𝟎𝟎𝟏
Taylor Gold
Los enfermos eran mi asignación, me gustaba atenderlos y esperaba convertirme en doctora algún día; Es por eso que ahora me encontraba curando a aquellos que se lastimaban en entrenamientos o cruzadas.
—Está listo, no te muevas o te lastimarás más —indiqué a un hijo de Ares.
—Gracias, Tay.
—No hay de que, Ryan —respondí —. Si sientes alguna molestia, no dudes en buscarme, no importa la hora.
—Eres un ángel —escuché una voz tras de mí.
El campista me dio una ultima sonrisa y se marchó.
—¿Herido otra vez, Conrad? —pregunté al dios en la puerta.
—Sí —dijo avergonzado.
Un corte en su rostro emanaba icor de gran manera.
—Siéntate —pedí acercándome a él —. Debes de dejar de entrenar de manera descuidada.
Pasé mi dedo por la herida que estaba sanando luego de que el dios tomara ambrosía. Me permití ver los ojos azules del chico, era hermoso, verdaderamente era un dios, y no uno cualquiera, sino que era hijo de Lynette la reina de los dioses y Percy, el dios de la lealtad y valentía. Connie era la combinación de ambos, sin duda alguna él era perfecto.
—Gracias, solecito —exclamó sin dejar de mirarme mientras tomaba mi mano y la mantenía en su rostro.
Cosas como esta me hacían flaquear, él me gustaba sin duda alguna, pero un dios no se fijaría en una simple mestiza hija de Apolo, menos Conrad que era la perfección encarnada.
—No hay de que, Connie —respondí separándome con dificultad.
—¡Tay! —exclamó el pequeño Stevie entrando a la enfermería.
Sin dudarlo me abrazó fuertemente, este pequeño era mi protegido, lo amaba.
—Pequeño —saludó el castaño revolviendo el pelo del menor haciéndolo reír.
—Hermano —dijo Steve dejándose alzar por el dios —, sabía que estarías aquí, siempre dejas que te hieran para venir donde Tay.
Conrad colocó una mano en la boca del niño.
—Qué locuras dices —comentó el chico riendo.
—¿Podemos ir a jugar con los peces? —pidió el pequeño castaño a su hermano colocando ojos de cachorro para convencerlo, aunque no era necesario, todos sabina que Conrad amaba a sus hermanos y más a Steve, ambos haríamos cualquier cosa por ese niño.
—Por supuesto, campeón —aceptó tomándolo en sus brazos, haciéndolo girar.
La risa del niño de ojos cafés inundó loa enfermería.
—¿Vienes con nosotros? —preguntó el dios.
Antes de poder responder un paciente ingreso.
—Creo que los veré después.
—Hasta luego, solecito —se despidió para luego dejar un corto beso en mi mejilla y marcharse con Stevie por detrás.
Conrad Jackson Roberts
Taylor era perfecta, ella era un ángel, cuidaba de todos y era querida por cada campista del lugar por su amabilidad. Me gustaba, pero no creo ser suficiente para ella, no sé si soy capaz de darle un amor tan bello como el de mis padres, crecí viendo a ambos dioses amarse con locura y escuchar las historias de todo lo que hicieron o harían por el otro me hacían pensar que no podría ser digno de estar con la rubia si no podía darle un romance como el de mis progenitores, porque eso era lo que ella se merecía.
—No debiste decir eso, pequeño conejo —le dije a mi hermano que no soltaba mi mano.
—Es la verdad —respondió riendo —. Además, necesitas ayudita para confesarte a Tay, porque ella te gusta mucho.
—No sabes nada al respecto de estos temas, solo tienes seis.
—En pocos meses cumpliré siete y seré muy mayor, así que sé de lo que hablo —refutó el castaño.
Reí.
Stevie era un pequeño, no reconocido por su padre divino, pero había sido reconocido como mi madre, al igual que cada campista sin reconocer. La duda sobre quién podría ser su madre o padre divino era enorme, puesto que él era adoptado, no sabíamos de quién provenía, pero podíamos descartar a Apolo y Eros porque estos reclamaban a cada uno de sus hijos para no pelearse con mi madre. Sin embargo, él era mi hermano, no importaba si no era hijo de mis padres, él lo era.
—Vamos a jugar —respondí llevándolo al lago donde usé mis poderes de agua otorgados por parte de mi padre y abuelo.
Los peces danzaban alrededor de ambos mientras nadábamos y era todo un espectáculo, pero la risa de Stevie era el mejor regalo.
¡Hola, corazones! Primer capítulo de Lover y ya podemos ver que Taylor no cree que Conrad pueda amarla y Connie quiere poder amar a su solecito de manera tan bella como lo hacen nuestros queridos Percy y Lynette. Stevie mi pequeño protegido y el de Taylor y Conrad, Stevie es muy pequeño, el más pequeño en el campamento y al ser adoptado desde que era un bebé, no sabe si es hijo de una diosa o un dios ¿Quién creen que sea su padre o madre? (Steve en la imagen del inicio) Espero les haya gustado el capítulo, nos leemos luego.
Con amor,
Ivy.
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