Inupi/Koko; Capítulo 10.


Inupi gimió, frustrado, mientras intentaba llevarse otro pedazo de sushi a la boca; él simplemente no podía comer más. Ese alfa se había sobrepasado con el pedido solo por molestarlo. Dejó de comer y miró la pantalla del computador, manteniendo los mensajes abiertos para hablar con Kokonoi, que por un rato dejaron de llegar, ¿estaría comiendo? ¿Algún accidente en casa? Se limpió los dedos y volvió a escribirle.

#RedQueen

Oye, ¿te ahogaste con la hamburguesa?

Visto.

Arrugó las cejas al ver que Koko veía el mensaje, pero seguía sin responder. Tuvo que esperar otro largo rato hasta tener señal de vida y el apetito casi se le había esfumado por completo. Ese chico lo ponía mal.

#KokoMoney

Lo siento, llegó un amigo y se quedará en casa esta noche. Es un omega empalagoso que se terminó de comer mi helado.

Te juro, si no fuera un caballero lo habría sacado a patadas de mi habitación.

Hace un momento.

Un Inupi sorprendido y alarmado, no supo que responder, ¿Koko estaba acompañado de un omega? ¿Estarían a solas el resto de la noche? ¿Se había comido el helado? No podía obviar el hecho de que Kokonoi era soltero y un alfa muy guapo, sin embargo, estaba un poco decepcionado. Lo peor era que no podía decir nada al respecto, debía tragarse la sensación amarga que lo recorría.

#RedQueen

Uhm, no hay problemas, supongo que aquí se acabó el juego. Fue una buena noche, gracias por la comida.

Visto.

#KokoMoney

Es una pena, quería ayudarte a pasar ese nivel de fuego. Nos vemos mañana. Come todo lo que te mandé, no desperdicies la comida.

Hace un momento.

#RedQueen

Está bien, hasta mañana.

Visto.

No se sentía conforme con esa despedida, al contrario, deseaba poder decirle otra cosa, pedirle explicaciones. No le sentaba nada bien que su amigo, el chico con el que estaba compartiendo comidas, le estuviera abandonando por otro omega. Y no eran celos, por supuesto que no. Intentó no pensar demasiado en ello y simplemente cerrar la app, cuando un nuevo mensaje le llegó y como un tonto, se quedó a ver lo último que Koko le decía.

#KokoMoney

Nos vemos mañana, no sientas celos.

Hace un momento.

Inupi con sus ojos bien abiertos, cerró todo la aplicación y el computador, sintiendo su respiración muy pesada. Estúpido alfa, ya mañana se vengaría.

Inupi apagó la computadora de golpe y sintió como la respiración se le aceleraba, al igual que su corazón que parecía que se le saldría del pecho. Tonto alfa, ya se vengaría luego. Debía pensar positivo, tal vez Koko y ese alfa de verdad solo eran amigos y no pasaría nada entre ellos. En la mañana trataría de sacar información de ese omega, como buen amigo, se mostraría preocupado y comprensivo, ese era el plan.

Se fue a la cama esa noche, con una sensación opresora en el pecho. Tenía el presentimiento que algo estaba a punto de pasar, y no podía estar seguro de que era lo que estaba mal.

. . .

—¡Estás bien, Akane! Perfecta para tu primer día en esa oficina —murmuró, de pie en la sala, viendo a su hermana mayor ir de un lado a otro. Lo tenía mareado el trajín. Y no había mucho que podía hacer para ayudarla.

Ella estaba buscando un peine, el uniforme, zapatos, maquillaje. Entendía los nervios de la primera vez, pero Akane era una chica lista y lo haría bien.

—Cállate y revisa que los papeles en la mesa sean mi carta de aprobación, no quiero perderme nada, dicen que mi nuevo jefe es muy raro y un tipo con mucho porte, por eso debo verme elegante.

Asintió mientras se acercaba a la mesa, revisando los documentos con el nombre de la empresa: BONTEN, ¿en dónde había leído ese nombre? en todo caso, todo parecía ir en orden. Lo último que hizo fue acomodar los papeles dentro de una carpeta y dejarlos al lado del bolso de la beta.

—Parece que todo va bien, no dejen que se propasen contigo en el trabajo.

—No lo haré, hermanito. Gracias por preocuparte tanto. —Akane terminó de agarrarse la coleta y se acercó por sus cosas, luego le dejó un beso en la frente y con una corta despedida, se marchó.

—Suerte... —susurró entre bostezos, volviendo a la cama para continuar con su siesta que se vio interrumpida por una beta muy insistente. 

Kokonoi llegó al trabajo unos minutos tarde, de hecho, diez minutos tarde. Todo por culpa de Rindou, quien tardó más de treinta minutos en el baño, ¿haciendo qué? no tenía idea, pero estaba de mal humor. El omega canturreaba feliz mientras entraba al edificio, a sus espaldas estaba Koko, con grandes ganas de estrangularlo.

—Por fin llegaron, Koko, ¿no te habrás aprovechado de mi hermano? —preguntó un divertido Ran, con el afán de sacarlo de sus casillas.

Kokonoi rodó los ojos y resopló, negando asqueado.

—Ni en tus sueños más perturbadores. Y que quede claro, ¡No soy niñera!, no se puede quedar en casa cada que salgas con Sanzu. Tengo una vida privada, ¿sabías?

—Necesitas amigos, te hago un favor. Y tu vida privada consiste en jugar en la computadora.

—No me gustan tus favores y no te metas en mi vida —dijo, irritado—, voy tarde, si me disculpan, ¿no vienen? —preguntó al ver que la pareja no tenía intención de ir hacia el elevador.

—No, hoy llega nuestra nueva asistente y debemos ir a conocerla primero, ¿no es una buena noticia?

—Para ti, no soporto que otros hagan mi trabajo, los veo luego —vociferó, adelantándose al ascensor e ignorando la burla de sus compañeros de trabajo. Lo desesperaban.

Ran desde su lugar, colocó una mano en su cintura y vio como Koko desapareció en dirección a su piso. El chico se veía estresado, tal vez debería relajarse más.

—Vamos, no hagamos esperar a nuestra asistente —dijo Ran a su hermano menor.
Rindou seguía a su lado fielmente y juntos avanzaron por las oficinas administrativas del primer piso. Lo primero que debían hacer era darle un tour a la nueva, a quien no habían podido conocer porque las inducciones no se daban directamente en el edificio, sino en una sucursal. Era un procedimiento tedioso, sin embargo, como era el primer día, se esforzarían por hacerla sentir cómoda.

Rindou saludó efusivamente a la secretaria principal con la mano y ella en respuesta se encogió en su puesto de trabajo y rodó los ojos, vaya que había un gran ambiente laboral. Ran entró a la oficina sin hacer demasiadas preguntas y se encontraron a una mujer rubia, de estatura promedio y con una mirada angelical con unos ojos claros, bonitos. El porte se notaba muy improvisado, pero eficiente; el uniforme le sentaba bien, aunque estaba seguro que se vería mejor con el pelo suelto y no la coleta que llevaba.

Ella al verlos se levantó de un salto e hizo varias reverencias, con una sonrisa cordial en sus labios pintados, de un tono natural. No tenía aroma distintivo en ella, entonces era una beta.

—Buenos días.

—Buenos días, ¿eres la nueva asistente? —preguntó Ran, aburrido.

—Oh, sí, sí, disculpe, soy Inui Akane.

Rindou se adelantó a su hermano y le extendió la mano a su nueva compañera de trabajo con amabilidad.

—Mucho gusto, soy Haitani Rindou y él, es mi hermano Ran, seremos tus jefes.

—Un placer, por favor cuiden de mí —La beta, dubitativa, tomó la mano del omega y sonrió con la misma gracia que Rin.

—Por supuesto, te mostraremos el lugar, vamos. Menos mal que eres una beta, aquí solo hay muchos alfas y betas, muy pocos omegas.

Rindou soltó la mano de Akane, pero no la dejó ir; casi al mismo instante la rodeó del hombro y caminaron juntos fuera de la oficina. Ran rodó los ojos y los siguió en silencio. En los siguientes minutos, recorrieron todos los lugares de los que Akane debía conocer.

Muy cerca de ellos, estaba Kokonoi terminando de organizar su agenda del día, no había gran cosa que hacer, pero debía revisar unas cuentas que no cuadraban del todo. Debía hablar con Ran al respecto, solo por eso se levantó de su cómodo sillón y salió de la oficina.

Su mirada distraída estaba en la pantalla de su móvil, donde leía las noticias diarias. Escuchó las puertas del ascensor y no les prestó atención, incluso escuchó la voz de Rin parlotear sin cesar a la que suponía era su nueva secretaria. Solo hasta que notó la figura de Ran, justo la persona que buscaba, fue cuando sacó la cabeza de las ocupaciones. Abrió la boca para hablarle del tema por el que lo buscaba, solo para quedar en shock al ver a la persona al lado de ellos.

En esos momentos su mente quedó en blanco, era muy improbable que fuera la misma persona con la que hablaba todos los días, sin embargo, preguntó con la voz algo perdida.

—¿Akane?

La chica al principio lo miró sin entender, confundida de que alguien en esa empresa la conociera, luego abrió sus lindos y expresivos ojos, no con sorpresa, si no con infundado temor.

—¿Koko?

Y cuando Kokonoi se dio cuenta que en realidad era ella, el aire pareció desaparecer por completo del pasillo. Ella estaba igual o peor que él, y no de una manera linda en lo absoluto. 


Buenas, POR FIN ACTUALIZACIÓN.

A esta historia la voy a editar se principio a fin, cuando la termine.

Ah, espero que les guste.

Errores, que deben haber muchos, háganmelo saber.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top