Ch XVI. Destiny
Ch 16. Destiny
En la casa sólo se escuchaba el tic tac del reloj y, de vez en cuando, se oían unos leves sollozos provenientes del cuarto de Yugi; su abuelo no entendía qué pasaba, ya pasaba de medio día y el peque ni siquiera había salido a comer, lo que lo tenía preocupado. No importaba cuánto lo llamara él, el faraón o sus amigos, Yugi simplemente no respondía.
Solomon hizo un nuevo intento para que su nieto comiera, sirvió algo de sopa en un plato y se dirigió a su habitación. Atem seguía sentado frente a la puerta, esperando a que su luz abriera.
- Yugi, hijo- le llamó su abuelo- Te traje algo de comer- y por milésima vez, no obtuvo respuesta- Vamos Yugi, abre- siguió hablándole, sin obtener resultado
- Todo es mi culpa- comentó repentinamente el faraón, con la mirada baja
- No estoy seguro de lo que haya pasado entre ustedes mientras estuve fuera, pero lo mejor sería hablar con Yugi...
- ¿Pero cómo voy a hablar con él si se niega a escucharme?
- Será mejor que lo averigües pronto- Solomon se marchó con todo y comida; y después de uno minutos, se escuchó cómo salía del inmueble. El faraón se recargó en la puerta siguió esperando afuera, con la vaga esperanza de que Yugi abriera; y como si éste hubiera escuchado su súplica, la puerta se abrió en ese instante, provocando que el mayor cayera de espaldas a los pies del menor.
- Yugi...- pronunció en voz baja el faraón, mirando al susodicho. No sabía si sonreírle o dejarse vencer por el llanto
- Atem, ¿Qué hacías ahí?- preguntó el peque como si nada, como si todo estuviera bien y fuera un día de lo más normal; dejando muy perplejo a su yami
- Yugi, yo...
- ¿Tienes algo de tiempo?- inquirió con una sonrisa en su rostro- Quisiera que me acompañaras a comprar algunas cosas...
*****************
Atem se sentía bastante extraño, Yugi actuaba como si nada de lo ocurrido la noche anterior hubiera pasado; se veía muy feliz y no había rechazado el tomarle la mano, pero a pesar de eso, había algo que estaba fuera de lo normal: Yugi apretaba fuertemente su mano, no la soltaba por ninguna razón.
Hicieron las compras como de costumbre, deteniéndose de vez en cuando a mirar algunas tiendas. De regreso a casa, atravesaron el parque, que a esas horas estaba casi vacío. Yugi se detuvo de repente y se quedó callado unos instantes.
- Olvidé comprar algo- dijo de sorpresa y soltó repentinamente la mano de su yami- Ahora vuelvo, quédate aquí- el menor le entregó la bolsa que llevaba y echó a correr, evitando así que el faraón intentara alcanzarlo
- ¿Y ahora qué le sucede?- se dijo a sí mismo mientras se sentaba en una banca muy cerca de él, colocando la bolsa al lado suyo. Esperó por mucho tiempo, y Yugi no regresaba. Empezaba a temer que le hubiese pasado algo- mejor lo voy a buscar- dijo en voz alta para sí y se levantó de la banca- pero, me dijo que esperara. Si me voy se molestará conmigo- puso su mano en su mentón, y luego se volvió a sentar- tal vez me abandonó aquí- dijo apático, dando un largo suspiro- supongo que me lo merezco...
****************
Algunas calles más adelante, el peque vio a Ryou y a su yami, y se reunió con ellos. Trató de recuperar el aliento, y después de unos minutos, por fin pudo hablarles
- Hice lo que me pediste Ryou- dijo Yugi, un poco agitado todavía- ¿Crees que tu plan de verdad funcione?
- Esperemos que sí, porque no se me ocurrió otra manera- el albino se rascó su cabellera, algo confundido- Ahora sólo falta que Bakura haga lo suyo
- Pero...- trató de objetar su yami
- Vamos Bakura, sé que puedes hacerlo- el mayor desvió su mirada- además, si no aclaras las cosas ahora, nunca podrás...- Bakura se quedó en silencio un rato antes de encaminarse hacia el parque. Yugi y Ryou sólo lo vieron alejarse
- ¿Ryou, de verdad podrán reconciliarse?
- No estoy seguro, mejor vamos a ver cómo resultan las cosas
*****************
En el parque, Atem seguía esperando impaciente al menor, quería aclarar las cosas con él tan pronto como fuera posible, y es que odiaba ver al pequeño guardarse aquellos sentimientos que lo lastimaban. El reloj de la ciudad resonó por todas partes, anunciando las 6 de la tarde; el faraón comenzaba a impacientarse, estaba a punto de ir a buscar a Yugi cuando escuchó unos pasos acercarse a él, enseguida volteó la mirada, pensando que era su luz, pero sólo se encontró con la silueta de Bakura.
No sabía qué hacer, su mente le decía que huyera del lugar, mas su cuerpo se negaba a hacerlo, era la misma sensación que lo acosaba cada vez que veía al peliblanco. Se levantó nuevamente de la banca, retrocediendo un poco por cada paso que daba el otro; pero aun así, no logró alejarse mucho, y pronto estuvo cara a cara con la persona que más odiaba... y que más amaba...
- ¿Qué haces aquí?- preguntó autoritario el tricolor, tratando de aparentar tranquilidad
- Tú y yo tenemos un asunto que resolver- respondió firme, sin quitarle la vista de encima a Atem
- Te equivocas, no hay nada que tengamos que discutir
****************
Yugi y Ryou llegaron al parque, mirando a lo lejos lo que sucedía.
- No deberíamos engañar al faraón así- profirió triste Yugi
- Tranquilo, todo resultará bien- intentó animarlo el peliblanco y miraron a sus yamis, esperando que las palabras de Ryou fueran verdad
****************
- Dejamos un asunto pendiente, hace 5 mil años- Atem estaba asustado por las palabras de Bakura, por lo que ya no pudo seguir fingiendo que estaba bien
- ¡¡Deja de atormentarme!!- le gritó desesperado, llevando sus manos a su cabeza y dejando que algunas lágrimas recorrieran su rostro- ¡¡¿Por qué sigues arruinando mi vida?!!
- ¡¡Cállate y escucha!!- lo tomó firmemente de las muñecas, obligándolo a verlo a los ojos. Bakura respiró profundo- [Tranquilízate Bakura... Ryou se esforzó mucho para darte esta oportunidad, no lo arruines ahora] Atem, hay algo importante que quiero que escuches...- el albino comenzó a narrarle la parte de su pasado que el faraón no conocía, sin omitir ningún detalle
- ¡¡Estás mintiendo!!- dijo furioso Atem cuando Bakura terminó de hablar- ¡¡Mi padre nunca me hubiera hecho algo así!! ¡¡Mientes!!
- ¿Qué gano con mentirte ahora?- el tricolor no paraba de llorar, la historia del ladrón encajaba a la perfección, pero se negaba a dejarse a engañar de nuevo por él
- ¡¡Lo único que quieres es herirme!!- el tricolor quedó de rodillas frente al peliblanco- Yo sólo... quería ser feliz...- decía entre sollozos- ¡¡Pero tú siempre te interpones!!
- Bien, piensa lo que quieras. Estoy harto de tu estupidez... con esta conversación me di cuenta de que tú eres el único que estaba mintiendo al decir que me amabas... yo nunca te mentí en eso...- Atem quedó sorprendido por lo que escuchaba, estaba más confundido que nunca- Ya dije lo que tenía que decir, así que me voy, no tiene caso tratar de razonar contigo- Bakura se dio media vuelta y se marchó, dejando al tricolor en el suelo- [Lo lamento Ryou, hice todo lo que pude...]- apresuró más sus pasos, tratando de alejarse de aquel dolor que le oprimía el pecho, mientras unas lágrimas brotaban de sus orbes...
***************
Ryou y Yugi habían visto todo lo sucedido, y aunque no lograron escuchar su conversación debido a la distancia, ambos sabían que algo no había resultado bien. Al ver aquella escena, Yugi quiso correr a consolar a su yami, mas Ryou lo detuvo.
- ¿Qué haces?- reclamó Yugi
- Espera.- le hizo una seña para voltease a ver al faraón; éste se levantó del suelo y corrió en la misma dirección que Bakura
- Atem no sabe andar solo por la ciudad, podría pasarle algo
- No te preocupes. No sé cómo, pero tengo la sensación que llegará al lugar en donde quiere estar...
****************
Bakura llegó a la casa de Ryou e inmediatamente cerró la puerta. Estaba devastado, no importaba cuánto amara a Atem, no había sido capaz de deshacerse de su orgullo... era su forma de ser después de todo
- [Orgulloso y estúpido hasta el final]- pensó. Las lágrimas aún transitaban su rostro, cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta- [Debe ser Ryou... seguramente me golpeará cuando le diga que no pude hacer nada]- abrió la puerta con desgane; no supo cómo, pero cuando se dio cuenta estaba en el suelo, con el tricolor encima de él, abrazándolo con fuerza- A... Atem...
- ¿Sabes algo?- dijo de repente el tricolor, sin despegarse de él- A pesar de todo este tiempo, no he cambiado en nada, sigo siendo un egoísta- se enderezó un poco, mirando al albino- A pesar de que no creo nada de lo que me dijiste, estoy aquí, con la persona que arruinó mi vida... y que al mismo tiempo es mi razón de vivir...
- Eres un tonto- Bakura lo tomó de la barbilla y lo acercó poco a poco, hasta que sus labios se unieron un beso... uno que tenía esperando más de 5 mil años...
***************
- No...- replicaba el faraón sonrojado, tendido de espaldas sobre el suelo y sin nada que le cubriese
- Aunque finjas que no te gusta, no me voy a detener- le respondió Bakura mirándolo traviesamente mientras que con una mano acariciaba la entrepierna del tricolor y con la otra deshaciéndose de las últimas prendas que aún traía puestas.
Fue sólo cuestión de tiempo para que el miembro del faraón despertara, y al ver la reacción, el albino quiso llegar más lejos. Comenzó a recorrer la erección de arriba hacia abajo, deteniéndose de vez en cuando a palpar los genitales del tricolor, quien no hacía más que gemir y suplicar que cesara. Bakura podía ver en los ojos de su amante que éste en realidad estaba disfrutando mucho el momento, aunque sus palabras dijeran lo contrario; así que se agachó hasta el palpitante miembro de Atem y lamió delicadamente la punta, sus manos subieron hasta los pezones del faraón y los apretó con fuerza, provocando gemidos más estridentes por parte del otro.
Introdujo toda la hombría de Atem en su boca, metiéndola y sacándola rápidamente, humedeciéndola completamente. El tricolor apretaba sus puños, tratando de controlarse sin mucho éxito, sus gemidos seguían aumentando al igual que su sonrojo.
- Ba... Bakura... detente... voy a...- llevó su brazo hasta su boca, mordiéndolo, tratando de ahogar sus gritos de placer en su garganta. El peliblanco liberó su miembro y subió a lamer los pezones del faraón, quien sólo lo abrazó fuertemente. El albino mordió con delicadeza sus pezones al mismo tiempo que atrapaba el miembro del tricolor entre sus manos y lo masturbaba nuevamente, rozando de vez en cuando su propia erección en la entrada de Atem; al poco rato, el tricolor se liberó entre ambos, soltando un sonoro gemido- Es mi turno...- susurró provocativamente al oído del ladrón y lo empujó para que éste se sentara en el suelo.
Repartió besos por todo su pecho hasta que llegó a la virilidad de Bakura, la tomó entre sus manos y la recorrió toda completamente antes de introducirla en su boca, moviéndola despacio en su cavidad. No tardó mucho para que el albino jadeara de placer, recorriendo lentamente los cabellos del faraón, e inconcientemente, comenzó a mover sus caderas al sentir que pronto se liberaría. Después de un rato, el albino liberó su orgasmo dentro de la boca del tricolor, quien tragó un poco del líquido y lo demás se escurrió entre sus labios.
- Lo siento- articuló Bakura aun agitado, levantó al tricolor por el mentón, y con su lengua retiró los restos de semen que había en su rostro, para después besar apasionadamente al faraón.
- Recuéstate- le pidió Atem una vez que su ardiente beso llegó a su fin, y por primera vez, el peliblanco acató la orden, sabiendo cuáles eran las intenciones del otro
Atem se levantó del piso y se colocó por encima de Bakura, tomó la hombría de éste nuevamente y empezó a introducirla despacio en su interior, quejándose al principio. Al sentarse por completo en las caderas del ladrón, el tricolor esperó un poco, tratando de acostumbrarse.
- ¿Estás bien?- el faraón sólo asintió; se apoyó en el pecho del albino y comenzó a moverse despacio, haciendo que el miembro de Bakura entrara y saliera. Los gemidos de ambos se hicieron presentes, y conforme aumentaba el placer, aumentaba la velocidad.
Ambos se abrazaron entre sí, jadeando y gimiendo el nombre del otro; el albino usó una mano para volver a masturbar a Atem, mientras que el sonrojo de éste se hacía más notorio. El sudor comenzó a perlar sus cuerpos; el faraón besó desesperadamente a Bakura, aferrándose más a él, incluso haciéndole algunos rasguños en su espalda. El tricolor se derramó en las manos de su amante, mas no paró el vaivén, quería sentir la esencia del otro recorrerlo internamente. Siguió moviendo sus caderas hasta que el ladrón por fin dejó su semilla dentro del otro; se dejó caer en el suelo, aun agitado; Atem hizo lo mismo, recostándose sobre el cuerpo del albino...
****************
A la mañana siguiente Bakura despertó en el sofá, recordó levemente el cómo había llegado ahí y después miró a su lado, encontrando a su amado faraón durmiendo tranquilo. Miró más detenidamente y notó una sábana que cubría sus cuerpos que no sabía de dónde había salido, y la ropa de ambos se encontraba doblada en el respaldo del sofá.
- Es muy extraño verte despierto a estas horas- escuchó una voz a sus espaldas, y al mirar, se dio cuenta de que Ryou estaba ahí, mirándolo entre alegre y herido a la vez- Que bueno que todo haya salido bien para los dos
- Fue por tu ayuda, de verdad te lo agradezco Ryou- el mencionado sólo desvió su mirada
- El desayuno estará listo en un rato, será mejor que se duchen- dijo dándole la espalda y metiéndose a la cocina
Bakura suspiró profundo, al fin su sufrimiento había acabado y tenía junto a él a la persona que tanto amaba; se encontraba feliz. Miró nuevamente al tricolor, su rostro era tan sereno en esos momentos que odiaba despertarlo, y después de embelesarse con él unos minutos, lo movió lentamente.
- Atem...- le llamó despacio, meciéndolo un poco- Atem, despierta- siguió moviéndolo un rato más hasta que éste por fin reaccionó, abrió poco o poco sus bellos ojos carmesí y, con la mirada entrecerrada, observó al peliblanco- Lo sabía, eres adorable cuando despiertas- el faraón se sonrojó ante el comentario y después se enderezó sobre el sofá, cubriéndose un poco con la sábana.
- ¿Y esto?- preguntó al darse cuenta de la sábana, que no recordaba haberla traído o haberla visto
- No importa- Bakura se puso de pie- Ven, vamos a bañarnos juntos- el tricolor asintió con cierta timidez y lo siguió hasta el baño, llevándose las ropas de ambos.
Mientras se duchaban, no pudieron evitar el deseo de sentir los labios del otro sobre los suyos, y pronto la ducha terminó siendo testigo de un momento más de placer entre ellos. Al terminar de bañarse, se vistieron y salieron a la cocina. Al pasar junto a las escaleras, Atem pudo escuchar un débil llanto proveniente de arriba.
- Ahora vuelvo- le dijo al tricolor antes de subir, Bakura sólo lo miró indiferente y después fue a meterse en la cocina.
Ya estando arriba, buscó el origen del llanto, que por alguna razón se le hacía familiar; abrió una de las alcobas, encontrando que el llanto provenía de su luz, quien estaba parado junto a una ventana, mirando hacia afuera. Atem sintió que su corazón se partía porque sabía que él era el causante del dolor de Yugi; se acercó a él despacio, hasta que el menor notó su presencia; el menor se limpió sus lágrimas con el brazo y volvió a dirigir su mirada a la ventana.
- Yugi...- la habló, acercándose un poco más
- ¿Tú y Bakura ya están bien?- inquirió, aun con algunas lágrimas en la comisura de sus orbes. El tricolor se sentía tan culpable- Que bien
- Yugi... lo lamento, nunca fue mi intención herirte
- No te preocupes, estoy bien. Sólo tengo que convencerme de que...- Yugi volvió a llorar, por más que quisiera, no podía seguir aparentando que estaba bien. Su yami lo abrazó y él le correspondió, tratando de acercarlo lo más posible, no quería dejarlo ir
- Todo ha sido culpa mía, discúlpame. No quería hacerte daño, eres alguien muy especial para mí- Yugi seguía llorando mientras hundía su rostro en el pecho de Atem- Lo que sucedió entre nosotros no fue mentira. Si te sirve de algo... Yugi, todo lo que dije es verdad... de verdad te amo...
- Pero lo que sientes por Bakura es más intenso que lo que sientes por mí ¿Verdad?
- Lo lamento- se disculpó nuevamente, abrazándolo con más fuerza- Si te hubiera conocido antes que a Bakura, hubiera quedado enamorado perdidamente de ti...- siguieron abrazados por un buen rato hasta que el llanto de Yugi se calmó
- Yami, antes de que regreses con Bakura...- el rostro de Yugi se ruborizó- ¿Crees que...?
- Claro- respondió adivinando lo que su luz deseaba, y lo besó. Aquel beso era tan apasionado como cuando besaba a Bakura, tal vez más... Yugi rogaba a los dioses que el tiempo se detuviera, sabía que en el momento en que sus labios se separasen jamás podría volver a sentirlos. Algunas lágrimas recorrieron su rostro. Hubiera dado cualquier cosa por quedarse así aunque fuera un segundo, pero el aire le estaba faltando; esa maldita necesidad de respirar lo obligó a deshacer el beso. Se maldecía internamente por no haber aguantado por lo menos unos segundos más...
Atem retiró las lágrimas de los ojos de su luz con sus manos, sonriéndole, logrando así que la hermosa sonrisa de Yugi se mostrara también, esa sonrisa que tanto le gustaba.
******************
En el desayuno, Bakura no podía evitar mirar fijamente al faraón, quien enseguida se ponía de todos colores, provocando algunas risas en Yugi y Ryou. El teléfono sonó, y el menor de los albinos se levantó de la mesa para atender la llamada. Pasados unos minutos, Ryou regresó
- Era Ishizu- comentó para todos, logrando captar su atención- Dice que ya es hora de que Atem y Bakura... regresen a donde pertenecen
- ¿Qué?- dijeron todos al unísono
- Ishizu dijo que el collar le ha indicado que el asunto que tenían que hacer el faraón y Bakura en esta época ya se ha cumplido y que deben seguir con su destino...- los yamis se miraron entre sí y asintieron
- Entonces... ¿Se van?- profirió en tono triste Yugi
- Me temo que sí. Después de todo, ya hemos terminado con lo que teníamos que hacer aquí- Atem volvió a mirar al ladrón- Es hora de irnos...
**************
Los cuatro se dirigieron al lugar que Ishizu les había indicado, ambos yamis caminaban enfrente, mientras que los menores les seguían.
- Oye Yugi- le llamó Ryou, el mencionado lo miró- ¿No te duele que Atem ahora esté con Bakura? Después de lo que me dijiste el otro día que había sucedido entre ustedes, pensé que estarías más triste- añadió, haciéndole notar al peque que estaba muy tranquilo
- Claro que es doloroso, yo amo a Atem... pero... creo que mientras él esté feliz yo debo alegrarme también- Ryou se detuvo y observó desconcertado a Yugi mientras éste seguía caminando
- Por lo menos tú le dijiste lo que sentías- murmuró para sí y después se apresuró a alcanzar a los otros
***************
Cuando llegaron a la tumba del faraón, Ishizu los recibió y los guió hasta donde estaba la lápida de piedra, la misma que servía como portal entre el mundo actual y el antiguo Egipto. Ryou y Yugi trataban por todos los medios de que Ishizu retrasara la partida de sus yamis, pero les fue imposible.
- Aquí está- dijo la ojiazul estando frente a la piedra- Saben lo que se debe hacer, ¿No?- los yamis asintieron- Entonces, los dejaré a solas. Yugi, Ryou, los espero afuera- la morena subió por las escaleras y se marchó. Atem se aproximó a Yugi y le colocó el rompecabezas al cuello
- ¿No vas a llevártelo?- preguntó extrañado Yugi mirando el artículo
- Este rompecabezas te pertenece ahora. El rompecabezas fue mió hace 5 milenios, seguramente lo encontraré cuando esté allá... y tal vez así podamos vernos de nuevo- soltó un suspiro mientras acariciaba su rostro- Prométeme que ya no estarás triste
- Lo prometo- Yugi volvió a abrazar al faraón, éste colocó un pequeño beso en su frente y correspondió el abrazo. Ryou los miraba con recelo, y después miró a Bakura
- Lo siento- profirió Bakura, dejando al menor confundido- Lamento no poder cuidar de ti como te dije- ciñó el anillo del milenio a su cuello y sostuvo a su luz de los hombros
- No te preocupes, ya me las arreglaré- dijo como si nada sosteniendo el anillo entre sus manos. Inesperadamente, Bakura lo abrazó, dejándolo perplejo y con las mejillas encendidas
- No creas que no me di cuenta- le habló al oído- No soy tan despistado como Atem, sé lo que sientes por mí...- Ryou se sonrojó aun más. Bakura le dijo algo al oído y luego besó su mejilla antes de apartarse de él
- ¡¡Idiota!!- gritó avergonzado el menor, llamando la atención de los tricolores. Bakura se limitó a sonreírle. Yugi y Atem se miraron confundidos.
Atem le agradeció su ayuda a Ryou y Bakura sólo acarició la cabeza de Yugi; después de eso, los dos se tomaron de la mano y se encaminaron hacia la lápida, que se abrió inmediatamente. Al acercarse más, la apariencia de los dos cambió a como eran hace cinco mil años; Yugi y Ryou sólo miraron cómo ambos desaparecían entre aquel umbral hasta que fueron bañados por la luz que emitía, desapareciendo entre la misma... poco después, la piedra se cerró.
- Eso... fue rápido... y extraño...- comentó Ryou
- Tienes razón- respondió el peque aun mirando a la lápida- Oye Ryou, ¿Qué fue lo que te dijo Bakura?
- Ehh...- por su mente pasaron aquellas palabras que su yami le había susurrado al oído "Eres realmente adorable, seguro Yugi termina enamorándose de ti"- na... nada importante- trató de aparentar calma, aunque el rojo de sus mejillas lo delata
- Si tú lo dices- miraron un rato la lápida antes de marcharse- Ryou, ¿Y crees que esos dos estén bien?
- Seguramente sí
- Espero volver a verlos- comentó tomando el rompecabezas entre sus manos
- Yo también
- Oye Ryou, ¿Vamos por un helado?
- ...Claro...
Continued....
_____________________
El próximo es el capítulo final, ahhh!!! pero esta historia tiene dos partes, si les gustaría leer más, no se olviden de darle amor a esta historia <3
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top