catorce | cara a cara
catorce | cara a cara
Era viernes, el trabajo había comenzado así que no había tiempo que perder, Yuu terminó de vestirse, arreglarse y de más para finalmente bajar a la cocina, tanto su novio como los demás ya estaban ahí, sí que se había atrasado, se colocó el delantal y esperó a que abrieran para salir a atender.
A decir verdad, Yuu se podía concentrar muy poco desde su última plática con Sanji sobre "ese" tema, Sanji tenía algo planeado para ella y esperar a saber qué era la ponía nerviosa.
Sanji siempre había sido muy tierno con ella, cada vez que cumplían un mes él le regalaba algo, puede que no fuera algo material pero ella amaba sus pequeños detalles. En cambio, ella le daba regalos sencillos, ya sea lo más mínimo como dejar que Sanji le enseñe a cocinar, cosa que él amaba.
Eso era algo divertido, Yuu estaba cien por ciento segura de que no estaba hecha para cocinar, le era bastante difícil acercarse al horno sin ahogarse del calor que generaba, o no lograba diferenciar entre sal y azúcar sin necesidad de probarlas.
Aunque para ser claros, y era algo de lo que tanto Sanji, como Zeff y los demás cocineros estaban al tanto: Yuu era bastante hábil manejando los cuchillos.
Cuando menos se lo esperaban fue hora de abrir, los clientes llegaron a montones, Yuu y los demás camareros salieron a atender.
Por otro lado, justo entrando al restaurant, se encontraban aquellos dos chicos que habían estado ahí anteriormente, Ryo y Kai entraban sigilosamente tratando de no llamar la atención, o sea, evitando encontrarse con el rubio de ceja rizada.
Tomaron asiento en algún lugar aleatorio y esperaron a ser atendidos.
–Espero que haber esperado toda la noche navegando para llegar aquí haya valido de algo. –se quejó Kai sobándose el cuello, Ryo rodó los ojos.
–Sí, no calculé el tiempo en que llegaríamos aquí, perdón. –negó Ryo. –Pero no es tiempo de quejarse, busca su cabello azul con la mirada. –Kai asintió, giró la cabeza bruscamente y con una mano sobre sus ojos comenzó a buscar, Ryo gruñó y le pegó una patada por debajo de la mesa. – ¡¿Acaso no puedes ser más obvio?!
–Perdón. –se quejó de dolor luego de eso.
Pasaron como veinte minutos en los que simplemente alejaban a los camareros diciendo que pensarían un poco más qué ordenar. Mientras que Yuu andaba de aquí para allá sirviendo a los clientes, nada fuera de lo usual, subió a la cocina para llevar la siguiente orden y entró sin más.
Se dirigió hacia Sanji y dándole una sonrisa se quedó a su lado viendo cómo cocinaba, aunque la cocina no era su cosa favorita en el mundo, ver a Sanji cocinar sí que lo era.
– ¿Entonces la mesa diez no ha ordenado nada? –escuchó hablar a Patty con un camarero, su atención se distrajo hacia sus espaldas, dándose la vuelta.
–Siguen diciendo que lo están pensando. –se excusó él.
– ¿De qué clase de clientes se trata? –preguntó él.
–Son dos chicos, no parecen ser muy mayores, pero no se ve que tengan intenciones de ordenar algo. –Sanji aguzó el oído.
– ¿Dos chicos que no quieren ordenar? Seguramente solo vengan a perder el tiempo. –Patty se dio vuelta a la puerta. –Hablaré con ellos, y si es necesario los sacaré de aquí.
–Espera, Patty. –llamó Yuu acercándose a él, Sanji paró de cocinar sintiendo de pronto un extraño presentimiento. –No tienes que ser tan rudo, quizá aún no se deciden. –trató de calmarlo, sonrió. –Yo iré a hablar con ellos, descuida. –dándose la vuelta se encaminó a la salida de la cocina.
–Bueno, supongo que los encantos de una chica podrían ser de ayuda, ¿o no? –con cierto humor, el camarero codeó a Patty, Sanji dejó el cuchillo sobre el mesón y se acercó a paso rápido hacia Yuu, dejando atrás a Patty y al camarero.
–Deja, yo me encargo. –con paso seguro Sanji dejó atrás a Yuu, ella extrañada tomó del brazo a Sanji.
–No, no, tú aún tienes un plato que terminar. –Sanji iba a volver a hablar. –Vamos, que es mi trabajo al fin y al cabo. –con una encantadora sonrisa, Yuu dejó atrás a Sanji saliendo de la cocina.
Sanji se quedó de pie frente a la puerta, dudando entre si seguirla y asegurarse de que todo estaba bien, o confiar en ella y dejarla ir sola. Con una mano en la puerta Sanji se dispuso a salir.
–Mocoso, ¿a dónde te diriges? –Sanji apretó la mandíbula dejando la puerta semi-abierta.
–Ella irá a... –se quedó callado al no tener excusas, Zeff cruzado de brazos le ordenó volver a cocinar. –Pero, viejo...
– ¿Qué es lo que te preocupa? –preguntó, Sanji de pronto recordó algo que le había dicho Yuu en el pasado.
–Eres lo más importante para mí ahora, ¿entiendes eso? No te dejaría atrás por nada.
Tras dos segundos más Sanji finalmente cerró la puerta de la cocina, metió ambas manos dentro de los bolsillos de su pantalón y se dio vuelta, Zeff lo miró extrañado pero decidió dejar el problema para después, Sanji finalmente volvió a cocinar con una expresión seria.
Mientras abajo.
–Ryo, llevamos retrasando a los camareros mucho tiempo, ¿no crees que sería tiempo de preguntar? –habló Kai, Ryo tragó saliva.
–Supongo que será lo mejor. –al sentir que alguien se acercaba a la mesa bajó la carta que cubría su cara listo para hablar con el camarero.
– ¿Están listos para ordenar? –al escuchar tal voz Ryo fue incapaz de siquiera respirar, levantó su mirada poco a poco hasta encontrarse con esos ojos azules.
Las palmas de sus manos sudaban, le costaba respirar, y por supuesto, temblaba torpemente. Era ella, Yuu, su hermanita. Kai se encontraba igual que él, manteniendo una expresión de sorpresa, finalmente la habían encontrado.
–Disculpen, ¿se encuentran bien? –la mano de Yuu se posó sobre el hombro de Ryo. – ¿Gusta que llame a un doctor? ¿Necesita salir a tomar aire o que le traiga un vaso de agua?
Tras eso toda la felicidad se vino abajo, Yuu no los reconocía.
–Y-Yo...s-solo ne-necesito-o aire. –se puso de pie torpemente, Yuu se quedó cerca de él solo por si acaso. –V-Volveremos p-pronto, señorita.
–Vale, estaré cerca por si necesitan algo. –con una sonrisa se alejó de ahí.
–Es ella. –susurró Kai aún sorprendido. –Tenías razón, Ryo, es ella. ¡Encontramos a Yuu! –exclamó feliz, al ver a Ryo aún en un tipo de trance se levantó y se acercó a él.
Ambos chicos salieron a una pequeña terraza que daba al mar, no hablaban, simplemente con mirarse entendían toda la situación. Ryo se hincó en el suelo tomándose de la baranda del Baratie, suspiró volviendo en sí y agitando la cabeza se dio la vuelta para sentarse finalmente en el piso.
–No nos reconoce, Kai. E-Ella...no pudo reconocernos. –con unas pequeñas lágrimas asomándose en sus ojos apretó los puños.
–Vale, tranquilo, Ryo, tranquilo. –se agachó a su lado, sus manos temblaban pero aún así pudo darle apoyo sobando su espalda lentamente. –S-Sabemos que está viva, eso...eso es...lo importante. –tratando de convencerse a sí mismo sonrió. –Ella está viva, no la perdimos aún.
–Luce tan distinta. –susurró Ryo mirando fijamente el mar. –Su cabello corto, sus ojos se ven más brillantes...su sonrisa. –inconscientemente sonrió. –Ella ha de ser muy feliz en este lugar.
–D-Deberíamos entrar, hablar con ella y arreglar todo, debemos... –Ryo se puso de pie, Kai lo miró desde el piso con una mueca.
–Puede que...en el accidente perdiera la memoria, por eso no puede reconocernos. –analizó, miró el tatuaje en su mano izquierda. –Si no puede reconocernos a nosotros, seguramente tampoco recuerde nada sobre su vida.
–Entonces, ¿Sell-sama...? –Ryo asintió.
–Tampoco sabe que trabaja para él. –cerrando los ojos con impotencia negó. –Es caso perdido, entonces.
– ¡No puedes decir eso tan pronto! –negó rápidamente. – ¿Dónde quedó el "no nos rendiremos"? ¡Hablemos con ella y recordémosle lo que realmente es!
–Kai... –el nombrado lo interrumpió.
– ¡Esta vida suya es una total farsa! ¡Si Sell-sama se entera de esto podría...! –Ryo terminó por darle un fuerte golpe en la mejilla, dejándolo tirado en el suelo.
– ¡Cállate! –exclamó molesto, Kai lo miró sorprendido. –No podemos simplemente decir eso, es muy arriesgado todo lo que está pasando, tan solo déjame pensarlo, ¿de acuerdo? –se dio la vuelta y comenzó a hacer ejercicios de respiraciones.
–Entiendo. –susurró el otro levantándose. –Volvamos adentro, pidamos disculpas y vámonos. –con una expresión fría se dirigió adentro.
–Espera, Kai, lo siento por golpearte, mi mente no puede pensar bien ahora, ¿sabes? Acabo de encontrar a mi hermana quien creía muerta durante casi un año, y ahora que la veo... –Kai le restó importancia al asunto diciendo que lo entendía bien, que no tenía que disculparse.
Finalmente adentro tomaron asiento en silencio, para evitar levantar sospechas ordenarían algo en lo que pensaban con más calma qué harían, Yuu se acercó a ellos con una gran sonrisa y preguntó si ya se encontraban mejor.
–Sí, solo fue un...colapso. –admitió Ryo sin mirarla a la cara.
–Bien, me alegro de que ya estén mejor, ¿ordenarán algo ahora o prefieren esperar? –ellos miraron la carta y ordenaron lo más barato que había en ella. – ¿Tan solo eso? –preguntó Yuu con una mueca, un plato de sopa y un vaso de agua no llenaba a nadie.
–Sí, sí, a decir verdad no tenemos mucho dinero. –admitió Kai con una sonrisa nerviosa, tan solo mirar a Yuu ahí, tan cerca pero a la vez tan lejos...lo tenía mal.
–Ya veo, vuelvo en unos minutos. –sonrió de nuevo y se alejó de ahí.
–Sigue siendo preciosa. –murmuró Kai viéndola irse, giró su vista a Ryo quien se mantenía pegado a la carta. –Ryo, tranquilo, ¿si?
–Estoy tranquilo, estoy tranquilo. –suspiró bajando la carta. –Es sólo que, aunque es la misma luce tan distinta...esa mirada y sonrisa amable. –rió en voz baja. –Es raro que nos trate tan bien. –irónico, Kai rió.
–Solo me pregunto... ¿por qué el rubio de la vez pasada nos ocultó a Yuu? –Ryo frunció el ceño molesto.
–Tendrá sus razones, aunque poco me importan ahora.
–Ryo, ¿qué haremos? –preguntó Kai sigilosamente. –N-No creo que debemos simplemente llevárnosla a la fuerza, habrá que hablar con ella y, no lo sé, convencerla de que nuestra historia es real, tenemos una foto, ¿no es así? ¿Cómo podrían negar eso? –Ryo asintió estando de acuerdo con él en ese aspecto.
–No sé qué debemos hacer, ella luce tan feliz, tan tranquila, me sentiría culpable si la llevo a la vida de mierda que llevamos en el Reino. –admitió, luego de eso negó. –Pero es necesario, la necesitamos allá, no sé qué hacer. –se revolvió el cabello ansioso.
–T-Tengo una idea. –habló Kai un poco nervioso. –Pero no sé si estés de acuerdo.
–Habla. –Kai asintió.
–Yuu era de los pocos usuarios de Haki en el Reino, algo que ni siquiera tú o yo logramos controlar. –Ryo asintió. –S-Si ella aún puede utilizarlo, significa que su naturaleza no ha cambiado.
–Pero si no logra demostrarlo es porque se ha acostumbrado a llevar esta vida tranquila. –Kai asintió, en ese momento Yuu llegó con dos bandejas, dejó una sobre la mesa y comenzó a repartir los platos.
–D-Disculpa, Y... –Ryo se calló al instante antes de pronunciar su nombre, negó rápidamente y volvió a hablar. –No ordenamos tanto.
–Lo sé, pero se ven cansados y hambrientos, esto va por parte de la casa, no se preocupen. –sonrió retirando la bandeja de la mesa, poniéndola bajo su brazos izquierdo mientras con el derecho sostenía la otra bandeja con comida. –Disfruten la comida. –se dio la vuelta.
–Ryo. –llamó Kai impaciente, levantó su tenedor y con fuerza lo presionó en su mano. –Será cuestión de comprobar lo que hablamos.
– ¿De qué hablas? –preguntó Ryo extrañado.
–Si ella no logra esquivar mi ataque nos iremos y la dejaremos tranquila, la daremos por muerta ante Sell-sama y nos aseguraremos de que nadie más vuelva a buscarla. –Ryo abrió la boca sorprendido entendiendo el plan.
–Pero... –habló Ryo esperando la segunda parte, Kai puso una mueca de concentración volteando a mirar a Yuu, quien servía sus platos a una mesa un poco alejada.
–Pero, si logra esquivarlo...no nos rendiremos, hablaremos con ella...y dejaremos que tome una decisión sobre su futuro, prometimos siempre apoyarla, lo haremos entonces dándole opciones. –tomando la posición exacta para lanzar el tenedor suspiró.
– ¿Dejar algo tan importante en una decisión al azar? ¿Todos dependerá de si aún controla el Haki o no? –Kai asintió, Ryo apretó los dientes. – ¡¿En qué diablos piensas?!
–Sólo responde sí o no.
– ¡Kai, la lastimarás! –Kai lo ignoró apuntando aún a Yuu.
– ¿Aceptas o no? –presionó, Ryo apretó los puños.
–De acuerdo. –vencido, Ryo se concentró en Yuu.
–Aquí voy. –tras tomar aire y dejar de respirar durante algunos segundos, el tenedor salió volando se la mano de Kai hacia Yuu.
Ambos chicos se quedaron en silencio mirando el proyectil lanzado, como si fuera en cámara lenta el tenedor se acercaba a las espaldas de Yuu, ambos con una expresión de preocupación creyeron que no lo esquivaría, pero de pronto algo pasó.
Yuu se dirigía hacia la cocina cuando sintió algo dentro de sí, algo que reconoció al instante, fue justo lo mismo que le advirtió aquella vez cuando el pequeño niño caería al suelo, algo que le estaba advirtiendo que se moviera, que algo la golpearía.
En un movimiento rápido giró su cabeza hacia su costado izquierdo, quedándose de pie totalmente quieta al instante, sintió una leve brisa en el cuello y luego miró cómo algo pasaba cerca de su cara.
Como si de un dardo se tratase el tenedor terminó clavado en la pared delante de Yuu, ella se quedó mirándolo sorprendida, pensando en que si no hubiera esquivado el ataque eso la habría golpeado.
Se dio cuenta de que había retenido la respiración todo el tiempo así que volvió a respirar, se dio la vuelta rápidamente para buscar quien la había atacado, al no ver a nadie sospechoso decidió abandonar la primera cubierta inmediatamente, subiendo a la cocina a paso rápido.
Ryo y Kai se miraron luego de mantener la mirada en su comida durante unos segundos en los que Yuu se iba, la mirada de Kai lo decía todo y Ryo lo aceptó. Sin querer ser egoísta o pensar sólo en ellos y no en Yuu decidió que lo harían.
Hablarían con Yuu, le contarían todo lo que ocurría, y le propondrían volver con ellos.
Pero al final, la decisión final era la suya.
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