Inupi; Capítulo 3.
El cuerpo de Inupi se volvió gelatina. La amenaza del jugador desconocido taladró en su cabeza, y la frase: "lo has arruinado", lo dominaba en esos momentos. Con los dedos temblorosos, trató de escribir una respuesta coherente, sin embargo, hilar la idea era complicado.
¿Qué podía decirle?
Gracias a que la cuenta de su hermana estaba en peligro, la valentía de Inupi se iba por la ventana.
Intentó llegar a un acuerdo con el chico, pero solo le llovieron más amenazas; era inútil apelar al lado bueno del jugador. Al final, hizo lo que cualquiera haría en su lugar, picó el botón de salir y volvió a su pobre país, corrección, el país de Akane, y trató de actuar como si nada hubiese pasado. Probablemente la decisión menos inteligente, pero su personaje estaría a salvo.
Apoyó la cabeza en la mesa, cerrando sus ojos, frustrado. Primer día en el juego y ya lo arruinó. Lo más sano en ese momento era cerrarlo, por lo que levantó la mano y estaba por darle en cerrar, cuando le llegó una solicitud de amistad y un mensaje al privado, al comienzo pensó que era uno de esos hombres interesados en su hermana, pero al abrir la bandeja de mensajes, palideció.
Era el mismo que lo había amenazado minutos antes. Inupi no estaba listo para enfrentarlo. Suspirando, se armó de valor y abrió el mensaje, solo para darse cuenta de que el desconocido apareció en son de paz. Muy sospechoso.
#KokoMoney
"Acepta mi solicitud de amistad, prometo no matar a tu personaje o exigir nada a cambio, solo quiero hablar contigo."
Hace 2 minutos.
Inupi no era un tonto, no señor. No respondió de inmediato, antes se paseó por el perfil del desconocido, necesitaba comprobar que no fuera un acosador o algo así. Era un chico, claro, como la mayoría de allí. Se llamaba Hajime Kokonoi, un alfa. Tenía su tablero lleno de medallas y logros, era una cuenta antigua y popular. El nivel que llevaba actualmente era insuperable, y lo más destacable era todas las cosas que había comprado para su país y la cantidad de seguidores que tenía.
Mierda, ¿Por qué ese tipo le exigiría un par de lingotes de oro si tenía más que eso?
Maldito tacaño.
Al terminar la revisión, volvió al chat y tecleó rápidamente. No tenía que ser un adivino para saber que el tal Kokonoi estaba interesado en su hermana, aunque, le ganaba la curiosidad de saber porque lo había elegido a él, bueno, el perfil de Akane, cuando apenas comenzaba, ¿no había mejores por allí?
Inupi necesitaba trabajar en su autoestima.
#RedQueen.
"Hola, estoy dispuesta a llegar a un arreglo.
Solo dime qué quieres."
Sin leer.
Lo recorrió un escalofrío al referirse a él mismo como mujer, pero era el precio a pagar. Aceptó la solicitud de amistad y espero por una respuesta, que no llegó pronto.
En la espera, se levantó y fue a buscar comida en la cocina, le tocaba calentar la sopa que se enfrió mientras pasaba sustos. Para cualquier lugar al que iba se llevaba la computadora de su hermana, por alguna razón estaba ansioso por una respuesta.
En los siguientes minutos, comió, trabajó y hasta le dio tiempo de chatear con Takemichi. Kokonoi seguía sin aparecer. Otros minutos más, horas, tal vez, y no había nada. Inupi ya estaba cabeceando de sueño. Todo era una pérdida de tiempo. Apagó el portátil de Akane y lo dejó de lado para animarse a seguir trabajando, si tenía suerte, dormiría también.
Cuando recordó, otras dos horas después, sobre el juego, prendió el computador. Su corazón dio un vuelco al ver que tenía un par de notificaciones. Esas eran buenas noticias, ¿no? Aspiró un poco de aire y abrió los mensajes con cautela. Inupi casi salta de la emoción al ver de quien se trataba, era él, Kokonoi. Se enderezó frente al escritorio, tratando de no verse tan patético por el mensaje de un desconocido. Él era un omega calmado.
#KokoMoney
"Quiero disculparme, exageré un poquito. No suelo recibir desconocidos en mi país. Es un lugar grande y con muchas cosas.
Inupi rodó los ojos, ese alfa era muy arrogante. Lo perdonaba solo porque tenía su pequeña vida en sus manos, y porque se disculpó. Continuó leyendo, emocionándose con todo lo que leía.
Pero, estoy dispuesto a ser tu amigo si quieres. Puedo enseñarte el lugar y como conseguir las mejores recompensas al final del día, ¿qué te parece?"
Hace 40 minutos.
Una sonrisa sincera se extendió en sus labios. Aunque solo era por un juego, había sido lindo. Kokonoi estaba siendo muy amable, no importaba el aparente tono engreído. Inupi sentía una extraña calidez con él.
#RedQueen
"Por supuesto, me encantaría que me ayudarás. No tengo muchas cosas en esta cuenta.
Visto.
#KokoMoney
Lo noté, por cierto, lamento si tardé antes. Estoy en el trabajo y mi jefe vino a buscarme.
Me ocuparé un poco más, pero podríamos seguir charlando más tarde, si quieres.
Hace un minuto.
#RedQueen
No hay problemas, yo también estoy trabajando.
Visto.
#Kokomoney
Entonces hablamos luego, prepárate porque te voy a enseñar muchas cosas.
Hace un minuto.
#RedQueen.
¿Debería tener miedo?
Te veo luego.
Visto.
#KokoMoney
Muerdo.
Jajajajaja, bromeo.
Hasta luego.
Hace un minuto.
Inupi cerró la sesión con el corazón latiendo a mil. Normalmente evitaba los juegos de ese tipo, también las interacciones más allá de lo personal, ni que decir de los nuevos amigos, sin embargo, con Kokonoi se sentía tan distinto. Mientras estaba apagando el portátil, sintió un poco de culpa, porque por la alegría, olvidó que estaba en la cuenta de su hermana. Lo arreglaría luego, pensó, levantándose para colocar el aparato en su buró y usarlo más tarde. Akane trabajaría de noche, pasarían horas antes de que se diera cuenta de que el omega la suplantó.
Terminó los pendientes un par de horas después, y tuvo tiempo de sobra para tomar una siesta y una ducha. Los mechones rubios dorados estaban revueltos, parecía un erizo mientras los secaba. Aprovechó para encender la computadora de su hermana, meditando si debía cambiar de cuenta o jugar con la misma, ¿Kokonoi estaría bien hablando con un omega?
No quería arriesgarse a perder las enseñanzas magistrales del jugador. Era su única oportunidad de jugar con Kokonoi sin morir en el intentó. Tiró la toalla a la cama y se colocó una sudadera ancha, antes de sentarse y empezar a teclear en la aplicación, ya había tomado una decisión, se iría por el camino fácil. De todas formas, ¿qué podría pasar? Le devolvería la cuenta a Akane pronto.
Cuando su perfil saltó a la vista, lo primero que hizo fue revisar las notificaciones. Kokonoi seguía desconectado, su bandeja de mensajes estaba vacía. Se reclinó en la silla, tratando de no estar decepcionado por ello. Y como no quería desanimarse, jugó por cuenta propia. Necesitaba tener nociones básicas del juego para que Kokonoi no creyera que él era tonto.
Al terminar un par de misiones, Inupi estaba aburrido. Tomó su móvil y le envió un mensaje a Takemichi para que le echara un vistazo al juego. Takemichi no le respondió de inmediato, entonces supuso que estaba en su trabajo y se preparó para seguir jugando, cuando una notificación le llegó. Inupi mordisqueó su labio inferior, nervioso, y abrió la bandeja para mirar, de nuevo era Kokonoi.
Dejó lo que hacía para responder.
#kokoMoney
¿Akane? ¿Estás?
Hace un minuto.
#RedQueen
Oh, Eres tú. Pensé que nos volverías.
Visto.
Había que hacerse el difícil, ¿no? Se rio para sus adentros, hasta que leyó la razón de la tardanza y ahora se sintió idiota. Lo que le siguió después fue un poco más confuso, pues parecía que Kokonoi le estuviera abriendo las puertas para una confesión, que no tuvo la fuerza para hacer. Y estaba seguro que se arrepentiría después.
#KokoMoney
Me retrasé por el trabajo, pero ya estoy aquí.
¿Algo qué decir?
Hace un minuto.
#RedQueen
Ya estoy lista. Muéstrame todo lo que sabes.
Visto.
Idiota, Inupi, eres un idiota, seguía repitiéndose, a pesar de lo mucho que estaba disfrutando del momento. Aquella era una ventana que se abría para confesar la verdad, pero Inupi la cerró incluso antes de comenzar.
Y no había vuelta atrás.
Holaaaaa.
Espero que les este gustando la historia. A mí sí, bueno, debe gustarme, ¿No?
Gracias por leerme. Amo esta shipp.
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