seis | amigos
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¿Acaso estaba delirando? ¿A qué se refería? Más bien, ¿a quiénes se refería?
Esas y más preguntas rondaban por la cabeza de Sanji en ese momento. La peli-azul no tardó en volver a caer dormida, como si no hubiese dicho nada; Sanji se quedó completamente en blanco, ¿qué se supone que debía hacer ahora? ¿Actuar como si no hubiese pasado nada?
Escribió tales palabras en el cuaderno y se recargó de nuevo, meditando un poco más la situación. Ella ocultaba tantos secretos que causaban que la cabeza de Sanji doliera de tan solo pensar en ello, no quería hacerse teorías sin fundamento, pero...sí tenía fundamentos, la mayoría en su contra. Criminal o no, ella había pasado por algo muy difícil y las pruebas no mentían.
Pero por sobre todo eso, él se había encariñado en cierta forma y no la dejaría.
Pasaron varios minutos en silencio, se atrevía a afirmar que incluso más de una hora hasta que Zeff entró por la puerta, Sanji se dio la vuelta y lo miró neutral, se levantó y se dispuso a salir de la habitación.
–Mocoso... –llamó Zeff, Sanji se paró en seco. – ¿Habías tratado con chicas alguna vez?
– ¿A qué te refieres, viejo? –murmuró él.
–Me refiero a...si alguna vez te has enamorado de alguien, algo de lo que yo no estuviera enterado. –Sanji se quedó perplejo, ¿a qué venía esa pregunta en ese momento?
–Lamento decepcionarte pero el amor no es lo mío.
–Se nota que aún no maduras del todo. –Sanji frunció el ceño.
–Tch... ¿a qué va esto?
–En realidad... –Zeff se quedó callado durante un segundo, como meditando algo, se sentó y tras cruzarse de brazos habló: –...quiero comprobar si no quedarás virgen de por vida.
– ¡Vete a la mierda! –salió del cuarto con un portazo, Zeff sonrió de lado.
–No puedo esperar a que madure por fin.
***
– ¿Por siempre, Yuu? –cuestionó ella.
–Fue la promesa que hicimos. –sonrió. –Acéptalo. –pasó el collar por su cuello y lo ató, la peli-azul sonrió con la mirada baja y pasó sus dedos por el collar.
–Es demasiado valioso.
–Lo sabrás cuidar.
Los ojos de la peli-azul se abrieron de golpe, estaba sola en la habitación pero se escuchaban voces fuera de esta, tomó mucho aire y volvió a cerrar los ojos un poco más tranquila.
–Necesito encontrar ese collar.
***
Yuu ha despertado por fin luego de dos días de haber caído dormida.
Comenzaba a preocuparles a sus compañeros ya que lo único que ellos podían hacer era darle agua aún inconsciente, pero no podía comer. Las cosas habían resultado un poco raras al principio ya que Yuu despertó pero no reaccionaba a los llamados de los demás, parecía ida.
Zeff le había ordenado a la peli-azul descansar un día más, ella se negaba y aclaraba estar bien, aún así él se mantuvo firme.
Algo había resultado más raro que el extraño sueño de dos días que tuvo la chica, Sanji estuvo más al pendiente de ella que nadie más.
–Puedo bajar yo misma por mi comida. –sonrió Yuu de manera nerviosa.
–El viejo lo ordenó. –se excusó Sanji dejando la bandeja en la mesita de noche.
–Gracias. –susurró algo nerviosa y avergonzada. No por el simple hecho de estar sola en la habitación con Sanji, sino por lo que Patty y Carne le habían contado.
– ¿Sanji-kun está bien? No lo he visto desde que desperté. –preguntó la peli-azul algo preocupada.
– ¿Sanji? ¡Pero si está más que bien! –exclamó Patty.
–Sí, tenía una expresión de felicidad que no había visto antes...no sonreía, pero casi. –aclaró Carne.
– ¿Una expresión de felicidad? –ambos asintieron. – ¿Qué ocurrió para que esté tan feliz?
– ¿Qué no es obvio? Despertaste, Yuu-san, todos estamos felices por eso. –ella se sonrojó pero sonrió.
– ¿Tanto así?
–El jefe Zeff no lo admite pero está feliz y más tranquilo ahora, ni siquiera nos gritó esta mañana.
–Me alegro. –admitió ella. –Entonces, Sanji-kun...
–No creo que se atreva a venir a verte ahora, luego de no despegarse de ti en todos sus ratos libres. –rió ligeramente el cocinero, Yuu abrió la boca sorprendida. –Creo que hablé demasiado pero qué más da.
–Bueno, no fue tan así, Sanji se la pasaba cuidándote sin importar las horas que fuesen. –admitió Carne algo más tranquilo. –Según el jefe Zeff por fin está madurando.
–Ya veo... –Yuu se quedó pensando un segundo. –Supongo que tiene razón, Sanji-kun no suele ser así, o al menos eso he notado. Tal vez solo extraña a quién reñir. –sacó algo de humor a la situación y rió junto a los cocineros.
–Debo ir a cubrir el segundo turno. –avisó él antes de salir, ella asintió y el rubio abandonó la habitación.
Comió tranquilamente y se levantó para darse un baño, perdió el tiempo durante algunas horas más hasta que comenzó a enfadarse, la noche se acercaba y luego de dormir tanto prefería no volver a recostarse en la cama, al menos no tan pronto.
Subió a su habitación la cual aún no estaba terminada y tenía todo justo como lo había dejado ella, se sentó en el piso justo al centro de esta observando la ventana. La noche fue cayendo poco a poco hasta que la habitación quedó a oscuras simplemente con un poco de iluminación proveniente de la luna, Yuu se rió pensando que era una cursilería.
–Este no es el mejor lugar para mirar el cielo nocturno. –escuchó una voz detrás, giró la cabeza encontrándose sorpresivamente con Sanji.
– ¿Qué haces aquí? –cuestionó levantándose.
–El viejo me mandó a comprobar cómo estabas pero no te encontré en la habitación, supuse que estarías aquí. –ella asintió. –Bien, vamos. –se dio la vuelta y salió de ahí, Yuu se extrañó pero lo siguió.
Salieron al balcón de la tercera cubierta del Baratie, el frío azotó al instante pero poco les importó, Sanji los guió alrededor del balcón hasta que se hallaron frente a unas escaleras integradas en la pared, subió sin mucho esfuerzo y desapareció de la vista de la oji-azul.
–Oi. –ella giró su cabeza hacia arriba tras quedarse mirando las escaleras. – ¿No vienes?
Asintió no muy confiada y colocó su pie en el primer escalón, tras un empujón se dio cuenta de que era mucho más fácil de lo que imaginaba y subió rápidamente alcanzando a Sanji.
La azotea del restaurant no era nada especial, no estaba sucio el lugar pero tampoco reluciente, lucía como cualquier otro lugar visitado por ella, se acercó a Sanji quién se hallaba en cuclillas recargado contra un par de contenedores de agua y tras tomar más confianza se sentó a su lado.
– ¿Por qué estamos aquí? –preguntó ella, Sanji se encogió en hombros.
–Si no te gusta puedes irte. –ella negó rápidamente, se le olvidaba la naturaleza defensiva de Sanji.
–No es que no me guste, sino que, bueno... –Sanji apoyó ambos brazos en sus rodillas adoptando una posición más cómoda.
–El problema es que te estás perdiendo el show. –ella enarcó una ceja mirándolo. –No soy yo a quien debes mirar... –ella se sonrojó y evitó su mirada. –Mira arriba.
Nunca –al menos lo que recuerda desde que Yuu despertó– había presenciado un paisaje tan hermoso. Sanji no se equivocaba cuando decía que se estaba perdiendo el show, vaya que sí; las estrellas y la luna iluminaban el cielo de una manera hermosa.
La mente de nuestra protagonista era un poco extraña, no podía recordar su pasado, nunca había presenciado un día nevado desde que despertó, pero sí recordaba cómo era un día nevado. Sus memorias se perdieron, pero la "naturaleza" seguía ahí.
Justo eso pasaba ahora, tal vez anteriormente había presenciado ese mismo cielo, esa misma luna y esas mismas estrellas, pero no desde ese lugar ni en ese momento. Sólo por eso sentía que el show que veía ante sus ojos era el mejor hasta ahora.
Sanji y ella admiraron durante un rato más el cielo nocturno, el silencio reinaba pero no como algo incómodo, sino un silencio tranquilizante.
–No te imaginas cómo necesitaba este silencio. –murmuró Sanji adoptando una posición más cómoda, sentándose en el piso.
– ¿Estuvo muy pesado el trabajo? –preguntó ella, él asintió sin mirarla.
–En estas fechas hay más clientes de lo normal. –se excusó, aunque ella ya sabía la verdadera razón del por qué Sanji estaba tan agobiado, Patty y Carne le contaron todo.
–Ya veo. –volvió a mirar el cielo y sonrió. –Mañana volveré al trabajo, así que ya no tendrás que cubrir mi turno también. –sonrió, Sanji la miró inmediatamente sorprendido. –Patty y Carne me contaron. –rió tras su reacción.
–Esos idiotas. –gruñó mientras sacaba algo de la parte de atrás de su pantalón, puso el cigarrillo que había sacado de su caja y tras encenderlo comenzó a exhalar el humo, Yuu lo miró sorprendida.
– ¿Fumas? –preguntó con la misma expresión.
– ¿Qué no es obvio? –respondió él, ella frunció el ceño. –No vengas con un sermón, ya sé los daños que esto causa.
–Tan solo tienes dieciséis, casi diecisiete años, Sanji-kun. –el rubio continuó en lo suyo. – ¿Desde cuándo lo haces? –él se encogió en hombros.
–No tanto, un par de meses. –sacó el cigarrillo de su boca y le dio una calada. –No lo hago tan seguido, lo necesito para relajarme algunas veces.
–Es por eso que vienes aquí, ¿no es así? –él asintió tras un par de segundos. –Solo...
–No lo dejaré porque tú lo digas. –se anticipó, ella apretó los labios y negó.
–Si vas a hacerlo está bien, pero no lo hagas por ahora, por favor. –por un segundo creyó que Sanji terminaría riñéndola o corriéndola, pero por el contrario el rubio apagó el cigarrillo y lo tiró por ahí.
El silencio continuó por algunos minutos más, Sanji terminó por sacar un pequeño reloj y tras revisarlo chasqueó la lengua, le avisó a Yuu que se estaba haciendo tarde y que debían irse a dormir, ella aceptó solo poniendo una condición.
– ¿Me estás poniendo un "pero"? –cuestionó Sanji.
–Algo así. –el rubio asintió algo extrañado.
–Bien, ¿qué es lo que quieres? Ya pensaré si lo haré o no. –ella rodó los ojos pero sonrió.
–Tengamos una cita. –el rubio mantuvo su expresión seria durante los primeros segundos, pero tras procesar la información cambió totalmente a sorprendido.
– ¿¡Eh!? –exclamó sorprendido.
–No me malinterpretes aún. –aclaró. –Vengamos a este lugar cada tanto. –Sanji relajó su expresión.
–Eso no tiene que involucrarme a mí, si quieres venir pues hazlo. –murmuró él levantándose, Yuu se apresuró a levantarse también y pararlo.
–El caso de esto es que vengamos juntos. Mira, tú y yo no comenzamos de la mejor manera pero quiero cambiar eso. –Sanji se cruzó de brazos mostrándose interesado. –Somos compañeros y si queremos llevarnos bien debemos comenzar pasando tiempo juntos. –se sonrojó un poco al decir eso pero lo ignoró.
–O sea que lo que quieres decir es que pasemos tiempo juntos...a solas...aquí...en la noche. –habló él con cierto tono divertido, Yuu se sonrojó aún más y le golpeó el brazo de forma no brusca.
– ¡No seas pervertido! –reclamó, Sanji carcajeó tras su reacción, Yuu relajó su expresión nerviosa y molesta al escucharlo reír.
–Bueno, bueno. –estiró la mano hacia ella. –Comenzaremos siendo amigos, ¿te parece?
–Perfecto. –sonrió y estrechó su mano.
***
El rubio dio una vuelta en la cama tratando de conciliar el sueño, cosa que se dificultaba aún más por los sonoros ronquidos de sus compañeros cocineros, de nada servía quejarse ya, en unos días tendría su habitación de vuelta.
Quedó cara arriba y abrió los ojos quedándose mirando el techo, el cuarto estaba repleto de literas y a él le tocaba en la parte superior de una de ellas.
Al ver el techo pensó en el ático, ya que se encontraba justo arriba de esa habitación, pasó un brazo debajo de su cabeza y se quedó pensando un rato.
Las cosas parecían ir mejor en todo aspecto, tendría su habitación de vuelta en poco tiempo, ya no tendría que soportar los pesados ronquidos de sus idiotas compañeros, tendría su propio baño de nuevo, puede que no recuperase su ropa pero poco le importaba eso.
Pero por sobre todo, había hecho lo que quería desde hace ya un tiempo, hacer las paces con su nueva compañera, una pequeña sonrisa se formó en su rostro.
–Amigos, ¿eh? –cerró los ojos y negó ligeramente. –Por algo se ha de empezar.
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