doce | extraños

doce | extraños

Yuu y Sanji llevan ya más de tres meses de relación, el tiempo se ha pasado increíblemente rápido. Sobre los recuerdos de Yuu, bueno, esos han seguido apareciendo con el tiempo, pero aún no es suficiente como para tener una idea exacta de a dónde pertenece o algo personal.

El trabajo ha ido normal, todos sus compañeros están acostumbrados a la relación que llevan, sí hay veces en las que sacan burlas sobre lo atento que es Sanji con ella, siempre terminan igual, con la marca del zapato de Sanji en el trasero.

La doctora Mary hace visitas constantes para checar la vida de Yuu y cómo va con sus recuerdos, aunque siempre termina quedándose a probar la comida del Baratie, de la cual es muy fan.

Al ser viernes el trabajo era cosa con lo que iniciar el día, tal como debía ser todos se levantaron, entraron a las duchas, salieron vestidos, y fueron finalmente a la cocina a trabajar.

El rubio de ceja rizada subió las escaleras que dirigían al ático a paso apresurado, no por llevar prisa sino porque se encontraba feliz, con una sonrisa que pocos días mostraba ante sus compañeros, pero que ella disfrutaba cada momento.

Tocó un par de veces la puerta y seguido la abrió, Yuu estaba peinándose frente a un espejo que tenía a un lado de su cama, tenía un listón sostenido entre sus labios y su corto cabello siendo acomodado por sus dedos.

Miró a Sanji a través del espejo y sonrió levemente, Sanji le correspondió a la sonrisa y entró. Caminó hasta ella y le quitó el listón de los labios para luego besarla cortamente, se posicionó detrás de ella y con el listón aún en sus manos lo enrolló en su cabello, lo ató sin apretarlo mucho, hizo un pequeño moño y tras acomodar algunos cabellos sueltos sonrió.

–Buen día. –saludó él mirando orgullosamente el trabajo que hizo con su cabello, Yuu se dio la vuelta y lo abrazó pasando sus brazos alrededor de su cuerpo.

–Buen día. –sonrió, dio un pequeño saltito y alcanzó sus labios, no era tan baja pero tampoco tan alta, su metro con sesenta le daba suficiente como para que los edificios que trabajaban con ella no la pisaran, pero no le alcanzaba para llegar a los labios de su novio.

Sanji se agachó un poco para que ella no tuviera que pararse de puntas, la abrazó por la cintura pegando sus cuerpos y profundizó el beso haciéndolo más largo y duradero.

Se separaron varios segundos después, simplemente se sonrieron mutuamente. Salieron de la habitación tras Yuu tomar sus cosas y cerraron la puerta una vez fuera, bajaron directo a la cocina para comenzar a trabajar.

Luego de media hora en la que los cocineros prepararon lo básico, Yuu se colocó su mandil para trabajar y tras tomar su libreta bajó junto a los demás camareros/meseros. Atendió a algunas personas a las primeras horas de día y pasadas las diez de la mañana comenzó a llegar más gente.

Un par de chicos no tan mayores estaban entre la gente recién llegada, admiraron el lugar y como si nunca hubiesen visitado un restaurant fueron llevados por un mesero hasta una mesa. El chico más alto parecía rondar los diecinueve y el más pequeño rondaba los diecisiete.

–Todo en la carta luce delicioso. –murmuró el menor alegre, el mayor le arrebató la carta de las manos.

–No tenemos suficiente dinero para pagar nada de aquí, concéntrate. –el más joven asintió decepcionado, dejó la carta a un lado y se cruzó de brazos esperando al mesero.

Mientras en la cocina todo ocurría como si nada, los camareros entraban y salían con bandejas llenas y vacías, los cocineros hacían lo suyo con total naturalidad, todo parecía ir bien. Sanji terminó de poner los platos sobre una bandeja y miró a su novia, ella asintió y la levantó en su mano izquierda, ya que la derecha estaba ocupada por otra bandeja.

– ¿Puedes con ambas? No tengo problema en dejar la cocina un momento para ayudarte. –Yuu sonrió y negó dejando un beso en su mejilla.

–Puedo perfectamente, siempre te preocupas por lo mismo. –rió ligeramente.

–S-Sanji, yo sí necesito ayuda. –murmuró un camarero con dos bandejas al igual que Yuu.

–Tú hazlo como puedas. –gruñó él, Yuu rió un poco nerviosa y se acercó al chico.

–Tranquilo, llevaré estas para ayudarte con... –habló lo suficientemente alto como para que Sanji escuchara a sus espaldas, escuchó como el rubio chasqueó la lengua y seguido la esquivaba para tomar una de las bandejas que sostenía aquel chico, este sonrió agradecido.

–Vamos. –murmuró Sanji caminando hacia la puerta, Yuu rió levemente y salió de la cocina cuando el rubio le sostuvo la puerta abierta.

Bajaron y ambos se separaron al llegar al primer piso, Yuu se fue por un lado y Sanji hacia el otro. Yuu entregó la primera bandeja a una pareja que estaba ahí celebrando su tercer año juntos, les deseó un feliz aniversario y tomó la bandeja ya sin platos dejándola debajo de la otra que aún no entregaba.

–Mi novio y yo cumpliremos cuatro meses muy pronto, espero durar con él tanto como ustedes, y llegar a ser tan feliz como lo lucen ahora. –admitió, la mujer le deseó mucha suerte en su relación, el hombre por su parte dijo que a pesar de que lucía muy pequeña esperaba la misma suerte para ella.

Cuando se despidió de ellos deseándoles una buena comida llegó a la segunda mesa, dejó los platos y mientras los repartía entre la familia que había ordenado esta comenzó a sacarle plática.

–Hemos venido un par de veces y nunca nos había tocado ser atendidos por ti. –habló la mujer.

–Haces un buen trabajo, y nos sorprende ver que tan joven seas tan dedicada en ello. –alagó el hombre, Yuu se sonrojó un poco y agradeció avergonzada.

–Muchas gracias, hay que ganarse la vida de alguna forma. –rió levemente, el niño pequeño que acompañaba a la pareja le estiró los brazos para que lo cargara, Yuu simplemente sonrió enternecida y le acarició la mejilla al nene.

–Habiendo tantos jóvenes bandidos o soñando con ser piratas, es bueno ver que aún queda juventud con sueños menos peligrosos y malos. –Yuu se sintió un poco ofendida por eso pero no dijo nada.

Finalmente se despidió de ellos deseándoles buen provecho y subió de nuevo a la cocina, antes de irse miró hacia el otro lado buscando a Sanji con la mirada, lo vio frente a una mesa hablando con dos chicos, se extrañó un poco pero lo ignoró igualmente.

Sanji había hecho normalmente su trabajo, dejó la bandeja en la mesa que debía ser entregada y se dirigió a la cocina, cuando iba a largarse notó que dos chicos estaban en una mesa sin cartas, sin comida, ni siquiera alguien estaba atendiéndolos, miró a ambos lados, al ver a Yuu ocupada y al no ver a nadie más decidió acercarse.

–Disculpen, ¿ya los atienden? –ambos muchachos parecían muy concentrados buscando algo, se sobresaltaron un poco y miraron a Sanji.

–Etto...no, pero igual, no ordenaremos nada, no tenemos dinero. –admitió el mayor, Sanji se sorprendió un poco, no tenían pintas de ser mendigos o algo así, vestían como cualquier chico normal, frunció las cejas y se cruzó de brazos.

– ¿Entonces qué hacen aquí? –el mayor miró al menor durante unos segundos.

–B-Buscamos información. –trató de ser lo más serio y directo posible, Sanji entrecerró los ojos.

– ¿Sobre qué? Ya veré si puedo serles de ayuda o si será necesario sacarlos de aquí. –el mayor tragó en seco y negó.

–No es sobre qué, sino sobre quién...es sobre una chica. –el corazón de Sanji comenzó a ir un poco más rápido de lo normal.

– ¿Qué clase de chica? Aquí no trabaja ninguna mujer. –rezó mentalmente para que Yuu no apareciese de pronto, se movió un poco hacia su costado derecho para tratar de cubrir las escaleras que llevaban a la cocina, y así cuando Yuu subiera esta no fuera vista.

–Bueno, p-pero podrían haberla visto, por aquí pasa mucha gente diariamente y... –al ver la mirada de Sanji el joven se calló.

–Mira, amigo. –volvió a hablar el mayor. –Esta chica es alguien a quien conocemos desde hace ya un tiempo, ella...nos abandonó hace poco y la estamos buscando. –trató de decirlo lo más sigilosamente posible, Sanji sentía como comenzaba a sudar de las palmas de las manos y como el corazón iba a un ritmo muy acelerado.

–Si los abandonó fue por algo, ¿no es así? –su voz salió tan duramente que los chicos se pusieron nerviosos nuevamente.

–E-Eso es otro tema, sólo queremos saber si no has sabido de ella, mira, tengo una fotografía por aquí y... –murmuró él rebuscando en sus bolsillos, Sanji apretó los puños. –Es un poco vieja la fotografía, de hace algunos años, pero se puede distinguir bien de quien hablo, es reconocible por su cabello...

–No puedo ayudarles con eso, lo siento... –trató de evitar el tema, el chico sacó la imagen de su bolsillo, Sanji evitó verla mirando hacia otro lado, el chico siguió hablando.

–En la imagen tiene doce años pero actualmente tiene diecisiete. –Sanji sintió un calor extraño dentro del pecho, tenía miedo, miedo de confirmar sus sospechas. –Mírala. –más por curiosidad que nada Sanji giró su mirada.

–Si no van a ordenar nada les pediré que se retiren. –se dio la vuelta y comenzó a caminar alejándose de ahí, ambos chicos se quedaron sorprendidos.

Sanji subió a paso apresurado, entró a la cocina con pasos pesados y los puños aún apretados, al entrar lo primero que hizo fue localizar a Yuu, ella estaba hablando con otro camarero mientras esperaba la siguiente orden, tomó aire y se dirigió hacia ella.

–Entonces pensé que... –Sanji la interrumpió tomándola del brazo, ella lo miró un poco sorprendida. – ¿Sanji-kun?

– ¿Puedes acompañarme arriba un segundo? –ella se sintió extraña al oír su voz, asintió y tras disculparse con el chico siguió a Sanji escaleras arriba.

– ¿A dónde vamos? Aún no es el descanso. –murmuró ella sin entender nada, Sanji paró una vez que llegó al segundo piso, donde se supone que no había nadie. – ¿Sanji-kun?

Sanji aún sin responder nada se dio la vuelta quedando frente a ella, la pegó a la pared y la besó sorprendiéndola, ella no lo rechazó, siguió el beso aún sin entender.

Se besaron durante un par de minutos, simplemente separándose cada poco para tomar aire, Yuu se sorprendió, Sanji solía ser muy tierno hasta para besarla, pero esa vez el beso era algo más desesperado, sin tomarle mucha importancia siguió besándolo.

Cuando Sanji se separó de ella no la soltó, continuó abrazándola y así recargó su cabeza sobre su hombro, Yuu estaba que no cabía en la duda, ¿qué le ocurría a Sanji esa vez?

– ¿Qué ocurre, Sanji-kun? –preguntó extrañada, Sanji suspiró y negó con la cabeza aún en esa posición.

–Solo quería pasar aunque sea dos minutos contigo lejos del trabajo. –se separó de ella y sonrió, Yuu no notó en él la misma felicidad que antes, decidió dejarlo así mientras pero sabía que luego hablaría seriamente sobre lo que le pasaba.

–Vale, noté que estabas desesperado por eso. –rió en voz baja, Sanji la tomó de la mano y entrelazó sus dedos.

–Tú...si descubres cuál es tu pasado, ¿me dejarías por volver a tu anterior vida? –preguntó de pronto, Yuu entendió un poco del por qué estaba así, tomo con ambas manos la mano de Sanji y la besó.

–No te preocupes por eso, aún es muy pronto para decidirlo. –Sanji se quedó en las mismas, Yuu entendió que si no le daba una respuesta no podría estar tranquilo, sonrió más ampliamente. –Eres lo más importante para mí ahora, ¿entiendes eso? No te dejaría atrás por nada. –Sanji asintió y le besó la frente.

–Toma un descanso por ahora, ¿sí? Que alguien más te cubra mientras tanto. –Yuu iba a cuestionarlo de nuevo pero Sanji sonrió. –Quiero estar contigo un rato más. –Yuu enrojeció levemente, terminó por aceptar.

Así ambos bajaron a la cocina, Yuu se sentó a un lado de Sanji mientras este seguía cocinando, Yuu le platicaba cualquier cosa mientras él asentía. Así pasaron la mañana hasta que fue la hora de descanso.

Sanji, a pesar de estar atento a las pláticas de su novia, seguía con aquello en su cabeza, esa imagen, esa fotografía, esa chica sonriente que aparecía en ella...

Yuu era la chica sonriente de la fotografía.

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