viii. rejects

viii
( rejects )

—¿PUEDEN CREER QUE ya sea Halloween? —Skye hizo todo lo que estuvo dentro de ella para no responderle a Susan con el trozo de tocino todavía dentro de su boca. La pelirroja abrió mucho los ojos bastante sorprendida mientras le hablaba a Skye y a Hannah—. Porque yo definitivamente que no lo creo. Parece que hace menos de... no lo sé, ¿dos meses? Estábamos en los botecitos y conocimos a Skye. 

La peliplateada pasó la comida que tenía en su boca con un poco de jugo de calabaza y se apresuró a responder al comentario de Susan. —Pero si hace dos meses, más o menos, estábamos en los botecitos. 

La pelirroja aireó la mano, como restándole la importancia al comentario que había hecho Skye, logrando que Hannah soltase una risita entre dientes. Skye le lanzó una mirada un poco esperanzada a la rubia y si bien Hannah se la devolvió con una sonrisa, el repudio en sus ojos aún era demasiado palpable. Skye estaba muy consiente de que su amiga pelirroja había intercedido por ella, a sus espaldas, y le había pedido a Hannah que le bajara dos rayitas a su odio infundado. 

Y si bien, Susan había actuado sin consultarle a Skye, ella estaba muy agradecida con la pelirroja. Sus últimas semanas habían sido bastante pesadas, pues Draco simplemente no parecía dejarla en paz y si fuese poco, seguía sin sentirse muy cómoda hablando con Luke y el evitarlo le generaba un incómodo ardor en el pecho. Ah, por no mencionar las miraditas que le lanzaba Harry Potter cuando creía que Skye no le miraba. 

Al principio había sido bastante normal, Harry la miraría fijamente, pero con un brillo especial en los ojos, casi único que la hacía sentirse nerviosa, bien pero nerviosa. Aunque últimamente, había empezado a mirarla con el ceño fruncido y sin aquel brillo especial. Ahora Skye solo podía sentirse nerviosa y juzgada. No le sorprendía que un poco de sentido común —o, al menos, lo que el mundo mágico consideraba como sentido común— le hubiese entrado en la cabeza y entendiese que Skye no era buena.

—¿Soy yo o acaso Luke Carstairs se estiró un montón? —la voz de Hannah sacó de sus propios pensamientos a Skye. 

Ante la mención de su primo, la menor pudo sentir a su corazón detenerse por un segundo. Todavía le dolía y por esa razón no dudó el volver la mirada hacia el rubio que venía entrando al comedor. La escena era bastante cómica, pues el diminuto uniforme en el que Luke se había embutido aquella mañana lo hacía ver muchísimo más grande de lo que en realidad era. La camisa blanca le quedaba extremadamente apretada, incluso parecía que los botones iban a saltar. La corbata parecía mucho más corta de lo que debía ser. La capa y los pantalones eran entre 4 a 5 dedos más cortos de lo que normalmente debían ser y le apretaban en sus muslos. A su lado, Neville le miraba con ojos de preocupación. 

Skye estaba bastante segura de que se hubiese reído a carcajadas y le molestaría de por vida a Luke, si no fuese por los ojos inyectados en sangre y el ligero enrojecimiento en su afilada nariz. Skye, que lo conocía tan bien como la palma de su propia mano, sabía que había estado llorando, ella solo lo había visto así de pequeño, la vez que cayó de la escoba voladora y se quebró un brazo, esa había sido la última vez que había llorado. Y si bien, algo dentro de ella le gritaba que corriese y le consolara de alguna forma, Skye simplemente no fue capaz de ponerse de pie. 

—Tiene un uniforme pequeño —concluyó Skye como si no fuese la gran cosa. 

El resto del día, fue borrón para Skye. Lo único que realmente recordaba con claridad, era haber empezado a copiar el sistema que tenía Susan con respecto a sus notas. Utilizaba la tinta rosada para subrayar las cosas que consideraba importante, con morado las cosas que entendía por completo, utilizaba el azul claro para señalar lo que entendía parcialmente y un tono rojizo para las cosas que no comprendía ni un poco. Quiso implementar el amarillo, pero no fue capaz de encontrar una categoría específica, así que empezó a utilizarla para los títulos. 

También recordaba claramente el tener cierto problema con sus notas de Astronomía, pues los colores predominantes eran el azul claro y el rojo, cosa que la ponía un poco nerviosa. ¿Desde cuando estudiar las estrellas parecía tan imposible? 

De camino al Gran Comedor, para la fiesta de Halloween, Skye, Susan y Hannah bajaron juntas. A la peliplateada se le hizo completamente extraño que Hannah estuviese especialmente habladora, si bien no le dirigía la palabra directamente a ella, tampoco la dejaba fuera de la conversación. A Skye le causaba una sensación extraña, pero un momento más tarde habían entrado en el Gran Comedor, donde las decoraciones de Halloween le hizo olvidar a Hannah.

Mil murciélagos aleteaban desde las paredes y el techo, mientras que otro millar más pasaba entre las mesas, como nubes negras, haciendo temblar las velas de las calabazas. Lo primero que Skye notó fue a Luke, pues parecía tener la pijama bajo la túnica del uniforme y, al igual que aquella mañana, tenía los ojos y la nariz rojas.

El festín apareció de pronto en los platos dorados, como había ocurrido en el banquete de principio de año. Skye tomó un par de patatas fritas, una pieza de pollo en una salsa agridulce, puré de papas y una pierna de pavo rostizada. 

—Deberías ponerle algo verde —señaló Hannah. Sin preguntar, le dejó un poco de ensalada de lechuga, repollo y pepinos—. Tu también, Susan. 

La pelirroja y la peliplateada compartieron una mirada de extrañeza, cuando Hannah le sirvió de otra ensalada diferente a Susan. Tenía una mezcla de coliflor, brócoli y zanahorias hervidas en una salsa amarilla. Tras una mirada de complicidad, las dos niñas decidieron actuar contra el plato perfectamente verde de Hannah.

—A ti te falta algo rojo —murmuró Skye, antes de dejarle en el plato 3 grandes alas de pollo agridulce. 

Hannah quiso protestar, pero Susan se apresuró a dejar su parte: —No olvides las patatas —y le sirvió un buen puñado de patatas fritas, seguido de un poco de carne rostizada. 

Skye y Susan estaban riendo a carcajada limpia, cuando la puerta del Gran Comedor se abrió de golpe, logrando que Skye diera un salto en su lugar. Hace bastante que no había tenido de aquellos mini-sustos. Giró la cabeza para observar al ofuscado profesor Quirrell correr hacia el centro de la estancia. 

—¡Trol en las mazmorras! —gritó mientras corría—. ¡Trol en las mazmorras! —volvió a gritar, el pánico inundando su voz—. Pensé que deberían saberlo —Y luego se desplomó. 

Como si de una coincidencia se tratase, un trueno resonó por todo el lugar, causando que la mayoría de primer año soltasen gritos agudos, seguidos por un horrible revuelo que se causó en todo el Gran Comedor. Skye hubiese gritado, pero estaba muy ocupada comiendo su pierna de pavo. Se puso de pie con tal de seguir a una histérica Susan y una llorosa Hannah.

—¡Silencio! —Dumbledore soltó un grito grave, tan poderoso que todos aquellos que se pararon de sus mesas con histeria y gritos, giraron sus cabezas para observar al profesor—. No debe cundir el pánico. Ahora, los prefectos los guiarán a sus dormitorios en sus casas. Los profesores me seguirán a las mazmorras. 

Gabriel Truman, el prefecto de Hufflepuff guió a los de primer año por la salida del Gran Comedor, un poco después que los de Gryffindor y un poco antes que los de Slytherin. Susan iba un poco más adelante, tratando de consolar a Hannah. Skye decidió darles su espacio, pues supuso que el estar cerca de Hannah solo la pondría peor. Si bien Susan estaba logrando que Hannah la odiase menos, no quería tentar su suerte. 

—¡Skye! —la voz de alguien tras ella le hizo girar, solo para ver a Draco acercarse a paso rápido. Ella frunció el ceño completamente. Tras él venían sus dos gorilas, Pansy, Theo y Blaise. El último le regaló una sonrisa afable—. Escuché que sufriste una clase de colapso, ¿todo bien? 

La peliplateada frunció notablemente el ceño, sin entender de donde venía la repentina preocupación que tenía el platinado por ella, cuando se había desmayado un par de semanas atrás. ¿A penas había escuchado las noticias o es que recién recordaba la existencia de Skye?

—Todo bien, Draco. Gracias por preguntar —Skye siguió caminando, dándole la espalda a Draco, quién no se rindió, pues pronto la alcanzo. De su lado derecho estaba Draco y del izquierdo estaba Pansy—. ¿Se les ofrece algo? 

—¿Estabas con Potter? —preguntó Pansy.

—Eh, estaba con un grupo grande —respondió Skye—. Pero si, fue gracias a Harry que llegué a la enfermería. 

—No se sorprende —bufó Draco, causando que Pansy soltase un cansado «Y aquí va de nuevo.». La ojiplata miró a Draco con el ceño fruncido—. El perfecto Harry Potter, todo lo hace bien, es terriblemente fastidioso. 

—Solo fue casualidad que estuviese en el lugar correcto en el momento correcto —respondió Skye, encogiéndose de hombros. 

—Gracias a mi estuvo ahí a tiempo —habló por lo bajo. 

—¿A qué te refieres? —preguntó Skye, mirándole con confusión. 

—Nuestro querido Draco retó a Harry Potter a un duelo mágico en el salón de los trofeos con la esperanza de que se quedase lo suficiente para que lo castigaran por estar a deshoras, pero como es «El perfecto Harry Potter, todo lo hace bien, es terriblemente fastidioso.»

Skye giró levemente la cabeza para ver a Theo Nott explicándole lo que había sucedido. La niña formó una sonrisa divertida cuando el castaño se burló de  Draco, imitándole. Skye supuso que lo había hecho debido a que el platinado repetía aquella frase una y otra vez, tanto que ya se la habían aprendido todos. Nott le guiñó un ojo al ver su sonrisa, Skye negó con la cabeza. 

Se sentía extraño el andar por los pasillos de Hogwarts rodeada por los estudiantes de Slytherin, pues literalmente en cada uno de sus flancos estaba uno de los amiguitos de Draco, mientras este despotricaba continuamente acerca de lo fastidioso que había sido el hecho de que el azabache se hubiese salido con la suya. Y claro, luego pasó a insultar a Holly Potter, pues ella al ser Slytherin notó como Draco no tenía intenciones de ir al duelo y había soltado toda la sopa hacia su hermano. 

Lo divertido fue que, mientras Draco despotricaba, Theo, Pansy y Blaise se turnaban entre si para repetir las palabras del niño a sus espaldas, haciendo movimientos exagerados de manos y gestos graciosos. Skye cubrió su boca con la palma de su mano para no reír abiertamente y delatar a los imitadores de Draco. 

—Por cierto —dijo Draco, de pronto—. Escuché que le encogieron los uniformes a Luke y luego se los escondieron, por eso estaba en el banquete en pijama, ¿es cierto?

Skye arrugó el entrecejo y miró a Draco unos segundos. Pasó saliva con fuerza y luego suspiró un poco. —Sinceramente, no sabía nada al respecto. 

Draco soltó un «Hum» suave. —Creí que ustedes se contaban todo. 

—Pues, últimamente no hemos podido hablar.

El platinado asintió con la cabeza varias veces y dejó el tema quieto. Poco tiempo después entraron en la zona de las mazmorras, donde se encontraron con la profesora Sprout, que les aseguró que el trol ya no estaba en las mazmorras y podían avanzar con tranquilidad. Llegados a cierto punto, los chicos de Slytherin se despidieron de Skye, pues ellos debían ir a su sala común y Skye a la suya. 

Corrió un poco con tal de alcanzar a sus compañeros de clases. En poco tiempo, Skye estuvo en su acogedora sala común, rodeada de plantas que bailaban y hablaban. Soltó un suspiro cansado y se dejó caer sobre un de los sillones mullidos que estaban en la sala común. Casi de inmediato, Susan se sentó a su lado, seguida de Hannah. 

—¿Qué hacías con Malfoy? —espetó la rubia, juntando mucho las cejas y mirándole como si fuese el trol que se había colado en Hogwarts—. He intentado darle el beneficio de la duda porque Susan me lo ha pedido pero solo pareces ser la escoria que todos pintan que eres, solo así podrías juntarte con alguien tan desagradable como Malfoy. 

Después de decir eso, se marchó a buscar a una chica rubia de Hufflepuff  junto a otro chico rubio, que parecía ser amigo de Hannah. Los 3 rubios tomaron asiento al otro lado de la sala común y Skye suspiró con desgana. Cerró los ojos unos segundos y cuando los abrió, notó las malas miradas que le lanzaban sus compañeros. Todos parecían haber armado un revuelo por haberle pillado junto a Draco Malfoy. Skye miró a Susan y la pelirroja le sonrió con pesar y, entonces, las lágrimas llenaron sus ojos. 

De nuevo, Susan no perdió tiempo y acompañó a Skye a subir a la habitación que compartían juntas, alejándose de todos aquellos que la miraban mal. La ojicafé ayudó a la peliplateada a subir a su cama y ella subió con Skye, cerrando las cortinas amarillas que rodeaban a la cama. Skye miró el buró de al lado de su cama y suspiró con tristeza, pues Galileo seguía en la lechucería y le extrañaba un poco.

Aquel pensamiento solo avivó las lágrimas y las ganas de llorar que tenía. Susan la tomó de las manos y la miró directo a los ojos. 

—Eso, linda, sácalo todo —murmuró Susan, soltando una de las manos de Skye para acariciarle el cabello y la espalda—. Llora todo lo que quieras, adelante, linda. 

—Es que, ¿qué estaba pensando? —preguntó la peliplateada con la voz rota. Susan frunció el ceño sin entender del todo—. ¡Todos lo ven! Luke y yo somos unos rechazados. No es un secreto que somos unos rechazados ¡Por las santísimas tangas de Merlín, estoy harta del sistema! 

—No te estoy siguiendo. 

—¡El sistema! —chilló Skye—. Es demasiado frustrante que todos me miren como si fuese una especie de ácido corrosivo solo porque las malas lenguas dicen que mi madre era una bruja tenebrosa. ¡¿Desde cuando yo soy mi madre?!

» Tía Jane siempre lo dijo y realmente nunca le creí. Luke lo dijo y decidí pensar que era un pesimista. ¡El mundo mágico está podrido hasta la médula! Si soy sangre pura, odio a los nacidos de muggles, si soy rica, soy clasista, si soy hija de un mago o bruja de dudosa reputación, estoy destinada a convertirme en eso. ¡Es ridículo! Soy una rechazada. ¿Cómo pude estar tan ciega? 

Susan observó el derrumbe de Skye con ojos llorosos. Y es que la pelirroja simplemente no podía evitar pensar en el daño que le estaban causando a un alma tan pura y bonita como lo era la de Skyler Carstairs. La niña siempre procuraba por el bienestar de todos, Skye no lo demostraba tan abiertamente, pero Susan había notado su constante tendencia a moldearse para el bien de todos.

Lo notó cada vez que Hannah le miraba mal y Skye le daba su espacio con muchísimo respeto. Lo notaba en la bipolaridad de Harry Potter, quién la mayor parte del tiempo parecía quererla y la otra parecía odiarla y Skye lo trataba con cariño y respeto siempre. Y lo notó con Luke, quién le prohibió su libertad y Skye aceptó solo para no preocuparle más, ellos no hablaban como antes, pero Skye se encargaba de cumplir, ella no salía sola y mucho menos de noche. 

Entonces, Susan comenzó a llorar mientras abrazaba a Skye con muchísima fuerza. 

—¿Y tu por qué lloras? —preguntó Skye, genuinamente preocupada.

—¡No lo sé! —chilló en respuesta. 

Skye abrazó con fuerza a Susan y por primera vez desde que pisó Hogwarts sintió, en su corazón, que había encontrado un pedacito en donde encajar. De repente, Susan se sintió como un bonito lugar seguro, Skye se sintió a gusto y sintió que por fin había hecho una amiga que realmente se preocupaba por su bienestar. 

La ojicafé se separó de ella, puso sus manos en sus hombros y sorbió por la nariz. —Si tu eres una rechazada, pues, entonces yo también. 

El rostro de Skye se volvió una mueca de llanto contenido. Su corazoncito dio un vuelco al escuchar las palabras tan bonitas que Susan le había dicho. Pasó saliva con mucha fuerza y soltó una risa mezclada con llanto y volvió a abrazar a la pelirroja. La risita de Skye se le contagió y ambas soltaron risitas tristes que poco a poco iban acabando con el llanto. Después de un rato, Skye y Susan se acostaron mirando hacia el techo del dosel sobre la cama de Skye, en un cómodo silencio, que por poco se quedan dormidos, hasta que un pensamiento invadió la cabeza de la peliplateada. 

—Le hacen bromas a Luke —anunció. Susan frunció el ceño notablemente—. Por eso traía pijama en el banquete de Halloween, por eso su uniforme era mucho más pequeño. 

—¿Quieres volver a hablarle? —Skye asintió con la cabeza dos veces, sin mirarla—. ¿Por qué tienes que ser tu la que de el primer paso?

—¿Por qué fui yo la que se alejó? —respondió ella, con obviedad. 

—Y Luke no hizo nada para entender por qué sucedió. Yo que tu le daría un poco de tiempo a que él lo intente. Y si no lo hace, ¿qué tanto podía quererte como para ni siquiera acercarse?

—Pero el tiene él ego más alto que él.

—Y eso es un ego altísimo —añadió Susan, abriendo los ojos para hacer énfasis—. Pero eso no quita que eres como su hermanita menor...

—De hecho, yo soy mayor...

—¡¿Tu eres mayor?!

—Sorpresa —dijo Skye, generando una risita de desconcierto por parte de Susan—. Soy 7 meses y 14 días mayor, pero no parece porque Luke tiene complejo de árbol.

Sin poder evitarlo, Susan soltó una carcajada contagiando a Skye. Cuando los espasmos de risa pasaron, la pelirroja retomó lo que pensaba decir. 

—Pues, lo que quería decir era que: Tu eres como una hermana para Luke, si de verdad le importas tanto como dice, él dará el paso, podrá superar su ego y tratará de hablar contigo. De igual forma, los dos son rechazados, se tienen el uno al otro. 

Y Skye deseó con todo su corazón que Susan tuviese razón, porque de no ser así, una parte de ella moriría con la pérdida de su relación con Luke. Y es que... Skye no podía vivir sin el rubio, tampoco podía imaginarse una vida donde él ya no estuviese a su alrededor diciendo chistes inteligentes y haciéndole sentir como la persona más especial que alguna vez había pisado el planeta. 

Aparte, Susan tenían razón, si pretendían luchar contra el sistema y tratar de no ser unos rechazados, solo podían hacerlo si estaban juntos. 














piii * de llanto *

pobre mi niña skye pERO ES QUE SU AMISTAD CON SUSAN ES SUPERIOR, SUSAN TE AMO UN BUEN... estoy considerando seriamente el hacer una amistad entre skye y draco, recuerden que cissy le pidió a draco que no dejase a los carstairs a su suerte, aparte el grupito de slytherin y skye>>>>>>>>>>>>

anyways, pobre mi niña, primero luke, luego hannah y ahora todo hufflepuff, qué más podría pasar?

espero que hayan disfrutado un montón, les quierooooo

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