Inupi/Takemichi; Capítulo 27.
Inupi solo había ido al apartamento de Takemichi una vez. Fue en uno de los cumpleaños del omega, quien lo obligó a salir de casa, y celebrar con mucha comida y bebidas enlatadas, solo ellos dos. En ese entonces el lugar era sencillo y desordenado, no había espacio limpio para sentarse, había mucha envoltura vieja de golosinas o mangas desparramados; ahora estaba muy diferente, hasta elegante, muebles nuevos, semblante fresco. Al entrar creyó que estaba en un apartamento distinto, pero viendo que seguían en el mismo viejo edificio, él que había cambiado era su mejor amigo. Podía darle un punto bueno a Mikey, porque estaba seguro de que gracias a él ese sitio era habitable.
Algo que solo era posible con la magia del amor.
De todos modos, no fue tan confortante estar allí dentro, el olor mezclado de alfa y omega lo tenía un poco mareado, solo llevaba un par de horas allí y seguía tratando de acomodarse. Se había puesto muy pálido y descompuesto.
—¿Estás mejor? —preguntó Takemichi intranquilo, extendiendo a Seishu un vaso de agua—, no pensé que estuvieses tan sensible a los olores, supongo que es normal si sales poco de casa, igual no huele tan mal, ¿verdad?
Estaban sentados en el sofá nuevo de Takemichi, Inupi podría saltar allí por lo acolchado que se sentía, pero no estaba bien para eso.
—¿Cómo no? Parece que Mikey y tú se revolcaran por los suelos y las paredes, y los muebles, todo huele a ustedes —respondió Seishu más divertido que incómodo.
—Bueno... pasamos la mayor parte del tiempo aquí, es normal parece. —Se excusó el chico con un ligero sonrojo en las mejillas. Mikey no estaba allí, los había dejado solos para que se pusieran al día con sus "cosas de omegas". Fue muy considerado de su parte, puesto que ahora podían hablar confianza.
—No es tan malo en realidad, ustedes se van a casar, es normal que estén juntos todo el tiempo y que todo lo suyo huela a perfume Maitake. —Seishu trató de animar el ambiente, bebiéndose lentamente el agua. Su estómago seguía un poco revuelto y sus nervios un poco crispados, pero era parte del cambio de apartamento. La próxima que fuese de visita usaría cubrebocas todo el tiempo.
—¿Perfume del qué? ¿Quieres algo de comer? —preguntó Takemichi con una sonrisa amable.
—¡Maitake! Mikey y Takemichi, suena lindo —contestó risueño el omega y negó al ver la mueca confusa que hizo Takemichi, era tan adorable—, ¿vas a cocinar? No sabía que lo hacías.
—¡Oye! Soy muy buen cocinero. Y me gusta Maitake, suena bien, lo pondré en las invitaciones de boda.
Takemichi se levantó y como la cocina estaba a la vista, dejó a Inupi en el sofá, no iba a dejar que se moviera mucho cuando casi se vomitó en su sala de estar. Eso habría sido desastroso. Lo último que quería decirle a Akane era que su hermano se había enfermado un par de horas después de llegar a su casa, sería el colmo de su vergüenza, ¿verdad?
—¡Estupendo! Y no decía que no sepas cocinar, solo que es raro que hagas cosas fuera del trabajo. —Mordió su labio inferior para evitar reírse, no era su intención burlarse de su mejor amigo—, mejor cuéntame cómo fue la proposición de matrimonio y qué harás para tu compromiso, estoy muy curioso. Te advierto que no soy bueno organizando cosas, de todos modos, ¿no hay gente que se encarga de eso? ¿Por qué tú?
—No fue muy romántico ahora que lo pienso. Mikey estaba muy celoso de todo el mundo, entonces se volvió insoportablemente posesivo y estuve a punto de dejarlo, incluso le prohibí venir y lo amenacé con que lo golpearía si se aparecía— contó el chico mientras cocinaba—, luego un día tomó el supermercado, no sé cómo lo hizo, pero por el megáfono me pidió perdón, hizo un alboroto y luego me pidió matrimonio delante de todo el mundo, dijo que no se iría hasta que aceptara, obviamente le dije que no, pero todos gritaban que aceptara para que el "lunático" que tenía secuestrado el supermercado se fuera. Era eso o la policía, dije que hablaríamos primero y luego aceptaría, Mikey parecía arrepentido de todo y yo lo amo, así que aquí estamos.
—Tienes razón en algo, eso no es romántico —agregó Inupi soltando la carcajada que había estado conteniendo—, pero no me lo imagino de otra forma, ese si es tu alfa.
—Si lo es, de todas formas, lo vamos a compensar con una linda fiesta de compromiso y puse como condición que yo la organizaría, pues no quería nada ostentoso, y entonces me ayudarás.
—Insisto, no seré de mucha ayuda. —Inupi ni siquiera era bueno para organizar su propia vida,
—Claro que sí, siempre has tenido buen gusto como esa sudadera que me diste para navidad el año pasado, es mi favorita. Estoy seguro de que me ayudarías a elegir el más bonito de los trajes.
Inupi sonrió, enternecido porque lo tuvieran en cuenta para algo tan importante, calentaba su corazón. Takemichi era el mejor amigo que alguien pudiera desear.
—Entonces daré lo mejor de mí —dijo sincero, levantándose para llevar el vaso a la cocina y ayudar en lo que pudiese.
Después de eso, las cosas fluyeron más natural entre el par de amigos. Charlaron, comieron y vieron películas hasta que se quedaron dormidos.
Al día siguiente, Inupi se despertó de mejor ánimo. Se había acostumbrado al aroma que flotaba en el aire y desayuno ante la vista de un inquieto Takemichi, estaba haciendo varias llamadas para programar las citas para la comida, el salón y extras, se suponía debían salir a revisar detalles. Mientras Inupi se comía una tostada con mucha mantequilla, se preguntó qué tan costoso sería un compromiso y la boda, si fuese Koko estaría llorando por los gastos.
Su rostro se contrajo al recordarlo, su mente era traicionera al traerlo cuando menos lo esperaba. Dejó de comer cuando su estómago se revolvió ante los pensamientos y Takemichi que notó el cambio de su aroma, se acercó para palmear su cabeza.
—Tenemos que salir, debemos ir a revisar el menú, ¿iras así o te cambiaras? —preguntó el omega, viendo el atuendo casual de Inupi.
—Así está bien, ya me bañé más temprano.
—Bien, porque Draken estará aquí pronto —dijo distraídamente el chico, alejándose de Seishu para dar vueltas alrededor—. ¿Dónde dejé esa estúpida libreta?
—Relájate, ¿de qué libreta hablas y quién es Draken?
—Es el mejor amigo de Mikey y nuestro acompañante, es un alfa. No te asustes cuando lo veas. Lo de la libreta es solo dónde tengo anotado mi itinerario y algunas cosas importantes.
—Insisto en que debiste contratar a alguien —repitió el omega rubio, sin quitarle la vista de encima al ansioso Takemichi, otro poco más y se hubiese mareado.
—Gracias, pero...
Takemichi no terminó su frase, alguien tocó a la puerta varias veces, ese debía ser Draken. Se apresuró a abrir mientras Inupi recogía la mesa con los platos del desayuno. Tenía algo de tiempo antes de que se fueran. Levantó su cabeza cuando el aroma de un nuevo alfa se coló en el apartamento y trató de no mirar por encima del fregadero para ver al tipo que entraba saludando al omega.
—¡Draken! Llegas a tiempo, pasa. Encuentro mi libreta y nos vamos.
—¿Por qué siento qué perderás hasta la cabeza con esto? Debiste contratar a alguien.
La voz gruesa del chico fue demasiado para Inupi, quien se estremeció involuntariamente, pero no de miedo, era solo su ansiedad jugándole una mala pasada.
—¿También tú? Ah, ustedes no confían en mí. Te dejó con Seishu mientras busco en mi habitación.
—¿Seishu? —preguntó divertido el alfa, hasta que sus ojos se posaron en el omega en la cocina, estaba impresionado de que Takemichi tuviese visitas nuevas.
—Eh, hola, mucho gusto —saludó torpemente Inupi, limpiándose las manos con un trapo limpio para acercarse al alfa y extenderle una mano.
—El gusto es mío, creo que Mikey te mencionó ayer, pero como habla tantas tonterías no le presté atención, Soy Draken. —El alfa le tomó la mano y le dio un apretón suave.
Cuando se separaron, las mejillas del omega estaban un poco calientes. No era común estar en presencia de un alfa tan imponente.
—Yo... ayudaré a Takemichi estos días, creo.
—Menos mal, siento que si necesita todo el apoyo que pueda.
—Gracias —respondió tímido.
—¡La tengo! Vamos. —Apareció Takemichi con una libreta en manos y una sonrisa que podía derretir el sol.
Inupi le devolvió la sonrisa y suspiró aliviado cuando pudo distraerse de la presencia del alfa, caminó al lado de Takemichi hasta estar fuera del edificio y Draken les abrió la puerta del auto para llevarlos a su primera parada del día.
Inupi se arrepentía profundamente de haber entrado a ese restaurante. Los olores de la comida y de la gente que estaba alrededor lo tenían peor que el día anterior, tuvo que disculparse varias veces para ir al baño. Takemichi estaba un poco preocupado, pero tenía que enfocarse en elegir el menú para la celebración.
Solo pudieron respirar tranquilos cuando pudo elegir con ayuda de Draken los aperitivos del día, quería platos más variados con el tipo de comida para que los invitados pudiesen elegir. El postre si fue menos ostentoso.
—Odio decirlo, pero al parecer mi comida es tóxica si vas a continuar vomitado así —dijo Takemichi después de salir del local.
Tuvieron que detenerse por aire fresco y una bebida simple para Inupi, Draken muy amablemente los estaba atendiendo. Era un hombre muy paciente.
—Ya te dije que no es la comida, son todos esos olores. No estoy acostumbrado. —fue la respuesta simple de Seishu, esperando que al final del día el malestar se hubiese ido por completo.
Draken miró entre Takemichi e Inupi y estuvo a punto de decir algo, pero prefirió guardarlo para no arruinar el momento.
—¿Quieren qué los lleve a casa? —dijo finalmente el alfa.
—¡No! —Gritaron al unísono los omegas.
—No vamos a retrasarnos por esto, estaré mejor con el tiempo —dijo Seishu, bebiéndose de golpe su jugo. No esperó a que alguien más opinará antes de irse al auto y acomodarse en los asientos traseros. Acariciaba su estómago como si con ello pudiera decirle que se calmara.
—Vayamos a ver los trajes entonces, siento que nos tomará un poco de tiempo. — Takemichi lo siguió, sentándose al lado de Seishu para vigilarlo.
—Esto debió ser lo primero — agregó el alfa y suspiró, ese iba a ser un largo día. Mikey no le consentía lo suficiente por todo lo que hacía por él, lo bueno es que Takemichi era una bolita de amor Y Seishu era un omega agradable.
El recorrido por las mejores tiendas fue tan malo como lo esperaban, no había nada adecuado para Takemichi según Seishu. Y debían aceptar que era cierto, ningún traje hacía mucha gracia con el omega pelinegro, debían enfocarse en algo que resaltara sus ojos. Y bueno, tuvieron suerte en la última tienda.
—Me encanta como se te ve ese, es perfecto. —Inupi levantó sus pulgares y le dio el visto bueno.
Era un traje negro de una pieza, la camisa de dentro era azul. No llevaba corbata porque no la necesitaba, además que se vería más sensual sin ella. Seguro que Mikey quedaría embobado con ello.
—¡Es tu turno, Seishu! ¡Elige algo! —exclamó Takemichi feliz, se sentía completo con su traje.
—¿Qué? —preguntó el omega rubio, sorprendido—, no voy a comprar nada, no tengo dinero.
—Lo pagará Mikey, obviamente. Aprovecha. —Tan emocionado que estaba Takemichi que empujó a Inupi a probarse trajes.
Inupi miró a Draken en busca de ayuda, pero le dijo que ya había pasado por eso cuando Mikey lo obligó a ir con él por su propio traje y no le quedó de otra.
Inupi Afortunadamente no se tardó tanto como Takemichi al elegir algo sencillo, sabía qué tipo de trajes le quedaban bien.
—¡Listo! Con esto ya hemos hecho mucho, mañana seguiremos.
—¿En serio? —preguntó Seishu, casi gimiendo por el cansancio. Habían estado todo el día dando vueltas por las tiendas, una más y moriría.
—Vamos, no ha sido tan malo, saliste de casa y no te ha pasado nada —farfullo Takemichi, haciendo mohines.
—Bien, bien, dije que te ayudaría, pero me estoy arrepintiendo.
—Ya, no seas dramático como Mikey, vamos...— dijo Takemichi llevando a Inupi de vuelta al auto—, vamos, Draken-kun, llévame con Mikey, quiero que vea el traje primero.
—¿A la oficina? ¿no quieres esperar? — preguntó el alfa igual de cansado, solo quería irse a casa.
—¡Claro que no! Complace a este omega emocionado, ¡me voy a casar! —al parecer Takemichi usaba sus poderes con todo el mundo, Draken difícilmente podría rechazarlo.
Mientras el dúo hablaba, Inupi sudó frío. Si iban a las oficinas de Mikey, que eran prácticamente las mismas que Kokonoi, ¿lo vería por fin?
No, no estaba listo.
¡Buenas tardes/noches! o días, no sé, ¿Cuándo estén leyendo esto?
Tengo hoy dos cosas de decirles. La primera es que como saben, he estado pensando hacer la edición de esta historia, los primeros 27 capítulos, ah no, los primeros capítulos siento que necesitan corrección, es que si me leen saben que lentamente estoy mejorando. Y pues, edición implica mandar a borrador, pero, ¿espero hasta el final?
Lo segundo es que me gustaría su opinión, ¿la historia va muy rápido o por el contrario va muy lenta? ¿O esta bien como va? No teman decirme todo.
Besos en la cola, gracias por leerme.
Y eh, un cap. Seguido del anterior, me tardaré en el siguiente. no sé quejen (???)
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