenó algunos recipientes con agua y después desapareció tras la maleza.

Un tiempo después regresó con algo de fruta guardadas dentro de una canasta cubierta con una tela y con un camello, quizá lo había ocultado entre la maleza. Aseguró la comida y las demás cosas al camello y fue por otro paquete dentro de la cueva que también ató al animal; después ató al camello al caballo, para que caminara tras ellos; subió al tricolor al caballo y él se subió tras él. Atem se cubrió la cabeza con el trozo de tela que le había dado Mahado y la amarró con una cuerda; Bakura también se cubrió la cabeza y ambos partieron del sitio.

- Bakura, ¿pasa algo?- inquirió curioso Atem al ver que su amado estaba algo decaído

- sólo me preguntaba si Ryou está bien. Sus padres viven en otro país y yo ya no estoy con él; se ha quedado solo...

- No está solo, tiene a Yugi y a sus demás amigos, estará bien. Es más, él se quedó con el anillo, ¿No?- el albino asintió- Nosotros tenemos los mismos artículos que ellos tendrán, así que técnicamente aún estás con él. Aún hay la posibilidad que los veamos de nuevo

- Tienes razón- dijo un poco más animado, mirando la sortija- Espero verlos pronto

- Yo también- se quedaron callados un rato antes de que Atem hablara de nuevo- Bakura, ¿A dónde iremos ahora?

- A donde el destino nos lleve...

The End (?)

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bueno, como acaban de leer, es el último episodio de este fic, peeero la historia tiene continuación owo si les gustaría leer más sobre esta historia díganmelo para ver si la subo o no

por lo pronto, esto ha sido todo, gracias por seguir esta historia y espero la hayan disfrutado

bye bye~

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