cinco | enferma
cinco | enferma
Los ojos de Yuu giraron hacia su derecha, se quedó mirando como Sanji pintaba mientras ella dejaba de hacerlo, el rubio de pronto se detuvo, Yuu tomó eso como una señal de que se había dado cuenta de su mirada y rápidamente la quitó, continuando con su trabajo.
–Así que... –habló ella en voz baja sin dejar de pintar. – ¿Zeff-san te mandó a ayudarme? –Sanji guardó silencio durante un par de segundos.
–Sí, ya sabes cómo es ese viejo. –contestó, aunque esta vez sin ningún rastro de odio en su voz.
–Ya veo. –murmuró nerviosa, el simple hecho de que Sanji y ella estuvieran compartiendo el mismo espacio sin nadie más la ponía nerviosa.
– ¿Qué haremos una vez que terminemos de pintar? –preguntó él mirando la pared, Yuu se mordió su labio inferior.
–No lo sé, tal vez limpiar y luego, amm... –Sanji la interrumpió.
– ¿Te molesta que esté aquí? –preguntó de pronto, Yuu se detuvo y se giró a mirarlo, este bajó la mano y dejó la brocha recargada en la lata de pintura que compartían.
–N-No, ¿por qué piensas eso? –Sanji se encogió en hombros haciendo una mueca.
–Te he tratado pésimo desde que llegaste, creí que...
–Pero ahora no. –esta vez interrumpió ella. –Te estás comportando amable al ayudarme a pesar de que Zeff-san te está obligando a esto, enserio lo agradezco. –le sonrió, Sanji se quedó sin palabras. –Sólo que...quisiera saber por qué me odias tanto, dices que es porque te robé toda tu vida pero...no creo que sea así. –se dio la vuelta y siguió pintando.
–La realidad es que... –el sonido de alguien subiendo las escaleras con pasos pesados lo interrumpió.
–Yuu-san. –llamó uno de los cocineros entrando de pronto, al ver a Sanji ahí su expresión cambió a una extrañada.
– ¿Qué ocurre? –preguntó ella poniéndose de pie, ya que se encontraba en cuclillas en el piso.
–Ah, es Mary-sensei, quiere verte. –y con eso salió de ahí.
– ¿Mary-sensei? –preguntó ella extrañada. –Me pregunto qué necesitará. –caminó a la puerta con Sanji pisándole los talones, se detuvo en las escaleras y miró a Sanji.
– ¿Qué? –cuestionó él, Yuu negó ligeramente con la cabeza y continuó caminando.
Ambos llegaron a la habitación/despacho de Zeff, Yuu tocó la puerta pero al contrario Sanji la abrió sin más. La doctora estaba de pie frente a Zeff, esperando a que Yuu llegara, cuando la miró sonrió y se acercó a ella tomándola de los hombros.
–Yuu-san, me alegra verte. –saludó ella.
–Buenas, Mary-sensei, ¿qué hace aquí? –correspondió, la doctora miró a Zeff y este a Sanji.
–Vámonos, mocoso, ellas deben hablar. –Zeff salió de la habitación seguido de Sanji, quien iba reclamándole que no era un niño.
– ¿Ocurre algo malo? –preguntó Yuu preocupada, la doctora negó.
–No, no es nada malo, simplemente necesitaba hablar contigo en privado. –Yuu asintió, la doctora se sentó en una silla y acercó otra a su lado, Yuu se sentó ahí y una vez que se puso cómoda la doctora habló. – ¿Cómo te va en tu nueva vida? –preguntó con una sonrisa, Yuu hizo una mueca.
–Supongo que bien, me llevo excelente con todos aunque...
– ¿Sanji-san? –cuestionó ella, Yuu asintió bajando la mirada.
–Me ha tratado pésimo desde que llegué aquí, pero últimamente se ha estado comportando raro. –la doctora asintió.
– ¿Te gusta el nuevo cambio en su personalidad? –la chica asintió.
–Aún me pregunto por qué de pronto se volvió amable. –la doctora rió un poco.
–Quién sabe, ahora... ¿has recordado algo de lo que pasó antes de despertar? –preguntó de manera cautelosa, la oji-azul se quedó mirando hacia el piso mientras su mente vagaba en sus escasos recuerdos, al final terminó por negar con la cabeza. – ¿Nada nuevo? –ella volvió a negar.
–Aunque la curiosidad comienza a picarme los pensamientos. –admitió. –Necesito saber más sobre mí, no puedo depender del Baratie toda mi vida, ¿y si tengo padres y me están buscando?
–Lamento decirte esto, Yuu-san, pero el barco donde ocurrió el accidente quedó totalmente destrozado, no hubo sobrevivientes. –la mirada de Yuu se ensombreció.
–Eso lo sé, pero no quita la posibilidad de encontrar a alguien cercano a mí. –la doctora suspiró y asintió.
–Entiendo que quieras saber más de ti, Yuu-san, pero si no recuerdas nada es casi imposible saberlo. –la peli-azul asintió. –Esfuérzate un poco más en recordar.
–Lo haré, lo prometo.
***
– ¿No crees que de este lado quedaría mejor el azul? –cuestionó Sanji mirando la pared, habían terminado ya con las cuatro paredes blancas y ahora faltaba agregar el color principal a una de ellas.
–Supongo que sí. –murmulló en voz baja, se cruzó de brazos analizando la habitación por completo y sonrió. –Hemos avanzado muy rápido, Sanji-kun.
–Tal vez alcancemos a terminar con las paredes hoy, aún tenemos una hora antes de que se apaguen las luces. –se acercó a la pared y arriscó sus mangas. –Apresúrate. –abrió la lata de pintura y metió la brocha en ella, Yuu asintió sonriente y se acercó también.
Llevaban toda la tarde en aquella habitación, la doctora se quedó hablando con Zeff tras terminar su plática con Yuu, ella y Sanji continuaron con su trabajo.
No habían hablado nada referente al anterior comportamiento de Sanji, es como si se conociesen de toda la vida y esa fase de odio nunca hubiese existido. Sanji se comportaba muy bien con ella, se podría decir que hasta mejor que como se comporta con sus demás compañeros.
–Etto...Sanji-kun. –el rubio la miró. – ¿No estás molesto porque Zeff-san te está obligando a esto? –Sanji evitó su mirada mientras seguía pintando.
–De hecho... –suspiró. –El viejo no me ha obligado a nada. –tras eso siguió pintando, Yuu se quedó sin palabras y lo imitó para evitar una conversación que podría volverse incómoda.
Pasaron otra media hora pintado a una velocidad acelerada, ambos querían acabar con las paredes esa misma tarde, lograron pintar todo y una vez que la pared quedó lista ambos se alejaron para mirar.
–Quedo muy bien. –admitió él, giró su cabeza con una mueca y se acercó de nuevo. –Falta un poco por aquí.
Se paró en puntas para evitar subir la escalera que habían traído, pasó la brocha llena de pintura por un pequeño espacio en blanco y la pared quedó ahora sí en su totalidad cubierta, justo cuando iba a bajar la brocha una pequeña gota de pintura cayó directo a su rostro, sobre la punta de su nariz.
Yuu no pudo evitar reír ante eso, Sanji se sonrojó y como si fuese un impulso levantó la brocha y la pasó por la nariz de la chica, esta se calló inmediatamente sorprendida, en el rostro de Sanji se formó media sonrisa.
La peli-azul vio una oportunidad perfecta y rápidamente metió sus dedos a la lata de pintura, se acercó a Sanji y dejó su marca sobre su mejilla, Sanji no se quedó atrás y continuó con esa pelea de pintura.
Yuu comenzó a reír de pronto tras notar que Sanji estaba completamente azul por la pintura en su cara y ropa, se cubrió la boca con el dorso de su mano ya que sus palmas estaban empapadas, Sanji paró de pelear con ella y comenzó a reír también.
Entonces ambos se dieron cuenta de algo.
Acababan de escuchar la risa más hermosa de todas.
***
La peli-azul salió del baño ya con el piyama puesto, se había duchado por segunda vez en el día porque había terminado llena de pintura. Se sentó sobre la cama de Sanji y se tiró de espaldas, había pasado uno de los mejores días desde que llegó al Baratie.
Tal vez porque Sanji ya no era un ogro con ella, o porque a su habitación sólo le hacían falta los muebles, aunque consideraba más la primera opción.
Se le hacía más que extraño su comportamiento pero no se quejaba por ello, le alegraba llevarse bien con él.
Se preparó para dormir y cerró los ojos, tratando de quedarse dormida.
Luego de dos horas de sueño la chica se removía mucho en la cama, tenía sudor frío recorriendo su frente y las manos le temblaban ligeramente, estaba teniendo una pesadilla.
– ¡Muévete, Yuu! –en imágenes borrosas alcanzó a ver un rostro, no se distinguía absolutamente nada pero la voz se escuchaba clara y fuerte. – ¡Rápido!
El llanto de un niño ahogo sus oídos provocando que se llevara las manos hasta las orejas y se las cubriera. Más gritos, llantos, pedidos de auxilio, todo eso combinado retumbaba en su cabeza, el sonido era tan fuerte que provocó que le diera una especie de migraña instantánea.
Tras una fuerte explosión Yuu abrió los ojos aterrada, estaba aturdida, como si la explosión hubiese sido real, se sentó inmediatamente en la cama y se tomó la cabeza adolorida. No entendía nada, se levantó y tras tambalearse alcanzó a llegar a la puerta del baño, la abrió y sujetándose de ella entró difícilmente.
Se miró al espejo y notó que su rostro estaba sonrojado, el sudor corría por su cara y el dolor no desaparecía, Yuu tomó otras medidas y salió de la habitación como pudo, tomándose de las paredes y dando pasos exageradamente cortos.
Trato de avanzar hasta la habitación del jefe pero era imposible llegar allá, estaba hasta el otro lado del largo pasillo. Llegó hasta la primera puerta seguida de la habitación y tocó con fuerza, los gritos, el aturdimiento y todo desaparecieron de pronto, terminando en un aplastante silencio.
Sus ojos dieron vueltas hacia ningún lado mientras sus rodillas flaqueaban, trató de sostenerse un poco más pero le fue imposible, cayendo directo al piso.
–P-P-or fa-vor, ayúdenme... –tras el último aliento cerró los ojos y dejó de sentir todo tipo de malestar.
Unas horas más tarde.
– ¿Aún no despierta? –preguntó Patty con un rostro de preocupación, la doctora negó mientras cerraba la puerta de la habitación.
– ¿Quién está cubriendo sus puestos? –preguntó Zeff cruzado de brazos, Patty y Carne le explicaron que varios compañeros los estaban cubriendo, al igual que un camarero cubría a Yuu en su trabajo. – ¿Qué es lo que tiene?
–No estoy muy segura, tiene los síntomas de una simple gripe pero murmura cosas entre sueños que pueden ser claves para descubrir de dónde viene, una pesadilla causó esto ya que le ocurrió mientras dormía.
– ¿Estará bien? –preguntó, sorprendentemente, el rubio ceja-rizada.
–Sí, este tipo de casos no suelen extenderse mucho, necesitará reposo durante todo el día de hoy y que alguien la esté vigilando, habrá que escribir todo lo que diga dormida ya que puede ser muy importante cuando despierte. –Zeff asintió. –Me voy, pero prometo regresar pronto a ver cómo está ella.
–Está bien, ya la oyeron, debemos hacer turnos para vigilarla. –ordenó Zeff, miró al rubio y le señaló la puerta. –Irás primero, mocoso.
Esta vez Sanji no protestó, ganándose las miradas de asombro de sus compañeros al entrar en la habitación, cerró la puerta tras de él y se acercó a la cama, tomó la silla en la que la doctora Mary se había sentado y tomó asiento a un lado de la cama.
Se cruzó de brazos y recargó su espalda en el respaldo de la silla, no admitiría que estaba preocupado por ella pero agradecía que Zeff lo obligara a cuidarla.
La tarde anterior se había divertido mucho con Yuu, pero jamás lo admitiría en voz alta, sí, había cambiado su trato hacia ella radicalmente en cosa de nada, pero había una explicación para eso.
Luego de que Yuu le pidiera el ático a Zeff para convertirlo en su habitación Sanji había quedado en un corto estado de shock, reaccionó y vio las cosas como en verdad son, Yuu estaba esforzándose por dejarle en paz y él se comportaba como un verdadero idiota.
Cuántas veces no se lo habían dicho ya.
Meditó las cosas y se dio cuenta de que todo ese tiempo había actuado mal por una simple desconfianza, no eran celos lo que sentía. Luego de darse cuenta del tatuaje de Yuu y sus numerosas cicatrices cayó en la cuenta de que la única opción viable hacia su pasado era que se dedicaba al crimen.
Simples suposiciones. Yuu no recordaba nada así que peligrosa no era, si era una criminal de verdad no sería tan amable como lo muestra, aunque las suposiciones paranoicas de Sanji seguían ahí.
Se dispuso a empezar de nuevo con ella pero no sabía cómo, dejó de hablarle durante toda una semana ya que le resultaba incómodo acercarse a ella de cualquier forma, al final optó por ayudarla con su habitación con la excusa de que Zeff lo había obligado, aunque terminó por confesarle que no era así.
Planeaba ganarse a Yuu de una forma u otra, y eso era comenzando de nuevo, se lo propondría formalmente luego cuando ella se recuperara.
Mientras garabateaba cosas sin sentido en la libreta que había tomado de la mesita de noche notó como Yuu estiraba la mano hacia él, Sanji dejó el cuaderno hacia un lado y se acercó a ella, Yuu logró tomar a Sanji se la sudadera y jaló con pocas fuerzas de él.
–Sanji-kun... –balbuceó entre sueños. –Llévame con ellos, por favor.
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