Final
|contigo|
Luhan corrió como nunca antes había corrido, como si alguien fuera detrás de él para matarlo o como si estuviera huyendo después de haber matado a alguien.
Sus pulmones estaban por colapsar y sus piernas ya le pesaba, pero no se iba a detener, menos con Sehun yendo tras él.
Admitía que haber salido corriendo una noche antes de la boda no fue su mejor idea, pero no pensaba con claridad cuando estaba en pánico y esa noche específicamente había sentido el miedo recorrer cada centímetro de sus ser.
Los trajes de la boda habían llegado, sus amigos le habían mandado mensajes preguntándole si iba a necesitar ayuda con algo en la ceremonia, todo eso comenzó a asustarlo, a asustarlo en serio, pero lo que logró que sus ojos picaran y que sus manos temblaran con furia fue la llamada de sus padres que acababan de llegar a Corea.
No le preguntaron cómo estaba, no le desearon una buena noche de descanso, ni siquiera le preguntaron si su traje era bonito, las únicas palabras frías que salieron de sus labios fueron no lo arruines.
Eso logro que un escalofrío recorriera su espalda, fue casi como cuando sus padres pedían ver las calificaciones, estaba aterrado, porque se conocía y sabía que lo iba a arruinar.
No importaba cuanto lo intentará o cuanto quisiera pensar que se llevaba bien con Sehun, no importaba nada de eso, porque al final del día seguro saldría huyendo como el cobarde que es, y perdería la presidencia, y haría que Sehun perdiera la presidencia, y sus padres lo mirarían con esa cara de no estar sorprendidos por su mediocridad.
No quería decepcionarlos pero lo haría.
—¡Luhan! —Sehun logro tomar su mano antes de que pudiera ir más lejos.
Trato de luchar, agitó su mano con fuerza y empujó al alto, pero Sehun no lo soltó, se aferró a su muñeca aguantando los golpes y empujones de Luhan.
—No te voy a soltar Luhan, respira —Sehun sujeto sus hombros con firmeza inmovilizándolo, los ojos brillantes del bajito se llenaron de lágrimas al sentirse sin escapatoria —Cálmate.
—No puedo hacerlo, no puedo hacerlo —Luhan se cubrió la cara con las manos sintiendo las pesadas gotas escapar de sus ojos, el miedo se había convertido en impotencia y al no poder escapar lo único que podía hacer era llorar —Lo voy a echar a perder, y vas a perder la presidencia, y yo tirare a la basura todo el esfuerzo que puse en esa compañía.
—No lo harás Luhan, eres perseverante, lo sé, ¿Quien más se quedaría a acampar en la playa por tanto tiempo para ver un monstruo?
—No es lo mismo, antes tenía al abuelo —Sehun levantó el mentón del bajito haciendo que esté lo mirara con los ojos llenos de lágrimas.
—No vas a hacer esto solo, lo haremos juntos, si quieres huir hazlo, pero yo te estaré esperando al otro lado de la puerta para cuando estés listo para volver a luchar, y si quieres buscar un monstruo entonces yo iré detrás de ti, con una red y una linterna —Una pequeña sonrisa se le escapó al bajito haciendo que Sehun también le sonriera —Se que lo que va a pasar no es lo que querías, no es lo que yo quería para mi vida tampoco, pero no vamos a atravesar esto solos.
Ambos se quedaron en silencio, las últimas lágrimas de Luhan quedaron atrapadas en las manos de Sehun que habían empezado a acariciar sus mejillas con suavidad.
—¿Y si fallamos?
—Entonces lo haremos juntos.
Sehun soltó su rostro y saco su teléfono celular buscando algo con prisa y cuando lo encontró sonrió.
—Pensaba decirte mis votos hasta mañana, pero creo que esté es un buen momento —El mayor lo miro confundido pero no dijo nada y solo espero a que el alto continuará —Te prometo que aunque esto sea tan frágil como un castillo de arena lo defenderé con uña y dientes para que nada lo destruya, prometo callarme cuando tus pensamientos susurren en tu cabeza y gritar cuando estos comiencen a lastimarte, prometo sujetar tu mano cuando comiencen a temblar por tomar tanto café, prometo despertar en mitad de la noche para escuchar lo que tienes que decir a esa hora, prometo ayudarte a conseguir lo que amas aunque eso nos lleve a caminar descalzos en medio de la nieve, prometo estar siempre porque quizá no eras para mí pero estás conmigo.
|Una vez más|
El sudor hacia que la ropa se le adhiriera a la piel, su respiraciones estaba agotada después de todo el tiempo que llevaba corriendo, pero por lo menos era un lindo lugar.
Sehun nunca había ido a la playa pero un día en el que regreso a su hogar exhausto por el trabajo se sintió con ganas de visitar aquel lugar, esa misma noche llamó a su secretaria para que despejará su agenda durante una semana y se montó al primer vuelo que fuera a alguna playa al sur del país.
En cuanto piso la arena y sintió el aire fresco golpear su cara comprendió porque su psicóloga le había recomendado ir al mar a descansar.
Apagó su teléfono y salió dispuesto a disfrutar de sus vacaciones bien merecidas.
No supo por cuánto tiempo corrió ni cuántos kilómetros pero supuso que fue mucho pues las personas habían desaparecido y solo el oleaje del mar se escuchaba a través de la música de sus audífonos.
El sol comenzaba a bajar, pronto se haría de noche así que decidió que era un buen momento de detenerse, estaba a punto de dar la vuelta sobre sus talones para volver al hotel a cenar algo cuando una casita algo vieja pero bien conservada se atravesó en su mirada.
Era linda y estaba un poco escondida entre palmeras y árboles de mango, se detuvo frente a ella pensando en la increíble y relajada vida que tenía que llevar la persona que viene ahí.
Que envidia le tenía a esa persona y ni siquiera la conocía.
Le resto importancia pero justo cuando iba a dar la vuelta alguien salió de la casa con una botella de vino y una copa en la mano.
El chico usaba unos bermudas y una camisa Hawaiana e iba cantando Treasure de Bruno Mars, debió mirarlo por mucho tiempo pues el extraño comenzó a mirar a los lados hasta toparse con su mirada, parecía confundido pero inmediatamente le sonrió y lo saludó con la mano.
—¿Corriendo por la playa? —Sehun sonrió por la peculiar voz del chico y asintió.
—Sí, pero me aleje mucho de mi zona, será mejor que vuelva antes de que anochezca —El extraño le hizo una seña para que se acercará y el alto no dudo en hacerlo.
Se acercó notando como la piel de porcelana del chico brillaba increíblemente con la luz de media tarde.
—¿Por qué no entras y pides un taxi? Es un poco tarde para correr de regreso a la zona hotelera —Sehun dudo un poco, parecía que el tipo iba a pasar una buena tarde y no quería estropeársela.
—No quiero ser una molestia.
—No digas tonterías, anda entra, llamaré a un taxi ¿Quieres vino? —Sehun sonrió asintiendo entrando a la casa del chico.
Si por fuera se veía rústica y como la típica casa de playa, por dentro era un auténtico cliché, incluso tenía una tabla de surf como mesa de centro.
—el taxi llega como en 10 minutos, espero no te moleste esperar.
—No es problema —Sehun se detuvo frente a una foto dónde el chico lucía especialmente feliz —Gracias por invitarme a pasar, tienes una linda casa.
El extraño le sonrió mostrando su brillante dentadura que parecía brillar muchísimo más que el sol a mitad de la tarde.
—Gracias, es algo vieja pero me he encargado de mantenerla en buen estado para venir a descansar de vez en cuando —Sehun tomó la copa de vino que le ofrecía el dueño de la propiedad y bebió ahora mirando otra foto que parecía ser más vieja pues el dueño parecía estar en la escuela Intermedia.
—Es un buen lugar para escapar unos días.
—Prefiero el término darse un respiro —El alto asintió tratando de ocultar su sonrisa —Por cierto, te cuidado si vas a correr por aquí por las tardes, escuché que un monstruo sale del mar por las noches.
El silencio se extendió entre ambos por algunos segundos, no era incómodo ni pesado, era más bien nostálgico y agradable, como cuando permaneces callado para escuchar tu canción favorita de la secundaria, esa que escuchaste por primera vez en la primera fiesta a la que fuiste a escondidas de tus padres y que inevitablemente se quedó grabada en tu cabeza.
Sehun dejo de mirar las fotos para posar su vista en el bajito que miraba por la ventana con nostalgia y una pequeña sonrisa.
—Si tienes una red y una linterna por aquí, te ayudaré a buscarlo —El bajito sonrió girándose a mirarle.
La mano pequeña del bajito se extendió frente a él como saludo.
—Soy Luhan —Sehun sonrió tomando la mano del bajito con la suya sintiendo su calor después de dos años sin verlo.
—Sehun.
Ambos continuaron mirando las fotos por toda la casa riendo por las anécdotas o permaneciendo en silencio mientras recordaban algún evento memorable, siguieron así por un rato hasta llegar a la primera foto que Sehun se había detenido a ver a penas entró.
Era la foto de su boda, con ambos en el altar mientras Luhan sonreía sosteniendo una hoja con sus votos.
—No pensé que recordarías lo que te dije esa vez —Admitio el bajito.
—Como podría olvidarlo, cuando dijiste esa última línea ni siquiera tuviste que leerla, "si un día nos perdemos, podemos reencontrarnos en el único lugar donde es posible que exista un monstruo saliendo del mar"
Luhan le sonrió y Sehun hizo lo mismo.
Si, posiblemente habían hecho todo mal en el pasado, se habían herido mutuamente, y habían echado todo a perder por miedo al que pasará. Pero ahora ambos habían cambiado, habían crecido y estaban trabajando día a día para sanar y no dañar a las personas a su alrededor por miedo.
Estaban listos para soñar con una vida que no fuera una mentira, y justo ahora estaban en el lugar perfecto para dejar que sus sueños se hicieran realidad.
Fin.
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