ix. carstairs

ix
( carstairs )

HARRY POTTER HABÍA aprendido una que otra cosa acerca del mundo mágico, después de haber estado en el un tiempo considerable, Harry se sentía capaz de decir que entendía muchísimo mejor su funcionamiento. Y si lo pensaba un poco, no era muy diferente de su antigua vida muggle. Tenía a su hermana consigo y tenía una versión un poco más delgada de Dudley que se desvivía lo suficiente para hacerle la vida de cuadritos. 

Aún así, habían 3 cosas que Harry simplemente jamás podría encontrar en su antigua vida. 

1. La magia que existía en el mundo mágico. Todo funcionaba con magia. Las clases e incluso la vida cotidiana de los magos comunes y corrientes, utilizaban la magia para todo y ahora que había probado un poco no estaba muy seguro de qué haría cuando regresara al número 4 de Privet Drive y no podría ser capaz de usar la magia. 

2. La fama. Era casi ridículo lo famoso que era Harry y también era un poco ridículo que fuese él el famoso y su hermana melliza fuese solo «La hermana del niño que vivió.» Harry era todo menos popular en su antigua vida, de hecho, él era casi un rechazado y en el mundo mágico era toda una celebridad. 

3. Skyler Carstairs. 

Harry se reacomodó en su asiento mientras pasaba los ojos por todas las personas de Hufflepuff que se encontraban sentadas alrededor. Había recorrido cada uno de los rostros de los demás estudiantes, incluso se había aventurado en la parte donde la mayoría de Gryffindors se encontraban, sin embargo, no halló lo que buscaba. Observó a la pelirroja que iba con Skye arriba y abajo, pero estaba sentada sola con una gran mueca de preocupación grabada en su rostro y Harry simplemente no podía evitar sentirse preocupado. 

Skye no estaba en clase y Harry podría afirmar que aquella no era la primera clase en la que la peliplateada no estaba. No sabía bien que era y tampoco creía que podría llegar a definirlo en algún punto, pero su cabeza no se veía capaz de alejarse del pensamiento de dónde rayos estaba Skyler Carstairs y por qué eso parecía afectarle de alguna forma. De hecho, Harry no lo entendía muy bien, su cerebro trataba de ir lo más rápido que podía, pero no parecía ser capaz de comprenderlo. Simplemente, no sabía en qué momento Skye Carstairs le había empezado a importar tanto.

La clase paso sorprendentemente lento y el de gafas simplemente no podía contenerse más. Así que, cuando por fin se acabó la clase, Harry prácticamente corrió hacia la pelirroja y la tomó de la muñeca. 

—Mira, estoy basta... —ella le miró a la cara y cerró la boca casi de inmediato. Luego formó una sonrisa un tanto apenada y aclaró su garganta—. Harry, ¡qué sorpresa! Ya me preguntaba cuanto te tomaría venir a habar conmigo. 

El azabache frunció el ceño. —¿Cómo sabías que quería hablar contigo?

Susan formó una sonrisa divertida en los labios y comenzó a caminar sin decirle nada a Harry, sin embargo, le lanzó una mirada que el niño solo pudo interpretar como «Sígueme.» Así que sin decir nada al respecto, él siguió a Susan a dónde sea que ella fuese. Caminaron parte del tramo en silencio, uno al lado del otro. Harry le lanzaba miradas confundidas, sin entender —de nuevo, tal vez se le estaba haciendo una costumbre—, pero Susan no parecía inmutarse, seguía caminando con la mirada bien al frente y los libros apretados en su pecho.

—Es obvio que tarde o temprano querrías saber donde estaba Skye —habló la pelirroja como si no fuese la gran cosa. Le lanzó una mirada divertida y luego ensanchó la sonrisa. Por un momento, Harry había olvidado por completo que un par de minutos atrás, él le había preguntado el cómo sabría de sus intenciones. Frunció el ceño y miró a la pelirroja con curiosidad—. Skye está en la enfermería. 

—¡¿Qué?! —preguntó Harry alarmado, casi sin poder evitarlo. Su ceño fruncido se acentuó más de lo que el azabache había esperado, incluso sintió una creciente preocupación. En ese momento, Harry entendió la mirada preocupada y entrecejo hundido que Susan había cargado toda la mañana—. ¿Qué le pasó? ¿Está bien? 

De repente, ella se detuvo frente a una gran puerta de madera, dándole una mirada que Harry no supo descifrar muy bien. Si Harry no hubiese ido un par de semanas atrás, con la luz de la luna iluminando los pasillos, el corazón latiéndole más rápido de lo que quería admitir por el medio de que Filch lo pillara deambulando por los pasillos y su conciencia constantemente reprochándole el por qué estaba haciendo lo que estaba haciendo. Era la puerta de la enfermería. 

—Pregúntale tu mismo, Harry —respondió Susan, con un simple encogimiento de hombros, mientras le lanzaba una mirada que el ojiazul no supo descifrar muy bien. Intentó regalarle una sonrisa afable a Susan, pero solo pudo sacar una mueca un tanto extraña—. Dile que le mando saludos. 

Susan si le dio una sonrisita amable pero extraña, giró sobre sus talones, logrando que su larga cabellera roja se sacudiera un poco antes de desaparecer por el pasillo, Harry supuso que iría a su sala común, pero no estaba seguro, no tenía ni la menor idea de cómo rayos llegar a la sala común de Hufflepuff. El azabache tomó una gran bocanada de aire y volvió la vista a la gran puerta, estiró la mano y la abrió. 

Por alguna razón, dentro se veía muchísimo más claro que en el pasillo. A Harry siempre le pareció que las enfermerías y hospitales, tenían su propio color, su propio aroma, eran como un ecosistema aparte al que Harry siempre quiso huirle. No le gustaba mucho el ambiente que tenían las enfermerías, sin embargo, ahí estaba por segunda vez en el año. Pasó saliva con incomodidad y avanzó a paso muy suave, sin saber a dónde ir. 

En realidad, Harry no vagó mucho tiempo antes de poder encontrar lo que estaba buscando. El cabello plateado de Skye estaba desparramado por toda la almohada de la camilla en la que se encontraba. La sábana blanca estaba sobre todo su cuerpo y solo sus ojos plateados sobre salían debajo de la sábana. 

—¿Harry? —preguntó en voz muy bajita, cómo si no creyera que estaba ahí. El niño le devolvió la mirada fijamente y la analizó. Si bien no veía nada aparte de su cabello, su frente y sus ojos, pudo notar estos estaban demasiado irritados e hinchado—. ¿Qué haces aquí? 

El azabache caminó hacia Skye a paso muy lento y se sentó en la silla que estaba al lado de la camilla. Sin poder evitarlo, Harry tuvo un déjà vu, dónde la luz de la luna iluminaba el cabello de Skye y su sonrisa amable se veía mas preciosa que nunca. En cambio, el sol brillaba en el cielo y el cabello de la chica jamás se había visto más plateado. 

—Susan me dijo que estabas aquí —respondió sin darle demasiada importancia, como si no hubiese estado la mayor parte de la mañana de mal humor, por estar preocupado por ella—. Vine a preguntar qué te había sucedido. ¿Te desmayaste de nuevo?  

Skye negó con la cabeza suavemente, pero seguía sin bajar la sábana de su rostro. Harry frunció el ceño un poco y ladeó la cabeza. No podía apartar los ojos de la peliplateada, quería entender qué le había sucedido, pero no parecía que ella quisiera decirle. 

—Entonces, ¿qué te pasó? —preguntó.

Skye negó con la cabeza. —Nada importante, estoy bien. 

—Skye, estás en la enfermería, ¿no te parece que si sucedió algo grave? —rebatió Harry, haciendo que la chica suspirara con pesar. 

—Fue una broma inocente que salió un poco mal, en serio, Harry, no sucede nada del otro mundo. 

Sin embargo, Harry no se creyó mucho de lo que Skye le había dicho. Ella había tomado la sábana con sus manos y la había acomodado mejor, casi cubriendo sus ojos en el intentado. El error que cometió Skye fue el haber sacado sus deditos al aire, pues Harry pudo notar lo rojos e irritados que estaban, como si miles de sancudos hubiesen picoteado sus dedos. 

—Skye, ¿qué te pasó en las manos? 

La niña cerró los ojos, apretándolos como si hubiese cometido un error, del cuál se arrepentía. Entonces, Harry lo entendió y se sintió completamente estúpido. El día anterior un chico de Hufflepuff se había acercado a la mesa de Gryffindor y le había pedido a los gemelos Weasley que le ayudaran con una broma con unos magipolvos pica-pica. Recordaba haber escuchado a los gemelos el advertirle al muchacho que los magipolvos podrían causar reacciones alérgicas.

—Magipolvos pica-pica —dijo Harry en voz alta, haciendo que la peliplateada frunciera el ceño de forma notable. Harry la miró confundido. 

—¿Cómo lo sabes? —preguntó Skye. 

—Lo escuché el otro día —respondió, de nuevo, con simpleza. Hubo un gran silencio de parte de Skye y Harry se preguntó si había hecho algo mal. 

—¿Sabías que harían la broma pero no me dijiste nada? —volvió a preguntar luego de unos momentos en silencio, logrando que Harry la mirara perplejo debido tono herido en su voz—. Vaya, Harry, realmente pensé qué éramos amigos. 

Harry pasó saliva con fuerza y observó a Skye con los ojos muy abiertos, abrió la boca pero no pudo encontrar las palabras correctas. La cerró y la miró totalmente confundido. ¿Cómo Skye era capaz de pensar que él sería participe de una broma contra ella? Si bien sentía que no tenía derecho a enojarse con ella, no lo pudo evitar. 

—¡Por favor, Skyler! —bufó Harry con tono ofendido—. Es obvio que si hubiese sabido que la broma era hacia ti, te hubiese advertido. Es obvio que somos amigos. —La peliplateada la miró con cautela, como si estuviese debatiendo el creerle o no. Harry suspiró indignado, ante el hecho de que Skye dudase de él—. Skye, te lo juro. 

—Bien —la peliplateada asintió levemente con la cabeza. 

El silencio inundó la estancia, Skye seguía aferrada a la sábana, como si de verdad estuviera poniendo todo de ella para evitar mostrar el rostro. Harry supuso que su rostro también estaría como sus dedos y lo único que pudo pensar es ¿cómo alguien haría algo así? Sobre todo si ese alguien era Skye. Harry lanzó una mirada a su alrededor, tratando de encontrar algo que le diese un tema de conversación. 

Al lado de la cama de la niña había una mesita de noche, había un baso con agua y un antiguo libro que Harry nunca había visto, así que supuso que no era un libro que les hubiesen pedido para su curso. Harry leyó la portada «Linajes e Historias de las Grandes Familias del Mundo Mágico.» No pudo evitar encontrarlo un poco extraño. 

—¿Qué haces leyendo eso? —preguntó, mirándo el libro con curiosidad. Sabía que Skye conocía a las grandes familias del mundo mágico, pues se lo había confesado la primera vez que lo había visto, en el Callejón Diagon, hablando sobre los sagrados veintinueve. Lo tomó entre sus manos y abrió la página que estaba marcada por la cinta del libro. «Familia Carstairs» decía el título. 

—Quise averiguar un poco sobre mi familia —respondió Skye—. No se mucho sobre los Carstairs y tía Jane no quiere hablar de ello. Así que traté de leer eso, pero me arden tanto los ojos que no pude. Aparte usan muchos nombres, así que no entiendo nada. 

Harry asintió con la cabeza lentamente, leyendo las primeras palabras con las que se encontró. «Los Carstairs son una familia de un antiguo linaje que, en realidad, no se tiene registro de dónde vino o quién fue el primer Carstairs en Gran Bretaña. Es el apellido de una adinerada familia mágica sangre pura y uno de los Sagrados Veintinueve...»

—Puedo leerlo por ti, claro, si estás bien con eso —Harry apartó la mirada de las viejas páginas de pergamino amarillentas y miró los irritados ojos de Skye lagrimear un poco, mientras ella trataba de rascarlos con sus manos sin que su rostro se viese mucho. 

—¿En serio lo harías? —preguntó con mucha ilusión, mientras miraba a Harry con el ojo que no rascaba.

—Incluso podría hacerte un resumen y tratar de no usar tantos nombres o palabras complicadas. 

—¡Oh, Harry, eres mi héroe! —chilló ella, repentinamente feliz—. Te abrazaría, pero no puedo. 

Y Harry sintió más ira contra ese chico de Hufflepuff que planeó la broma.























❛ ֍ ❜














HARRY ABRIÓ EL libro de Linajes e Historias de las Grandes Familias del Mundo Mágico, de nuevo, en la página que Skye había marcado. Contó las páginas que tenía la sección de los Carstairs, solo para contar diez páginas antes de llegar al título que rezaba «Familia Crouch.» Revisó, entonces, el índice del libro. Se decepcionó un poco al notar que los Potter no se encontraban ahí, pero sonrió levemente al ver que los Knight si. 

Volvió a la página de los Carstairs y trató de leer. 

Los Carstairs son una familia de un antiguo linaje que, en realidad, no se tiene registro de dónde vino o quién fue el primer Carstairs en Gran Bretaña. Es el apellido de una adinerada familia mágica sangre pura y uno de los Sagrados Veintinueve. Tras la construcción de Carstairs Manor, a las afueras de Nottingham, por Karlan Carstairs...

Harry se saltó por completo los siguientes párrafos, pues lo que pudo observar fueron varios nombres de muchísimas familias mágicas y cómo los Carstairs lograron obtener el poder que tuvieron en su época dorada. Bajó los ojos por las páginas hasta que dio de lleno con el subtítulo que Skye tanto había añorado. 

Historia reciente

Artemis Carstairs, hija de Hestia Carstairs, se casó con Randall Malfoy, una compañero sangre pura de origen similar y adinerado, con el fin de realizar alianzas fuertes, ante el surgimiento de la magia oscura que venía en camino. Tuvieron una hija, Melania Carstairs, que más tarde se convertiría en la mano derecha de Lord Voldemort. Melania Carstairs posteriormente tuvo dos hijas cuyo progenitor masculino se desconoce completamente. La mayor, Juniper Carstairs y la menor Janette Carstairs. Poco después del nacimiento de Juniper, se generó el rumor de que había nacido con una anomalía y Melania, en un intento de arreglarlo la convirtió en una bestia tiñendo de muerte (negro) su cabellera rubia.

Juniper Carstairs fue criada bajo la idea de aprender las Artes Oscuras y venerar la magia negra. Fue enviada a Hogwarts escuela de magia y hechicería, por petición de su abuela Artemis Carstairs. Janette Carstairs siguió los pasos de su hermana mayor. Poco después de terminar sus años escolares, ambas hermanas se unieron a las filas crecientes de Mortífagos. Juniper Carstairs siendo quién asesinaría a Melania Carstairs, convirtiéndose en la mano derecha de Lord Voldemort...  

Sin poder evitarlo, las palabras de Ron se hicieron presentes en su cabeza. La familia de Skye era una familia oscura y peligrosa, él simplemente no podía creer las atrocidades que había hecho la madre de Skye. Siguió leyendo. 

Poco tiempo después, Janette Carstairs desapareció y nadie supo de ella hasta el final de la Guerra Mágica. Por su parte, Juniper Carstairs se encargó de sembrar el terror en el mundo mágico, asesinando y torturando a nacidos de muggles, siendo participe en la aniquilación de la familia Mckinnon, antes de desaparecer. 

Después de la Guerra Mágica, Janette Carstairs apareció en el mundo mágico, dando la noticia de que su hermana mayor había fallecido en la Guerra y de haber sido manipulada por mágia muy oscura para participar en las filas de mortífagos. El ministerio de magia le exoneró de todos los cargos y le permitió ser la tutora legal de su sobrina, Skyler Carstairs y de su hijo propio, Luke Carstairs.  

Harry pasó saliva con muchísima fuerza, tras haber leído aquellos párrafos. Observó las palabras una y otra vez, deseando en el fondo que cuando las volviese a mirar leyese algo totalmente diferente. No quiso aceptar las palabras de Ron, pero ahora que lo leía, sabía que él tenía toda la razón. 

Juniper Carstairs era una loca asesina y, sin poder evitarlo, temía que Skye se dejase llevar por las garras de la oscuridad. Con razón, todos a su alrededor, parecían odiar tanto a Skye como a Luke, ¿cómo no, cuando su familia había sido tan horribles? Suspiró y volvió a leer. 

CARACTERÍSTCAS: Cabello rubio arena, ojos azul naval

ESCUDO: fénix plateado sobre una luna en cuarto creciente.

LEMA: Veritas vincit (La verdad vence)

LUGAR: Carstairs Manor, Nottingham

TÍTULOS: Señora de la oscuridad/ Madame Carstairs

FUNDADOR: Posiblemente, Madame Karlan Carstairs

LEYENDAS: se cree que la familia Carstairs siempre fueron fuertes participantes en la Orden Aracana, mejor conocida como La Orden Negra, convirtiendo a sus integrantes en criaturas oscuras por medio de rituales ancestrales ligados a la muerte. Se dice que estos integrantes suelen tener características diferentes a las de su familia, como cabello de muerte o de plata...

Y con eso, Harry tuvo suficiente. Cerró el libro con más fuerza de lo que pretendía, polvo inundó el lugar y él simplemente sintió un escalofrío recorrer su espalda. No podía creer lo que había leído y que tendría que releerlo para poder hacerle una especie de resumen a Skye. 

Skye...

Cabello color plata...

Rituales...

Criaturas...

Muerte. 

De repente, Harry quiso no haber ido a verla, de repente, Harry quiso no haberse preocupado por ella... nunca. Luke había dicho más de una vez que el mundo mágico estaba podrido, ahora Harry no podía evitar pensar que, el mundo mágico estaba así por personas como los Carstairs, que se habían encargado de llenarlo con magia negra y criaturas peligrosas que mataban personas. 

Y Harry por fin, fue capaz de entender 3 cosas. 

1. La magia era algo tan volátil y peligroso, que no podía caer el manos de personas que no podían entenderla. Harry creía que el principal problema era los magos que querían tener más de lo que debían y terminaban cayendo en las garras de la oscuridad. La magia no debería existir en personas así. 

2. La fama que Harry tenía había sido por detener un mago tenebroso. Un mago oscuro y los magos y brujas oscuros no debían existir, los magos oscuros y las brujas tenebrosas, en realidad, debían quedarse como estaban en ese instante: muertos. 

3. El mundo estaba mejor sin los Carstairs. 





















sooo, harry tas bien?

aaaa que estrés que harry sea así bien juzgon, pero es la verdad, pobre mi nenita skye cuando vea que harry ya no la quiere después de haber leído sobre su familia

pero we, los carstairs son tremendos locos con sus rituales y vainas, q miedo

en realidad, no tengo mucho que agregar, así que nos vemos, creo yo, que el próximo sábado <3 

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