diecisiete | castigo

diecisiete | castigo

–Se están tardando, ¿no crees? –murmuró Kai recargándose en el respaldo de la silla, miró a Ryo y este solo se encogió en hombros aún con la mirada abajo. – ¿Te encuentras bien?

–Algo así. –suspiró. –Aún no logro asimilarlo del todo. –Kai asintió.

–Es raro que nos sonría de esa manera tan...amable. –soltó una pequeña carcajada nostálgica. –Aunque sigue siendo una llorona.

–Te golpeará si escucha eso. –rió sin ganas el mayor.

– ¿Recuerdas cuándo, hace tres años, Yuu se convirtió en nuestra superior? –Ryo asintió mirándolo esta vez.

–Tenía quince años, maldita sea... –gruñó. –Qué humillación para nosotros.

–Siempre tuvo madera de líder, lo hacía muy bien. –recordó aquellos años y sonrió estúpidamente, las sonrisas les duraron unos segundos puesto que la presencia de las otras dos personas recién llegadas los hicieron enderezarse en las sillas.

–Chicos. –susurró Yuu llegando con Sanji tras ella, moviendo las manos de manera notablemente nerviosa tomó asiento frente a ellos.

–Puedes comenzar a preguntar, prometemos ser cien por ciento sinceros. –volvió a hablar Kai, Yuu miró a Sanji quien se sentó a su lado, él asintió indicándole que lo hiciera.

–Antes de eso necesito saber una cosa importante. –puso sus manos sobre la mesa y suspiró. – ¿Cómo se encuentra él? –Ryo miró sorprendido a Yuu.

– ¿Lo recuerdas? ¿C-Cómo es posible? –Yuu apretó los labios.

–Como les dije hace poco, no son totalmente claros mis recuerdos, de hecho presiento que algunos de ellos no son más que falsas memorias, pero sí estoy segura de algo y es que aquella vez que desaparecí...no fue porque me caí al mar. –Kai miró a Ryo, este en cambio no separó su mirada de su hermana. –Me arrojé por voluntad propia.

– ¿C-Cómo es que...? –balbuceó Kai.

–Durante todo el tiempo que he estado aquí los recuerdos volvían poco a poco, la mayor parte por medio de mis sueños, Sanji-kun sabe todo eso, siempre le conté. –miró a Sanji durante dos segundos y volvió a mirarlos. –No fue muy claro cuando lo recordé, pero uniendo los puntos pude descifrarlo...

– ¿Sanji-kun? –Ryo miró al rubio con el ceño fruncido, este ni se inmutó. – ¿Qué más recuerdas?

–Sobre el accidente muy poco, de hecho sólo eso, muchos gritos, agua, cómo sentía mi cuerpo pesado...y la voz de él, gritando mamá. –bajó la mirada.

–Vaya, las peores partes, se podría decir. –con cierto humor Kai volvió a hablar. – ¿Algo más que no sea sobre ese día? –Yuu negó.

–Sólo nombres y rostros que aparecen borrosos en mi mente. –negó con la cabeza. –Además de...un collar.

– ¿El collar que te di? –Yuu asintió tras las palabras de su hermano, Sanji metió sus manos dentro de las bolsas de su sudadera y disimuló la culpa que sentía al mantenerlo oculto.

–Lo recuerdo bien, pero no el significado...tampoco sé dónde quedó el collar, lo perdí. –susurró dolida. –Lo siento.

–No te disculpes, es algo material, no tiene importancia. –Ryo le tomó la mano por encima de la mesa y le sonrió, Yuu le correspondió sonrojándose un poco, sintiendo un extraño calor en su pecho. –Pero a todo esto, ¿cómo recordaste tu nombre si perdiste la memoria? –ella frunció el ceño y se giró a mirar a Sanji soltando la mano de su hermano.

– ¿Sanji-kun? Eso... –Sanji se cruzó de brazos.

–Lo decías entre balbuceos mientras seguías inconsciente. –Yuu asintió y volvió a mirar a Ryo y Kai.

–Según lo sé también balbuceaba sus nombres, el de Hikari también, hasta en mi lecho de muerte pensé en ustedes. –Ryo y Kai rieron ligeramente. – ¿Cómo está Hikari?

–Te extraña, al igual que todos en el Reino. –Yuu asintió evitando la mirada de ambos.

–Sell-sama, no recuerdo muy bien de qué persona se trata. –Ryo se tensó.

–E-Es el que gobierna El Reino. –informó Kai notablemente nervioso.

–Lo sé, pero, ¿cómo es él? –Kai apretó los labios.

–Es un hombre un poco temperamental, mm...suele gritar cuando se encuentra enojado, le encanta el dinero y las joyas... –Ryo calló a Kai levantando una mano.

–Prometimos ser sinceros contigo, Sell-sama es un verdadero monstruo. –Yuu asintió nerviosa. –Las leyes del Reino indican que todo lo que él diga se debe obedecer, así sea asesinar a un inocente. –Kai volteó la vista hacia otro lado para evitar ver la reacción de Yuu. –Una vez que te tiene en la mira se encargará de juzgarte él mismo.

– ¿Cómo viven en el Reino? –Sanji notó que Yuu comenzaba a temblar, puso una mano en su espalda y comenzó a acariciarla de forma lenta, dándole su apoyo.

–P-Para empezar, cuando un adulto quiere vivir ahí debe pedírselo directamente a Sell-sama, si él le da luz verde puede vivir en el Reino, trabajando para pagar su estancia ahí, pero si no lo permite sacan a esa persona inmediatamente de la isla, y tiene prohibido mostrarse ahí de nuevo. –Kai se aclaró la garganta y esta vez él habló.

–Así es, pero con los niños es diferente. –puso ambas manos sobre la mesa y comenzó a mover los dedos. –Si naces dentro de sus territorios tienes el derecho de quedarte a vivir ahí, tus padres pagarán tu estancia hasta que cumplas cierta edad para pagarlo por ti misma...es por eso que llevas el tatuaje en tu muñeca. –Yuu tocó su muñeca aún cuando el pedazo de tela que llevaba lo cubría, se quitó la muñequera y la dejó a un lado rozando su tatuaje con las yemas de sus dedos.

–Cuando un niño cumple los diez años se le tatúa una línea por cada familiar cercano que tenga, en tu caso sólo éramos tú y yo. –Ryo tomó la mano de Yuu y señaló el tatuaje, el cual eran dos líneas.

–Ese tatuaje significa que Sell-sama te está protegiendo a cambio de ciertos trabajos. –Kai levantó su mano derecha. –Los niños lo llevan en la mano derecha, las niñas en la izquierda.

– ¿Sell-sama nos protegía? –Kai asintió.

–Se podría decir que sí, las islas vecinas y algunos piratas decentes conocen el poder militar que tiene el Reino, si ven a alguien con ese tatuaje no dudarán en evitarlo, es muy útil cuando hacemos misiones fuera del Reino. –Yuu asintió, tomó la mano de Kai y examinó su tatuaje, este se sonrojó inevitablemente.

–Sólo tienes una línea. –Kai asintió.

–No tengo padres o hermanos. –Yuu acarició con sus dedos la muñeca de Kai.

– ¿Qué trabajos haces en el Reino? –preguntó sin despegar su vista de las manos del castaño. –Tus manos no están magulladas, ni tienen cicatrices. –Kai rió mostrando aún más su nerviosismo, durante un segundo cruzó mirada con Sanji, tras hacerlo retiró poco a poco su mano de las de Yuu.

–B-Bueno... –miró a Sanji una vez más y comenzó a sudar asustado. –...n-no todos los trabajos que hacemos son físicos, ¿sabes? Je~

–Ya veo. –Yuu miró a Sanji, este le sonrió amablemente tomando su mano y entrelazando sus dedos. –Entonces... –volvió a mirar a Ryo y Kai. –, ¿algo más sobre nuestra vida en el Reino?

–Sí, como ya te dijo Kai los niños se vuelven oficialmente subordinados de Sell-sama al cumplir los diez años, pero esto solo ocurre con los niños huérfanos. –Yuu hizo una expresión de sorpresa. –Quienes viven con sus padres comienzan a trabajar a los quince, nosotros comenzamos a los diez.

–Eso es... –Yuu se quedó sin palabras. –Nosotros somos huérfanos, entonces. –afirmó.

–Tú, Hikari, Kai, yo, y algunos otros chicos más compartimos una casa en la que dormimos y comemos, esto cuando no estamos en medio de un trabajo o una misión. El dinero que tenemos nos alcanza para más pero decidimos compartir un hogar todos juntos...bueno, tú lo decidiste. –informó Ryo, Yuu asintió.

–Esos trabajos y misiones... ¿en qué consisten?

–Depende de cuál sea tu grupo, algunos grupos son de víveres y de más, nunca salen del Reino y se encargan de llevar las provisiones a donde se necesite, cargar los barcos cuando vayan a zarpar y eso. Luego está otro grupo que se encarga de los hogares, reciben una paga menor pero es suficiente sino eres bueno en nada más, normalmente las niñas trabajan en eso, Hikari es una de ellas. –Yuu se quedó callada unos segundos.

– ¿Y ustedes? ¿Cuál es su trabajo?

–Hacemos misiones fuera y dentro del Reino, varían según el pedido, a veces solo vamos a robar a los piratas, otras veces nos mandan fuera para atrapar algún enemigo o traidor. Nuestro equipo es el único que tiene permitido salir del Reino sin una orden de Sell-sama, es una ventaja ya que así pudimos venir por ti. –Yuu se quedó pensando.

– ¿Y yo? –Ryo suspiró, Kai se decidió a hablar de nuevo.

–Tú eres...eras... –se corrigió. –...algo así como nuestra jefa, Sell-sama te eligió a ti para que nos dieras órdenes, eres la persona más cercana a él de nuestro grupo. –Yuu apretó el agarre de la mano de Sanji.

–Pero que no te engañe el cómo suena, además de ser la que nos da órdenes y la que manda al grupo, también debes dar la cara por nosotros. No es un trabajo que cualquiera podría llevar. –terminó Ryo.

–Entonces, yo era muy diferente antes, ¿no es así? –se humedecieron sus ojos pero luchó por no llorar. – ¿Cómo era yo, Kai, Ryo?

–Podríamos decir que...totalmente opuesta a lo que eres ahora. –Kai sonrió de lado, Yuu derramó un par de lágrimas. –Ruda, no mostrabas compasión por los enemigos, rara vez demostrabas aprecio por alguien, y si lo hacías era a tu manera, soltando maldiciones y golpes a todos. –rió ligeramente. –Pero igual, siempre fuiste y serás una llorona.

Yuu no pudo evitar carcajear, las lágrimas seguían cayendo mientras ella las limpiaba, sintió los brazos de Sanji abrazándola y correspondió poniéndose a llorar en su pecho.

–Supongo que todo le llegó de sorpresa. –Ryo suspiró y negó con la cabeza. –Dijimos todo lo que teníamos que decir, ahora es tu turno de decidir, Yuu.

–Pero, no pienses en nosotros, piensa en ti al tomar la decisión, sea cual sea el camino que elijas...nosotros aceptaremos. –Kai sonrió con cierta tristeza. –Si quieres quedarte con Sanji, en este lugar, prometemos dejarte en paz.

–Yuu-chan, ¿te encuentras bien? –Yuu se separó de Sanji y asintió.

–La vida en el Reino es la peor opción que puedas elegir, sólo queríamos que supieras todo. –admitió Kai dando por terminada su parte.

–Lo sé, y entiendo cómo se sienten. –limpió sus lágrimas. –Aún me cuesta asimilar la situación, saber todo esto tan repentinamente, es difícil. –los tres chicos asintieron. –Prometo...meditarlo bien, porque sé que no puedo estar en ambos lugares a la vez.

–No te presiones, Yuu, tienes el apoyo de nosotros tres. –Yuu sonrió.

–Lo sé, chicos, muchas gracias. –sonrió enormemente.

–Mm...n-nosotros, am...debemos irnos, Yuu. –avisó Kai levantándose, Ryo lo imitó.

–Vuelvan pronto para poder hablar una vez más. –Ryo sonrió.

–Lo haremos, en menos de una semana estaremos aquí nuevamente. –extendió los brazos, Yuu se abrazó fuertemente a él.

Se separó y dio un paso hacia atrás, miró a Kai y este se sonrojó, miró a Sanji quien solamente evitó la mirada, Yuu y Kai se abrazaron durante unos segundos, Kai aspiró su aroma y sonrió.

–Los quiero, aunque no pueda recordarlos del todo. –admitió ella susurrando en su oído.

–Y nosotros a ti. –le acarició el cabello, se escuchó cómo Sanji se aclaró la garganta, Kai lo miró aún sin soltar a Yuu, al verlo cruzado de brazos y con un aura asesina a su alrededor la soltó, levantó los brazos cubriéndose la cabeza y asustado exclamó. – ¡Lo siento, Sanji-sama! –Yuu rió inevitablemente.

–Los acompañaré afuera. –Yuu miró a Sanji dándole a entender que quería ir sola, Sanji asintió y tras revolverle el cabello se dio la vuelta y se encaminó a las escaleras.

Yuu acompañó a ambos chicos hasta su pequeño barco, se prepararon para zarpar y subieron, Yuu borró su sonrisa que hasta en ese momento mantenía y se puso en cuclillas a la orilla del barco, Ryo y Kai se extrañaron y acercaron a ella.

–Chicos, quiero saber algo más. –susurró Yuu, se abrazó a sus piernas y volvió a hablar. –La misión que hacíamos el día en que desaparecí... ¿la completamos? –Kai sonrió de lado.

–No te preocupes por eso, fue hace mucho. –Yuu no se quedó tranquila. –Sí, logramos completarla pero a cambio te perdimos a ti. ¿Por qué preguntas? –con un semblante más serio respondió, Yuu suspiró y escondió su cara entre sus rodillas.

– ¿Cómo reaccionó Sell-sama ante eso? –Ryo le acarició el cabello.

–No muy bien, tratamos de convencerle de que habías muerto pero seguía con la idea de que solo desapareciste, hasta ahora sigue creyendo eso. –Yuu asintió aún sin levantar la cabeza. –Pero tranquila, Sell-sama no se molestaría contigo, sino con nosotros por incompetentes, porque no te pudimos llevar de vuelta. –trató de calmarla un poco.

–Eso creí, por eso preguntaba. –levantó la cabeza y se notaba cómo aún no se había desahogado del todo. –Chicos, ¿ustedes estarán bien?

–Claro, tenemos permiso de salir del Reino, no nos... –Yuu negó con la cabeza.

–No me refiero a eso, ¿si vuelvo al Reino con ustedes...? –evitó la mirada de ambos – ¿...qué ocurriría? –Kai tragó en seco y acarició su brazo reconfortándola.

–Las cosas volverían como antes, Sell-sama posiblemente festeje porque sabía que tenía razón, volveríamos a trabajar como siempre. –Yuu tomó la mano de Kai entre las suyas y la apretó.

–Pero... ¿si yo no vuelvo? –mordió su labio inferior. – ¿Qué haría Sell-sama?

–Él buscaría a otro líder, probablemente le toque a Ryo. –Kai sonrió, Ryo tomó una de las manos de Yuu.

–Quédate tranquila, ese es un asunto que nos toca a nosotros resolver. –sonrió, Yuu volvió a negar con la cabeza.

–No es cierto, somos familia, quiero saber la verdad. –una lágrima cayó pero no se molestó en quitarla. –No quería que Sanji-kun supiera esto, por eso, díganme... ¿Sell-sama los castigaría por eso? ¿Cuánto tiempo llevan escapando de ese castigo?

–Yuu, no te involucres más, te dijimos todo lo que tenías que saber. –Yuu apretó el agarre de las manos de los dos. –Yuu...

–Por favor, necesito saberlo. ¿Llevan retrasando el castigo todo este año mientras me buscaban? –Kai apretó la quijada.

–Yuu, aceptaremos el castigo si decides quedarte, que esto no influya en tu decisión. –Yuu sollozó hincándose en el suelo.

–Ustedes no merecen ser castigados, Sell-sama insiste en que estoy viva, ¿no es así? Díganle la verdad, díganle que perdí la memoria y no puedo recordarlo...no merecen sufrir un castigo por mi culpa.

–Yuu, si decides quedarte aquí te daremos por muerta ante el Reino, es la única forma de mantenerte a salvo. –Yuu apretó los labios evitando sollozar. –No llores así, por favor, harás que Kai llore también. –Ryo, tratando de hacerla reír se burló de su amigo, al ver que ella no lo dejaría pasar suspiró.

– ¿Hay alguna forma de evitar ese castigo? –preguntó ella con la cabeza baja, tirando las lágrimas al suelo.

–En realidad, Sell-sama nos dio un año exactamente para encontrarte, pasando esa fecha nos castigará. –Kai miró a Ryo entristecido, sabía que era más duro para él tener que decirle eso a su hermana. –El año exacto se cumple la semana que viene. –Yuu levantó la mirada.

– ¿Cuál es el castigo? –Kai iba a hablar pero Ryo lo paró, miró a Yuu a los ojos y habló.

–Dejamos que una de sus mejores subordinadas muera, hay dos posibles castigos que pueda asignarnos. El primero es que nos rebaje el puesto y nos haga trabajar en las minas hasta que paguemos todas las deudas nuestras, y también las tuyas, o sea, trabajaríamos por el resto de nuestras vidas en esa mina. –Yuu sintió como las rodillas le temblaban, apretó el agarre de las manos aún más.

– ¿Y el segundo?

–Nos cobrará tu muerte, y la única forma de pagarlo es matando a uno de los que solo es una boca más que alimentar. –Yuu abrió los ojos sorprendida comenzando a balbucear un nombre, el nombre de aquel niño. –Si no regresas al Reino tendremos que trabajar de por vida en las minas, o matar a Midori.

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