Te amo en esta y en todas mis vidas

-Muy bien- al no haber otra opción Rita aceptó la propuesta de Lonteith -además ¿Qué es lo peor que podría pasar?- y fue entonces que los verdaderos problemas para Lincoln comenzaron.

-Antes quisiera hablar un poco con la pequeña Lucy- la última noche no fue la mejor para la pobre alma en pena que fue testigo de cómo se llevaron a su joven amado hacia las llamas del infierno y como Lonteith se sentía culpable por ser él mismo quien atrajo a ese demonio queri recompensar a Lucy por ello pero la respuesta que recibió a cambio fue peor de lo que imaginó.

-No- la fuerte palabra de Rita retumbó en los oídos de Lonteith -ustedes no pueden verse hasta después de que las sospechas bajen, sé que no es lo que Lisa dijo pero si no te molesta quiero evitarlo a toda costa.

-No se preocupe mi señora pero por favor os pido que la cuide, los espíritus dijeron que la noche atormentó a Lucy de formas inimaginables, si alguien puede cuide de ella y de la otra pequeña rubia, su mente es un desastre y lo que necesita no es aislamiento sino amor.

-¿Qué podrías saber tú de mis hijas?

-Porque yo conocí sus almas hace cientos de años- aún siendo la imagen de un niño él llevó a Rita a solas de sus hijas, amablemente le cedió un asiento en la cocina, sirvió un par de vasos de agua y se sentó con ella a la mesa.

-No estoy acostumbrada a que mi hijo de quince años me mingune sobre la enseñanza que le doy a mis hijas.

-Lamento el malentendido mi señora pero yo no soy el joven Lincoln y francamente soy más viejo que usted- Lonteith alzó su vaso en el aire frente a Rita -¡Brindemos my Lady! Por los hijos- fue entonces que Rita lo comprendió, ese no era su hijo claramente pero tampoco era alguien malo solo que la manera en que se conocieron no fue la mejor de todas, aún con la mente hecha trizas alzó su vaso y brindó con él.

-¿Tú tienes hijos?

-No... Mi amada estuvo embarazada pero... Ella perdió a nuestro bebé, no pudo dar a luz a mi princesa.

-Lamento mucho escuchar eso- palabras clásicas para momentos dolorosos, aún siendo alguien más su dolor era genuino y ardiente, Rita lo entendió mejor que nadie y con voz cálida como la de cualquier madre le dijo: -estoy segura que si tú volviste ella te estará esperando en cualquier lugar.

-Eso espero, jamás la conocí pero lamentarlo no traerá a mi pequeña conmigo.

-Supongo que tienes cierta razón en todo esto ¿Y puedo preguntar por tu "amada"?

-Claro que sí, su nombre era, See Lla- Rita jamás había visto esa expresión en el rostro de su hijo, ni con Ronnie o Haiku, claro no era Lincoln pero ese rostro pertenecía le pertenecía, ese rostro era de amor verdadero -ella... ¿Cómo podría describirla? Era una mujer de piel morena como la madera del más hermoso árbol de primavera, fuerte como el roble más robusto de invierno, cálida como el beso matutino del primer Sol, inteligente al igual que la madre naturaleza y hermosa como la flor marchita más joven del jardín del Edén, ella era simplemente perfecta, hablábamos lenguas diferentes y nuestras primeras interacciones fueron bastante terribles.

-¿Qué tanto?- preguntó Rita prestando total atención al relato.

-Le salvé la vida oponiendo mi anterior orden de ejecutarla, después ella me enseñó a cosechar y yo le mostré cómo mirar las estrellas, mi pasatiempo favorito pero lo que más me sorprendió de ella fue que creó estrellas ¡Con sus propias manos! Ella lo llamó pólvora y yo lo llamé magia, juntos caminamos de la mano... Hasta que decidí enviarla lejos para su seguridad ¿Teme a esa cosa que atormentó a vuestras hijas? Pues él fue quien tomó la vida de mi pequeña antes de nacer...

-Tu historia de amor no parece terminar bien.

-No... Dista de felicidad, yo fallecí devorado por bestias de otras tierras y ella... Murió enferma rogando a la vida permitir nuestro amor en algún lugar siendo felices cuidando de nuestra familia...

-¿Qué harías si la vuelves a encontrar?

-Le pediría perdón por ser un cobarde y no luchar por ella, si vuelvo a verla... Lloraría implorando una oportunidad de ver una vez más esa hermosa sonrisa tierna y boba que tanto amo... Sé que usted me entiende, cuando conocemos la tontería de amar nos enfermamos de ello y así será siempre...

-Hasta el día en que la vida nos permita, si, yo sentí eso mismo al conocer a Lynn, bailaba y cantaba como un niño en aquel viejo cruce peatonal, tal vez la historia se volvió un poco tediosa al contarla tantas veces pero juro que aún recuerdo el aroma de su perfume, la música que bailó, mi almuerzo de la mañana ¡Y hasta el momento en que me miró! Si hay alguien a quien quisiera tener en otra vida ese es mi Lynn.

-Si lo piden con todas sus fuerzas en el último momento es probable que se vuelvan a encontrar, tal vez en situaciones diferentes a las actuales pero su amor perdurará para siempre hasta que el fin de los tiempos los separe.

-Gracias- dijo Rita al levantarse de la mesa -ahora sé que no eres alguien malo sólo que la vida tiene planeado algo para Lincoln... Y tal vez para ti, solo prométeme que mi hijo va a regresar.

-Señora mía le juro por mi vida que haré todo lo posible por regresar a Lincoln con los suyos- lo que él no sabía era que un gran dilema vendría para hacerlo decidir ¿De verdad Lincoln vale más que su vida? Su verdadera vida.

Una hora después en el estacionamiento de la escuela secundaria de Royal Woods la vieja Vanzilla llegó con Leni y Lonteith a bordo.

-¿Recuerdas el plan?

-Responder al nombre de Lincoln, sonreír, presentarme y luego regresar a vuestro hogar lo más rápido y silencioso posible, suena muy bueno para ser real.

-¿De verdad? Porque creo que yo necesito leerlo de nuevo.

-Oh mi tierna Leni, muy noble y pura para este mundo lleno de dolor- bajó de Vanzilla y con una sonrisa y su mano en el aire se despidió de Leni -muy bien, trataré de no hablar y sólo llegaré a... ¿A dónde tenía que ir? ¡Esto no puede estar pasando!

-¡LINCOLN!- repentinamente una bella chica corrió hacia él con la respiración más agitada que jamás hubiera visto.

-¡Hola!- fue lo único que dijo para no ser descubierto.

-¡Hace meses que no te veía! ¿Pasó algo?

-Nada de nada mi joven... Conocida... Sólo... Familia.

-Hablas raro, bueno igual casi nunca entendí cuando hablábamos de cómics o series jajajaja.

-¿Entonces vamos al mismo aprendizaje?

-¡Claro! Uy y creo que debemos irnos, la clase final está por comenzar y por cierto ¿Traes el guión de tu personaje? Yo lo olvidé y sabes lo que significa.

-¿Qué significa?

-¡Qué tendré que hacerlo de memoria! Odio la escuela, ni siquiera sé para qué vengo.

-El conocimiento es poder, aquel que tiene en su mente el mundo tiene el control, en esta época llena de locos tratando de llenar su propio vacío con excesos el saber es lo único que nos mantendrá cuerdos, dígame señorita ¿Prefiere estar aquí un día o pelear en una guerra hasta el final de sus días?

-Suenas como mi abuelo jajajaja pero comprendo a lo que te refieres, el saber nos abre los ojos... ¡Muchas gracias Linc!

-¿Podría recordaos vuestros nombre?

-¡Alice! Pero sabes que me gusta que me llamen Cookie.

-Lo haré si me lo permite- a manera de juego ella tocó su frente y dijo:

-Permiso concedido jajajaja ahora vayamos a clases, por cierto ¿Ya te dijeron que te ves bien el día de hoy?- esa fue la última pregunta que ciertas personas en su escuela escucharon hacia él.

-Es sorprendente que no nos hablara.

-¡Lo sé! Y eso que Clyde y Stella le compraron un regalo de bienvenida.

-Lo sé... Pero hay algo diferente en él, es como si fuera... ¿Raro? No lo sé, no es el Lincoln de siempre, es seguro y algo coqueto.

-¿Stella?- preguntó Clyde con una mirada burlona a su amiga -No me digas que...

-¡No hablo de eso! Él jamás coquetearía con alguien, es muy tímido para eso, además es la primera mañana en que no se queja de sus hermanas- respondió Stella a su amigo dudando del actuar de Lincoln.

-¿Creen que debamos decirle de Chandler?- es como dicen, el valiente vive hasta que el cobarde quiere y esta vez los cobardes nerds de la preparatoria no se dejarían avasallar por las tontas molestias de un pobre gritando atención.

-No- respondió Zach -esto es con nosotros, él lo soportó toda la secundaria, nos toca resolver nuestros problemas solos, podemos hacerlo sólo es cuestión de...

-¿Tener un plan?- preguntó Clyde.

-¡Exacto!- respondió Zach.

-¡Osea como los de Lincoln!- y claro, la exclamación de Stella dió en el blanco.

-¡No! ¡Ya no quiero!- la ira de Zach estalló, los constantes abusos, las burlas, golpes y demás hicieron que la furia desbordara de los cabales del pequeño pelirrojo -¡Después de clases! Ese maldito y sus estúpidos perros sirvientes se van a arrepentir de jugar con nosotros ¡¿Están conmigo?!

-Lo estamos- dijo Liam -es mejor recibir una golpiza que seguir aguantando sin hacer nada.

-¡Lo mismo digo!- a veces el vendaval se desata con el más pequeño viento del este, esta vez Zach fue el revolucionario contradiciendo su oposición -¡No importa que me tiren los dientes! ¡Esto acaba hoy!- aunque claro para "Lincoln" el día en silencio fue muy poco ya que tan solo al llegar su muy amigable compañera se encargó de integrarlo a su divertido grupo de amigos, desde chicas hasta chicos trataron de hablar con él sobre su viaje, aventuras sin igual -¡Dragones, magia y hechicería!- fueron pocas de las palabras tan hilarantes que espabilaron a sus compañeros, yendo de aquí para allá volando por los cielos Escoceses o por las agua heladas de su reino, sueños de muerte y regresos inesperados, incluso aquellos que no lo frecuentaban decidieron escuchar con suma atención aquel tan maravilloso relato sobre Escocia y su pueblos mágicos llenos de antiguas ruinas, personas amigables, ruidosas y muy sonrientes además de claro de la pobre loca que aún trata de obtener la corona del duque.

-¡¿Entonces tú eres un duque?!- le preguntó una chica morena de gran sonrisa.

-Por mis venas corre la sangre del gran "¡Lonteith de Loud!", Claro antes de que Escocia fuese invadida por la tiranía inglesa y su feudalismo estúpidamente devoto a esa reina inmortal ¡Cómo lo detesto! Pero antes mis amigos los Loud gobernaron sobre esas bellas tierras con honor, justicia y poder, no siempre fueron amables con el pueblo por supuesto pero muy en el fondo, todos los reyes hasta antes de la consumación con Inglaterra tenían por obligación luchar en el frente por su reino y no como los cobardes de ahora que se esconden detrás de ventanas mágicas, insultan y desbordan tonterías a rienda suelta ¡Pero si los tuviésemos en las narices puedo asegurar que temblarían del miedo!- tal vez fuera la sangre real que tanto presumía este nuevo Lincoln pero una que otra chica lo miró con diferentes ojos, incluso su más reciente compañera sonriente lo tomó de la mano con mucha confianza, lo miró y le dijo:

-Oye Linc ¿Qué te parece si tú y yo vamos por un helado al salir de la escuela? No tengo nada que hacer y tal vez no quieras más chicas cerca de ti pero creo que tú y yo podríamos hacer buena química en el kiosko de sodas ¿No te gustaría?

-Lo lamento mucho bhean bhòidheach.

-¿Qué significa eso?

-Es "bella señorita" en escocés.

-Aw ¡Lincoln! ¿Por qué jamás vimos ese lado tuyo?

-No lo sé, creo que después lo averiguaré... Pero volviendo a nuestra plática lamento deciros que debo volver a mis aposentos, me esperan importantes actos.

-Ow ¿Y si te desocupas?

-Entonces tendrá un compromiso- aquella clase Lonteith no hizo más que escuchar los relatos de los compañeros de Lincoln pero cuando fue su turno el aula entera hizo silencio, sus palabras, la personificación del personaje, la historia, los sentimientos, su historia de amor, guerra, maltrato y despojo de vida fueron tan bellos que su maestra no tuvo más remedio que aplaudirle de pie ovacionando su duro esfuerzo.

-¡Señor Loud!- dijo la profesora -no tengo idea de cómo fue que lo hizo pero esa fue la mejor presentación de todas, parecía como si lo hubiese vivido en carne propia incluso.

-No se compare, esto no es más que una cruel vida, la cara más triste que la existencia puede darle a alguien, espero que esto le sirva tanto a usted como a los demás sobre lo que la vida es realmente.

-No tengo más opción que darle la calificación más alta, espero ver ese entusiasmo el próximo semestre.

-Cuente con ello mi señora- la profesora río un poco y se alejó tranquilamente de él -¡Y con eso he cumplido! Me gustaría ir a pescar pero dudo que en este mundo tan podrido haya si quiera un río, además sólo sé pescar en altamar- y fue entonces que todo se fue al caño, antes de emprender la caminata de regreso a su hogar fue interceptado abruptamente por...

-¡LINCOLN! ¡LINCOLN QUE BUENO QUE TE ENCONTRÉ!

-¡Wow! Tranquilo mi amigo de cabellos rojizos ¿Está todo bien? Gusta un poco de agua fresca.

-¡No! ¡SON TUS AMIGOS! ¡Chandler los estaba molestando como siempre! Y después... Liam y yo tratamos de atacarlo pero sus amigos eran mucho más que nosotros cuatro ¡Clyde y Stella están tratando de aguantar! ¡Y creo que (sniff) le rompieron la nariz a Liam! ¡Ellos me enviaron a buscar ayuda! ¡Por favor Lincoln! ¡LOS VAN A MATAR!

-¿Acaso dijiste "Clyde"?- enseguida recordó que Lincoln le contó sobre ese hermano de otra madre, ese mejor amigo del alma por el que Lincoln daría la vida, ese compañero de vida con que según él compartiría vida y muerte si fuese necesario, el problema fue que Lonteith no conocía el sentido figurado, la palabra "matar" fue literal para alguien que lo perdió todo como él.

-¡LLÉVAME CON ELLOS!- no importó que Zach estuviese golpeado y lleno de sangre, Lonteith lo cargó en su hombro y le rogó que por favor le dijera a dónde ir, Zach lo hizo como pudo y al llegar el verdadero infierno se desató.

-¡Pero miren quien es!- exclamó Chandler, un adolescente muy bien ejercitado gracias al haber practicado boxeo durante años, él estaba sentado sobre un pobre chico moreno llorando de cara al suelo -¡LARRY VIEJO AMIGO! ¡Hace rato que no te veo y veo sigues igual de miserable que tu equipo de imbéciles! Ese tonto que cargas contigo trató de golpearme, me escupió y pateó, debes de entender que eso es una ofensa para el que gobierna esta escuela- con un ademán uno de sus amigos arrastró a alguien hacia Chandler -y esta tonta me golpeó en serio, tuve que reaccionar ¡Quién sabe qué podrían hacerme! Yo sólo usé lo que sé para defender mi vida- con su mano izquierda alzó el rostro de Stella por sus cabellos hasta tenerlo frente a frente -vamos bonita ¿Por qué no me das un besito? Prometo que te dejaré ir si pasamos un rato divertido- con las pocas fuerzas que le quedaban ella le escupió en los ojos -¡Si así quieres perra!- con la palma de su mano hizo que Stella voltease su rostro de una cachetada -¡A mí no me escupas!

Y fue que las cosas realmente se salieron de control, para Lonteith ese rostro... Esa manera de vivir, esa tierna mirada de ojos rasgados y profundos, la feroz alma que no se dejaba de nada ni nadie... No era nada menos que aquella a quien perdió en el pasado, ese amor que le fue negado, aquella que jamás pudo encontrar en el más allá, un alma que estuvo buscando por cientos de años, pasó casi un milenio sin ella preguntándose si en verdad fue feliz... Y lo que vió no lo entristeció, tal acción causó la ira de un rey, un rey sabio capaz de matar con sus propias manos, alguien que juró proteger a su amada cuando la vista le permitiera verla otra vez... Y esa ira ciega fue lo que el rey estuvo esperando, él suspiró, miró a Chandler y volteó la vista hacia el cielo.

-Las nubes... En verdad que son hermosas... No esperaba (sniff) que la vida fuera tan cruel y bella conmigo... ¡Tú! El tarado con delirios de grandeza - esta vez se dirigió a Chandler no con una sonrisa sino una seriedad fría como el hielo -Elige... ¿Qué te gusta más? La quijada, las piernas o los brazos.

-¿Ahora de qué estás hablando?- respondió Chandler.

-Sólo te permitiré mantener una, si no respondes ahora la oferta expirará- Chandler se burló a gritos de él hasta hacer la ilusión de quedarse sin aliento.

-Bryan- con una mirada y su voz llamó a uno de sus siete amigos -rómpele los dedos a Larry.

-Y como un perro te arrastras a ser obediente, pobres campesinos ignorantes- aquel chico se acercó a Lonteith seguro de sí mismo al considerar una diferencia de tamaño bastante pronunciada -hijo si me tocas dile adiós a tus dientes- él no hizo caso, se acercó más y más hasta que... Un segundo pasó para que escupiera sus dientes frontales en un mar de sangre -te lo dije, no me toques- los presentes incluso los amigos de Chandler se quedaron temblando de miedo al ver lo que había pasado -ahora si suelta a la señorita podrá mantener sus ojos en su rostro.

-Tres golpes en medio segundo, veo que tú también hiciste algo contigo Larry- esta vez dejó a Clyde y Stella tirados en el suelo -hoy serás mi perra, cuando acabe contigo...

-¿Sólo para eso abres la boca?

-¿Qué dijiste?- Chandler lo tomó por la camiseta tratando de intimidarlo.

-El hablar quita tiempo, no uses la boca a menos que sea para declarar una guerra, las amenazas son para cobardes- Chandler le propinó un fuerte puñetazo en el rostro que le hizo... Nada... Nada excepto un muy pequeño moretón en la barbilla -eso estaba esperando, el que inicia la guerra no es igual al que se defiende- ¡En menos de lo que duró un parpadeo Lonteith pateó la rodilla de Chandler! Y la misma se dobló al lado contrario de la articulación, un crujido de terror congeló los nervios del abusivo estando al borde del llanto -¿Fue esta mano la que tocó el hermoso rostro de... De... De mi amada?- Stella lo escuchó ¡Su amada! Si no fuera por el momento tan extraño que estaba aconteciendo ella habría huido de la vergüenza pues su rostro enrojecido se mostró al no saber qué sentir -juro que esto no será en vano- levantó su pierna en un perfecto ángulo de 90 grados y de dos patadas le rompió ambos brazos al pobre bebé que ahora lloraba en el suelo -¡Una vez y no más! Nadie tocará a ese ángel mientras yo esté aquí, una meta y una promesa que juré con sangre -uno de los amigos o mejor dicho, de los seguidores de Chandler trató de acercarse pero con un fuerte puñetazo le rompió las costillas derribando su frágil cuerpo sobre el suelo -¿Alguien más desea proteger al mendigo que merece ser castigado?

-Maldi...

-¡SILENCIO!- su sola voz irritaba a Lonteith, un segundo puñetazo limpio destrozó el cráneo de Chandler, así es, ni siquiera golpeó el suelo, algo se rompió en su cabeza y sangre comenzó a escurrir de la misma -tu mera existencia me enfurece- levantó la vista del pobre chico que trataba de respirar con todas sus fuerzas -¿Ves a esa hermosa mujer de ahí? Ella me dió su mano y yo juré respaldarle con toda Escocia de pedirlo, escucha campesino, soy un hombre dispuesto a actuar, forjado con dolor desde pequeño, una promesa, ese es el pacto que formé con ella y es algo a lo que no puedo fallar, por ella soy capaz de ir y atravesar el infierno si con ello su vida está a salvo, si vuelves a tocarla, dirigirle la palabra o siquiera a mirar su perfecto andar terminaré lo que hoy empecé ¿Tenemos un trato?

-Te vas a pudrir en la cárcel...

-¿Qué es eso?

-Te quitarán la libertad...

-Un calabozo, bueno, tú me atacaste primero así que mi persona temió por la integridad misma, así que lo lamento mucho pequeño pero si te vuelves a cruzar en mi camino no será una guerra... Sino una masacre. Además ¿Puedes ver a ese joven que tanto humillaste? Bien, es mi hermano, un pacto de sangre que respeto, por ese chico mataría o moriría si lo necesitase, que te quede muy claro si vuelves al menos a dirigirle la mirada a cualquiera de ellos volveré y esta vez no seré amable ¿Tenemos un trato?

-He... Linc ¿Ya se desmayó?

-¿Entonces tengo que repetir mis versos cuando despierte?

-¡No! Creo que con eso ya es más que suficiente.

-¿Podría recordar vuestro nombre?

-Zach mi amigo... Oye Lincoln... Gracias por...

-No agradezcas- en su poca comprensión del mundo moderno Lonteith supo lo que estaba pasando, aún sin que nadie dijera nada él derramó lágrimas cristalinas de sus fríos y muertos ojos -aquí no hay nada que agradecer... Sólo... Yo... Lamento no haber llegado antes...

-Lincoln tú no lo sabías... Fue mi culpa, yo inicié esto, esta fue mi idea, yo no pude...

-Detener el régimen, tú y tu amigo decidieron pelear de frente esperando ganar con un plan sin pies ni cabeza, el enemigo fue mucho para ustedes y tristemente aquellos que los siguieron pagaron las consecuencias... Lo sé.

-¿Cómo lo sabes?

-Aunque no lo creas... Esta no es la primera vez que sucede, si me permite contaros una historia de hace miles de lunas... Había un capitán revolucionario, los guerreros de antaño eran duros como la piedra y serios como el fuego pero él... Era alegre, frívolo y sentimental, harto del yugo en el que él y sus camaradas vivían tomó la decisión de atacar un poderoso reino con la esperanza de dejar un mundo mejor... Y pasó lo mismo que entonces solo que aquel día... Nadie sobrevivió (sniff) nadie excepto aquel en el que tenían puestas sus esperanzas de triunfo, Zach... Si un día tú o cualquiera de tus camaradas tiene problemas llámame, haré lo que pueda para evitar que tragedias así sigan marcando la historia de buenas personas.

-Lincoln no sé lo que te pasa pero muchas gracias por ayudarnos pero ahora tenemos problemas peores, si vamos a la enfermería  le darán la razón a Chandler pero si no lo hacemos Liam, Clyde y Stella pueden empeorar ¿Qué hacemos?

-¿Puede caminar?

-Claro, despacio pero puedo- Lonteith tomó a los tres amigos sobre sus hombros como si fueran simples compras del mercado.

-¡Vamos!- le dijo a Zach -dime ¿Hay algún bosque por aquí?

-¡Seguro!

-¡Llévame! Yo ayudaré a estos chicos.

-Lincoln ¿De verdad está todo bien?

-No... Dime una cosa... ¿Yo he confiado en ti?

-Francamente si... Pero Clyde es quien más tiene tu confianza.

-Lo conozco, cuando despierte y claro si a él le parece bien quisiera contarle al joven Clyde un pequeño relato.

-De acuerdo, aunque sabes debo admitir que ese golpe ¡Wow! Casi lo matas.

-Gracias, fue gracias a un pequeño entrenamiento de hecho.

-¿Y en qué consiste?

-Pelear con dragones noche y día durante años, después de eso comprendes lo frágil que es el cuerpo humano, como una uva.

-Oh... Gracias.

-¿Quisiera entrenar conmigo algún día?

-¡No! Por hoy no, tal vez luego ja... Ja...- Zach lo llevó lejos, ambos se adentraron en el frondoso bosque, alejados del tumulto y del caos de la cuidad, Zach apenas y podía respirar mientras que Lonteith no sudó ni un mililitro.

-Bien- dijo Lonteith- cuida de ellos, volveré antes de que comience la puesta de Sol.

-¿A dónde vas?

-Buscaré unos cuantos remedios, tranquilo prometo curar sus cuerpos.

-Te creo pero si no te molesta creo que descansaré un ratito aquí con ellos.

-Con total confianza- a unos escasos metros alejado del grupo de amigos de Lincoln el alma añeja se detuvo para sonreírle a la vida mientras lloraba de recuerdos nostálgicos -todos están aquí... General, mi mano derecha y fiel compañero, mi hermano antes esclavo de los ingleses... Y mi amor... See Lla... Mi vida (sniff) de nuevo fallé al protegerte (sniff) ¡Perdóname! ¡PROMETO QUE EN ESTA VIDA HARÉ LAS COSAS BIEN! Sólo dame tiempo, prometo ser el hombre que mereces... Tu rostro no cambió en estos cientos de años, tu voz... Y por supuesto esa rebeldía que me enamoró perdidamente hace tantos siglos... No importa lo que pase See Lla... Yo me quedaré contigo hasta que la Tierra llegué a su fin, jamás volveré a perder tu alma... Lo prometo- pasaron horas desde que Zach se recostó junto a sus amigos, él también perdió el conocimiento pero cierta dama despertó al sentir el bello tacto de la nada.

-Ow, no estoy hecha para pelear pero creo que no me duele tanto como pensé ¡Toma eso Chandler! Yo... Yo... ¿Acaso Lincoln se me declaró? Eso fue raro, digo yo no quiero novio pero... ¡No Stella! Recuerda el pleito que ocasionaste al llegar ¡Tú no puedes salir con Lincoln! Pero por otro lado... Él ya no tiene novia, sé que no hemos salido pero podría... ¡¿Pero en qué estupideces estoy pensando?! Mejor... Oye ¿Qué es eso?- Stella alzó su vista dándose cuenta de inmediato que estaban en el bosque, iba a despertar a sus amigos pero a unos cuantos metros observó una pequeña fogata y muy cerca de ella una bella canción a capela, la letra era extraña y la voz suave como la virga de una nube, al acercarse observó a Lincoln sentado frente a la fogata -¿Qué hago? ¿Qué hago? No me puedo ir pero tampoco quiero hablar con él... ¿Qué hago?

-Podría sentarse a mi lado, es una noche fría, el calor de una fogata no amerita una charla, si tiene frío puede venir conmigo- le habló "Lincoln" a Stella.

-¿Sabías que estaba aquí?- preguntó Stella caminando a un lado suyo guardando prudente distancia.

-Te escuché merodear hace un segundo, para ser tímida habla algo fuerte- para Stella Lincoln sólo miraba la fogata jugando con una piedra y una rama.

-Casi- dijo Stella -dale un poco más fuerte así le darás vuelta.

-No trataba de darle vuelta- respondió Lonteith -sólo quería calentarla un poco.

-¿Para qué?

-Para ofrecer una disculpa- con ayuda de la rama tomó aquella piedra caliente mientras que con otra con punta comenzó a golpearla repetidamente.

-¿Una disculpa?

-Si... De hecho son un par, una es por no haber llegado a tiempo, otra vez claro, la segunda es por la tontería que dije mientras educaba a ese joven, no debí de decir tales cosas y menos de esa índole en una situación como esa- enseguida terminó su pequeña obra, dibujó una estrella en ella, con suavidad la entregó en manos de Stella -¿Podrías perdonarme?

-Lincoln...- antes de aceptar el regalo y la disculpa suspiró observando el fuego -¿Es verdad lo que dijiste hace rato?

-Si- respondió enseguida.

-¿Y qué hay de Haiku? Te veías tan enamorado... Y de esa "rubia misteriosa".

-No hay persona que quiera conmigo más que a ti, no sé si sepas lo de Escocia...

-¿Lo de ser duque? Lo contaste muy poco, dijiste que era privado pero que fue una experiencia interesante.

-No sólo ser duque pero el caso es que aquella vez durante ese tiempo en la única persona que pude pensar fue en ti, aquella relación no fue la más sana y por eso quise darme un tiempo, salir a conocerme y aclarar mi alma.

-Pero esto es... Si dices que te gusto ¿Entonces por qué nunca me viniste a visitar cuando regresaste?

-Salí con mi familia, te quiero pero ambos tenemos prioridades también.

-Ja ya hablas como si fuera a aceptar que seamos algo.

-Te propongo algo, conozcámonos una vez más, una semana te pido para demostrar que...

-¿Que me quieres?

-No, para mostrar que puedo protegerte, entregarte el mundo si lo necesitas más no si lo quieres, hacer todo lo posible por darte una vida no feliz sino tranquila y claro mucho más divertida porque quiero llegar a conocerte de nuevo, entender tu vida hoy y volver a enamorarme de ti como sé que puedo hacerlo.

-¿Y cómo piensas hacerlo?- la mejor oportunidad se presentó como una simple pregunta, él volteó hacia arriba, respiró hondo sin pronunciar una palabra -¿Qué miras?

-El cielo, hace años que no le presto atención justo al igual que a ti, hay cosas a las que jamás volteamos a ver sino hasta que éstas son diferentes, siempre estarán ahí sin importar lo que hagamos y eso es lo que yo seré para ti, si me das la oportunidad o no la verdad es que no importa porque siempre estaré ahí cuidando de ti incluso si eso significa dar la vida por un suspiro tuyo...

-¿Qué... Es lo que te gusta de mí?- poco a poco Stella comenzó a cerrar el espacio entre ellos, la curiosidad misteriosa, la atmósfera romántica del casi atardecer veraniego que los envolvía sólo le decía a Stella una cosa: ¿Por qué no?

-Esa voz fuerte y decidida, los ojos rasgados que penetran en mi alma cada vez que me miran, tus sonantes gritos que estremecen mis piernas, los amables gestos con los que conectas con la gente, esa piel tersa y suave como la seda, esos labios que jamás paran de moverse pero de los que tanto quisiera descubrir su sabor, conocer el futuro incierto que nos depara, seguir a tu lado para siempre y créeme See Lla ahora que te encontré jamás te volveré a perder.

-Stella, mi nombre es Stella Zhau.

-Mil disculpas, mi habla se entorpeció al pensar en todas las causas por las que mi corazón late al verte- claro que Stella reaccionaría a sus palabras, la curiosidad se convirtió en pena y la pena en atención, sus mejillas rojizas volaron en su cabeza -ese lindo tono sigue siendo tan bello como la primera vez que lo vi, no pido que aceptes a un desconocido en un segundo pero prometo que el tiempo que desees regalar a mi persona lo atesoraré al igual que el rubí más valioso del mundo ¿Y sabes cuál sería ese tesoro?

-¿Cu... Cuál?- el palpitar de Stella comenzó a reaccionar, jamás en la vida se había sentido así y mucho menos por un amigo, sus manos temblaban al igual que sus piernas, el frío que sentía desapareció con el calor del cariño de quién ella creía que era Lincoln, sin pensar se fue acercando más y más a él, tanto fue así que en menos de lo que pensó él ya sostenía su mano con el cuidado más suave con el que jamás la hubieran tocado.

-Ese tesoro sería un espejo.

-¿Un espejo?- le preguntó casi gritando al sentir su mano.

-Porque lo único más bello que tú sería tu reflejo- más y más, Stella no sabía de dónde salió ese sueño tan loco, tal vez murió con los golpes de sus abusadores y la vida le otorgó ese bello descanso eterno en un amor lindo y cariñoso, aquellos ojos no eran los que siempre veía pero sin lugar a dudas ante ella eran mucho mejores que los habituales, ella quiso gritar "¡Si!" De inmediato pero sabía que el aceptar la declaración de su amigo traería graves consecuencias, al menos por aceptar de inmediato así que decidió seguir su juego.

-Escucha Lincoln- Stella soltó su mano para hacerlo que la viera a los ojos -ambos hemos sido amigos por años, jamás noté que quisieras algo conmigo... Y créeme esto no es un "no" pero quiero que vayamos lento, te daré esa semana que me pediste, nos conoceremos de nuevo poco a poco, no prometo que trataré de enamorarme de ti pero tampoco me negaré si es que pasa, si puedes aceptar eso... Podría considerar darte una oportunidad ¿De acuerdo?- sin pensarlo él se inclinó ante ella -¿Pero qué haces?

-Respeto tu decisión y la acepto, para mí es un honor el que alguien como tú quiera pasar mi segunda oportunidad de vida conmigo, prometo Stella que jamás en la vida te dejaré sola, si me permites cuidar de ti quisiera pedir un favor egoísta.

-¿Qué cosa?- él se acercó con cautela, ella pensó que lo que quería era un beso, no sabía si estaba preparada para ello pero lo que pasó fue que Lonteith recostó su cabeza sobre su hombro, Stella quiso apartarlo pero había algo en él que simplemente la hacía sentir tranquila -bu... Bueno... Creo que podemos quedarnos así un ratito más.

-Un segundo a tu lado es mejor que toda una vida solo, incluso la vida después de la muerte no tiene sentido si no estás tú para acompañarme.

-¿De qué galleta de la fortuna sacaste eso?

-De la misma fortuna que me permitió enamorarme de ti.

-¡Lincoln basta! Haces que me sonroje.

-Quisiera causar en ti ese mar de sensaciones todos los días, que jamás dejes de quererme aún después de ver lo aburrido que soy, que aún conociéndome nuestro cariño sea el que nos guíe por esta y mil vidas ¿Me lo permitirías?

-Por ahora hay que vivir esta semana, mañana quién sabe...- esas palabras del amor de su vida pasada hicieron trizas sus ilusiones al darse cuenta que irremediablemente él moriría.

-Si... Nadie lo sabe Stella...- ¿Qué valía la pena realmente? Una muerte asegurada tal vez pero ¿Para quién exactamente? Ambos han sufrido, reído y vivido ¿Pero quién realmente merece la vida? La realidad es que nadie tiene el derecho de decidir la duración de la vida de una persona, bien podemos creer que algo es mejor solo porque no satisface aún si las consecuencias son irreversibles o atroces siempre y cuando nos hagan sentir bien creemos que son correctas, no sabemos que nos podría separar el destino y ahora que el trato se cumplió por al menos una semana uno vivirá con la sabiduría de un viejo, la euforia de un niño y la fuerza de un adulto mientras el otro sufre el castigo de su antepasado, aún sin ningún tipo de contacto ambos saben que el fin de la semana llegará cuando menos lo esperen.

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