diez | beso
diez | beso
Sanji se separó de Yuu luego de algunos segundos, tenía una sonrisa en su rostro y su mirada estaba puesta en la expresión estupefacta de ella, rió ligeramente mientras estiraba su mano hacia la barbilla de Yuu, cerró su boca y retiró su mano de ahí aún sin borrar su sonrisa.
Yuu subió su mano hasta su boca, rozó con las yemas de sus dedos sus labios mientras procesaba todo, había sentido tantas cosas en tan solo unos segundos, cosas que estaba segura que nunca antes había sentido.
Su sonrojo era monumental, miró a Sanji a los ojos y al ver que este estaba riendo bajó la mirada rápidamente, Sanji la llamó por su nombre para que ella mirara, cuando lo hizo este le sonrió de una manera tierna.
– ¿Por qué? –preguntó ella demasiado nerviosa y sin poderle corresponder a la sonrisa.
– ¿Querías saber cuál era la condición? Pues ahí está, hacer lo que no me atrevía fue la condición que el viejo me puso.
– ¿Lo que no te atrevías? –él asintió, suspiró y se recostó boca-arriba en la cama de Yuu, poniendo sus manos debajo de su cabeza.
–Mi orgullo es demasiado pesado como para admitirlo, y más si es delante del viejo, pero a como van las cosas, es preferible perder el orgullo si eres recompensado de esta forma. –sonrió de lado, Yuu volvió a sonrojarse, se recostó a su lado mirando el techo y esta vez ella suspiró.
–Vaya...
–Quería contarte esa parte de mi pasado, algo que solo el jefe y yo sabemos. –Yuu giró la cabeza para mirarlo. –Quiero que sepas que confío en ti, así como tú eres capaz de contarme todo lo que ha ocurrido hasta ahora.
–Gracias. –susurró ella sonriendo.
–No hay de qué, es algo que hacen los "amigos". –murmuró él con cierto humor y sarcasmo, Yuu no pudo evitar carcajear también.
–No seas tan sutil. –rió ella, Sanji negó con la misma sonrisa empalagosa, Yuu volvió a mirar el techo dejando descansar sus manos sobre su estómago, un segundo después de silencio, Sanji tomó su mano y la entrelazó con la de él.
–Me gustas, Yuu-chwan~ –canturreó.
–Algunas veces eres muy tonto. –negó ella, Sanji levantó su ceja mirándola. –Sanji-kun~ –canturreó ella esta vez.
–Me traes loco. –admitió él sonrojándose levemente, Yuu sonrió, rodó en la cama para quedar sobre Sanji y esta vez ella pegó sus labios con los de él.
***
– ¡A trabajar bola de holgazanes! –gritaba el jefe desde el pasillo principal del tercer piso, poco después los cocineros comenzaron salir directo a las duchas con una cara somnolienta que hasta causaba gracia.
Sanji salió de su habitación ya vestido y con una cara de felicidad que ni hasta una patada del jefe podía quitársela, Zeff al verlo se cruzó de brazos escondiendo una sonrisa.
– ¿Qué haces listo tan temprano, mocoso? No te pagaré horas extras por despertar antes. –habló él simulando la voz gruñona de siempre, Sanji negó y pasó de él.
–Nada de lo que digas me arruinará el humor, viejo. –le palmeó la espalda y siguió caminando escaleras abajo.
Zeff se quedó quieto en ese lugar un par de segundos procesando aquellas palabras, no pasó mucho para que Yuu bajase corriendo las escaleras, Zeff la vio y justo cuando iba a preguntarle algo ella se lanzó a él y lo abrazó.
–Muchas gracias por ponerle esas condiciones a Sanji-kun. –exclamó feliz, se separó de él y tras besar su mejilla siguió su camino.
–Estos muchachos... –gruñó en voz baja, aunque poco le duró el ceño fruncido cuando sonrió por fin.
Llegó la hora de abrir el restaurant, Yuu junto a otros meseros entraron a la cocina, cada uno se puso su delantal y tomó una libreta, esta era pocas veces usada, cuando los pedidos eran tantos que debían anotarlos para no olvidar nada.
Los meseros bajaron y comenzaron con su trabajo mientras los cocineros se dedicaban a lo suyo. La gente que era atendida por Yuu notaba cierto cambio en ella, se le veía más radiante y sonriente, claramente no se quejaron por eso sino que le hicieron un pequeño comentario.
– ¿E-Enserio? –preguntó ella un poco avergonzada, se sonrojó y bajó un poco la mirada.
–Debe ser alguien muy especial como para causarte eso. –Yuu balbuceó sin saber qué responder. –Pero te ves linda sonriendo así, continúa haciéndolo y alegrarás más a los clientes. –comentó la mujer, su esposo asintió estando de acuerdo.
–Gracias. –se inclinó un poco, sonrió de nuevo, se alejó de ahí y subió a la cocina, entró cerrando la puerta tras de ella y se recargó en esta cubriéndose la cara con la bandeja. –Qué vergüenza~ –murmuró avergonzada.
– ¿Qué sucede, Yuu-san? –escuchó una voz delante de ella, bajó un poco la bandeja solo descubriendo sus ojos ya que sentía sus mejillas arder. – ¿Estás bien?
–S-Sí, Patty. –caminó de espaldas y abrió la puerta rápidamente para salir de ahí.
– ¿Segura? ¿No te sientes mal? –ella negó rápidamente, se despidió de él diciendo que tenía que ir al baño y se dio la vuelta dispuesta a salir.
Al querer salir rápido por evitar dar explicaciones vergonzosas chocó contra alguien en la puerta, otro mesero que traía una bandeja vacía dejó caer esta sobre la cabeza de Yuu por error, gracias a la baja altura de la peli-azul que no logró verla.
Yuu se sobó la cabeza mientras se quejaba y maldecía por lo bajo, se dio la vuelta para disculparse con el mesero pero al hacerlo Patty la tomó de ambas mejillas e hizo que lo mirara, al darse cuenta de lo sonrojada que seguía Yuu frunció el ceño.
–Estás muy roja de la cara, Yuu-san, ¿no tendrás fiebre? –Yuu quiso zafarse de su agarre pero no podía.
–P-Patty...
–Bueno, bueno, no armes tanto escándalo por eso. –murmuró Sanji apareciendo de la nada con un pequeño pañuelo en su mano, tomó del brazo a Yuu y la separó del agarre de Patty. –Ese golpe en tu cabeza dejará un chichón, vamos a ponerte hielo. –abrió la puerta y salió de ahí jalando a Yuu con él.
Caminaron por el pasillo hasta la sala de descanso, entraron y por supuesto no había nadie, ya que eran horas de trabajo, Sanji se sentó en la mesa más cercana e hizo que Yuu se sentase a su lado.
–Sanji-kun. –llamó Yuu, Sanji puso los hielos envueltos en el pañuelo sobre la frente de Yuu y los sostuvo ahí.
– ¿Qué ocurrió allá abajo como para que te quedara la cara hecha un tomate? –preguntó mirándola, Yuu evitó su mirada y apretó los labios.
–Una pareja, mm...una pareja me dijo que... –miró a Sanji durante un segundo pero se sintió avergonzada de decirlo. – ¡No me mires así! –exclamó nerviosa.
– ¿Prefieres que me voltee? –Yuu no respondió, Sanji tomó la mano de Yuu e hizo que sostuviera el pañuelo en su cabeza por sí misma, se dio la vuelta dándole la espalda y habló. –Cuéntame. –Yuu suspiró.
–Una pareja me preguntó porqué tenía esa sonrisa embobada en mi cara, dedujeron todo y dijeron que la persona causante de eso debía ser muy especial, si ellos lograron darse cuenta los demás de seguro lo hicieron también... –bajó los hielos y se cubrió la cara con las manos.
Sanji sonrió de lado y se dio la vuelta, le acarició la cabeza y tomó su barbilla levantado su cara.
–Ellos no son tan idiotas como nuestros compañeros. –Yuu rió un poco. –Además, ¿qué tiene que se den cuenta?
–Bueno, es vergonzoso, no quiero que comiencen a molestarnos a ninguno de los dos. –admitió ella, Sanji negó, se acercó a ella y besó dulcemente sus labios.
–Anoche quedamos en algo, ¿recuerdas?
–Te propongo esto. –habló Sanji antes de salir de la recámara. –Llevemos una relación, si las cosas funcionan qué bien, pero si no van bien...volveremos a lo mismo de antes. –Yuu meditó un poco pero terminó por estar de acuerdo.
–N-Nunca he llevado una relación así que no sé qué hacer. –admitió, Sanji rió.
–Deja que las cosas fluyan, yo tampoco soy muy experto en esto. –habló él. –Bien, para hacer las cosas más oficiales, Yuu-chwan~ –Yuu rió por su acento. – ¿Quisieras ser mi novia?
–Si queremos que las cosas funcionen debemos enfrentar todo. –Yuu asintió. –Mira, resolveré esto más rápido de lo que crees. –sonrió, se levantó y tomó su mano entrelazando sus dedos, caminó fuera de aquella sala directo a la cocina.
Abrió la puerta y entró sin más, Yuu quitó los hielos de su frente creyendo que volvería a trabajar, cosa que no pasó, Sanji llamó la atención de todos de una manera muy peculiar, hasta el jefe estaba ahí así que la noticia fue algo...sorprendente.
–Muy bien, maldita bola de estúpidos. –Sanji, siendo Sanji. –Esta señorita y yo hemos decidido comenzar una relación, no nos importa lo que ustedes piensen pero si por algún motivo la molestan a ella o a mí, mi pie quedará marcado en su culo.
Todos quedaron con las bocas abiertas tras eso, con un "advertidos están" Sanji besó cortamente a Yuu y le dijo: –Ahora no te preocupes de que te molesten. –justo para después volver a trabajar.
***
–Entonces, ¿ya son pareja? –preguntó la doctora entusiasmada, Yuu asintió.
–Apenas hace dos días que lo somos, pero por ahora todo está tranquilo. –sonrió.
–Me alegro mucho por ti, Yuu-san, pero... –Yuu borró su sonrisa, la doctora se quedó callada un par de segundos pero terminó por negar. –No es nada, ideas mías.
–Está bien. –respondió no muy convencida. –En realidad no fue nada extravagante ni mucho menos, fue muy directo conmigo al decir que si no funcionaba se terminaría. –ella asintió. –Pero Sanji-kun es tan...no sé, es una fase de él que nunca me habría imaginado conocer.
– ¿Es caballeroso?
–Ni se imagina cuanto, nada que ver con el Sanji grosero que todos conocen. –de pronto el color rojo subió a su cara. –Me alegra ser la única que conoce ese lado suyo. –la doctora sonrió con cierta ternura, hacía ya varios meses que conocía a la pequeña Yuu, y verla feliz le alegraba. –Espero que esto dure.
–Si ambos se quieren lo suficiente durará lo necesario. –aconsejó ella.
La puerta se abrió dejando ver a Zeff quien venía hablando con Sanji, al parecer solo hablaban ya que ninguno de los dos parecía molesto o algo. Zeff le pidió a Yuu si podía salir un momento porque había aun tema que quería tratar con la doctora.
–Claro, Zeff-san, nos vemos luego, Mary-sensei. –se despidió Yuu, salió de la habitación junto a Sanji y cerraron la puerta tras ellos.
– ¿Qué opina Sanji-san sobre ese tema? –preguntó la doctora nada más estar solos, Zeff negó y se sentó en una silla.
–Sabe perfectamente la situación en la que está. –la doctora tomó asiento frente a él y asintió preocupada. –Sabe que si Yuu recupera la memoria y tiene que irse de aquí, él no podrá detenerla, pero no le importa.
– ¿No le importa? –Zeff asintió.
–Está muy seguro de lo que dijo, no creo que esté bromeando con esto.
–Pero, ¿qué ocurrió? ¿qué fue lo que le dijo?
–Sabes bien lo que ocurrirá si ella recupera su memoria, mocoso.
–Lo sé, viejo, sé que tampoco puedo evitarlo, pero si puedo retrasarlo un poco...
–Estás siendo egoísta. –Sanji apretó la mandíbula y los puños.
–Primero me alientas a que me le confiese, y ahora que ya están las cosas bien me dices que...
–No te equivoques, niño, está bien que hayas confesado tus sentimientos, las cosas resultaron bien, pero no te alejes de la realidad, esta vida no es la vida definitiva de ella, quizá sus padres la estén buscando, quizá ella ya tenga pareja.... –Sanji gruñó y golpeó la pared, agradeció estar en su habitación hasta el otro lado del pasillo donde se encontraba Yuu, para que así ella no pueda escuchar nada.
–Estás basándote en simples quizá. –Zeff lo dejó continuar. –Sé que ella tiene otra vida, una vida totalmente opuesta a la que lleva aquí, pero si ella no está interesada en buscarla por qué yo sí debo estarlo.
– ¿La quieres? Si es así entonces querrás lo mejor para ella y no solo para ti. –Sanji apretó aún más los puños. –No digo que termines con ella, o que la ignores de nuevo, simplemente que, ahora siendo su novio, la apoyes mucho más en esto.
–Eso hago.
–Y también, por muy duro que parezca, aceptar que en algún momento deberás dejarla ir, ten eso en mente para que no sea tan doloroso cuando llegue la hora. –Sanji se dio la vuelta y recargó la cabeza en la pared.
–No me tortures tanto. –pidió desanimado.
–No quiero hacerte falsas esperanzas, eso es todo. Tú sabías lo que convenía al estar con ella pero lo aceptaste, ahora encárgate de todo. –se levantó de la cama y abrió la puerta de la habitación. –Puede que tan solo lleve poco más de medio año aquí, pero se ha ganado el cariño de muchos.
–Eso es algo que solo ella puede hacer.
–No seas tan cursi y muévete. –Sanji suspiró y se levantó, se posicionó a un lado de Zeff y comenzaron a andar. –A pesar de todo lo que te dije, disfruta estar con ella, es tu primera relación formal al final de cuentas.
–Eso haré. –murmuró en voz baja.
–Sonreír, simular que nada pasa mientras poco a poco se acaba. Te tocó la peor parte, muchacho. –admitió Zeff, Sanji suspiró.
–Lo sé. Tendré presentes tus palabras, aunque no te haga mucho caso. Pero quiero que quede algo en claro.
– ¿Qué?
–A la mierda el mundo ahora, ni tú, ni yo importamos. Todo esto lo hago por ella.
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