Primero.

Mark era un chico genial en su generación, tenía un rostro bonito, buenas calificaciones, mejores amigos , un buen futuro por delante sin duda alguna. Pero había un pequeño e insignificante detalle.

Habían pasado siete meses desde la primeras vez que lo miró. Era algo torpe, aún recuerda que el viento le hizo cubrirle los ojos con su propio cabello castaño semi largo, que gracias a la poca visión tropezó y cayó junto con todas las cosas que tenían en sus manos.

Fue sin control alguno de su propio ser, solo sabía que estaba ayudando al chico a recoger sus cosas, pudo escucharlo maldecir con una gran sonrisa en sus labios, como si estuviera burlándose de él mismo, Mark solo sonrió y siguió ayudando a recoger sus cosas.

— Perdón, soy demasiado torpe. Gracias por ayudarme.

Negó con una sonrisa, la voz del chico era como lo más hermoso que había escuchado en mucho tiempo. — Tranquilo, ¿Estás bien?

— Sí, estoy bien. — Contesta el castaño, Mark toma una liga de su muñeca, es cromática entre morado y azul, y se la entrega, una vez también tuvo el cabello largo y sabía lo que sentía tener la vista completamente obstruida. — Gracias, soy Yuta.

— Me llamo Mark.

Mark sonrió y el gesto fue regresado casi inmediato, le tendió sus cosas y se empezó a sentir nervioso. — Yo... ¿Eres nuevo o algo así? Nunca te había visto.

— Yo no, uhmm, estoy en la facultad de arte, solo que pasé por aquí para buscar a mi amigo. Bueno, me tengo que ir rápido, antes que entre a sus clases, adiós.

Mark sintió que el mundo en forma de ese chico se le iba demasiado lejos, miró el caminar rápido de Yuta e inevitablemente sonrió encantado.

Quizá ese día había terminado de esa manera, recordando Yuta y riendo de la torpedad del chico, era gracioso, podría jurar que era mayor que él, por lo menos por dos años.

Ese día pensó en Yuta, también en la noche cuando fue a dormir, incluso el día siguiente esperó a ver si pasaba de nuevo por ahí, luego al siguiente día, y el otro, y muchos más después de ese, Mark llevaba semanas esperando para verlo de nuevo.

Pero era increíble que estudiando en el mismo lugar no lo había visto durante siete meses.

— ¡Mark, Mark, Mark, Mark, Mark, Mark, Mark, Mark, Mark, no sabes que me pasó!

Rodó los ojos interrumpiendo su... Esperar. Todos ahí podían escuchar a su hermano gritarle hasta llegar a su lado.

— ¿Qué Johnny, se te fue el cepillo de dientes al escusado de nuevo?

— ¡No!. Bueno, sí, pero ese no es el punto. Mark, tengo una cita.

Miró a su hermano, Johnny era un loco entusiasta y un pésimo sujeto para tener parejas, le duraban menos de cuatro meses, no tenía idea del porque, quizá se miraba demasiado idiota. Aún así, podría decirle que estaba feliz por ello y desearle mucha suerte, quizá más de la necesaria, realmente la ocupaba.

— ¿Hablas en serio?

— Sip. — Johnny asintió, tenía una gran sonrisa que parecía nunca se le iría del rostro. — No quiero sonar apresurado, pero creo que estoy enamorado. Todo gracias a mi roomie.

— Bueno, felicidades. — Mark abraza a su hermano, este se ve feliz y no puede estar más que agradecido por ello.

— Gracias, hermano, otra cosa, ¿Puedes llevarme la ropa que quedó en tu casa? Mi camisa de la suerte está ahí.

— Claro, te veo luego, tengo clases.

Mark ya tenía un objetivo, volver a ver a Yuta, así que esperó, está vez pidió ayuda.

Nakamoto Yuta, bajo el cuarto semestre de la facultad de arte, estudia con una beca del cuarenta porciento, sus clases son de siete a dos, aunque según muchos, en ocasiones llega más temprano.
Había puesto su contacto amigo de su amigo.

Mark nunca había ido a otra facultad, ahora se encontraba caminando con un almuerzo en sus manos, nada laborioso, un sándwich de huevo hervido con mayonesa, receta que Dejun le compartió cuando la miró en tiktok. A su lado había un jugo de fresa y una manzana partida. Lo que más temia era que Yuta se burlara de cómo partió la manzana.

— ¿Has visto a Yuta? — Pregunta como si nada a un completo desconocido, es alto y si no fuera porque sonrió quería que el tipo de esos que intimidan con su sola presencia.

— ¿Te debe dinero?

Negó. — Solo lo estoy buscando. ¿Tú lo conoces?

— Por supuesto, es mi amigo, está en el salón de allá. — Señaló, no muy lejos, al fondo y sus entrañas se removieron. — ¿Iras?

Regresó su vista al alto chico, asintió como si el creyera que no se atrevería a cruzar esa puerta. — Claro, gracias.

— Soy Jay.

— Gracias, Jay.

Mark había caminado con cautela y nervios, era su primera vez que sentia tanta atracción de un desconocido que miró una sola vez, pero era tan grande esa atracción que ahí estaba, caminando hacia el, habiendo investigado después de siete meses sin verlo, era un jodido acosador.

Tocó la puerta y escuchó esa bella voz decirle "pasa" despreocupado, tranquilo, Mark realmente se estaba enamorado de ese chico y estaba demasiado sorprendido de sí mismo.

— Jae, te quiero hoy en mi apartamento con tu piel desnuda en mi habitación, mi roomie dijo que llegaría por la seis o algo así. Tenemos tiempo para nosotros. Voy a hacer muchas cosas en tu cuerpo.

A pesar de que se quedó mudo ante las palabras del chico, se quedó como un idiota apreciando cada segundo apenas lo miró. Para empezar su voz, le gustaba escucharla, era alegre y sonaba divertido, su piel manchada en pintura con un lienzo mediano frente a él. Tendido en el suelo con las piernas sobre la otra. Teniendo dos pinceles en sus orejas, uno en cada una, otro en su cabello, descalzo, en su pie también tenía sujeta una brocha con sus dedos, su semi largo cabello castaño atado con la liga que le había dado hace siete meses aunque su fleco estaba sujeto con un broche de my melody.

En esa acción, el pincel que hacía en sus manos ahora lo sujeta con los labios mientras intenta ponerse de pie.

— Hola, Yuta.

La brocha que sujetaba su pie cae, al igual que el de sus labios, Mark siente las putas mariposas volar en su estómago y a ellas se le suman abejas que le pican la piel interior y lo hace todo más difícil.

Es iluso porque con nula imaginación todo lo que dijo se resume a qué estará con alguien más en poco tiempo.

¿Sí, y?

— ¿Mark? Ese era tu nombre si no me equivoco.

Mark asiente, su atracción por Yuta es física, no tiene ni idea de cómo sea el en realidad, por ahora, lo iba a descubrir.

— Así es. No te había visto desde aquel día, aún tienes mi liga.

— Oh, es eso.

Ve como las manos de Yuta viajan a su cabello, está apunto de tirar de liga cuando lo detiene.
— No, tranquilo no vengo por ella. Quería verte.

— ¿Verme? Vaya me siento halagado.

Mark se siente incómodo, el chico es lindo, le gusta, de eso es lo único de lo cual está seguro. — Sip, mira te traje un almuerzo, espero te guste.

Yuta toma el almuerzo, puede sentir sus dedos tocandose apenas unos segundos, Mark sonríe de la cercanía y ve al chico abrir el tupper. — ¿Por qué haces esto? Perdiste algo durante me ayudaste a recoger mis cosas.

Mark no responde inmediatamente, tiene que ver a Yuta observar el desayuno, Yuta toma el sándwich, es un alivio que tenga el plástico para no manchar, o más bien para que no lo tome con sus manos manchadas de pintura.

— Solo me gustas.

Puede verlo estando apunto de atragantarse, sonrió por inercia pero no lo suficiente, sabía que, quizá fue algo apresurado.

— Eres rápido. — Yuta suelta una sonrisa, ahora cae uno de los pinceles en su oreja. — No sé que decir.

— No tienes que decir nada. — Mark toma el jugo de fresa y lo abre para Yuta, el castaño del cabello semi largo lo toma dando un lento trago. — Acéptame una cita.

— Eres apresurado, no te conozco Mark, ha pasado un tiempo y bueno, ahora estoy ocupado.

Aunque había sido rechazado, Mark era entusiasta, no iba a permitirse decaer rápido.

— Lo sé, esperas a tu amigo desnudo en tu habitación. Vas a hacer muchas cosas en su cuerpo.

— Me agradas.— Yuta está sonriéndole, instintivamente también sonríe complacido le gusta ese momento, bueno, no es para nada cercano a todas sus parejas que había tenido antes, siempre era el conquistado, el que encantaban con regalos y obsequios lindos. Ahora estaba en esa posición, no estaba nada mal. — Hoy es martes, tendré tiempo hasta el domingo, ¿Te gusta la pasta?

— ¿Una cena? No te parece mejor un almuerzo por el parque? ¿Te gustan los videojuegos? Quizá la plaza en el arcade o si prefieres algo más natural... Podemos ir al parque de diversiones, hablamos, nos conocemos y en la noche comemos pasta, ahí sabremos cuál crema es nuestra favorita.

— De acuerdo, el domingo, me pasas tu dirección, ¿Te gustan las motos? O ¿prefieres pedir un taxi?

Mark sonríe asintiendo. — Me gustan las motos, pero en un taxi podríamos hablar.

Yuta solo sonríe, Mark otra vez disfruta tanto la situación que se incomoda.— Seguro. Nos vemos el domingo.

— No hay que esperar tanto, mañana también podría traerte algo para almorzar. Los artistas siempre son descuidados. Uno de mis amigos también está en esta facultad, así mañana me regresar el tupper.

Yuta no le responde, pero le sonríe y le regala un mudo asentimiento.

— Adiós.

A parte de su hermano, Johnny, Mark tiene un pequeño grupo de amigos. Dejun, Jaemin, y Jeno. Llevan siendo amigos durante menos de dos años, no es la gran cosa, excepto Dejun, él y Mark llevan casi la vida entera siendo amigos, incluso viven juntos. A los demás los conoció conforme se mudaron, han salido y se cuentan cosas pero no más de ahí. Y bueno, también está Donghyuk. Su autoproclamado alma gemela.

— Entonces, simplemente lo enfrentaste. — Dejun lo apunta con los palillos, están en la comida china, favorita de Jaemin mientras Dejun criticaba cada porción, es que aquel era chino. Dejun es chino, genial, guapo, inteligente pero raro, es divertido, muchos en la universidad están detrás de el siempre. Es sencillo de todas maneras, un poco más de uno setenta, tiene un ligero, sedoso cabello castaño, una cejas gruesas y marcadas, su voz es angelical para muchos y por ello ha ganado varios concursos de canto en la universidad. — Eres una máquina, Mark Lee.

— Bueno...

— Ánimo camarada. — Jaemin es el siguiente. — Sabes Mark, creo que vas bien, en un peor caso, el tipo te hubiera enviado a la mierda con gentileza, pero te aceptó una salida, y propuso el lugar, van bien. — Jaemin le sonríe y siente que lo está haciendo bien, necesitaba esa palabras. Jaemin es genial, directo, guapo, pareciera despreocupado pero siempre sabe en qué punto está. Jaemin es atractivo, su cabello es negro brillante, apasianado por el ejercicio, y dedicado en sus estudios, sería el chico perfecto para muchos. Para el tipo de alado por ejemplo.

— Creo que tiene razón, Mark. Ustedes están en un camino raro, pero prometedor. — Jeno acaba de teñir su cabello a un platinado, convina con el cabello negro de Jaemin. Sabe que ambos se conocían desde antes de mudarse a Estados Unidos, lo que se está preguntando es si ellos ya están en alguna relación secreta o no han hecho nada para dar un paso a su relación.

— Por favor, a esto le llaman pollo picante. Parece azúcar

— Ya Dejun. — Donghyuk le ladea el hombro. Los cinco al final rien de la situación.

— ¿Puedes ayudarme, Dejun?

Mark se siente satisfecho, al menos en poca parte,le gusta Yuta, sí, quizá podría llegar a tener algo con él y eso lo tiene emocionado. Al menos le agrada que sus amigos lo animen.

Su amigo asiente
— ¿Me acompañas al apartamento de mi hermano?

— ¿Es porque tengo auto, verdad?

— Vivimos juntos, amame así.

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