xvi. forbidden forest

xvi
( forbidden forest )

HABÍA PASADO ALREDEDOR de una semana desde que a Luke le habían dado una buena paliza aquellos chicos de tercer año y Skye visitaba a su primo por las noches. Susan, Neville y ella habían comenzado a escabullirse de sus dormitorios para deslizarse por los pasillos y terminar en la camilla de Luke, cubiertos con sus sábanas y hablando de cosas interesantes —y por eso, se refería a tratar de mantener a Luke informado sobre lo que sucedía en el día a día en Hogwarts. 

En aquellos momentos, Susan y Skye habían terminado sus clases por el bloque de la mañana, aún vestidas con la túnica de Hufflepuff puestas y con las mochilas colgadas al hombro, las dos niñas bajaban corriendo hacia la cabaña de Hagrid. Habían dejado a Calígula en su cuidado y cada tanto iban a visitarla para que no se sintiera sola. En realidad, lo que a ambas les preocupaba un poco era el hecho de que Hagrid tenía un gran perro jabalinero que soltaba muchas babas, sabían bien que los gatos y los perros no se llevaban bien y Calígula tan solo era una cachorrita. 

—¿Qué crees que se traigan entre manos los Potter y sus secuaces? —Susan, que había logrado alcanzar a Skye en su mini-carrera a la cabaña de Hagrid, le había preguntado, tratando de no sonar con la voz tan agitada. 

—¿Ah? —Skye despegó la vista del camino y miró a Susan. Tropezó con una piedra y casi se cae, la pelirroja la agarró de la túnica y tiró de ella—. Gracias. 

—No es problema —murmuró Susan en respuesta. Bajándole un poco a la velocidad, las dos niñas caminaron a la par, hacia la cabaña. 

Al acercarse, les sorprendió ver todas las cortinas cerradas. A Hagrid le gustaba tener sus ventanas abiertas, para asegurarse de recibir una buena fuente de luz natural, sobre todo ahora que Calígula estaba en proceso de recuperación, el guardabosques solía decir que la luz del sol le haría bien. Cuando tocaron la puerta, oyeron a Hagrid preguntar «¿quién es?» antes de dejarlas entrar. Susan y Skye se miraron confundidas. 

—Somos Susan y Skye —dijo la pelirroja—. Trajimos más juguetes para Cali. ¡Oh! Y su cobija limpia. 

Se oyó un ruido extraño dentro de la cabaña y unas voces de niños dentro. Poco después la puerta de la cabaña se abrió. Skye frunció el ceño notablemente cuando la que abrió la puerta fue nada más y nada menos que Holly Potter. La pelinegra a penas dejaba ver su rostro, pues mantenía la puerta medio abierta. Sacando la cabeza y examinando el lugar, se corrió lo suficiente como para dejar a Susan y a Skye pasar. 

Una corriente de calor golpeo a las dos niñas. Skye recogió su cabello en una coleta, mientras Susan trenzaba su cabello color fuego para tratar de mantener su cuello libre. Skye escaneó toda la cabaña. Harry, Ronald, Hermione, Holly y Hagrid se encontraban rodeando la mesa que tenía la cabaña, mientras un huevo estaba sobre la mesa. Tenía grietas en la cáscara. Algo se movía en el interior y un curioso ruido salía de allí. Por su parte, Calígula descansaba sobre su cobija, con sus brillantes ojos azules mirando cada movimiento que realizaban las personas ahí dentro. 

No tuvo que preguntar, la peliplateada soltó su mochila en el suelo y caminó hacia la mesa, agachándose un poco para poder mirar el huevo con atención. 

—¿Qué tipo de dragón es? —preguntó, desviando la vista hacia Hagrid. 

—Es un ridgeback noruego —Ronald Weasley respondió, mirando a Skye con curiosidad—. ¿Cómo sabías que era un huevo de dragón? 

—Luke está obsesionado con los dragones —respondió Susan por Skye, acercándose también—. Nos ha tenido todo el año cansados con los usos de las partes de dragones. Ya hasta sabemos cómo se ve un huevo de dragón. 

—Ojalá pudiera ver esto —añadió Skye. 

—¿Cómo está Luke? —la voz de Harry se hizo presente. 

De reojo, Skye le miró, rápidamente apartó la mirada, notando que el chico la miraba fijamente. Sintió la mirada de Susan clavada en su costado, pero Skye decidió no responder a la pregunta de Harry. La hacía sentir mala persona el no responder, sí, pero no podía olvidar que todo el incidente de Calígula y Luke pudo ser evitado si, tal vez, Harry hubiera detenido a Seamus. 

De pronto se oyó un ruido y el huevo se abrió. La cría de dragón aleteó en la mesa. No era exactamente bonito. Skye pensó que parecía un paraguas negro arrugado. Sus alas puntiagudas eran enormes, comparadas con su cuerpo flacucho. Tenía un hocico largo con anchas fosas nasales, las puntas de los cuernos ya le salían y tenía los ojos anaranjados y saltones. Estornudó. Volaron unas chispas. 

—¿No es precioso? —murmuró Hagrid. Alargó una mano para acariciar la cabeza del dragón. Éste le dio un mordisco en los dedos, enseñando unos colmillos puntiagudos—. ¡Bendito sea! Miren, conoce a su mamá —dijo Hagrid. 

—Hagrid —dijo Hermione—. ¿Cuánto tardan en crecer los ridgebacks noruegos? 

Hagrid iba a contestarle, cuando de golpe su rostro palideció. Se puso de pie de un salto y corrió hacia la ventana. 

—¿Qué sucede? —preguntó Susan. 

—Alguien estaba mirando por una rendija de la cortina... era un chico... va corriendo hacia el colegio. 

Skye caminó hacia la puerta, estiró la mano para tomar la perilla, pero se detuvo de inmediato cuando vio una mano ajena hacer el mismo movimiento. Ambos se miraron, Harry tenía una mueca de incomodidad y Skye, de repente, sintió sus mejillas pintarse de un rojo intenso. Inhaló con fuerza y tomó la perilla para abrir la puerta y asomar la cabeza. Incluso a distancia, era inconfundible: Draco había visto el dragón. 

❛ ֍ ❜

—¡¿VISTE UN PUTO dragón?! 

Fue lo primero que escuchó Skye al entrar aquel día a la enfermería. Tras ella, entraron casi de inmediato Harry y Hermione. La peliplateada casi rueda los ojos cuando les escuchó, hizo todo lo posible por ignorarles, a pesar de sentir una mirada clavada en su espalda, y caminó hacia Luke. Para su mala suerte, el rubio, que se veía mucho mejor, pero aún tenía algunos golpes, estaba sentado a los pies de la camilla de Ronald Weasley. 

La mano de Ronald tenía dos veces su tamaño normal y la herida que tenía parecía una cosa verde bastante horrible. Skye se preguntó que había pasado, pero no tuvo que hacerlo, puesto que Luke comenzó a hablar a penas la vio. 

—Oh, hola, Skittles —dijo, un saludo vago—. ¿Puedes creer que a Ron lo ha mordido un ridgeback noruego? ¡Que suerte! —el rubio desvió la mirada hacia el pelirrojo—. No porque te haya mordido, sino porque ¡has visto a un jodido dragón! Eso es ser de los favoritos. 

—Skye también vio al dragón —la voz de Hermione se hizo presente, mientras miraba bastante mal a la peliplateada—. No solo lo vio, sino que también lo vio salir del huevo. 

—¡¿Qué tu qué?! —Luke había girado la cabeza con fuerza y había mirado a Skye como si quisiera golpearle. 

—¡No había tenido tiempo de venir a decirte! —se defendió la chica—. Hemos estado ocupados estudiando. No hemos avanzado mucho sin ti, la verdad. Susan es buena maestra, pero pierde la paciencia bastante rápido. 

Luke aireó la mano, restándole importancia y se giró hacia Harry y Hermione, mirándoles fijamente con atención, completamente emocionado. A Skye le recordó cuando Luke era un niño pequeño esperando por que tía Jane le contase un cuento para la hora de dormir.

—Bueno, pero suelten el te —el chico se reacomodó en su lugar—. ¿Cómo es? ¿Qué tan grande es? ¿Es venenoso? 

—No vinieron a responder preguntas, Luke —interrumpió Skye—. Es obvio que quieren ver a Ronald y asegurarse de  que esté bien. 

Ronald soltó un gruñido. —No es sólo mi mano —susurró— aunque parece que se me vaya a caer a trozos. Malfoy le dijo a la señora Pomfrey que quería pedirme prestado un libro, y vino y se estuvo riendo de mí. Me amenazó condecirle a ella quién me había mordido. Yo le había dicho que era un perro, pero creo que no me creyó. 

—Oh, si. Fue un completo fastidio —Luke fingió un escalofrío—. ¿Dijiste que era tu amigo?

Skye sintió sus mejillas sonrojarse, ante la mirada juzgadora de los tres chicos aparte de su primo. 

—Solo fue amable porque mi mamá fue muy amiga de su madre —Skye se encogió de hombros, restándole importancia. 

Harry y Hermione trataron de calmar a Ronald. 

—Todo habrá terminado el sábado a medianoche —dijo Hermione, pero eso no lo tranquilizó. Al contrario, se sentó en la cama y comenzó a temblar. 

—¡La medianoche del sábado! —dijo con voz ronca—. Oh, no, oh, no... acabo de acordarme... la carta de Charlie estaba en el libro que se llevó Malfoy, se enterará de la forma en que nos libraremos de Norberto.

—Uh —murmuró Luke—. Se metieron en serios problemas. 

—Necesitaremos ayuda extra para cargar a Norberto —dijo Hermione—. ¡Oh, no! Si Malfoy sabe todo lo que haremos, le será fácil atraparnos. 

—Tenemos la capa de invisibilidad —le recordó Harry. 

—Si bueno, podrán tener una capa de invisibilidad pero si no pueden con el peso del dragón, ¿qué esperan que pase? —Skye dijo, distraídamente. 

—Skittles, tu podrías ayudarles —Luke interrumpió la conversación que se había estado manteniendo. Skye giró la cabeza hacia su primo como si estuviera loco, pero un brillo de entusiasmo en sus ojos hizo que no fuese capaz de decir algo. Luke era él que quería ayudarles a llevar el  dragón, pero su estado no se lo permitía—. No los dejarás solos, ¿cierto?

—No —dijeron Hermione y Ronald al mismo tiempo, mirándo a Luke como si estuviera loco de remate. 

—En realidad... —comenzó Harry— sería bueno tener un poco de ayuda extra y si Skye está dispuesta a ayudarnos, yo no creo que sea mala idea —Skye iba a refutar, pero Harry habló antes de que Skye pudiese decir algo—. Es solo para ayudar a Hagrid, si alguien encuentra a Norberto, seguro lo echarían del colegio, no quieres eso, ¿o si? 

Skye miró fijamente a Harry a los ojos. Pero no le sostuvo la mirada mucho tiempo, simplemente la apartó y se dedicó a mirar la superficie de las sábanas que cubrían el colchón de la camilla de Ronald. Si era honesta, todo su ser le gritaba que debía ayudarles, porque no sentía bien dejarles a su suerte y que algo malo le sucediera a Hagrid si los pillaban con un dragón. De igual forma, no creía que sería capaz de soportar estar cerca de Harry más de lo necesario. Le había dicho que si le hablaba le volaría los dientes, pero no lo había hecho. 

¿Sería una buena idea? 

Por inercia, Skye miró a Luke. Los ojos del chico brillaban de una forma que ella simplemente no podía definir, se le notaba mucho mas animado que todo el tiempo que estuve encerrado en aquella habitación. Skye sabía que Luke le tenía una fascinación a los dragones desde que era un bebé, pues su primer peluche fue un Colacuerno Húngaro que amaba con todo su corazón —aún lo tenía— y Skye supo que la única razón por la que quería que ella se involucrara en una de las aventuras de Potter era solo porque él desearía poder hacerlo. 

«¡Recórcholis! —pensó Skye, al ver lo que haría a continuación.»

—Está bien —iba a decir que no, pero tan solo ver la sonrisa de Luke, supo que no podría retractarse. Bufó—. No los dejaré solos —hizo una pausa para añadir entre dientes—, incluso si eso significa perderse la cena. 

Y Harry sin poder evitarlo, dejó que una mínima sonrisa le creciera en los labios. De cierta forma, podría decir que, para él, aquello era un gran paso. Estaba un poco más cerca en reivindicarse con Skye y que ella pudiese perdonarle cuanto antes. 





















❛ ֍ ❜

SKYE HABÍA APRENDIDO ha escabullirse por los pasillos de hogwarts en la madrugada debido a sus pequeñas excursiones a la enfermería en compañía de Susan, con el fin de acompañar a Luke en aquellas épocas difíciles, esas dónde moverse le dolía muchísimo. Pero en aquellos momentos, caminando sola por los pasillos del colegio, tenía los pelos de punta. Estaba acostumbrada a su mejor amiga gritándole por el ruido que hacía al respirar o cuando caminaba, ahora le daba miedo respirar pues no había forma de saber si lo estaba haciendo muy fuerte. 

Asomó la cabeza en la esquina de un pasillo saliendo de las frías y tenebrosas mazmorras. Sentía el corazón tronándole en las orejas y las manos le temblaban sobre manera. Observó el pasillo con los ojos muy abiertos, como si aquello le ayudase a ver mejor en la oscuridad, cuando de repente una cabeza apareció flotando a unos centímetros de ella. Skye estuvo a punto de gritar, pero el sonido se atoró en su garganta cuando pudo descifrar los rasgos de Harry y comprendió que era él. 

—Skye —susurró el chico—. Rápido, métete bajo la capa. 

Con una mano, que apareció de la nada, Harry movió la tela de la capa, dejándole ver a Hermione Granger escondida bajo la tela en sus pijamas. Apretando los labios, un poco incómoda de estar en aquel espacio reducido. Sentía que vomitaría en cualquier segundo y, de repente, se agradeció el haberse perdido la cena estudiando sobre ridgebacks noruegos, sabía que los datos simplemente no ayudarían en la misión, pero le era mucho más fácil el dejar que su cabeza se desviara de la situación a la información que había obligado a entrar en su cabeza.

Al llegar a la cabaña de Hagrid, Skye había sentido muchísimo pesar por el semi-gigante. Estaba sentado en las escaleras frente a su puerta y sollozaba un poco. Calígula, que estaba muchísimo mejor, estaba en los brazos de Hagrid y le lamía el rostro, en un intento de quitarle las lágrimas. Norberto estaba listo y encerrado en una jaula, por lo que una preocupación más salió del cuerpo de Skye. 

—Tiene muchas ratas y algo de brandy para el viaje —dijo Hagrid con voz amable—. Y le puse su osito de peluche por si se siente solo. 

Skye sonrió con ternura mientras miraba a Hagrid. Para ser un hombre tan grande y robusto, era bastante dulce. Se sintió un poco mal por haberse asustado por él la primera vez que lo vio en el andén. Skye se acercó al hombre y le dio dos palmaditas en el hombro.  

—No te preocupes, Hagrid —le dijo, con una sonrisa. Harry la miró con atención—. Piensa esto, ahora podrá volar por los aires libremente, y podrá dormir y comer lo que quiera. Será muy feliz y tendrá muchos amiguitos con los que podrá jugar. ¿No es mejor ha estar encerrado en tu cabaña todo el tiempo? 

Sin poder evitarlo, Harry sonrió con ternura al ver como Skye se esforzaba en subirle el animo a Hagrid. No puedo evitar pensar lo tierna que se veía, con una pijama de patitos y el cabello en dos trenzas sueltas. La luz de la luna se reflejaba en los cabellos plateados de ella y sus ojos parecían refulgir entre tanta oscuridad. Hagrid pareció un poco mejor, así que aquello hizo sentir mejor a todos. Del interior de la jaula les llegaron unos sonidos, que hicieron pensar a Harry que Norberto le estaba arrancando la cabeza al osito. Hermione pegó un salto al escucharle y se pegó a Harry lo más que pudo. 

Skye hizo una mueca y se agachó para mirar dentro de la jaula, cuando miró, pudo ver al dragón con los colmillos clavados en el osito, sin embargo, tan pronto como sus ojos chocaron, Norberto se encogió en su lugar y dejó al osito, haciéndose un ovillo. Skye no lo sabía, pero sus ojos habían comenzado a irradiar un brillo plateado hipnotizante. 

—¿Y si te duermes, Norberto? Eso nos haría el viaje más fácil —y para sorpresa de todos, Norberto le hizo caso y en poco tiempo se quedó dormido. 

Lo siguiente que había pasado en la noche la había confundido tanto que a penas había podido procesar. Llevar a Norberto entre los tres había sido bastante sencillo, pero Skye tenía la certeza de que la parte trasera de sus pantuflas de patito eran medianamente visibles. En pleno camino, se encontraron son que habían castigado a Malfoy y, aunque aquello había alegrado a Harry y a Hermione, Skye se mantuvo en silencio. La castaña había murmurado algo como «a ti no te alegra, porque es tu amigo» pero Skye había decido pasarlo por alto. 

Después de aquello, la escalera de caracol hacia la torre más alta les pareció lo más fácil del mundo. Cuando salieron al frío aire de la noche, donde se quitaron la capa, felices de poder respirar bien. Los amigos de Charlie eran muy simpáticos. Enseñaron a Harry y Hermione los arneses que habían preparado para poder suspender a Norberto entre ellos. Todos ayudaron a colocar a Norberto para que estuviera muy seguro, y luego Harry, Skye y Hermione estrecharon las manos de los amigos y les dieron las gracias. Bajaron rápidamente por la escalera de caracol, con los corazones tan libres como sus manos, que ya no llevaban la jaula con Norberto. Cuando llegaron al pasillo, el rostro de Filch apareció súbitamente en la oscuridad. 

—Bien, bien, bien —susurró Harry—. Tenemos problemas. 

Habían dejado la capa invisible en la torre.

❛ ֍ ❜

CUANDO LA NOTA le llegó a la mañana siguiente, Skye supo que todo el mundo fue capaz de confirmar que ella había sido la razón por la que Hufflepuff había perdido 50 puntos de la noche a la mañana. Se le habían pintado las mejillas de rojo y había querido salir corriendo a esconderse en cualquier lugar, sobre todo porque Susan se había alterado, alegando que cómo había sido posible que Skye hubiese hecho una locura de tal magnitud y a) no le hubiese contado la situación y b) no la hubiese invitado. La pelirroja también se había enojado bastante con Luke, diciendo que era increíblemente egoísta que hubiese metido a Skye en aquella locura, siendo consciente de que Skye no sabía decir que no y aún más cuando se trataba de Luke. 

—¿Y qué clase de estupidez es un castigo a las once de la noche cuando te están castigando por haber estado deambulando por el castillo a las once de la noche? —Susan había terminado de quejarse con Skye, sacudiendo el pergamino. 

El día paso demasiado rápido y en poco tiempo, Skye se encontraba despidiéndose de Susan en su sala común, faltando unos minutos para las once de la noche. Salió de la sala común, caminó por el largo pasillo y luego atravesó las mazmorras. Llevaba el pergamino que dictaba su castigo por si se encontraba a algún profesor que quisiera castigarla de nuevo, pero para su suerte, no se encontró con nadie. Cuando llegó al vestíbulo, casi hace una mueca al recordar que Neville también estaba castigado. El castaño se separó de Harry y Hermione y prácticamente corrió hacia ella. 

—El dragón si era real —susurró Skye al oído de Neville. La noche anterior, cuando los habían pillado, había comprendido que Neville había escuchado a Draco y había salido a advertir a Harry sobre el plan del Slytherin, pero como los habían encontrado, habían negado todo. Neville había creído que Harry se había divertido a su costa—. Yo lo vi, es un ridgeback noruego y se llama Norberto. Sus colmillos son venenosos, por eso Ron estuvo en la enfermería. 

Marcharon cruzando el oscuro parque. Neville comenzó a respirar con dificultad. Skye se preguntó cuál sería el castigo que les esperaba. Debía de ser algo verdaderamente horrible, o Filch no estaría tan contento. La luna brillaba, pero las nubes la tapaban, dejándolos en la oscuridad. Delante, Harry pudo ver las ventanas iluminadas de la cabaña de Hagrid. Entonces oyeron un grito lejano. 

—¿Eres tú, Filch? Date prisa, quiero empezar de una vez.

Por un momento se alegró, hasta que les confesaron que se adentrarían en el Bosque Prohibido. Skye se tensó en su lugar, pero no dijo absolutamente nada. Después de una conversación entre Filch y Hagrid, quejas de Draco y otras cosas, se adentraron en el bosque. 

—Miren allí —dijo Hagrid—. ¿Ven eso que brilla en la tierra? ¿Eso plateado? Es sangre de unicornio. Hay por aquí un unicornio que ha sido malherido por alguien. Es la segunda vez en una semana. Encontré uno muerto el último miércoles. Vamos a tratar de encontrar a ese pobrecito herido. Talvez tengamos que evitar que siga sufriendo. 

—¿Y qué sucede si el que hirió al unicornio nos encuentra a nosotros primero? —dijo Malfoy, incapaz de ocultar el miedo de su voz. 

—No hay ningún ser en el bosque que os pueda herir si estáis conmigo o con Fang —dijo Hagrid—.Y seguid el sendero. Ahora vamos a dividirnos en dos equipos y seguiremos la huella en distintas direcciones. Hay sangre por todo el lugar, debieron herirlo ayer por la noche, por lo menos. 

—Yo quiero ir con Fang —dijo rápidamente Malfoy, mirando los largos colmillos del perro. 

—Muy bien, pero te informo de que es un cobarde —dijo Hagrid—. Entonces yo, Harry y Hermione iremos por un lado y Draco, Neville, Fang y Skye, por el otro. Si alguno encuentra al unicornio, debe enviar chispas verdes, ¿de acuerdo? saquen sus varitas y practiquen ahora... está bien... Y si alguno tiene problemas, las chispas serán rojas y nos reuniremos todos... así que tengan cuidado... en marcha.

Skye casi gime en voz alta cuando Hagrid comenzó a irse. Neville se había aferrado a su túnica como si fuese un niño pequeño mientras Fang iba de un lado a otro, olfateando las cosas a su alrededor, junto a ella iba Draco con una mirada de disgusto. 

—Si tan solo le hubiese hecho caso a Holly no estaría aquí —comenzó él, mirando con asco y temor todo su alrededor—. Maldito Potter, todo es su culpa. Ya verá cuando mi padre se entere de esto. ¡Y Dumbledore! ¿Cómo puede dejar que sus estudiantes hagan esta clase de cosas? Son para sirvientes, no para...

—Bueno, pero si haces silencio no estaría mal —murmuró Skye, lanzando una mirada de reojo a Draco. 

El platinado se detuvo y la miró fijamente. —Eso fue bastante grosero —de repente, sonrió un poco—. ¿Quién lo diría? La pequeña Skye tiene una lengua afilada. 

—No es cierto —trató de defenderse. Neville se había calmado un poco, así que había soltado su túnica pero se mantenía cerca—. Lamento si te ofendió. 

—No te preocupes por eso, Halia —Skye frunció el ceño al notar el uso de segundo nombre—. Por cierto, me gusta su segundo nombre, es bastante bonito. 

—Es griego —respondió Skye. 

—Lo sé, lo investigué —Draco se encogió de hombre—. El nombre de una diosa —pauso para mirar a Skye. Sus ojos grises habían brillado de forma peculiar, pero Skye se lo atribuyó a la tenue luz de la luna. Se detuvieron por unos segundos y ella tuvo que pasar saliva con fuerza— y protectora de la Isla de Rodas. 

Draco sonrió al mirar la cara de desconcierto de Skye. Por unos segundos, se sintió como si solo fuesen ellos dos en el bosque, bajo la tenue luz de la luna, que hacía resaltar el cabello de Skye y sus ojos parecían dos faroles brillando en la oscuridad. 

—Me gusta tu cabello —murmuró Draco en voz baja—. Es bonito.

—Gracias.

—No más que el mío, claro está —bromeó Draco. Skye sonrió—. Mira esto —Draco avanzó unos pasos. Skye lo siguió con la vista, Neville se había agachado a acariciar a Fang unos pasos adelante. Draco se escondió tras él y lo tomó de los hombros y con una voz horrible, gritó—. ¡Te cogí! 

Neville gritó con tanta fuerza que Fang salió corriendo del susto. El castaño lanzó chispas rojas, tras chispas rojas. Pronto todo estaba cubierto de humo rojizo por la cantidad de chispas que había lanzado Neville. Draco se carcajeaba con fuerza, pero a Skye no le había parecido gracioso, la había puesto de mal humor. La niña corrió a donde Neville y lo rodeó con los brazos, mientras este evitaba a toda costa ponerse a llorar. 

—¡Draco! —se quejó Skye—. Ve por Fang —el platinado la miró como si estuviese loca, quiso protestar, pero Skye abrió mucho los ojos con enojo. Irradiaron un brillo plateado y Draco se tensó en su lugar—. ¡Ahora! 

A regañadientes, Draco se había ido en busca de Fang y para cuando volvió, Hagrid ya estaba ahí y estaba furioso con ellos. Caminaron un buen rato hasta encontrarse con Hermione y con Harry, que estaban solos y parecían bastante nerviosos. 

—A puesto a que fue culpa de Skyler —escuchó a Hermione murmurarle a Harry. 

Sin embargo, Hagrid aclaró la situación. Luego hizo un cambio y Harry ocupó el lugar de Neville. Skye se cruzó de brazos, pero no protestó nada. Los cuatro comenzaron a avanzar, adentrándose al corazón del bosque, mientras seguían el sendero. Draco iba un poco más adelante, con Fang, bastante molesto, mientras Skye y Harry iban atrás. El de gafas no dejaba de lanzarle miradas a la niña y aquello ya la estaba poniendo de los nervios. 

—¿Qué? —espetó sin mirarle. 

Harry, que se había acostumbrado solo un poco a la actitud fría de Skye con él, no pareció muy sorprendido con el tono que había utilizado la peliplateada. Él había apartado la mirada casi de golpe cuando ella habló, pero poco después había girado la cabeza lentamente para mirarla. 

—Nada —se defendió Harry.

Skye alzó ambas cejas, demostrando que no le creía nada de lo que estaba diciendo. 

—Vamos, Harry, habla de una vez antes de que explotes. 

Harry suspiró, derrotado. 

—¿Qué hacías con Malfoy? 

—¿Y eso a ti qué? 

—No es que me importe qué hacías con Malfoy. 

—¿Entonces? 

Skye se detuvo y se cruzó de brazos, mientras miraba a Harry de forma acusatoria. 

—Es solo que, Malfoy asustó a Neville, ¿no es cierto? —Skye asintió con la cabeza dos veces—. Y tu eres muy, muy amiga de Neville, ¿correcto? —esta vez, solo asintió una vez, no gustándole demasiado por dónde iba la conversación—. Entonces, ¿por qué no detuviste a Malfoy? Pobre Neville, casi le da un infarto. ¿O es que también te causó gracias?

—Es que esto es increíble —Skye miró con enojo a Harry y comenzó a alejarse de él con zancadas. Harry la siguió casi se inmediato, cuando ella lo notó, le miró y siguió hablando—. Es que cuando creo que no puedes decir algo peor, ¡lo haces! No controlo lo que hace Draco, Harry, tampoco es mi deber. No sabía que asustaría a Neville, claro que si hubiese sabido lo hubiera detenido. 

—Ya, perdona. 

—No —de nuevo, se detuvo. Para aquel punto, Draco también se había detenido, y miraba el intercambio de palabras con diversión—. No es justo, Harry. No es justo que me trates así, que pienses lo peor de mi y luego digas que lo sientes, actúes como si nada y lo vuelvas a hacer. Oye, que te pasas quejando de Draco y él no ha sido ni la mitad de horrible que tu. 

La peliplateada se alejó de Harry, comenzando a caminar junto a Draco. El azabache observó perplejo la cercanía entre Skye y Malfoy. Suspiró cansado y enojado y comenzó a caminar hacia ellos, cuando, de repente, Draco se detuvo. 

—¿Oyeron eso? —mirando al rededor. 

—Yo no oí nada —respondió Skye. 

—Vamos, Fang —dijo Harry, comenzando a caminar en la cabeza junto al perro jabalinero. 

De repente, llegaron a un lugar donde el sendero era difícil de seguir, así que bajaron por una parte donde habían muchas raíces de árboles, hasta una zona donde el suelo estaba medianamente nivelado. La bruma comenzó a despejarse un poco, y Skye pudo observar mejor la escena frente a ella. 

Un cuerpo blanco yacía en el suelo y una figura encapuchada bebía sangre de su cuello. Todo dentro del cuerpo de Skye se detuvo, aquella figura había asesinado a un pobre unicornio y le estaba succionando la sangre. Harry comenzó a quejarse, Skye le miró y pudo ver su mano sobre su frente. ¿Su cicatriz? Pero esa fracción de segundo en que le había mirado, la figura gruñó y levantó la cabeza. Draco gritó, Fang salió corriendo y el platinado fue tras él. 

Una terrible sensación cubrió el cuerpo de Skye. Se sentía expuesta y en peligro. Se agachó con cuidado y sacó su varita de Álamo Temblón, pero aquello no la hizo sentir más segura, solo sabía hacer volar plumas. Retrocedió un poco justo cuando la criatura se irguió y comenzó a flotar hacia ellos. El corazón le latía con muchísima fuerza y a medida que la criatura se acercaba, Skye cada vez notaba que no podía moverse. Apretaba su varita con demasiada fuerza y sentía que comenzaba a marearse. 

Entre el estupor del miedo, puedo sentir como Harry la tomaba de la muñeca y trataba de alejarse con ella de forma muy lenta, como si él también estuviese aterrado. Sin embargo, Skye tropezó con sus propios pies, haciendo que Harry cayese con ella. Comenzaron a arrastrarse por el suelo, para pronto chocar con una pared de raíces tras ellos. Skye jadeó, asustada. No había a donde ir. La criatura encapuchada se acercaba cada vez más. 

Estaba cerca... muy cerca. Como reflejo, Skye cerró los ojos y se lanzó sobre el cuerpo de Harry, en un intento de protegerle. De repente, sintió mucho calor. No. Tenía el cuerpo muy muy caliente, como si sus venas ardiesen, como si su piel estuviera en llamas. De la nada, escuchó un grito grueso y de hombre. Al abrir los ojos, vio como la criatura se levantaba del suelo y salía corriendo de allí. Skye se separó de golpe de Harry y el viento helado la envolvió. Sudaba muchísimo, tanto que el cabello se le pegaba en la frente y en el cuello. 

Miró a Harry, para pedirle perdón por habérsele lanzado encima, pero para su sorpresa, él la miraba con los ojos bien abiertos, como si estuviese sorprendido y, a la vez, asustado. 

—¿Qué sucede? —preguntó Skye. 

—Sucede que nos has salvado —murmuró Harry, completamente perplejo—. Acabas de hacer magia sin varita.

tan tan taaaaaan KJAJKDJDKJDAJDA * risa malévola *

bueno bueno, qué opinamos de este capítulo??? vean que lo hice más parecido al libro porque me gusta más como se maneja esta situación en el libro. en las pelis nunca explican que pasa con norberto, lit aparte, raro meter a skye en esa situación por como pasa en la peli 

btw not draco crushing on skye KKJSJKASKJASKJASKJASKJASJ spoiler: si, pero eso lo veremos después. harry también tiene un crush en skye, es obvio, aunque él la ve como la amiga con la que mete la pata siempre

bieeeen espero que les haya gustado un montón, hace poquis publiqué el cap uno de luke por si quieren pasarse por allá, se los recomiendo un montón porque luke carstairs >>>>>>> les quiero muchísimo, muchas gracias por leer sin ustedes no sería nada. ojalá comenten y voten, amo cuando comentan 























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