𝑑𝑒𝑢𝑥.


—¿Qué tal si deseamos salir? — preguntó Minjeong, Jimin la miró en silencio, esperando que se explicara—. Deseaste que el suelo fuera una cama, y lo hizo... Si deseamos salir quizás salgamos.

Jimin hizo una mueca.

— Inténtalo, no creo que funcione en realidad...

Minjeong se acercó a las paredes de cristal, mirando a su infinita altura un momento.

— Deseo salir de aquí— dijo, en voz fuerte y clara, esperó unos cuantos segundos, pero nada pasó, golpeó el cristal con su puño, como si tocara una puerta para que la abran— ¡Quiero salir de aquí!

Su respiración se hizo agitada, y quiso romper en llanto, Jimin se acercó a ella, abrazándola por la espalda y apartándola de las paredes, mientras la menor rompía en llanto y gritos desesperados, ya completamente en pánico, de nuevo.

Jimin sólo la sostuvo con fuerza, escondió el rostro en su espalda, hasta que sintió a la chica dejar de pelear.

— Minjeong....

— ¿Por qué? — interrumpió la menor— ¿Por qué a ti te hizo caso y a mí no?

— No es eso, Minjeong, ¿No lo entiendes?

Minjeong negó.

— ¿Qué hay que entender, Jimin?

— Alguien nos encerró aquí — dijo la mayor, su voz grave sonó contra el oído de la menor—. Y no nos va a dejar salir sólo porque lo deseamos.

— Pero ayer tú...

— Quién sea que esté controlando esto, no le molesta darnos esas cosas, puede darnos todo, pero no va a dejarnos salir, ¿Entiendes? No podemos salir de esto.... Podrías pedir todo lo que quieras y lo hará, pero nada de salir.

Minjeong tembló entre sus brazos.

— ¿No saldremos nunca?

— No... Quizás sólo hasta que él quiera— dijo Jimin—. O hasta que descubramos algo...

— ¿Descubrir qué?

— ¿Y si estamos aquí por una razón?

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