El rey de corazones.
Qué es lo que ocurre con los hombres sin rumbo en busca de consuelo. Inevitablemente encuentran un vicio donde ahogar penas. A veces sería mejor tomar responsabilidad sobre aquellas cosas que pueden verse grises y difíciles de llevar. Sin embargo, nunca llegan a ese punto de reflexión y decisión. Porque no tienen carácter cuando con orgullo creen hacerlo.
Es por ello que Elías Acorn, extendió la mano delante del barista para que sirviera otro trago amargo. Enseguida se compadeció, llamándolo cordial: "Sí su majestad" aquí y allá. Los mobians aún le tenían cariño, también respeto. Fue bueno saberlo, pensó la ardilla.
El pelirrojo mostró una sonrisa cautivadora para después beber licor. Sabía que no debía exceder y por fortuna, era un buen bebedor. Tan solo había ido allí para despejar la mente. Durante ratos, echaba vistazos a los que estaban en el bar; sintiendo que no había ninguna chica interesante, nadie que fuera de su tipo ideal para llevarse a la cama. Rayos, ¿por qué pensaba en hacerlo? Las cosas ya iban muy mal en el reino, con la familia y hermana. Se suponía que no debía cometer más alborotos, esos que pudieran involucrar a los Acorn y manchar el legado.
Entonces ahí estaba, alcoholizandose, con espacio para pensar en el sexo como otro escape. Refugio de rutinas, etcétera, etcétera.
Claro que tenía la respuesta ante los constantes regaños de su padre y hermana. De algún modo buscó la forma para sacarlos de quicio. Fue un golpe duro ante todos, mucho más para Mobius. Siempre idealizaron la figura que él había creado. Un rey perfecto, bueno y quien podría darles un futuro mejor. Este se vio mallugado por la incertidumbre del muchacho, con el paso de años y años, esa perfección pasó a ser nada. Creyeron que Elías iba a casarse, tener hijos herederos al trono y bueno, el propio hombre no les dió la satisfacción. Al contrario, sentía una adrenalina curiosa; cada vez que cometía errores.
Por la mañana Sally había creado una discusión. Se estaba encargando del reino, ya que anteriormente fue despojado de ese título al no considerarlo capaz de continuar. La pelirroja no era diferente a aquellas personas que hablaban mal por detrás. Y sí, quizás estaba actuando como un rebelde juvenil, cuando ya tenía más de 33 años, pero ¿siquiera importaba? Se trataba de su vida y la forma en que quería recorrerla. Igual, debía hacer un esfuerzo con tal de no provocarle un ataque al corazón a su padre.
Bebió un trago más y habiendo saciado dicha necesidad de matar el tiempo, entregó un fajo de billetes al barista y salió a paso lento del lugar. Ya afuera, echó un vistazo por los alrededores. Iba siendo común encontrarse a algún paparazzi, tomando miles de fotos infragantes. Suerte que no vió ninguno. En fin. Llegó al carro, prendió marcha y empezó a conducir —pero sin un rumbo en específico todavía —, Elías gustaba de dar paseos en auto por la ciudad en plena noche.
[...]
—¡Nos vemos mañana, Sonic! —dijo el entrenador del gimnasio, desde lejos se despidió mientras cerraba el lugar.
—¡Hasta mañana! —exclamó alejándose y volviendo la mirada hacia el frente. Una sonrisa plasmada a medida fue borrandose.
Cabizbajo puso atención en el teléfono, iluminado por la luz led de la pantalla. Se sintió abrumado, tanto que tembló por el frío, quiso abrigarse mejor entre la sudadera que llevaba puesta, poniéndose dicha capucha y continuando. No llevaba ganas de correr a casa. Sinceramente, le gustaba tener paseos nocturnos.
El héroe de Mobius. Bueno, hacía mucho que tenía una vida tranquila. Eggman ya no era un peligro para todos, se había retirado el hombre mostachón. Y ahora regía el tiempo para descansar, meditando sobre tantos traumas arraigados donde los adentros en mente. La factura estaba carísima. Por temas de reputación, no pensó en la idea de tener una relación con alguien, no desde su noviazgo con la princesa Sally. Fue la relación oficial más larga que tuvo. Y pensar que tendría que mostrarlo público: siendo él una persona famosa, quien estaba en el ojo del social con constancia, era agobiante.
Siquiera había alguien...
Apenas traía buena racha. Sobrevivió a tres acosadores y el físico que perdió, despues de pasar tanto tiempo bajo depresión. Por ello las idas al gimnasio. Poco a poco se veía mejorar, iba bien, casi perfecto. Aunque por dentro se sintiera jodidamente solo.
Tails, ya crecido, estaba trabajando como profesor en una universidad prestigiosa. Rouge y Amy, se introdujeron en el mundo de la moda abriendo una boutique. Knunckles junto con los Chaotix, pasaban en aventuras. Así que sí, estaba solito, viviendo por primera vez una vida pacífica. Y a veces no sabía cómo estarse quieto. Cuando más aburridos percibía el pasar de los días, una voz lo hizo salir de pensamientos profundos que estaban discutiendo.
—Qué veo ahí, pero si es el héroe de Mobius, Sonic The Hedgehog.
Oír esa voz profunda y al mismo tiempo carismática hizo que la piel se le pusiera chinita. En cuanto volteó, un auto aparcó por el costado donde caminaba, allí encontró al culpable. Sonic abrió los ojos en sorpresa y no dudó acercarse, ensanchando alegría mientras pestañeaba.
—¿E-Elías?, ¿Qué haces por aquí? Tan repentino...
Observó al pelirrojo bajarse del auto y caminar directo hacia él. Extrañamente se sentía ansioso de repente. No lo recordaba tan alto.
—Por supuesto que no para seguirte. Estaba dando un paseo por ahí. Vaya, ha pasado muchísimo tiempo, ¿no lo crees? —enarcó una ceja fina, guardandose manos donde los bolsillos e inclinando ligero el cuerpo hacia enfrente, la altura de Sonic era un poco pequeña, solo muy poco.
—¡Jah! No lo sé, podrías ser un acosador o algo así. Pasó mucho tiempo, sí. La verdad no creí volver a verte. —juntó ambas manos mirandolas, acunando un ligero sonrojo enternecido sobre las mejillas.
No se decidía en: si era incómodo verse o una dicha. Ellos guardaban cierta historia íntima, demasiado larga.
—¿Y tú, qué haces por aquí? —lo escrutó prolijo, deduciendo por la ropa deportiva que traía puesta Sonic, mmm, ¿había ido a correr o algo así?
—Fuí al gimnasio, ahora voy de vuelta a casa. —sonrió tímido, volteando la vista a donde debería seguir caminando.
—Suena bien para ti, eres un chico deportista después de todo. ¿Qué te parece si te llevo? —echó la mano atrás sin quitarle por un segundo la mirada, señaló el carro que aún continuaba encendido, dando sonidos tenues —. No me importaría caminar junto a tí pero no es seguro conversar así.
—¡Claro! —realizó preocupado —, justo... —dudó mirando a todos lados —. No está bien hablar aquí. Es decir, he leído de ti en los periódicos.
—Ya veo. —murmuró pensando, no le gustaba la idea, maquinar que había leído esas cosas desagradables, ¿qué iba a decir de él?
—Esas ratas se las arreglan para crear rumores, chismes y shows mediáticos. No quisiera que alguien, ya sabes, hable mal de ti. Es injusto.
Lo dijo con un brillo asustado en los ojos, la carita linda, labios temblorosos. Elías apreció todo. Movimientos, miradas. Debajo, en la pelvis sintió un repentino cosquilleo, pero tal vez aún seguía algo ebrio. Serio, lo invitó a meterse en el auto con un atisbo, al menear cabeza atrás, incluso las hebras rojas se sacudieron. Sonic finalmente entró y observó en silencio a la ardilla mover el volante.
—¿A dónde te llevo?
—Sigue derecho, yo te aviso cuando lleguemos —sonrió vivaz, llevando un mirar curioso por todo el coche —, ¿Cómo has estado? Supe lo de... —inquirió. Vamos, el chisme se sabía, era inútil tratar de no abrir la bocota.
—Me va bien. Al menos ya no tengo que preocuparme por el reino. Mi hermana se hará cargo, ella siempre quiso, supongo. Estoy tratando de pasar el tiempo, espero que las cosas se vayan dando. Soy feliz de tener más momentos para mí.
—Me alegra saber que todo está bien a pesar de las críticas y lo que tuviste que pasar. Hehe, Sally, hace mucho no oía de ella, ¿cómo está? —desde ahí, recostó el cuerpo colocando una mirada feliz y apacible, una donde Elías podía verlo.
—¿Por qué preguntas? Olvidala, ya no tienes oportunidad. Pero ya sabes, hay más peces por ahí. —expresó burlón alzando ambas cejas. Pronto recibió un empujón que mató la incomodidad, esa que alguna vez hubo entre ellos.
—¡Oh vamos, cállate! Eso es cosa del pasado. Caos, sigues siendo el mismo. Recuerdo cuando no perdías la oportunidad de molestarnos. Y también frunces la cara justo igual. —carcajeó bonito, mirando con detalle al conductor e ignorando lo atraído que se sentía.
—¿Ah sí? Algunas cosas no cambian. ¿Qué hay de esos pechos voluminosos que te cargas?, ¿me das permiso de tocarlos?~ —otro empujón que lo hizo reírse bajo.
—¡Son pectorales, ignorante! —mentira —. Ya deja de verme. Sigues haciendo eso —chilló apenado cruzando los brazos en el pecho para poder cubrirse un poco —, eres de lo peor.
—Me conoces bien. Así que mmm, ¿deberíamos ir al mismo gimnasio de ahora en adelante? No quisiera tener que dejar de verte otra vez. —paró en el semáforo rojo y se inclinó cerca del azulino.
—Quisieras. ¿Para qué? Tan solo estarás allí burlandote de mí o molestando. No gracias. Aunque, me alegro de que no hayamos cambiado, a pesar de...
—¿Acostarnos? —silbó tonteando.
—¡No lo digas así! —cual tomate maduro, Sonic estaba rojo, desviando la mirada. Conservaba ese sentimiento de culpa en el momento que tocó aquel tema viejo.
—Mmmjum —suspiró frustrado —. En realidad es bueno que nos encontraramos hoy —giró el cuerpo para verse entre sí —. Ahora que mencionas esto. ¿Nunca te lo dije o sí?
—¿Decirme qué? —negó iluso, intentando recordar pero fracasando.
Un silencio dominó, se recorrían entre miradas. Sonic estaba en presencia de un hombre en buena forma, alto, cabello corto pelirrojo. El fleco hondulado, ojos que se veían profundos, afilados color azul. Elías, caos, ese tipo era atractivo. Cuando lo miraba tan penetrante, sentía que era pequeñito. La ardilla volvió a la calle su visión y condujo despacio, torturando a Sonic de la intriga.
—No sé qué vayas a opinar pero, cuando era joven, fuiste mi primer amor. —sonrió burlesco.
—¡¿Qué?! ¿Estás bromeando? —tragó fuerte, repleto de asombro —. ¡¿Cómo pasó?!
—Se supone que eras mi amigo. Sin embargo, terminaste conociendo a Sally. Recuerdo que me gustabas mucho e incluso se lo dije a mi hermana. No lo sé... De repente, un día los vi juntos pasándola bien. Caos, sentí la cólera subirme, tú y ella eran tan detestables estando solos. Entonces fuí a decirle a mi hermana algo como: “Estás estorbando. Sabías que él me gustaba y aún así le coqueteaste."
Carcajadas aguardadas por las manos de Sonic, evitaron sonar lo suficiente ruidoso. El erizo terminó riendo bajo y mirándolo enternecido. Al mismo tiempo que el pecho le latió por el nuevo acontecimiento.
—No tenía idea, caos, eso es... Creo que fuí muy despistado para darme cuenta. ¿Y por qué hasta ahora lo dices?, ¿tienes idea de cuánto tiempo ha pasado? —dijo Sonic.
—No lo sé —se alzó en hombros —. Creo que cuando los vi juntos supe que mi hermana te había cautivado. Ponías esa sonrisa boba cada vez que ibas al palacio para verla. Odiaba el amor de niños que ustedes tenían. —negó sin borrar la ligera sonrisa posada en sus labios.
—¿Estabas celoso? —abultó los belfos juguetones —. Yo creía que eras un amargado. Vaya, no puedo creer que el pequeño príncipe estaba enamorado de mí.
—Jahhh~ —exhaló frustrado —, sí, creo que estaba celoso, pero no podía hacer una rabieta. Tenía responsabilidades y al mismo tiempo; ser un buen hermano. Entonces ustedes empezaron a tener problemas.
—Ohh, sí, sé a lo que te refieres. —rodó los ojos hilarante de recordar aquello.
—¿Cómo es que duraron tanto tiempo juntos?
—Bueno, obviamente al principio fue por amor y apego. Ya después fue más por conveniencia de ambos. Decidimos llevar una relación abierta. Era una estupidez, porque seguimos juntos formando una actuación; solo por Sally. Sabía que su padre quería arreglar un matrimonio y ninguno estaba dispuesto, por eso era más fácil fingir, ya que si nos separábamos no iba a perder la oportunidad de conseguirle un esposo. —resopló de repente, caído en el agobiante recuerdo, esos días lo hicieron cohibirse y mirar a la ventana.
Elías afortunadamente se percató, así que lejos de acribillarlo, golpeteó con el dedo pensando qué podría decirle para aclararse y de paso, distraerlo.
—Lamento haberme aprovechado de la situación. —soltó sin analizar lo suficiente esas palabras melancólicas. Una vez que salieron continuaron las demás, pese a Sonic, quien quiso convencerlo de lo contrario.
—Tú no te aprovechaste. Yo decidí, e-estuve de acuerdo en todo momento. Además, fuiste tan amable conmigo. Cualquiera hubiera aceptado sin dudar.
—No —vencido alcanzó a carcajear bajo, la ardilla estaba acorralada, porque cargaba una culpa demasiado egoísta —. No recuerdo cuándo empecé a sentir que me molestaba Sally. Nuestra constante competencia, mis obligaciones y responsabilidades. Estuve tan sumergido que cuando volteaba, solo la veía a ella siendo feliz con...—observó a Sonic —. Contigo. Eso para mí era insoportable.
La cara del azulino se tornó a una mueca sorprendida que no pudo calmar, ya que jamás tuvo noción en las situaciones por las que pasaban esos hermanos que siempre eran alegres, ni mucho menos el recelo que sintió Elías por Sally.
—Francamente no fuí hecho para ser rey. Deseaba ser libre y cada vez que te miraba podía ver esa hermosa vista de lo que sería. Es ridículo, pensé que tendría oportunidad mientras ustedes pelearan y no estuvieran pensando en casarse. Por eso di el primer paso ese día. —exclamó poco molesto —. Lamento haber hecho todo incómodo y al mismo tiempo no tengo muchos arrepentimientos, siempre supe que ansiaba tenerte a mi lado, así que no me arrepiento. Creo que solo me siento mal de dejarte ir.
—Y-Ya puedes detenerte. —resopló ruborizado, llevando los ojos lejos del mayor.
Al menos el silencio no duró demasiado.
—Creo que ahora debes irte, ¿cierto? —Elías recostó parte del pecho en el volante, mientras habitaba cierta malicia, Sonic, impávido asintió. Allí, el pelirrojo se lanzó a abrirle, pero permaneció cerca del cobalto, contemplando unos esmeraldas y exhalando lento —. Qué ganas de morderte, te ves como un dulce demasiado empalagoso. —desnudó perlas en la oscuridad del coche y la noche. Tan perfecto que los latidos no se hicieron esperar.
—Eres un tipo muy patético, sigue con las ganas. —bufó, mas no dejó de mirarle, percibiendo la electricidad que encontraba en la pelvis, apretandose los muslos igual que labios.
—¿Qué vas a hacer si decido besarte y no dejarte ir? Sé prudente, erizo. Es muy curioso como siempre coqueteas pero después huyes. A veces es difícil dejarte hacer lo que quieres. —enarcó la ceja, cada vez más cerca de chocarse.
—¿Por qué harías algo así? además, en ningún momento me puse coqueto contigo. Bueno, yo no tengo la culpa de divertirme... —dijo inseguro, guardó un aliento ansioso.
—Eres tan lindo. Vamos, seré bueno contigo y si vas a apretar así tus piernas, ¿podrías apretarme a mí también? —colocando una mano, se coló en medio de ellas, presionando con fuerza, manoseando suavemente antes de guiarse hasta descansar en sus caderas y así, robarle un beso que se convirtió en más que eso.
«Al carajo», pensaron.
No quiso parar cuando Sonic aceptó, atrayendolo, tomando del cuello para profundizar, se mecieron. Elías creando una sonrisa entre labios, acarició las caderas pero el destino exquisito se quedó en jugar con ciertos muslos azules. Mordió muy poco su lengua y a veces observaba como el chico se ponía tímido. Chasqueos resonaron, dados por ritmos de diversos besuqueos. Y claro que notó cuando acarició en el pecho rígido, de donde brotaban latidos rápidos.
Justo después de separarse, sacó la lengua volviéndose a unir, mientras abajo las piernas apretaban su mano, impidiéndole llegar al bulto que apenas iba formando. Entre más se deseaban y esa tensión sexual crecía, el roedor vislumbró un cierre que tenía apresado al pecho prominente del azulino. Descarado, mientras succionaba a Sonic, fue tirando de el, dejando descubierto donde empezó a tocar y presionar.
—¡Hmm! —saltó excitado.
—Tus "pectorales" son tan apetitosos y esponjosos, me imagino que es igual aquí. —murmuró libidinoso. La mano que antes tocaba muslos azules, viajó por detrás, primero agarrando su colita y después, moldeó una de las nalgas.
Sonic sacó ambas manos del cabello pelirrojo ondulado, descendió por la parte posterior de la cabeza, alrededor del cuello, hasta que descansaron sobre el musculoso pecho. Lo miró, él estaba un poco atónito. Entonces por fin sonrió lleno en picardía. Caos, el mayor no dejaba de contemplar dichosos labios, por lo que Sonic los lamió lentamente, esta vez como una invitación. Elías por supuesto aceptó: tomó el rostro de Sonic, pasó algunos dedos por las puas y se apresuró a darle otro beso.
Separaron limitado la boca para que los labios de Elías deslizaran alrededor del belfo superior, un beso suave y sensual. Ese hombre sintió que meses de tensión disipaban y se relajó en la boca del cobalto. Alejó un milímetro solo para volver a sumergirse escrupuloso, esta vez, alrededor del labio inferior, haciendolo gemir dentro de él. Notó una electricidad por el sonido celestial. El héroe agarró el frente de la camisa de Elías mientras continuaban besándose pasionales y pudo saborear el bálsamo labial de fresa en los labios melocotón.
Se mostraron reacios a alejarse por completo, pero el ex rey, tomó cuenta de que habían pasado minutos y necesitaban respirar. Cuando apartó el rostro de Sonic, sus ojos permanecieron cerrados. Los abrió lentamente para revelar una sensual mirada encapuchada, la que Elias pensó que estaba reservada desde hacía años. Le vino un calor acumularse en las entrañas al verlo. Nunca había estado más excitado.
Sonic estaba abrumado. No había besado a nadie en tanto tiempo. Los labios de Elías eran suaves y gentiles. Un buen besador. Al menos así lo recordaba. Al separarse jadearon placentero, inmersos el uno al otro, notó como la ardilla quiso aventarse con intenciones claras de devorarlo allí en el auto. Pues Sonic estaba igual de agitado, pero no terminaba de gustarle esa idea de tener sexo ahí. Ya no tenía dudas de querer hacerlo con Elías, pero no en ese lugar. Entonces lo detuvo agarrando las mejillas. Aunque estuviera desesperado por continuar, era prudente.
Respiraban exaltados, mirándose fijo, complices del deseo necesitado de tenerse lo más pronto posible.
—A-Aquí no. No podemos —lo besó lleno de ternura en cierta parte, jadeantes cada vez que Elías volvía a devorarlo —. P-Podrían vernos. —pararon.
—Eso no importa. —exhaló hondo.
—Vayamos a dentro, por favor. Me gustaría que te quedaras conmigo. —Sonic rodeó con los brazos tomadole por el cuello, formando una especie de abrazo.
El hipnotizado asintió, medio frenético. Caos, el chico iba a matarlo, además la tenía muy dura. Esa noche iba a cojerlo, definitivamente...
[...]
—Ahh- mh no, no hagas eso, s-s-sí ah. —gimió empalagoso, formando una sonrisa satisfactoria, a veces las piernas eran puntas extendidas, igual que una bailarina y echaba la cabeza hacia atrás para reposar sobre el cojín.
Elías podía sentir como unas pequeñas manos acariciaban sus pelos rojos, creando remolinos, halando cuando introducía más el pene de Sonic a su garganta. Había alejado las extremidades de este y echaba vistazos arriba para apreciarlo en todo esplendor. Motivado viendo los pechos repletos de mordidas, chupetones, húmedos de saliva y aquella carita extasiada poniendo sonrisas bobas, debido al orgasmo que acababa de tener. Sacudió la cabeza enfrente porque deseaba hacerlo venir otra vez.
—Elías~ ahhh~ ¡sí! Uff mmhg.
Al fin. Tenía a Sonic para él. Hacía tanto tiempo pensaba que ya nunca volvería a sentir su cuerpo, ni volvería a latirle el pecho todo desbocado. Afortunadamente pudo confirmar que aún anhelaba. Decir que el miembro no le palpitaba cada vez que se miraban; sería una vil mentira. Estaba obsesionado, mordiendolo, succionando el dulce semen de Sonic. Glorioso de llevarlo al clímax, tan dócil, abierto de piernas, implorando a viva voz.
Tan pronto estuvo adentro de esa casa, no pudo contenerse, la cordura perdió contra ansiedad por abrazarlo y que derritiera en brazos. Despojó al erizo dejándolo todo desnudo. Fue lo más hermoso revivir recuerdos de aquella primera vez, donde estuvieron juntos. Sí, quizás pasó porque estaban atravesando una mala racha y se necesitaban para satisfacerse. Elías lo hizo por malicia, quería cogerlo y que la atracción insistente hacia Sonic cesara, pero nunca ocurrió. Entonces allí estaba, lamiendo sonriente. Perverso de ojos afilados, dejó de provocarlo retorcerse.
¿Cómo era posible sentirse débil? Sonic solo necesitaba quitarle unos cabellos del rostro y verlo con ojitos de cachorro. Elías percibió el vuelco de emociones. Necesidad y que le encantaba. Sí, quizás estaba enamorado de Sonic. Podía haberse quedado días admirando la belleza de todo su ser. Luego que el chico acariciara donde el rostro, rió gruñendo, aventado, impaciente a besarlo con pasión, eufórico y alegre por estar completo. ¿Por qué diablos no buscó a Sonic desde antes? Lo que fuera, no planeaba volver a perderlo. Se quitó lentamente la camisa y cuando echó otra mirada al menor, este lo escrutó avergonzado.
—¿Qué pasa, lindo?
No dijo nada, juntó ambas manos guiando los dedos del pelirrojo abajo, volvió a unirse para tenerlo cerca y siempre besarlo. Elías sonrojó demasiado, Sonic tocando, más bien, aferrado a los brazos. No podía controlarlo. Metió algunos dedos y bueno, estaba resbaloso.
—Ahh~ mierda —jadeó raspado entre besos —, había extrañado esto. Estás calientito.
—Mmh, ¿a qué te refieres? Ahh, así, metelos. Me gusta Elías, me gusta mucho.
—Jah~ —susurró contra la oreja azulita, por debajo metía y sacaba los dedos con rapidez —. Me refiero a que con solo mirarte me pones duro. Extrañaba todo tu ser. Y heh, a mí también me gusta mucho.
—Santos rings, eres un descarado. Con mucha razón ya no eres rey de Mobius. —besó en piquito sintiendo diversos espasmos delirantes, estaba tan sensible, no había tenido sexo en tanto tiempo y por Elías, estaba más que dispuesto. Asintió, abrazado a el robusto cuerpo del mayor.
—Dejé de ser rey para venir a darte cariñitos. —dijo, provocando que Sonic expandiera los ojos emocionado pero aún gimiendo sobre esos labios y de pronto tocó la cúspide blanda de los cielos. De inmediato el muchacho echó un alarido gutural, fascinado. Temblando sin poder detener la rapidez de los dedos que picaban el punto prostatal —. Si yo te hubiera tenido desde el principio, no te habría hecho llorar. Bueno —rio perverso yendo a morder la aréolea del pezón color durazno—, quizás solo al cogerte. —hizo carcajear a Sonic y recibió diversos golpecitos, igual que besos.
Sonic besó con tanta dedicación que olvidó todo. Fue Infinito el sentimiento que entregó. Aturdido observó al otro. Rodeó en un abrazo, dichosos anhelos reprimidos.
—Ohh~ mmh —correspondió fugaz. Sacó los dedos provocando que el erizo se retorciera ligero —, ¿sigues siendo un príncipe? Deberías demostrarmelo. No se supone que estés en mis brazos.
—¿Por qué te gusta atormentarme? Ya me trajiste hasta aquí, ahora terminemos esto.
—Ahng.., sí, ya quiero que te montes encima. Fhuf~ estoy a reventar de solo pensarte saltando —incorporó echándose el pelo estorboso por detrás, dándole cierto espectáculo, se deshizo del cinturón al igual que todo lo que aún llevaba puesto y el pene apresado estaba parado, palpitando en la entrada anal estrecha de Sonic —. ¿Saltarás o quieres que yo te empuje? Pero te advierto que carezco de compasión. A menos que me mires con puro amor.
—Ahhh~ ¡Elías! Caos. —gimió al tenerlo dentro de una y a pelo, chocando justo en la próstata y haciéndose que se encorbara.
—Fuuh —acomodó el cuerpo, separando las piernas azules desde los muslos, allí lo apretó poniendo una sonrisa engreída; cada minuto que decidía embestirlo —. Desde ahora, jmm~... No vas a querer que te deje, ¿verdad Sonic?
—¡Ah! Oh no, no no. No vayas a sacarlo, allí se siente muy bien. ¡Mmmh!~ sí, sí, estás presionando ahhh, q-quiero, mierda, justo allí. Nunca había sentido esto.
—¡Mmgh! Eso Sonic, aprietame. —alcanzó a morderse el labio inferior, conteniendo los jadeos pero quejándose placentero de manera raspada.
Sonic volvió a arquearse mientras una de sus manos caía desde el hombro de Elías hacia el sillón, siendo víctima de más chupetones que daba ese hombre y sí, podría acostumbrarse a tener los pechos adoloridos por las mordidas que este dejaba. Gemidos intercalaban para salir de la boca del héroe. Que jugara asi con su culo era fascinante por lo alucinante que penetraba. El erizo estaba casi seguro de que no existía ninguna palabra para describir; la sensación de una mano libre acariciando su parte más íntima, que sentía empezar a gotear, al mismo tiempo, las arremetidas entusiastas mojaban y aflojaban su ano.
Lágrimas abrumadoras reaparecieron en los orbes jade, por darse cuenta que cierta presión estaba a punto. Un solo hilo de disparo previo donde su polla, fue el pequeño atisbo. Quizás ya faltaban unos segundos antes de gemir hacia el climax. No obstante, esa mirada llena de lágrimas agudizó solo para ver a Elías bajar la velocidad y simplemente verlo hacia abajo. Una sonrisa sensual bastó para ponerlo más duro, por supuesto doliendo excelente.
—Mi melocotón, sé que eres el ser más rápido del mundo, pero no quiero que te vengas ya. Intenta aguantarlo. Me estoy volviendo loco, mmh, tu interior está tan caliente. Nos estamos divirtiendo con tu agujero, ¿no lo crees?
Unas manos cafés agarraron esos fuertes muslos azules, levantándo sus flexibles piernas hasta que Sonic quedó básicamente doblado por la mitad. Gritó intentado torpemente ser discreto. Pero para ser sincero, cada toque se sentía como choques de electricidad en aquel punto. La posición era perfecta para mostrar tales dotes, curvas y trasero respingón al mayor. Elías se aseguró tomarse un tiempo para saborear la vista obscena.
Aunque Elías portara una expresión simplista jadeando "contento" deseaba poder perder los estribos, dándole sin más hasta dejarlo hecho un desastre, como si fuera una bestia, sin embargo, tampoco quería quebrarlo. Luego estaba Sonic a su merced con una entrada lubricada, blanqueando ojos ante el rodar de estos.
Allí los músculos en sus piernas se tensaron y tuvieron espasmos. El chico lascivo—dejó que su cabeza girara de un lado a otro —y arqueó la espalda dando fuertes gemidos, cuando la pelvis de Elías presionó en contra sin mantenerse ni unos centímetros lejos.
Quiso mirar pero todo se tornó borroso, debido a las lágrimas. Apretando la mandíbula, Sonic al menos podía consolarse sabiendo que el ex rey aguardaba que sus músculos ajustaran antes de dejarse guiar a tomarlo peor. Igual no era como si fuera a decirle que tuviera piedad. Porque no, lo estaba cogiendo tan bien. Bueno, el erizo siguió apretándolo inconsciente de ello, algo que la ardilla agradeció.
—T-Ten cuidado erizo, jahah, si sigues cautivando mi corazón, no tendré más remedio que darte las estrellas y la luna.
El erizo azul no entendió bien lo que dijo, nunca se esperó comprenderlo gracias a los movimientos rápidos que dió de un segundo a otro. Benditos Rings, su pobre próstata maltratada fue golpeada repetidas veces con una precisión que hizo mirar las estrellas por segunda ocasión. Finalmente, el erizo retomando movimiento de sus piernas cansadas, cruzó estas alrededor de la cintura de Elías y recuperó su voz, aunque la mayor parte era jadeando por buscar aire. Después llegó un momento donde volvió en sí y Sonic notó una sensación cálida que aparecía en su trasero.
Si no estuviera demasiado perdido en el éxtasis, podría haberse dado cuenta que Elías goteaba muy denso dentro. Tanto así que creaba ruidos húmedos. Joder, ¿por qué le encantaba? Verlo apretar la mandíbula y respirar forzoso por la nariz. Tan cerca, pero no del todo. Extrañaba sus besos.
Orbes filosos estando cerrados. Notó un crujido en la voz del pelirrojo. La polla estaba envuelta con cada empujón hacia adelante. Al apretar y aflojar intentó exprimirle cada gota que había almacenado dentro de él. Y por supuesto.., sonidos. Esos ruidos morbosos creados por diversas embestidas, que harían arder las mejillas de cualquiera y que el deseo sexual aumentara. Hizo querer continuar durante horas. Incluso si el hombre concentrado pensara lo mismo, percibió que estaba llegando al maximo de cualquier resistencia. Porque Sonic era su debilidad. Un último y fuerte empujón hacia adelante entregó la semilla.
—¡Mmmh! ¡Ahhh! ¡Caos se siente tan bien! —gimió Sonic, aferrándose a su espalda y rasguñando mientras se retorcía, bastante ido.
—Eso es cariño, muévete más. Lo hiciste fenomenal, ahhmmp. Ugh.
Con un gemido casi desesperado se corrió, presionando su pelvis tanto como fuera físicamente posible. Sonic solo pudo respirar con dificultad en tanto Elías brotaba. Sus paredes apretadas absorbieron con avidez cada pedacito de líquido blanco. Los sonidos de aplastamiento hicieron a la brevedad más fuertes hasta que en lentitud desvanecieron una vez que los salvajes empujes; disminuyeron a quedar en un constante pero débil chirrido.
Ellos permanecieron en aquella posición durante unos segundos, el mayor todavía aprovechó unas embestidas ya que quería quedarse seco, mientras Sonic también se venía pero con poco líquido. Vaya que soportó bien. Les habría encantado estar más remanentes al orgasmo. Una vez que calmaron; Elías se permitió colapsar sobre el erizo. Ambos jadeaban profundo, sus cuerpos sobrecalentados hacían todo lo posible para refrescarse. El sudor humedeció los pelajes por la intensa actividad en la que se vieron ensimismados.
Caos, Sonic se sentía tan lleno... La sensación de estar atiborrado, era maravillosa. Parecía haber entrado en una nube. Al menos haber estado doblado y después entrelazado a su cintura durante tanto tiempo, no aumentaría algún dolor después, gracias a la virtud de ser flexible.
—¿Te sientes bien? Discúlpame, me dejé llevar. —lo miró preocupado acunando un suave rubor, varios cabellos cubrían parte del rostro y aún goteaba sudor —. ¿No te duele nada?
Entonces Sonic rió cansado, quitando los mechones para admirarlo mejor, ese hombre que estaba encima de su cuerpo provocaba sentimientos encontrados inexplicables.
—No te conocía así Elías, ni siquiera cuando estábamos juntos ese día. —avergonzado cayó en cuenta de lo ruidoso que había sido todo el rato —. Maldición, soy un tonto, toda la cuadra ya debe haberme escuchado. —cubrió el rostro con ambas manos.
—Vaya, ahora que lo dices, eso me pone un poco molesto. —la ardilla fue haciéndose poseedor del cuerpo ajeno, invadiendo su espacio personal mediante caricias y un abrazo. Musitando aterciopelado, besó donde las mejillas sudorosas —. No me parece que tuvieran la dicha de escucharte.
—¿Celoso? Eso no va contigo, no me hace falta recordarte que estamos aquí, juntos.
De repente llegaba el sueño para Sonic, menos mal que la ardilla estaba allí para notarlo, así podría cargarlo y llevarlo a descansar. Antes de eso, lo atrajo risueño, besando sus labios, fundiéndose de lo más lindo. Elías apretó el pequeño cuerpo al estrecharlo, cosa que hizo carcajear al erizo.
—¿Y qué dices, puedo quedarme a tu lado más tiempo? —canturreó bajando los labios y presionando uno de los pechos, malicioso. Por debajo alcanzó su mano, ambos las entrelazaron.
—P-Pero, no sé si nosotros deberíamos. —repentinamente el héroe había agachado la mirada. Estaba lleno de angustia.
No le agradaba esa idea circundante de romper alguna ilusión, en el pasado ya lo había ejecutado. Para comenzar, ¿por qué dejaron las cosas inconclusas? Sonic sentía que fue su culpa. Pues vió un atisbo en el rey de querer iniciar algo, mas él fue incapaz de corresponder. Malditas inseguridades.
Tal vez no era correcto mantenerse en el anonimato. Tampoco sabía si estaba bien ser egoísta y salir al mundo diciendo que ellos se gustaban. ¿Qué podían hacer? El cobalto ya temía, sobretodo por el roedor. Pensar que quizás causaría daño para su vida, lo hacía sentirse horrible.
—Lamento si te estoy afectando. Nuevamente no pensé en las consecuencias. —Elías puso una sonrisa comprensiva, después, suspirando se inclinó a besarle la frente como si estuviera disculpándose y al mismo tiempo despiendose.
¿Por qué se rendía tan rápido? Pensó el menor, admirando al otro levantarse y ponerse la ropa interior, dándole la espalda. Jadeó deprimido. Sin saber la razón, se acercó a rodearlo con sus manos, pareciendo un cachorro redimido pidiendo atención y mimos.
—No me estás afectando, en realidad me preocupas tú. Odiaría saber que por mi culpa tuvieras dificultades. Además, ni siquiera estás esforzándote por convencerme. —musitó sereno.
—Jezz, jajaja. Eres una cosita tan linda. —se volteó a apretarle ambas mejillas —. ¿Entonces qué debería hacer con tu actitud indecisa? Y ¿Por qué te preocupas? Si pasa algo o no, no tiene importancia. —juntó sus frentes —. Pero no puedo culparte, yo también tengo preocupación. Entre más siento que puedo estar a tu lado; más temo perderte. Siento profundamente no tener el valor para aferrarme a ti desde aquel momento.
—No te pongas así. Vamos Elías, no fue tan malo habernos separado, no es todo tu culpa. Además, nos reunimos otra vez.
—Sí, pero no quiero volver a lo mismo. ¿Podrías darme la oportunidad de-? —las manos del chico azul, hicieron callar. El ex rey pestañeó sin saber mucho.
—Promete que me dejarás defenderte si alguien está en contra de ti, vas a ser sincero y contarme si tienes algún problema. —exclamó frunciendo los labios, de mirar determinado.
—Pfff, mjmjmj. —carcajeando en silencio, fue recostando al erizo, aún teniendo las manos cubriendole la boca —. Iba a ponerme romántico. —rió debajo, casi no se entendía lo que decía pero amaba ver los ojos de Sonic brillando y su sonrisa chiquilla —. Parece que siempre quieres llevarme la contra.
—Si quieres enamorarme vas a tener dificultades, nunca vayas por el camino fácil. Acostumbrate, yo pongo los términos.
—¿Algo más su alteza? —enarcó una ceja mostrándose encantado, meciendo el cuerpo azulado, uniéndose en un abrazo cálido.
—Sé que va a sonar raro pero, no le digas a Sally. Q-Quiero que pase un tiempo antes de hacerlo oficial, eso si estás de acuerdo. —bajó la mirada abochornado.
—Caos, vas a quitarme esa satisfacción. —gruñó —. Estoy pidiendo que salgas conmigo, no que nos casemos. Aunque si eso quieres, podemos.
—¡Por caos! ¡Elías deja de molestarme! Ya te lo dije, no vayas a decirle. Podrías tener problemas. Esto es serio. —lo golpeó en su pecho fornido.
—Me encanta. Ahora solo me queda decirte que hace mucho me he sentido embelesado por tus pasos. Hice el tiempo una tortura. Pero ahora todo lo que quiero es estar aquí. Y te advierto que soy un hombre muy codicioso, cuanto más me provoques, más querré tus ojos en mí. Te prometo que esta vez no voy a retroceder.
—Sé que así será. —siseó demasiado cautivado.
Conformes, sin necesidad de leer los pensamientos del otro, se abrazaron acurrucándose, pegando mimosos sus cuerpos. Sonic suspiró cual enamorado, escondiéndose en el pecho del pelirrojo, emocionado por sentirse querido. Así duraron mucho tiempo en silencio. La noche calurosa poco a poco tomó la frescura del entorno y el sueño volvía.
—Sonic.
—¿Qué pasa? —murmuró apacible, manteniendo una sonrisa cálida.
—Estoy duro de nuevo, ¿crees que podamos hacerlo otra vez? Caos, te estás presionando mucho y no puedo evitar —apretó sus nalgas descaradamente.
—¡Arruinaste el momento, eres un pervertido! ¡Déjame!
—Uhh~ voy a fastidiarte tanto que me amarás, yo lo sé.
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