Ch XII. Another Side of the Coin, Part 2

holo de nuevo!!! espero que disfruten el capítulo <3

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Ch XII. Another Side of the Coin, Part 2

- Bakura...- le llamó en voz suave el tricolor- Bakura, despierta. Ya casi amanece- el mencionado abrió sus ojos perezosamente y se irguió sobre la cama mientras bostezaba un poco para despejar el sueño

- Me gustaría despertarme antes que tú al menos una vez, te debes ver hermoso cuando despiertas- Atem le sonrió con algo de sonrojo en sus mejillas, se levantó de la cama y se dirigió al balcón. Bakura también se levantó y se vistió para ir donde su amado, abrazándolo por la espalda.

- Bakura, ¿Puedo preguntarte algo?- la pregunta le sorprendió justo cuando jugueteaba en su cuello. Siempre tenía la precaución de no dejarle marcas por más que deseara hacerlo

- Claro, lo que quieras- recargó su mentón sobre el hombro del tricolor para poner toda su atención en él

- ¿por qué eres... por qué comenzaste a venir al palacio?

- Provengo de una aldea llamada Kullelnna. En ella sólo habitan ladrones; así que se puede decir que robo por "seguir la tradición"- sabía que tarde o temprano tendría que responder esa pregunta, y aunque hubiese preferido mentir, no lo hizo, a Atem podía confiarle lo que sea- Aunque, si te soy sincero, las riquezas del palacio no son mi objetivo

- ¿Cuál es entonces?

- Venganza- su voz se volvió más oscura, como si los recuerdos despertaran en su interior a una persona completamente distinta- Hace 14 años, tu padre mandó a destruir nuestra aldea por considerarla peligrosa. Acabó con toda mi familia y amigos en una sola noche... me quitó todo lo que tenía. Si he elegido este palacio es para buscar el momento oportuno y asesinar a tu padre con mis propias manos- al sentirle apartarse de su lado sintió un pinchazo en el pecho, pero duró poco pues el menor se aferró a él con un abrazo

- Bakura, por favor... no mates a mi padre. Él no es una mala persona. Sé que lo que te hizo fue horrible, pero sólo quería lo mejor para su reino. Esa fue su forma de encontrar justicia

- aunque tú me lo pidas no puedo hacerlo. La sangre mis antepasados clama por la cabeza del faraón

- ¡Por favor Bakura! ¡Ahora me tienes a mí, ¿no es eso suficiente?!

-... bien. Desistiré de mi venganza con una condición- Bakura dudó por unos momentos, pero al final se decidió a decir lo que quería desde el día que conoció a Atem- Quiero que huyas conmigo- ver ese rostro sonrojado no hizo más que aumentar su deseo- Huyamos juntos Atem, prometo hacerte muy feliz. Huye conmigo

- Bakura... yo... Lo haré

- Vendré por ti mañana por la noche- dejó de abrazarle sólo para tomar sus manos entre las suyas, depositando un beso en el torso de las mismas

- ¿Mañana?

- Ya casi amanece, nos descubrirían. Además, no es igual que yo entre y salga del palacio a que lo haga contigo, debo encontrar una forma para que nos marchemos los dos sin correr riesgo alguno. Y supongo que querrás ver a tu padre por última vez

- Está bien, pero prométeme que volverás mañana

- Es una promesa, volveré por ti- besó sus labios una última vez antes de desaparecer entre la oscuridad.

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La noche siguiente; Bakura llegó al palacio antes de lo normal para planear su huida. Después de recorrer por largo rato los corredores del palacio, memorizar la rutina de los guardias e identificar a los rivales que debía evitar, trazó una ruta infalible para que él y su amado lograran escapar exitosamente sin ser siquiera detectados. Se dirigió al cuarto del tricolor, fantaseando cómo sería su vida junto a Atem, seguro sería como un sueño. Estaba tan concentrado en eso que no se dio cuenta de que se adentraba al territorio enemigo... una flecha pasó enfrente de él, trayéndolo a la realidad.

En seguida se dio cuenta que los guardias lo rodeaban. Las flechas volaron hacia él, pero logró esquivar todas y cada una de ellas. Tras derribar a algunos guardias con patadas, usó sus cuerpos inconscientes en el suelo para impulsarse hacia arriba y ponerse fuera del alcance de los otros guardias temporalmente. Escaló a toda prisa por una de las paredes, intentando llegar a la habitación del príncipe; mas no lo logró. El ladrón sintió un fuerte dolor en su cuello, y al llevarse la mano a ésa zona, encontró una especie de dardo clavado en él. Se apresuró a quitárselo para seguir huyendo pero ya era tarde, su cuerpo se entumeció y cayó al suelo. Pronto los guardias le dieron alcance mientras él perdía fuerzas y su vista se volvía borrosa.

- Y pensar que una escoria como esta nos causó tantos problemas- comentó un guardia con voz sarcástica, tomándose el atrevimiento de soltarle una patada en el estómago

- ¿Qué hacemos? ¿Lo matamos?- preguntó otro

- No. Su majestad quiere darle un castigo más apropiado- respondió otro. Bakura ya no pudo escuchar más, sus párpados se pusieron tan pesados que no pudo mantenerlos abiertos y pronto perdió el conocimiento.

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Se despertó al oír un rechinido metálico que le erizó los vellos de la nuca. Le costó mucho trabajo ponerse de pie, ya que, además de llevar esposas en las muñecas, también estaba herido, ni siquiera recordaba haber recibido tantos golpes. Los guardias que entraron a lo que parecía una celda, le escoltaron ante la presencia del faraón. Todos lo insultaban y acribillaban pero eso no le importó, seguía mirando con rabia a aquel despreciable hombre. Bakura fue obligado a inclinarse ante el faraón, pero su odio no desaparecía... hasta que se dio cuenta que Atem estaba ahí; esa mirada de temor en sus ojos hizo que todo el rencor acumulado se disipara.

El ladrón se quedó callado e inmóvil en el suelo, escuchando atentamente lo que se decía en ese juicio, y a pesar de los intentos del faraón para ayudarle, fue sentenciado a muerte a la mañana siguiente. Lo llevaron de regreso a su celda sin siquiera darle oportunidad alguna de defenderse. No deseaba morir, no cuando su amado lo estaba esperando

- Dime pervertido, ¿Qué se siente follarse al príncipe? El príncipe Atem es... tan encantador- tras analizar atentamente a par de guardias que le custodiaban y escuchar la pregunta de uno de ellos, Bakura supo cómo lidiar con ellos. Y a pesar que la rabia subía por la boca de su estómago, se contuvo

- Repugnante...- su voz sonaba convincente a pesar de que él mismo detestaba lo que decía- Sólo es un mocoso que no hace otra cosa que llorar, pero era hijo del faraón, no tuve otra opción. A decir verdad, prefiero hombres más con más experiencia- lo miró provocadoramente, logrando que el guardia tragara duro. Tras soportar un rato la asquerosa mirada de lujuria de ese tipo, finalmente se decidió a intentar abrir la celda

-¿Qué haces idiota?- le reprimió otro guardia que estaba a su lado

- Sólo quiero divertirme un rato- el sujeto estaba tan desesperado que no encontraba la llave adecuada

- tks. Bien, pero hazlo rápido- el otro guardia sólo les dio la espalda para no tener que presenciar lo que su compañero planeaba

- [¿Y yo soy el pervertido?]- pensó Bakura con sorna. No se creía que hubiera engañado al guardia tan fácilmente. Justo cuando el albino estaba por golpearlo, el guardia cayó al suelo y pronto escuchó cómo caían los demás- ¿Pero qué...?- sintió una enorme energía acercándose y pronto una intensa luz que le obligó a cerrar los ojos momentáneamente. Al abrirlos se sorprendió de ver al tricolor al frente suyo, pero lo que más le impactó fue el símbolo de Horus en su frente y su mirada perdida- Él... fue bendecido con los poderes de Ra- profirió aún atónito- Los dioses lo protegen...- el brillo en las orbes del joven príncipe regresaron a la normalidad y éste miró confundido hacia todos lados

-¿Cómo fue que llegué aquí?- susurró más para sí, Atem, pero el ladrón alcanzó a escucharle. Al ver a su amado, el tricolor sonrió y corrió a abrazarlo pese a los barrotes que los separaban- ¡Bakura, eres increíble! ¡Venciste a todos los guardias tú solo!

- [Mejor no le digo nada]- pensó- Claro, ¿qué esperabas del mejor ladrón de todo Egipto?

- ¿Y por qué "el mejor ladrón de todo Egipto" fue capturado tan fácilmente?

- Estaba distraído, no tuve tiempo de reaccionar. Pensaba en cómo sacarte de aquí y...

- Ya veo. Después de todo sí fue mi culpa

- No es tu culpa- levantó sus brazos para poder abrazarlo y luego lo besó delicadamente- gracias por venir a ayudarme

- Pero no hice nada

- Hiciste más de lo que imaginas- le alentó antes de soltarle- Alguno de ellos debe tener las llaves- el tricolor supo enseguida qué hacer. El tricolor le sonrió antes de rebuscar entre los cuerpos de los guardias hasta encontrar las llaves y entregárselas a Bakura. Apenas el ladrón se vio libre, sus brazos rodearon a su amado mientras le besaba.

- Será mejor que nos vayamos- fue la sugerencia del tricolor apenas rompieron el beso

- Lo lamento, no puedo llevarte conmigo esta noche- se arrepintió tanto de haber dicho eso, sintió cómo empezaba a agobiarlo una horrible sensación

- Pero...

- Los guardias despertarán en cualquier momento y si nos descubrieran te metería en problemas. No me perdonaría si algo malo te pasara mientras estás conmigo. Mañana por la noche regresaré por ti, te lo prometo

- ... Está bien...

- Regresa a tu alcoba, yo escaparé por mi cuenta a partir de aquí- salieron de los calabozos y antes de separarse se besaron una última vez, de forma más íntima. Las manos del albino recorrieron el cuerpo del menor, quien jadeó un poco ante las caricias... pero ninguno de los dos se percató que alguien los miraba desde las sombras.

- Ba... kura, no es momento para esto, tienes que irte ya- el peliblanco asintió y se marchó.

Bakura seguía avanzando, pero esa horrible sensación en su pecho no lo dejaba tranquilo, era algo que nunca había experimentado. Sus pasos fueron haciéndose más lentos hasta que se detuvo completamente y se quedó parado en silencio un rato mirando a la nada.

- Soy un idiota, no puedo marcharme sin él- se animó a sí mismo, dio media vuelta y dio media vuelta hacia los aposentos del joven príncipe. Justo al girar en uno de los corredores escuchó unas voces aproximándose a su dirección, por lo que tuvo que esconderse. Haciendo alarde de su buen físico, Bakura escaló por una columna y se sujetó en una de las esquinas del techo del corredor.

- ¡Eso es ridículo Seth!- exclamó alguien con furia mal contenida. Era una voz que conocía perfectamente, se trataba del faraón. Después de un rato tanto el gobernante de Egipto como Seth aparecieron, quedándose de pie justo debajo de él

- Es cierto padre- respondió el sacerdote. Bakura no creía lo que acababa de oír, ¿Seth, hijo del faraón?- Lo vi. Vi al príncipe Atem ayudando a escapar a Bakura, y lo que es más, los vi besándose- el peliblanco por primera vez en su vida se sintió asustado; habían sido descubiertos por ese maldito. Si tan sólo no hubiese sido tan descuidado

- ¡Eso es imposible! ¡Me niego a creer que algo así haya sucedido justo en frente de mis ojos!

- Es más evidente de lo que piensas padre. El príncipe trató de protegerlo en el juicio y acaba de ayudarle a escapar- en ese momento, un guardia apareció ante ellos

- Su alteza, malas noticias. Bakura ha escapado- anunció el recién llegado con el temor en los ojos pues sabía que llevar esa noticia ante su faraón le podía costar su cabeza

- ¿Dónde está mi hijo? ¿Dónde está Atem?

- En su habitación mi señor

- ¿No ha salido de su habitación?

- No estoy muy seguro. Todos los guardias estábamos vigilando a Bakura

- Que tres de ustedes custodien a mi hijo y los demás encárguense de la captura de ese ladrón

- ¡Sí mi faraón!- el subordinado se marchó a toda prisa, llevando las nuevas indicaciones a sus compañeros y agradeciendo haber escapado ileso de la furia del faraón.

- ¿Ahora me crees?- preguntó retórico Seth

- No puedo dejar que un bastardo como Atem sea mi sucesor, y menos ahora que se ha atrevido a darle la espalda a Egipto relacionándose con esa basura. Seth, quiero que mates a Atem- la resolución en sus palabras eran suficientes para hacer temblar a cualquiera- Esta misma noche...

Continued...


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nos vemos pronto!!


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