𝟎𝟎𝟐

Sus primos de la casa de Apolo sanaban a aquellos que estaban heridos por el entrenamiento y conociendo a la rubia que tanto quería ver supo que estaría ahí.

—Taylor —saludó el chico al llegar.

—Conrad —respondió la rubia sonriente sin dejar de vendar el brazo del pequeño niño frente a ella —. Todo listo, campeón.

—¿Todo bien, Stevie? —preguntó revolviendo el cabello castaño del niño.

—Sí, Conrad —respondió abrazando la cadera del joven antes de irse.

La rubia se puso de pie y se aceró al dios.

—¿Estás herido? —preguntó comenzando a buscar heridas. No era algo nuevo que el dios se lastimara al entrar con los otros mestizos.

—No —respondió tomando su mano para que dejara de buscar.

Los dedos del dios se dirigieron hasta el rebelde mechón rubio que caía sobre la frente de la chica y lo colocó tras la oreja de esta sin poder evitar dejar suaves caricias. Sus miradas conectaban sin poder separarlas.

—Oh, veo que interrumpo —habló Luke haciendo que ambos se separaran sonrojados.

—No, profesor —exclamó Taylor sonrojada.

—¿Qué sucede, tío? —preguntó el dios.

—Tus tías te buscan.

—Nos vemos luego —dijo el castaño dejando un beso en la mejilla de la rubia para luego huir donde sus tías con su tío riendo tras él.

Taylor Gold

El campamento estaba siendo atacado y mi mirada no podía dejar de buscar a Connie y Stevie.

—¡Stevie! —grité al ver al niño ser arrojado por una de las bestias.

Corrí lo más rápido que pude para revisar que estuviera bien.

—¡No! —escuché a Conrad gritar.

El castaño se encontraba frente a nosotros, protegiéndonos de un monstruo.  Abracé fuertemente a Stevie cuando la diosa Lynette y su esposo se hicieron cargo de la situación.

—Gracias —dije a Conrad cuando me ayudó a ponerme de pie junto al niño.

—¿Todo bien? —cuestionó acariciando nuestros cabellos.

Asentimos.

—Ve —exclamé Taylor al ver al chico mirar a sus padres, ser rodeados por los mestizos felices de verlos.

Tomé al pequeño de la mano y nos encaminé a la enfermería, sin duda alguna habría muchos heridos.

—Asegúrate de limpiar bien eso —le indiqué a uno de mis hermanos mientras suturaba la herida de un campista —. Lamento que duela, trato de hacerlo lo más delicado posible.

—No te disculpes, Tay.

Sonreí tratando de transmitirle seguridad y continué con mi labor. Al finalizar muchos campistas estaban heridos en cama, tardarían más en sanarse.

Conrad Jackson Roberts

Al ingresar a la enfermería ya todos se habían marcado a excepción de algunos que estaban en cama y por su puesto mi querida rubia que no dejaría a ningún enfermo solo. Steve estaría a su lado siempre, él amaba a Tay tanto como yo lo hacía.

La rubia tocaba su guitarra de manera increíble y dejaba que su melodiosa voz acurrucara a los campistas, escucharla era como oír a una sirena y quedar hipnotizado. Si había algo que Taylor amara tanto como la medicina, era la música, su rostro se iluminaba y su bella sonrisa me hacía sonreír sintiéndome deslumbrado.

—Eso fue hermoso —dije cuando terminó.

Taylor se giró en mi dirección con las mejillas sonrojadas.

—Connie —exclamó dejando su guitarra —¿Desde cuándo estás ahí?

—Lo suficiente para ser bendecido con tu bella voz.

La rubia me sonrió y se acercó a un campista.

—¿Podemos ir a entrenar? —le pidió Stevie a la rubia.

—Quisiera, pero no puedo dejarlos solos —respondió.

—Ve, yo los cuidaré —dijo uno de sus hermanos ingresando.

—Gracias, Zayn.

¡Hola, corazones! En este cap pasan algunos sucesos del final de Everlasting. Espero les haya gustado, nos leemos luego.

Con amo,

Ivy.



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