Trato
-¿Dime, qué quieres?, ¿Por qué hasta ahora vienes conmigo?
-Porque el día de hoy el idiota que me ajetrea en el infierno también subió y si él quiere jugar con los vivos yo haré lo mismo por cuenta propia.
-Creí que mi alma sería suficiente.
-Oh, creí que lo habíamos acordado. ¡Tu debías de entregar tu vida! Nunca hablé de algún alma, de ellas un millar se guarda en mi bolsillo.
-¿Entonces qué es lo que quieres?
-Sh, tranquilo Walth, de todos hasta ahora tú eres mi preferido y quiero mantenerlo así.
-Sólo dígame lo que desea.
-De ti solo el apoyo a cierto padre de familia... A quien necesito es a tus hijos.
-¡No! ¡Mis hijos no están en el trato!
-Tranquilo si todo sale bien ellos tendrán una vida hermosa con una familia que los amará... Y más a esa belleza de hija que guardas bajo llave en tu hogar.
-¡Esto no era parte del trato!
-¡Escucha! Desde que tú me llamaste sabías lo que deseaba... Y sólo si agregas el alma de tus padres las de tus hijos serán resguardadas.
-No, no puedo hacerle eso a mi familia.
-Sabes perfectamente que no me detendré hasta conseguir lo que necesitamos, será un hermoso benéfico para ambos.
-¿Ellos estarán bien?
-Mejor que nunca... Y si no... Podrás hacerme una cicatriz.
-¿Y eso qué significa?
-Significa que perdí contra ti o que no he cumplido mi parte del trato, cualquiera de las dos te libera de mi compañía- extendiendo la mano... El calor de solo mirarla quema los ojos -¿Entonces, tenemos un trato?
-Si- sin dudar aquel hombrecillo acepta.
-Gracias por ser tan buen mozo... Espero verte en la próxima estación.
-Pero no te acerques a mi hija.
-Tranquilo, esa hermosa belleza de cabellos plateados blanquecinos como la nieve estará a salvo de todos mis cuidados, no tendré que intervenir y las cosas serán como deben ser.
-¿A quién debo extender mi mano?
-A un pequeño dueño de un hogar que sirve comida a los demás, unos sirvientes si así quieres verlos.
-Aguarde un segundo, dijo que una cicatriz quiere decir que lo han vencido, aquella cicratiz en su cara... ¿Quien la hizo?
-Es el mismo que atormenta mi reino todo el tiempo, un alma férrea y poderosa, un rey que para derrotarme no necesitó de armas, súbditos o escudos... Con sus puños de gran calibre me derrotó en sus tierras, a quien debes de ayudar es a su descendencia, cuando suba ellos caerán.
-¿Si lo hará usted por qué necesita a mis hijos?
-Para mermar la duda del corazón, un corazón débil es más fácil de adoctrinar. Su sangre es la única que ha salido fuera de mis planes, por eso de ayudarme a eliminarlos tendrás un trato limpio de mis males... ¿Tenemos un trato?
-¡Lo haré!
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