34. ESTRELLAS EN MIS CICATRICES
ੈ♡CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO ੈ♡
↳❝No quiero tus sucias disculpas❞
(versión extendida: todo el capítulo del baile)
VALERIE DIAZ ESTUVO A PUNTO DE LLORAR CUANDO observó lo hermoso que se veía su hermano probándose su traje para uno de los días más importantes en la vida de un adolescente americano; el baile de graduación. Si bien era cierto que ella no iría por problemas de confianza con su cuerpo por su tatuaje no deseado y porque el chico con el que quería ir, estaba con otra persona, no era impedimento para alegrarse por Miguel y disfrutar de su felicidad.
LA CASTAÑA SE ACERCÓ A SU MELLIZO y acomodó su corbata con cuidado de no romperla por el nerviosismo que se apodera de ella. Miguel no se sentía muy bien al saber que su hermana, la persona que más amaba, no iría con él por sus propias razones. Él la necesitaba a su lado en la noche de mañana.
—Aún estás a tiempo de cambiar de opinión.
—Estoy satisfecha con mi decisión.—acarició su mejilla y después le dio una pequeña bofetada en modo broma.—Te ves tan bello, hermanito.
Miguel negó con la cabeza.
—¿Sabes qué? No iré al baile. Llamaré a Sam y le diré que me quedaré contigo.
—Claro que no lo harás.—lo detuvo.—Debes ir al baile y disfrutar un día sin karate con tu bella novia, ¿comprendes?
—No será lo mismo sin ti.
—Es solo por una noche, Miguel. No seas exagerado.
—Será una noche especial para mí, y me gustaría que estuviera mi alma gemela conmigo.
Ay, que manipulador. Lo cierto era que ella también quería ir al baile y pasar un tiempo de calidad con sus amigos porque era su último año de escuela, y quería crear lindos recuerdos antes del maldito torneo, pero se sentía insegura con el tatuaje que aún no había logrado borrar por el tiempo y también porque sería doloroso ir y ver a Moon con Eli.
Inconsientemente, miró su brazo derecho y Miguel entendió la razón.
—Sam tiene maquillaje de más. Puede ayudar a borrarlo en su casa.
—Buen intento, hermanito.—se rió.—No creo que pueda cambiar de opinión.
—Al menos dime que lo pensarás, ¿si?
Miguel hizo unos ojitos tiernos, tratando de volver a manipular a su hermana. Ella rodó los ojos con diversión.
—Bien. Lo pensaré.
—Eso es lo que quería escuchar.—Miguel recordó lo que su hermana le había contado.—¿A qué hora a casa de Sam? Ya son casi las ocho.
Valerie miró su reloj rosado ubicado en su muñeca y soltó una maldición.
—Rayos, le dije a Sam que estaría lista a las ocho. Me estoy tardando por tu culpa.
—Yo te puedo llevar.
—No.—señaló.—No puedes verla antes del baile. Además, ella vendrá por mi.
El latino alzó una ceja, —No es una boda, Valerie. Es solo un baile.
—Voy a pretender que no escuché.—La castaña guardó algunas cosas más en su mochila y se la colocó en sus hombros.—Ya me voy, hermano de mi alma. Ah, y para lucir ese traje, tienes que bañarte.
—Valerie, no molestes. Yo si me baño.
—Si tú lo dices.
La castaña salió de la habitación antes de que su hermano lanzara una almohada en la cabeza como respuesta a su burla. Valerie se despidió de su madre y de su abuela, Rosa, antes de salir por la puerta del departamento donde la esperaba su mejor amiga en su Audi rojo. Ella le sonrió cuando notó que se acercaba al auto.
En los últimos días, Sam había sido la única que sabía cuáles eran las razonEs exactas por las que Valerie no deseaba ir al baile y trataba de convencerla de ir porque sería una noche inolvidable. Y esa noche no iba a ser la excepción porque Samantha tenía un plan.
Ella solo esperaba que funcionara.
La chica LaRusso pasó todo el camino pensando en cómo trataría de convencerla si su plan fracasaba porque no confiaba mucho en lo que Miguel le había dicho. Sam lo quería mucho, pero Miguel no era bueno para armar planes o ayudar a una chica con sus problemas sobre todo si no sabía de que se trataba.
Por otro lado, Sam fue testigo de lo mal que lo pasó Valerie cuando se enteró que Eli Moskowitz iría con Moon Miller al baile y no dudó en decirle que era un total idiota en su entrenamiento en el dojo.
—Me encargaré que mañana seas la más preciosa del baile con el maquillaje que tengo para ti.—manifestó Valerie cuando bajó del auto de su mejor amiga al llegar a su lujosa casa.—Ayer me vi como quince tutoriales en YouTube. Confia en mi.
Sam le mostró una linda sonrisa.
—Apuesto que si.
Entre risas, las dos castañas entraron a la casa de los LaRusso donde se encontraron con los padres de Sam, quiénes le dieron una grata bienvenida a Valerie. En el tiempo que ella entrenaba con Daniel, se había ganado el cariño de él y su esposa por ser una buena chica.
Mientras Sam hablaba de unos temas personales con sus padres, Valerie fue adelantándose a la habitación de su mejor amiga. En el camino, ella se encontró con la habitación del más pequeño de la familia, Anthony, y decidió pasar a saludar un rato.
El azabache notó la presencia de la castaña, le dio una corta pero sincera sonrisa e hizo un ademán de invitarla a pasar a su habitación.
—¿Qué me cuentas, Thony?
Con el pasar del tiempo, Anthony había olvidados sus locas ideas de coqueteo con la mejor amiga de su hermana mayor y comenzó a verla como si fuera una consejera o hermana mayor más, ya que su relación con Samantha no era tan buena como deseaba.
Contarle sus tontas ideas o lo que le pasaba era diferente con Valerie porque ella lo comprendía y trataba de ayudarlo, no lo juzgaba como sus padres o su hermana.
—Estoy castigado por la eternidad.—soltó sorprendiendo a la chica.—Cometí un grave error.
Ella ladeó la cabeza.—¿Es tan malo?
—Le hice la vida imposible a un chico casi todo el año.
Valerie se sorprendió de escuchar esa historia de la boca de un LaRusso.
—¿Por qué lo hiciste, Anthony?
—No lo sé. Supongo que no quería volver a ser molestado y pensé que la mejor manera de conseguirlo, era convertirme en el bravucón.
Como Eli.
—¿Y cómo te hizo sentir eso?
—Al comienzo, se sintió bien tener ese tipo de poder sobre otros.—Val asintió comprendiendo a la perfección.—Pero, después sentía culpa de lo que hacía porque yo también fui como él antes.
Anthony parecía un poco avergonzado de comentar esa parte de su historia con Valerie Diaz, pero era importante que él confesara para entender el error que había cometido y tratar de enmendarlo.
—Mi ex novio era igual que tú.
—Eli, ¿no?
Val asintió y continuó:—Toda la vida fue víctima de comentarios estúpidos y burlas en relación a su cicatriz en el labio hasta que encontró el karate.
—¿Eso fue bueno o malo?
—Le dio más confianza sobre si mismo hasta el punto de convertirse en un bravucón.—Anthony se asombró.—No quiso volver a ser la víctima, y era él quién lastimaba a los débiles. Cometió muchos errores, terribles errores, hasta que se dio cuenta que no era él. No necesitaba convertirse en un abusador para sentirse bien.
—Él cambió.—dedujo el azabache.
—Lo hizo. Y tú estás a tiempo para hacerlo también, mi joven padawan.
Él sonró un poco por la referencia a Star Wars.—¿Tú crees que él quiere perdonarme después de todo?
—No pierdes nada intentándolo. Por favor, sé un niño bueno.
—No soy un niño, Valerie.
—Súperalo, Anthony.—se burló.
Antes de que el chico LaRusso pudiera defenderse, Samantha apareció en la habitación de su hermano sorprendida de ver a su mejor amiga hablando con él.
—¿Valerie?
—¡Presente!
—¿Por qué estás aquí? Vamos a mi habitación para ver una película.
La castaña asintió, obedientemente se levantó de la cama de Anthony y chocó sus puños con él en modo de despedida.
—No te conviertas en un idiota, LaRusso.
Ella salió de la habitación del pequeño LaRusso siguiendo a su mejor amiga hasta la suya donde esperaban varios aperitivos para su pijamada previa al baile. La castaña se aventó a la cama de Sam mientras observaba las historias de Instagram de algunas chicas de la escuela donde compraban o se probaban todos los vestidos de bailes existentes en el Valle.
Val dejó un corazón cuando vio el traje de Demetri, y le comentó que se veía tan lindo que era capaz de envidiar a Yasmine. Sin duda, su traje de Packman era demasiado icónico.
—¿Ryan Reynols o Channing Tatum?—Sam le mostró la dos opciones de películas de comedia románticas, una intepretada por Ryan y Sandra Bullock, y otra por Channing y Amanda Bynes.—¿La propuesta o Una chica en apuros?
—Mil veces, Channing Tatum.
Sam se indignó rápidamente.
—No puedo creer que acabas de rechazar a Ryan Reynolds.
—Amo a ese hombre, pero Channing me puede.—explicó a lo que Sam asintió dándole la razón.—Lo siento.
La chica LaRusso puso la película y se volvió a sentar en la cama al lado de su mejor amiga, quién disfrutaba cada escena de su película favorita y soltaba unas fuertes carcajadas por la manera en la que Viola Hastings hacía lo posible para no ser descubierta y seguir en el equipo de fútbol como su hermano.
Gracias a la compañía de Sam, Valerie parecía haber olvidado que al día siguiente era el baile y que el chico que amaba iría con otra persona. El tema del baile era una tema enterrado, ¿o no?
—¿Por qué hace tanto frío?
—Tal vez porque estamos en invierno.—respondió con obviedad la ojiazul.
—Ya lo sé, Sherlock. Pero hace más frío de lo normal.
Ella le señaló el cajón donde guardaba su ropa.—Puedes agarrar una de mis casacas. Son muy calientitas.
Val se levantó con demasiada pereza de la cama para conseguir una de las casacas de su amiga, sin embargo, se confundió y en lugar de abrir los cajones, fue por el armario de Sam encontrándose un vestido de color azul con algunas estrellas de decoración que sin duda eran del tipo de vestidos que ella usaría en un baile.
—¿Qué es esto, Sammy? Pensé que usarías el vestido rosado.
Sam quiso matarse por haber sido descubierta.
—Uy, se supone no tendrías que ver eso.—rápidamente se incorporó de la cama y se sentó en dirección a la chica.—Es tuyo, Valerie. Es tu vestido para el baile.
—No, Sam. Yo dije que no iré al baile.
—¿En serio?—La castaña asintió cruzando los brazos.—Vamos, Valerie. Es nuestra última noche juntos antes del torneo y el último semestre de clases. Luego de eso cada uno tomará su camino. ¿Quién sabe si nos volveremos a ver?
Era doloroso pensarlo, pero cierto.
Habían muchas posibilidades de que ellos se separaran tras terminar la escuela porque cada uno tomaría diferentes caminos que creían que sería lo mejor para sus vidas. La vida universitaria no era como esas películas donde los estudiantes pasaban más tiempo en fiestas que en sus clases y las relaciones no duraban por esa razón.
De alguna manera, Sam logró darle en el clavo. A Valerie le dolía saber que perdería a sus amigos después de la prepatoria.
—No puedo usar ese vestido, Sam.
—¿Por qué no? Es perfecto para ti.
—Es costoso, muy costoso. No lo aceptaré.
—Es un regalo de los LaRusso para ti.—comentó Sam con una sonrisa. Val se sorprendió por lo dicho.—Eres alguien muy importante para todos nosotros.
Valerie trató de buscar otra excusa.
—Aún no borro ese tonto tatuaje.
—El maquillaje ayudará mucho, Val.
Mierda, tiene la respuesta para todo.
—No tengo pareja.
—Esa es la peor excusa que se te pudo ocurrir.—Sam quiso utilizar una de las frases más recurrentes.—No necesitas a un chico para lucirte.
Diaz se dio cuenta que su amiga tenía toda la razón. Ella no necesitaba a nadie para disfrutar de una noche con sus amigos y para ella misma.
Finalmente, después tantas dudas, Val sonrió observando el vestido que usaría para el baile de mañana mientras que Sam llamaba a Miguel para decirle que su plan había funcionado.
ERA IMPORTANTE RESALTAR QUE Miguel no le había mencionado a nadie que Valerie también iría al baile, por lo que fue una sorpresa para Carmen y Johnny cuando la vieron bajar de las escaleras de los LaRusso luciendo hermoso vestido con un poco de verguenza por la reacción de su familia.
VALERIE DIAZ DECIDIÓ NO utilizar maquillaje de tonos muy fuertes para lucir un poco más natural, aunque sí quiso hacerle algunos arreglos a su cabello y se onduló las puntas para darle un toque de princesa. Su vestido era color azul con tonos de brillo haciendo referencia a las estrellas, y también era largo, a diferencia del vestido rosado de Samantha.
En pocas palabras, se veía perfecta.
Miguel sonrió ampliamente al verla tan hermosa, tomó su mano con delicadeza y le dio una vuelta como una princesa.
—Te ves absolutamente preciosa.—alagó tratando de no llorar de la emoción.—Me alegra que decidas venir conmigo al baile, Val.
Ella le regaló una leve sonrisa a su mellizo.—Te quiero mucho, Mikki.
Después de saludar a su hermano, Valerie se acercó a su mamá y a Johnny, quiénes no ocultaban su rostro de felicidad por ver a los mellizos juntos en una noche tan importante como lo era el baile.
—Cariño, pensé que no irías al baile... ¿Cómo conseguiste el vestido?
Amanda intervino a la conversación confesándole a Carmen que fue un regalo de los LaRusso con su hija por ser tan buena chica y ganarse el cariño de todos los LaRusso incluyendo el más pequeño de la familia, algo hizo que Carmen se sintiera feliz por la manera en la que era su hija.
Johnny abrazó a la muchacha con una presencia de orgullo por ella.
—Bien, hora de las fotos.—habló Vanessa, la prima de Daniel.—Los Díaz, júntense.
Ante el llamado de Vanessa, Valerie y Miguel se reunieron con su abuelo y su madre para las fotos familiares. En ese proceso, ellos se incomodaron por la mención de su padre salido de la boca de su abuela que logró desestabilizarlos completamente. A pesar de considerar a Johnny como un padre, ese tema continuaba siendo delicado para ambos.
Al terminar todas las fotos de recuerdo, Daniel llevó a los muchachos hasta la escuela donde iba a ser la sede del baile escolar. En el auto, Sam y Miguel estaban totalmente emocionados por su primera noche sin ningún problema de karate de por medio, una noche donde ellos celebrarían su amor sin que nadie estuviera causándole enojo y Val estaba feliz por eso
La relación entre ellos parecía estar fortaleciéndose.
Para ella, verlos de esa manera, tan enamorados le causaba una increíble alegría. Si Miguel era feliz, ella igual.
Valerie estaba orgullosa de ella misma por su evolución. Al comienzo, no toleraba que Miguel pudiera dejar de lado por otra persona y mucho menos por alguien como Sam, quién en ese tiempo no era su agrado. Sin embargo, aprendió a aceptar la felicidad de Miguel Diaz a toda costa.
No podía ser alguien egoísta y arruinar las cosas para su mellizo. Por lo menos, había aprendido algo desde su estadía en el Valle.
—¡No puede ser!—oyó a alguien exclamar con un tono de emoción e incredibilidad. Al alzar la mirada, se encontró con su mejor amigo Demetri, quién estaba en la puerta.—¡La poderosa Valerie Diaz en el baile de último año! Esta noche será perfecta.
Demetri le regaló un abrazo fugaz causándole un terrible sonrojo por la manera en la que llamó la atención de todos los presentes hacia ellos.
—Nunca me cansaré de decir que tu traje es icónico.
—Alguien debe marcar tendencia, ¿no?
Ellos rompieron su abrazo, y Dem se dio cuenta que Val buscaba a alguien con la mirada. Él sonrió al comprobar su teoría.
—Eli está adentro.—confirmó.—Llegó hace unos minutos, por si querías saber.
—No quería saber.—arrebató.
—Si, Val, lo que digas.—se burló el ojiverde guiando a la castaña hasta adentro de la escuela donde se encontraban sus demás compañeros.—Es momento de disfrutar.
La chica Diaz entró acompañada de su mejor amigo al baile. Para ser totalmente sincera, era la primera vez que Val asistía a una baile escolar, ya que antes Miguel nunca conseguía pareja y ella prefería no ir sin su hermano. No puedo evitar sentirse mal por ser la única del baile que no tenía una pareja, o al menos, no estar con quién amaba.
Ese era Eli Moskowitz.
Finalmente, lo había aceptado.
Estaba perdidamente enamorada de él y no podía hacer nada más para tratar de fingir que no lo hacía. Trató de luchar contra sus sentimientos porque se sintió decepcionada por la manera en la que él le mintió anteriormente cuando era alumno de Cobra Kai. Sin embargo, ella fue la principal testigo de cómo Eli intentó cambiar desde el momento que cambió de bando por sus amigos. Él se volvió a convirtir en la persona que Valerie se enamoró desde el principio.
Y como arte de magia, la castaña chocó sus ojos marrones con los bellos azules de Eli Moskowitz que se encontraba a unos metros apoyado en una mesa que compartía con Demetri antes de que Yasmine llegara de sorpresa.
El chico tragó saliva repetidamente para luego mostrar una sincera sonrisa por lo bella que se veía Valerie Diaz en esa ocasión, es decir, siempre era bella, pero ahora estaba deslumbrado. "Ella dijo que no vendría" pensó al instante cuando notó que ella se acercó con lentitud a donde estaba él. Y sin pensarlo ni un segundo, acomodó su esmoquín con un toque de seguridad y copió el acto de su ex novia.
Ambos se encontraron a mitad de la pista dejando de lado a todos como una de esas películas románticas donde los protagonistas se encuentran. Valerie quiso decirle todo lo que sentía en ese mismo instante, pero prefirió callar porque no sabía cómo empezar a hablar o expresarse con las palabras adecuadas.
—Val, hoy te ves muy hermosa.
Ella alzó la ceja.—¿Solo hoy?
Eli supo que lo había arruinado todo, y trató de buscar una manera de explicar a que se refería
—No, no solo por hoy. Es decir, siempre...
—Era una broma.—rió levemente aliviando el nerviosismo del ojiazul.—Estás muy guapo, Moskowitz.
—Gracias. Bueno, tú no te quedas atrás.
No te sonrojes, Val. Ella solo agradeció esperando que sus mejillas rosadas no sean visibles para su ex novio.
—Eh, ¿y dónde está Moon?
—No lo sé.—alzó los hombros con cierta presencia de incomodidad.—Se alejó desde que llegamos. No entiendo por qué.
Cierto relato le dio un poco de tristeza. ¿Por qué Moon lo ignoraba si aceptó ir con él? Además, Eli es un buen chico y no merecía nada de eso. Su rostro expresaba algo de timidez y decepción porque su noche no era como lo esperaba. Ambos se quedaron callados por unos segundos, no sabían que más decir, sobre todo porque sonó una de las canciones más hermosas del mundo que narraba su historia y sus sentimientos a la perfección.
Iris de Goo Goo Dolls sonó por cada rincón de la escuela logrando estremecer a los muchachos y siendo el causante del latido descontrolado de sus corazones.
—¿Valerie?
—¿Qué pasa?
—¿Quieres bailar conmigo?—Eli se armó de valor.
Él extendió su mano con elegancia esperando que Valerie lo aceptara. Ella estaba totalmente sorprendida por la pregunta de su ex novio, y tras unos cinco segundos de un terrible silencio, finalmente soltó su respuesta que siguió sorprendiendo al dulce chico.
Valerie Diaz aceptó la mano de Eli Moskowitz y después de ello, colocó sus manos alrededor de su cuello, mientras Eli posicionaba las suyas en la cintura de Valerie con mucho cuidado de no generarle incomodidad.
¿Deja vú?
Ese misma canción habían bailado en la fiesta de Halloween al comienzo de todo cuando tampoco eran novios, pero si existía sentimientos románticos el uno por el otro. Eli recordaba cómo si fuera ayer el día en el que se enamoró de Valerie Diaz; fue cuando ella lo defendió de las burlas de los bravucones a la hora del almuerzo. Incluso había llegado a casa contento y no tardó en expresarle a su mamá que estaba flechado por una muchacha de la escuela.
Valerie alzó la mirada encontrándose con la mirada perdida de Eli sobre ella. Ambos lograron conectar nuevamente sus ojos, sin embargo, esta vez era diferente. Los ojos de Val brillaban demasiado y sus ganas de besar a Eli Moskowitz se hizo más fuerte mientras más tiempos tenía sus ojos en él. La tensión era tan evidente que Miguel y Sam podían observar la escena completamente emocionados por el dicho acercamiento.
Pero, cuando estaban tan cerca de besarse, Issac Miller y Moon interrumpieron el bello momento que se formó entre ellos después de tanto tiempo. La morocha hizo una mueca al notar que Eli parecía disfrutar más la compañía de Val que de ella, quién solo se apartó para bailar con sus amigas.
Y en el caso de Issac, él mantenía una expresión neutral. Su rostro no mostraba ningún tipo de emoción o al menos lo manejaba bien.
—Me gustaría bailar con mi pareja, por favor.—pidió amablemente Moon.—Disculpa que me haya ido de esa manera, Eli. Estaba saludando a unas amigas.
Eli aceptó la disculpa de Moon con una leve sonrisa y solo esperaba la respuesta de Valerie Diaz sobre bailar. "Di que no, estrellita, por favor" rogó Moskowitz con la mirada, no obstante, pareció que ella no lo notó porque accedió a irse con Issac y dejar a Eli bailando una canción que era suya con la dulce Moon.
—Lo siento.—respondió Diaz hacía Moon por haberle robado la pareja, pero estaba claro que iba dirigido para Eli, quién bajó la mirada.—Disfruten del baile.
Issac quiso despedirse de Eli, pero consideró que no era lo correcto, él solo llevó a la castaña un poco más allá de donde estaba su prima y cuando comenzó a bailar con ella tratando de mantener su distancia sin tratar de molestarla porque aún recordaba su rechazo.
—No sabía que vendrías.
—Yo tampoco.—contó Diaz evitando no mirar a Moon y Eli.—Sam y Miguel lograron convencerme a última hora. No estaba planeado.
—Bueno, igual me alegro que estés aquí.—Issac sonaba totalmente sincero. Él estaba feliz de estar ahí con Valerie, al menos como amigos.—Escucha, Lexa, tengo algo muy importante que decirte.
—¿Qué pasó?
—Mis padres me han propuesto regresar a Riverside, y no sé si aceptar.
—¿Estás loco? No puedes irte. El torneo es la otra semana. Te necesitamos.
Auch. Issac esperó que la chica le dijera que no quería que se fuera porque él era importante para ella, no que sacara a relucir el estúpido torneo que sinceramente, él odiaba. A Issac Miller le importaba muy poco el torneo All Valley o el futuro de los dojos si Cobra Kai ganaba.
El karate no era su pasión, solo un pasatiempo.
—No quiero que te vayas.—reveló finalmente la castaña sonriendo con rastros de tristeza.—A pesar de todo, eres mi mejo amigo.
Él asintió tratando de ocultar su felicidad.—No pienso irme, Diaz. No si dentro de poco serás la primera campeona femenina del torneo.
Valerie recostó su cabeza en el pecho de Issac mientras sus cuerpos se movían de un lado para otro al ritmo de Iris. Sin embargo, su mirada llena de esperanza solo estaba sobre Eli, y la de él en ella. Podían estar bailando con otras personas, pero sus corazones siempre latirían el uno por el otro, y sus miradas se pertenecían.
Pobre Moon y Issac. Son solo dos chicos que están ilusionados con dos personas que no sienten lo mismo por ellos, y a pesar de saber que no son correspondidos, siguen tratando de luchar por serlos generando una cierts incomodidad y dificultad para Valerie Diaz y Eli Moskowitz.
Y hablando de amor no correspondido. Robby Keene había llegado al baile acompañado de Tory Nichols, su gran amiga, cuyo único propósito era joderle la vida a todos antes del torneo, pero más a Miguel y Samantha. La mirada de Robby se centró en la chica Diaz cuando terminó de bajar las escaleras y después de burlarse de las reacciones de Sam y Miguel por su llegada.
Robby notó que Valerie bailaba con Issac Miller aunque su total atención estaba centrado en Eli Moskowitz, y deseaba que esta vez, ella le prestara atención a él. El beso entre ellos había significado algo, o al menos, era algo que Keene esperaba.
—No olvides por qué estamos aquí, Robby.—habló Nichols dándose cuenta de la mirada perdida de su amigo.—No te distraigas.
Cuando terminó de sonar la lenta canción, Valerie se separó de Issac y fue en ese momento donde notó la presencia de Robby y Tory en la pista de baile. Rápidamente, intercambió miradas fugaces con Eli, Miguel, Sam y Demetri, quiénes estaban totalmente incómodos y furiosos porque recordaron el incidente entre ellos y los chicos de su equipo.
El tatuaje de Val y el corte del mohawk de Eli.
—¿Qué hacen ellos aquí?—se preguntó la chica Diaz a ella misma.
Por unos segundos, mantuvo una mirada seria y vulnerable con Robby Keene, quién le guiñó el ojo y le dio una sonrisa coqueta, sin importarle nada. Ella abrió completamente los ojos por el maldito descaro del chico, pero continuó viéndolo.
—Es hora del show.—le dijo Robby a Tory sin despegar su vista de Val.
Prepárate para sufrir, Valerie Diaz.
Cuando terminó la canción lenta, comenzó a sonar por todo el lugar "In your eyes" de The Wekeend, una de las mejores canciones del mundo e incluo una de las favoritas de Valerie Diaz hasta que vio cómo Tory y Robby comenzaron a bailar muy pegados tratando de causarle celos a Sam y Miguel, y lo estaban logrando.
Era totalmente comprendible que ellos estuvieran celosos y incómodos porque Robby y Tory habían sus respectivas parejas, ¿pero Valerie? De ella no existía ningún tipo de justificación la manera en la que cómo Robby le tocaba la cintura a la rubia le causaba furia.
A lo mejor le molesta que ellos estén aquí. Juntos.
La castaña meneó la cabeza borrando sus tontos pensamientos de su cabeza.
—Iré por algo de beber.—anunció en voz baja a Issac con quién había estado bailando todo ese tiempo.—Tengo mucha sed.
—¿Quieres que te acompañe?
—Puedo ir sola. No te preocupes.
Issac asintió un poco extrañado por el tono tajante de Valerie, pero es que él estaba siendo demasiado hostigante con su cercanía con ella. Era totalmente comprendible que Val estuviera cansada de eso.
Ignoró a Eli y Moon, quiénes parecían estar bailando y conversando al mismo tiempo, y se acercó a la mesa de bebidas para poder servirse un poco de ponche o lo que diablos sea eso.
—Espero que tenga algo de alcohol.
—Hace un rato, vi a unos chicos echarle alcohol.—Alguien llamó su atención, y cuando giró para verlo, se encontró con el mismisimo Robby Keene.—Por cierto, te ves bellísima esta noche.
Valerie rodó los ojos, sin despegar su mirada de su vaso.
—¿Qué haces aquí? Pensé que estabas bailando.
Eso hizo que Robby sonriera más.—Asi que me estabas mirando, ¿eh? Dime, Valerie, ¿crees que soy buen bailarín?
Ella alzó los hombros restándole importancia.
—No eres tan malo. Tienes buenos movimientos.
Mierda. No le dije eso.
La maldita sonrisa de Robby se amplió por los pensamientos de doble sentido que le invadieron con las palabras de Valerie Diaz. Ella quiso ahogarse en el tazón de ponche y no salir más. Había provocado que Robby siguiera con esa actitud de idiota creído.
Él estaba cerca de decir algo sucio, pero ella lo detuvo clavando sus ojos marrones llenos de molestia sobre Robby.
—Esto no es divertido.—soltó la castaña, enfurecida. A Robby le cambió la expresión del rostro.—Tal vez piensas que tratando de coquetear conmigo, vas a joder a mi hermano, pero te equivocas, ¿sí? Yo no voy a ser tu ficha de tu patética venganza. ¡Ni siquiera sé de que te podrías vengar de Miguel, si tú fuiste el que casi lo mata!
—¿Eso piensas sobre mí? Yo no te uso para ninguna venganza. ¡Tú me importas de verdad, Valerie!
—Me importa una mierda, Keene.—espetó la castaña.—Aunque lo que digas sea cierto, amo a Eli. Al chico que le cortaste el mohawk. Él es el único.
—Y por eso me besaste, ¿no?
—Yo no te besé. Tú me besaste.
—Pero tampoco te apartaste.—Valerie Diaz no sabía que decir porque Robby estaba en lo correcto, así que no dije nada más. Solo observó cómo él se acercaba lentamente hacia su oído para susurrarle algo.—Muy en el fondo, sabes que tu también querías que pasara ese beso. Puedes negarlo cuántas veces quieras, pero sabes que tengo razón y sientes algo por mí, Diaz.
Ella tragó saliva manteniendo su mirada sobre sus manos.
—Ya quisieras, Keene.
Robby recuperó la compostura y se centró en el rostro de Valerie Diaz. Ella no movía sus ojos de encima de Robby para no mostrar que él la intimidaba como quería. Él analizó la cara de la chica con detenimiento manteniendo una corta distancia entre ambos y sonrió de soslayo.
—Ya entiendo por qué le importas a mi padre.—Eres muy parecida a Michaela.
Sin revelar nada más, Keene regresó a la pista de baile al lado de Tory Nichols, confirmándole que su plan había funcionado. Por otro lado, Valerie solo quería saber quién diablos era Michaela y qué tenía que ver con su relación con Johnny Lawrence.
—¿POR QUÉ NO ME LO DIJISTE?
—Porque no quería que hicieras algo estúpido antes del torneo.—resaltó la palabra estúpido.—Además, no tiene importancia.
Johnny trató de guardar la compostura mientras conducía su auto para evitar estrellarse antes de llegar al antiguo dojo de Cobra Kai y patearle el culo a Silver por meterse con sus niños.
—¿No tiene importancia? Los psicópatas de sus estudiantes te lastimaron. ¡Claro que me importa!
—Sensei, por favor, prométame que no hará nada.
—No puedo prometerte nada, Valerie.
Y sin nada más que decir, Johnny colgó la llamada dejando angustiada a la castaña que se encontraba en el after party en la casa de un viejo amigo, Mantarraya, al cuál no había visto desde que le prohibieron acercarse a los adolescentes por haberlos agredido en la pelea en la escuela. Mantarraya le pidió que fuera junto con sus amigos, y Valerie no pudo decir que no.
Un tremendo grave error.
Ella ni siquiera fue capaz de preguntarle a Johnny por la chica que Robby mencionó en el baile porque surgió el tema del tatuaje y las ganas del rubio de ir a vengarse. Aún tenía mucha curiosidad de saber quién demonios era ella, pero suponía que se quedaría con la duda.
O al menos que recurriera a alguien más.
Cuando alzó la mirada de su teléfono, observó a Robby Keene mirándola fijamente con un vaso de cerveza en la mano luego de cruzarse con su hermano, quién estaba en otro lugar con Samantha. Sam se dio cuenta desde el comienzo que las miradas de Robby eran más para Valerie, y eso la hacía sentir incómoda porque él era su ex y ella su mejor amiga.
—¿Podemos hablar?—le preguntó Valerie al rubio acercándose sigilosamente.—Será rápido.
—Primero, me alejas, y ahora quieres hablar conmigo. Eres un todo un enigma, Valerie Diaz.
—Solo quiero saber quién carajos es Michaela.
Robby suspiró profundamente. Tal vez, no pensó muy bien las cosas antes de decirlas.
—Ella es la hija de una ex novia de mi padre.—recordó él todo lo que su madre, Shannon, le contaba para quejarse de Johnny.—Él pensó que ella era su hija después de terminar su relación, pero no fue así. Mi padre quería que Michaela sea su hija, no yo.
Johnny nunca le contó sobre eso. Al parecer, el hombre ocultaba muchos secretos.
—No entiendo. ¿Y en que se relaciona conmigo?
—A mi padre no le importas, ni tú, ni tu hermano. Solo busca sentirse mejor por arruinar las cosas conmigo y no haber sido el padre de Michaela.
—Eso no es cierto.—Valerie lo negó.
—Puedes creerme o no. Solo busca que no te lastime cómo lo hizo conmigo.
La castaña no dijo nada más. No sabía que más decir con respecto a la advertencia de Robby Keene. Ella solo lo miró una vez más y se marchó de ahí para sentar en uno de los sofás que se ubicaba en la sala de la casa. Estaba tan sumergida en su cabeza y pensamientos que no se dio cuenta que a su lado, estaba Eli Moskowizt, al cuál se le iluminó la mirada al verla ahí.
Eli se encontraba un poco resentido por la manera en la que Valerie lo ignoró después de su pequeño baile antes de ser interrumpidos por los primos Miller, pero no era capaz de molestarse mucho tiempo con ella. Él entendía el miedo de Valerie de volver a confiar en alguien que traicionó su confianza.
—¿Te diviertes?—Eli se exaltó cuando ella le cuestionó una pregunta sin mirarlo.
—A decir verdad, no tanto.
—Ya somos dos. Esta fiesta está de la mierda.
—¿Por qué aceptaste venir entonces?
—Es mejor que estar en casa, supongo.
Valerie Diaz le regaló una sonrisa a su ex novio, y cuando él hizo lo mismo, ella solo quiso decirle que lo que más amaba de él era su maldita bella sonrisa. ¿Por qué estas hermoso? se preguntaba sin poder dejar de mirarlo a la cara. ¿Qué tenía Eli Moskowitz que lograba que ella suspirara como tonta? Ella era tan vulnerable a su lado, y amaba serlo.
—Yo sé que dijiste que no estabas lista.—soltó Eli sorprendiendo a la chica. Ella sabía que era el momento de confesar todo lo que guardó ese tiempo.—No confiabas en mí, Valerie. Y lo entiendo. Fui un imbécil que traicionó tu confianza y lo merezco.
—Eli...
—Déjame terminar, estrellita. Yo cambié, he cambiado, lo sabes. Y antes de que digas algo, yo cambié por mí, porque quiero ser una buena persona que merezca que un amor tan bello como el que tú sientes por mi.
No te sonrojes. Valerie asintió la cabeza escuchando todo lo que salía de la boca de Eli. Todas sus palabras generaban que sus ojos estuvieran tan cerca de llenarse de lágrimas. Él era tan dulce y su manera de confesión de amor aún más.
Moskowitz iba continuar expresando sus sentimientos, pero Mantarraya subió a todo volumen la música de los parlantes y fue totalmente imposible escuchar lo que Eli hablaba con el corazón en la mano. Val hizo una mueca de disgusto por haber interrumpido algo que deseaba escuchar con todas sus fuerzas.
—¡¿Y si vamos a conversar afuera?!
—¡Si, está bien! ¡Espera, iré por unas cervezas!
El chico asintió con la cabeza levantándose del sófa con una linda sonrisa llena de ternura y emoción, mientras que la castaña se dirigió rápidamente a dentro de la casa donde había un barril de cerveza donde podría llenar los vasos para finalmente poder hablar con Eli de sus sentimientos y volver a estar juntos.
Ella estaba feliz de haber aceptado venir al baile gracias a las insistencias de su mellizo y Sam. Si no fuera por ellos, tal vez nunca habría hablado con Eli o estarían tan cerca de arreglar las cosas para regresar al lado del otro como algo más que amigos.
Valerie no ocultaba su genuina sonrisa.
—¿Cómo estás, Valerie?
No, al menos hasta que apareció Tory Nichols con su sonrisa fanfarrona y sus deseos de pelear a toda costa plasmado en su rostro. Valerie lo notó cuando se dio media vuelta y observó cara a cara a la rubia que fue su mejor amiga, antes de traicionarla.
—Mejor que tú, es obvio.—señaló su rostro, especificamente, el lugar donde Nichols tenía un hematoma que trató de disimularlo con maquillaje.—Te faltó un poco más de base ahí.
Tory quiso insultarla. Claro que si. Sin embargo, era más fuerte su culpa por haber sido participe de lo que Axel le hizo a Valerie en el establecimiento de tatuajes.
—Quería pedirte disculpas...
—No quiero tus asquerosas disculpas, Tory.—sentenció Valerie, enfadada.—Eso no cambia lo que hiciste.
—Solo trata de entenderme, Valerie
—¿Qué es lo que tengo que entender? Nunca voy a perdonarte por traicionarme y herir a Eli.
Al parecer, Tory no estuvo dispuesta a recibir un no como respuesta a su intento de disculpas e hizo lo que siempre hacía cuando se sentía débil y expuesta frente a otra persona; atacar. Lo cuál no era una buena forma de buscar el perdón de alguien, pero si para lastimarla profundamente.
Más con una confesión como esa.
Tory sonrió irónicamente, acercándose a la castaña para soltar una tremenda bomba.—¿Yo soy la traicionera? Fue Isaac Miller quién le dijo a Axel donde estaría Halcón para vengarnos. Tal vez, deberías reconsiderar tus amistades.
El corazón de Valerie Alexandra Diaz se rompió en millón de pedazos. No puede ser. Por primera vez, no sabía que decir para defenderse. Sus ojos comenzarob a llenarse de lágrimas, pero ninguna caía. Se negaba a llorar por alguien así. Issac la traicionó, como lo hizo Tory.
No, no.
—Mientes.
—Puedes preguntarle si quieres.—atacó Nichols con una sonrisa de triunfo.—No tengo necesidad de mentirte, Valerie.
La rubia iba a insistir más con la finalidad de romper a Valerie, pero su ángel de la guarda llegó para salvarla de su destrucción. Sam frunció el ceño cuando observó el rostro de shock de su mejor amiga y que Tory estaba ahí. Supuso que Nichols estaba involucrada con la reacción de Valerie.
Sam defendería a Val a capa y espada.
—Déjala en paz, Tory.—Sam se posicionó delante de Valerie encarando a Tory sin miedo.—No creas que olvidé lo que tú y tus amigos psicópatas le hicieron.
Mientras Tory y Sam continuaban discutiendo, Valerie aprovechó para abandonar el lugar con rápidez. Respira, respira. Ella estaba teniendo problemas para poder concentrarse y no llorar desconsoladamente por la traición de Issac.
Él era su mejor amigo.
Y fue el causante de el grave daño que los Cobra Kai le hicieron a Eli y ella.
Todo ese tiempo, él estuvo fingiendo que no sabía nada y que estaba de su lado, cuando él fue el que le dijo a Axel todo. Los entregó en bandeja de plata.
—Oye, Val.—Miguel se topó con su melliza y no tardó en notar su desequilibrio.—¿Estás bien?
—Miguel, quiero irme de aquí, por favor.
El latino asintió con la cabeza repetidamente. No comprendía que rayos le sucedía a Valerie, pero no era un buen momento para cuestionarla sabiendo cómo estaba. Si Val estaba derrumbada, entonces era algo grave.
—Esta bien, hermanita. Iré por mi chaqueta.
Miguel Diaz se fue corriendo sin esperar que encontraría a su novia y su ex peleando, y que se involucraría en la pelea contra Robby Keene, quién le diría algo que más tarde cobraría sentido.
Valerie salió de la casa, esperando a su hermano lista para irse. Ni siquiera vio a Eli Moskowitz cerca y eso era mejor. ¿Cómo podría explicarle que Isaac hizo todo? Finalmente, derramó algunas lágrimas de dolor.
¿Por qué todos me dan la espalda?
¿Hay algo mal en mí?
Esas eran las preguntas más frecuentas que su mente reproducía una y otra vez.
—¿Por qué lloras, Lexa?
Issac caminó hasta quedar al lado de Valerie, mostrando preocupación por verla de esa manera.
—Porque sé que me traicionaste.
La castaña lo miró fijamente y mostró su rostro lleno de furia, ya no de dolor. Todo lo que sentía era enojo. Por otro lado, Isaac supo que todo se fue a la mierda y trató de dar su lado de la historia.
—No es lo que piensas, Valerie.
—¿No es lo que pienso? Tú te aliaste con la persona que trató de matarme dos veces para que me lastime. A Eli y a mí.
—El plan no era ese, ¿sí?—espetó.—No se supone que estarías tú, debió haber estado Halcón. Solo él.
Hijo de puta.
—¡Eres un maldito desgraciado! Buscabas que lastimaran a Eli. ¡Hijo de perra! ¿Por qué? Él jamás te hizo nada.
—Siempre fue el obstáculo entre nosotros, Valerie.—defendió causando una mueca de asco por parte de la castaña. Ella no lo conocía en absoluto.—Halcón te hizo sufrir y siempre estuviste detrás de él como si fueras un perro.
Aunque Valerie trató de mantener sus impulsos, fue imposible que no le proporcionara una fuerte cachetada a Issac por haberle dicho eso. El impacto del golpe fue tan brutal que el rostro de Issac se volteó completamente.
—No te atrevas a hablarme así.—alzó su dedo en forma de amenaza. Ya no iba a aguantar más.—Y si no me fijé en ti, no fue por Eli, fue porque no me interesas.
—Auch. No sé que dolió más; la cachetada o tus palabras.
—No me interesa lo que sientas, ¿entiendes? De la misma manera que no te importó traicionarme.
—Valerie, de verdad, lo siento.
—¿Sabes qué? Será mejor que te vayas del Valle porque si te quedas, te juro que voy a hacerte la vida imposible.
Issac quiso volver a pedir disculpas, pero Miguel apareció con rastros de enojo en su cara y con la ropa mojada. Él no estaba de humor, ni mucho menos de discutir con Isaac por la razón que su hermana estaba llorando.
—¿Qué le hiciste, Miller?
—Miguel, vámonos a casa.—interrumpió Valerie, desanimada.—Por favor, hermano. Lo necesito.
Miguel Diaz le dio una mirada furiosa al chico antes de sostener la mano de su melliza y abandonar la fiesta. Él sabía que no era el momento de cuestionar que sucedía, pero obtendrá una respuesta cuando Valerie lo decidiera. Ambos estuvieron callados todo el camino a su casa, y al llegar a Reseda, encontraron al sensei Lawrence tontamente ebrio y con moretones en todo su rostro.
Los chicos Diaz ayudaron a Johnny a llegar a su cama, escuchando una hermosa confesión de amor paternal hacia ellos que ganó el corazón de los hermanos hasta que mencionó lo que ellos menos esperaban.
Te amo, Robby.
Lamento no haber sido un padre para ti. No sabes cuánto te amo, Michaela.
Valerie lloró más que nunca esa noche. Ya no toleraba ser traicionada y herida por alguien a quién ella más quería. Tal vez, era el momento de dejar de controlar sus impulsos y deseos de venganza y solo seguirlos.
Y el torneo sería el momento clave.
HOLA, REINAS. ¿cómo han estado? hace años que no actualizo loveless.
he querido actualizar desde hace tiempo, pero tuvo problemas familiares y como que andaba un poco mal. pero aquí está su esperado cap.
📍OPINIONES DEL CAPÍTULO📍
crackship y gif by -petrovaswift❤️
¿les gustó? mi pobre valerie sufre mucho. el desgraciado de issac la traicionó y johnny la confundió. ¿que creen que pase en el próximo capítulo? ¿robby y val serán pareja? ¿o eli? manifestemos que valerie sea la campeona.
Por último, quiero darles las gracias por los que me nominaron y votaron por mí en FANFIC AWARDS.
¡LOVELESS ganó y es mejor fanfic de Eli Moskowitz! Mil gracias❤️✨️
TEORÍAS Y SUGERENCIAS👉👉
siganme en mi tik tok (its_alcorcu) donde publico edits de mis historias.
LAS AMO.
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