18. (☇) COYOTE CREEK
➹ ੈ♡ CAPÍTULO DIECIOCHO➹ ੈ♡
↳No serías capaz de hacerme daño, ¿verdad? Soy tu hermana, no tu enemiga.
TODO ESTABA saliendo bien. Era un día normal de entrenamiento donde el sensei Lawrence gritaba a los estudiantes, pero bueno, así era. La primera lección del día fueron pequeñas peleas para ver los movimientos de ofensiva de los estudiantes de Cobra Kai. Miguel y Halcón se encontraban peleando. El chico de la cresta roja no estaba muy concentrado convirtiéndose en un blanco fácil para Miguel.
NINGÚN PROBLEMA había surgido hasta que Daniel LaRusso entró por segunda vez al dojo de Cobra Kai, pero fue su actitud altanera y molesta lo que llamó la atención de todos los presentes.
—¿Qué diablos crees que haces?— quiso saber Johnny viendo entrar a su enemigo.
— Como si no lo supieras.
Johnny se abrió paso hacia Daniel LaRusso.
— Quítate los zapatos en la colchoneta y respeta mi dojo.— pidió tranquilamente.
Las palabras del sensei enfurecieron más a Daniel, quién copió su acción y se acercó más a él para encararlo delante de sus estudiantes. Valerie y Tory observaban la escena que se daba un poco confundidas. ¿Por qué papá LaRusso estaba aquí?
— ¡¿Me vas a hablar de faltarle el respeto a los dojos cuando después de lo que le hiciste al mío?!
— ¿De qué diablos hablas? No le hice nada tu dojo.
Johnny lucía confundido por la tonta acusación de Daniel. Por otro, Halcón caminó hasta donde estaba Valerie, abandonando su posición junto a Miguel, para tratar de conversar con ella, pero ella se apartó. Sin embargo, Johnny no era el único confundido, sus estudiantes no sabían nada de lo que pasaba y los gritos de Daniel no los ayudaban a entender.
— Tampoco golpeaste a unos de mis empleados, ¿ah?— Al ver que el rubio no lo negó, Daniel continuó con su discurso.— ¿Sabes? Me sentí mal por ti un momento, pero me haces muy fácil recordar quién es el malo en todo esto. Te llamas sensei y ni siquiera sabes lo que eso es. Un sensei es un mentor, un sensei eleve. ¡No enseña destrucción y faltas de respeto!
Valerie y Miguel se miraron por un segundo y fue suficiente para saber que era lo que estaba pasando. Alguien había faltado el respeto al dojo de Daniel. La castaña si comprendía su molestia, pero gritarle delante de sus estudiantes era ridículo. Además, ella sabía que su sensei jamás sería capaz de algo así.
— Ya te dije que no sé de que estás hablando, LaRusso. Y tú tampoco lo sabes.
A Daniel le temblaron los labios.
— Bueno, sé que no. ¡Pero no ganas una medalla de honor al robarla!
Johnny entendió lo que sucedía. Uno de sus estudiantes robó la medalla de honor a su enemigo. Y por eso, él estaba ahí molestando a Johnny delante de todo el dojo. Ahora, Daniel se dirigió a los estudiantes diciéndoles que Johnny no sabía nada sobre el triunfo y para tratar de convencerlos de que lo sigan a Miyagi Do.
Esta propaganda molestó a Johnny.
— ¿Vienes aquí a robarme mis alumnos?
— Si. ¿Qué harás al respecto?— lo retó. El sensei Lawrence se quedó mirándolo.— Sabes bien que yo no golpeo primero.
Lawrence recordó lo que Carmen le había dicho la noche anterior sobre superar una rivalidad y era el momento de ponerlo en práctica. El rubio Lawrence respiró profundamente y observó a LaRusso, y con toda la tranquilidad dijo que se haría a un lado. Daniel LaRusso lo tomó como un acto de cobardía, pero para los mellizos Diaz fue algo muy valiente y maduro.
Daniel se marchó del dojo. Chris fue el primero en pensar claramente las cosas. Tomó su mochila gris y se colocó en su hombro caminando hasta la salida ignorando la pregunta de Johnny hasta que Mitch intervinió.
— ¿Qué demonios, Chris?
El moreno se giró para responderle a su amigo con toda la sinceridad del mundo.
— Nunca me gustó este lugar.—posó su mirada en el semblante triste y preocupado de Valerie.— Lo siento.
Sin decir nada más, salió del dojo, sin embargo, no se fue solo. La mitad del dojo salieron detrás de él, renunciando a su estadía en Cobra Kai. Valerie miraba a los estudiantes marcharse con preocupación y decepción. Una parte de ella quería marcharse, pero jamás le haría algo así a Johnny, después de todo, él la había entrenado.
Si era la mejor, era gracias a Johnny.
La pérdida de sus estudiantes por causa de Daniel LaRusso y la estupidez que hizo algunos de sus estudiantes con Miyagi Do, ocasionó que Johnny quisiera encontrar al culpable de la visita de su enemigo a su dojo. ¿A quién carajos se le ocurrió hacer semejante cosa? Él entrenaba a esos adolescentes para ser buenos en el karate, no delincuentes.
Kreese no dijo ninguna palabra al respecto, a pesar de saber que el culpable era Halcón, después de meterle ideas en la cabeza y manipularlo tras haber perdido la pelea en el centro comercial y a Valerie.
Johnny tuvo la ❝maravillosa idea❞ de hacer que todos los estudiantes hicieron ejercicios sin descanso, esperando hallar el culpable y darle un buen escarmiento por ocasionar todo este problema. Necesitaba saber quién demonios lo hizo. Pero conforme pasaba el tiempo, ninguno de sus estudiantes hablaba o decía algo sobre el tema, al contrario, todos le rogaban e insistían que querían descansar, pero Johnny no se los dejaría tan fácil.
— Todo esto puede terminar en un instante. La decisión es suya. ¿Quién destrozó el dojo de Miyagi?— Nadie respondió.— Todos saben que LaRusso no me cae bien, pero esa basura no la enseñamos aquí.— observó a Kreese.— Al menos, ya no.
El sensei continuaba preguntándole a sus estudiantes sobre el culpable de destruir Miyagi-Do, pero nadie respondió, a excepción de Raymond, sin embargo, Johnny lo calló de una manera muy ruda. Miguel se animó a hablar y detener la tortura de Johnny.
— Sensei, en serio no sabemos quién lo hizo.
— Le daré a mi primogénito si quiere, pero detenga esta tortura.— habló Valerie con la respiración agitada.
Johnny negó con la cabeza.
— Alguien sabe algo.— dijo Kreese por primera vez.— La pregunta es quién va a quebrarse.
Halcón sintió remordimiento por sus acciones del día anterior. Tal vez, no había hecho lo correcto. ¿Y si Valerie lo descubría? Era posible que ella no quisiera verlo y por ende, no retomarían su relación, algo que Halcón quería.
El sensei Lawrence fue a su oficina para atender una llamada importante. Mitch aprovechó ese momento para pedirle a Kreese un descanso y este se lo concedió. Valerie sintió que volvía a respirar bien, pero se moría por tomar agua. Su botella estaba al lado de la de Tory y Aisha, así que caminaron juntas hasta el lugar.
— Estoy comenzando a odiar este lugar.— comentó Tory, riendo.
Aisha también rió, sin embargo, Valerie ni siquiera prestó atención a lo que su mejor amiga dijo porque su concentración estaba en Halcón. ¿Por qué hablaba entre susurros con Kreese?
La castaña esperó a que Halcón terminara su conversación con el sensei para acercarse a él.
— Halcón, tengo que preguntarte algo.
El pelirrojo tuvo que hacer un gran esfuerzo para no besar a Valerie en ese momento y sobre todo, decirle que la amaba. Una parte de él, se sentía avergonzado, asqueado, repugnante ante sus actos cometidos la noche anterior.
— ¿Tú lo hiciste? ¿Fuiste tú quién destruyó el dojo de Miyagi Do?
Halcón tragó saliva. ¿Debí decirle la verdad? Valerie no era para nada tonta, en algún momento, lo descubriría y eso sería peor, bueno, su relación no podría ir peor.
— ¿Piensas eso de mí, Val?— fue lo primero que preguntó antes de revelarle la verdad.
La castaña miró sus manos evitando la mirada azulada de tristeza de Halcón.
— No lo sé. Mi corazón dice que no, pero mi cabeza dice lo contrario. Por eso, quiero oírlo de ti. Quiero la verdad, Eli Moskowitz.
Halcón pensó muy bien en las consecuencias de sus siguientes palabras y aceptó correr el riesgo.
— No, Valerie.— El corazón de Val comenzó a latir normal.— Yo no vandalicé Miyagi Do.
Valerie asintió la cabeza tratando de ocultar su alivio por la noticia de Halcón. Era lo mejor que había oído hasta ahora. Aunque quería decir que el culpable no era descubierto. Todo ese asunto, la comenzaba a estresar.
— De acuerdo.
EL SENSEI LAWRENCE se marchó del dojo diciendo que tenía asuntos urgentes que atender y dejó al sensei Kreese a cargo del dojo, sin antes pedirle que encuentre al culpable a toda costa. Claro estaba que Kreese no lo haría porque si descubrían al culpable, también se descubría su plan y eso era lo que menos quería.
Para mantener las apariencias, Kreese llevó a los estudiantes al antiguo depósito del dojo para seguir con su entrenamiento. Valerie deseó no haber ido al entrenamiento esta mañana.
— No se detengan.— Kreese caminaba de un lado para otro inspeccionando a sus estudiantes.— Tengo todo el día.
— No va a ceder.— comentó Miguel.— Tenemos que averiguar quién lo hizo.
Tory comenzó a sacar sus conclusiones.
— Apuesto a que fue aliento de hiena.
— Oye, vete al diablo.— contestó Mitch tras la acusación de la rubia.— Estoy seguro que fue Valerie. De una chica loca nadie sospecha.
Valerie dejó la pesa a un lado para defenderse.
— ¡¿Cómo me llamaste, pedazo de imbécil?!
Mitch se levantó de la colchoneta dispuesto a poner en su sitio a Valerie por llamarlo imbécil, pero Halcón, Miguel y Tory evitaron que los chicos se agarraran a golpes. Halcón empujó a Mitch y se puso delante de Valerie, mientras que Miguel, con su brazo, impidió el paso de Valerie hasta Mitch.
— Deténganse.— pidió Kreese, tranquilamente ganando la atención de sus estudiantes.— ¿En serio quieren saber quién lo hizo? Fue Halcón.— La mirada furiosa de todos los estudiantes se posaron en Halcón.— Y fueron los Diaz. Y Robinson. Y fueron Nichols, y el Gordo, Pelirrojo. Cuando uno de ustedes hace algo, todos lo hacen. Viven y mueren con las consecuencias y el botín. Porque todos son Cobra Kai.
El sensei Kreese indicó a sus estudiantes que fueran al dojo principal para iniciar algo que llamó entrenamiento real. Cada uno de ellos se retiró rápidamente para poder hidratarse y descansar por cinco minutos. Al parecer, ellos quedaron convencidos por lo que Kreese les había dicho sobre ser un equipo, pero Valerie quería información.
La castaña se detuvo en la puerta, llamando la atención de Kreese.
— Sé que no debería preguntarle esto, sensei. Pero me gustaría saber si sabe quién vandalizó Miyagi-Do
— ¿Haría alguna diferencia si se supiera quién es el culpable?— Valerie asintió con la cabeza.— Escuche, señorita Diaz, estoy seguro que la persona que lo hizo tuvo sus razones y considero que no deberían ser juzgadas.
Valerie Diaz frunció el ceño. ¿Qué era lo que estaba diciendo Kreese?
— La violencia y la falta de respeto no es la solución. No puedes ir por el mundo haciéndole daño a la gente.
Kreese pensaba que la castaña sonaba como LaRusso, por ello, era una persona de carácter débil, pero él se encargaría de que no sea así.
— ¡Combate!
Con mucha facilidad, Tory derribó a Mitch proporcionándole una patada en el estómago. El chico se quejó de dolor por el golpe de la rubia. Miguel se adelantó y le dio el punto a Tory, pero eso no logró satisfacer a Kreese.
— Golpéalo de nuevo.— ordenó el sensei. Tory lo miró, incrédula, por lo que acababa de decirle.— ¿Tienes algún problema con eso? Una pelea no termina cuando tu enemigo esté acabado. No le muestras piedad.
Valerie notó lo tensa que se puso su mejor amiga, quién parecía dudar de las órdenes de Kreese. Sin embargo, la rubia llegó a asentir con la cabeza y cumplir con la orden que se le dio. Tory tomó impulso para acabar con Mitch, pero fue detenida a tiempo por Miguel.
— ¡Espera!— las miradas de todos se posaron en el latino.— Esto no es lo que el sensei nos enseña.
— ¿Disculpa?
A Kreese le enfurecía ser cuestionado delante de sus estudiantes.
— Lo que quiere decir es que no hay honor en ser despiadado— continuó la castaña ganando una mirada reconfortante de su hermano.— Tory consiguió el punto, por lo tanto, ganó.
El hombre pensó muy bien sus palabras para seguir manipulando a sus estudiantes, pero sobre todo, a los mellizos Diaz, quiénes parecían que jamás dejarían de mostrar piedad.
— El sensei Lawrence tiene razón, claro. En un torneo, acaba cuando consigues un punto, pero en la vida real, no se trata de sumar puntos.— Kreese se acercó a los mellizos.— Se trata de ser un ganador o un perdedor. Y no hay perdedores en este dojo.
MIGUEL DIAZ TRATABA de convencer a su hermana de disculparse con el nuevo sensei del dojo por no haber respetado su clase el día anterior. El latino fue manipulado fácilmente por Kreese y ahora buscaba lograr que su hermana acepte las enseñanzas del hombre.
— No, Miki.— respondió la castaña.— No me voy a disculpar por decir lo que pienso. Es libertad de expresión.
— Pero, Val, fuimos irrespetuosos. El sensei Kreese quiere lo mejor para nosotros.
Valerie frunció el ceño mirando fijamente a Miguel.
— No confío en Kreese.
Cuando Miguel estuvo a punto de llamar a su hermana, una loca, entró en el dojo, el sensei Lawrence, quién regresaba del funeral de su amigo. Los únicos que sabían la razón de su falta, eran los Diaz. Los mellizos se acercaron al rubio para ver cómo estaba.
— ¿Y cómo estuvo el funeral?— se atrevió Miguel ganando una mala mirada de su hermana.
— Tan bueno como cualquier funeral.— respondió Lawrence mirando a sus estudiantes con la ropa inapropiada para el entrenamiento.
El latino se disculpó por su estúpida pregunta.
— ¿Y cómo les fue mientras no estuve?
Valerie se disponía a responderle, pero Miguel fue mucho más rápido que ella y comenzó a decir maravillas de Kreese. La castaña, por primera vez, no replicó nada. Tal vez, Johnny debía darse cuenta de la actitud de Kreese por si solo. El rubio se marchó hasta su oficina para hablar con el otro sensei. Valerie aprovechó para continuar calentando, pero esta vez, junto a sus mejores amigas.
El sensei Lawrence salió de su oficina al lado de Kreese.
— Chicos, pónganse su gi. El entrenamiento comienza en cinco minutos.
Todos los alumnos se miraron entre sí, sin entender el cambio de planes del sensei Lawrence. Ellos rodearon al rubio para tratar de averiguar que era lo que estaba pasando.
— Creí que iríamos al bosque a un entrenamiento especial.
El rubio frunció el ceño y se giró a mirar a Kreese.
— ¿Qué pasa en el bosque?—quiso saber Johnny.
— Bueno, pensé que era el momento para separar a los hombres de los niños.— Valerie alzó una ceja.— Y también las chicas, supongo.
Kreese mencionó algo llamado ❝Coyote Creek❞. A juzgar por la reacción del sensei, los estudiantes se dieron cuenta que era algo arriesgado, lo cuál aumentó sus ganas de averiguar que era. Todos lograron convencer al rubio para llevar a cabo este entrenamiento en el bosque, desconociendo que terminaría muy mal.
UNA CINTA ROJA RODEABA la cabeza de Valerie, indicándole que, sería del equipo contrario de su mellizo. A su lado, se encontraba Halcón, esperando a conocer las reglas del entrenamiento.
— Caballeros, damas. Bienvenidos a Coyote Creek. Los dividimos en dos equipos; Rojo y Negro. El objetivo es capturar todas las cintas posibles del otro equipo. Hoy las personas frente a ustedes no son sus amigos.— Valerie y Tory se miraron retadoramente.— No son sus hermanos.
Kreese continuó comentándoles sobre las normas de este juego. La parte que más llamó la atención de la castaña fue cuando Kreese dijo que debían conseguir las cintas del equipo contrario de cualquier modo. La mirada de Miguel le causó un poco de escalofrío, nunca lo había visto de esa manera.
— Hola chicos. Siento llegar tarde.— Raymond apareció con un estilo radical.— El tráfico en la 118 era una porquería. Puse Coyote Creek en el navegador. No salió nada.— Valerie soltó una risita.
— ¿Y tú que te hiciste?
El hombre se señaló.
— ¿Saben qué?— se sacó los lentes y posó su mirada en Halcón.— Decidí cambiar el guión al estilo Halcón.— El mencionado frunció el ceño acompañado de una mueca que generó la risa de su ex novia.— Mis respetos. Desde ahora, pueden decirme Mantarraya.
Johnny hizo caso omiso a la petición del hombre y lo volvió a llamar con ese apodo indignante. Mantarraya fue enviado al equipo Rojo para dar inicio a la competencia.
— Al parecer te convertiste en todo un ícono.— le susurró la castaña burlándose de Halcón, quién le devolvió una sonrisa sincera.
VALERIE YA HABÍA quitado tres cintas al equipo Negro hasta ahora. La técnica que utilizaba era fácil y sencilla, solamente esperaba que alguien se acercara a ella y le arrebataba la cinta sin antes darle unos buenos golpes que los dejaba fuera de combate por un tiempo.
— ¿La ancianita se cansó?— Valerie se levantó del suelo encontrándose cara a cara con nada más que con Tory. La rubia se abría paso hacia su mejor amiga con una sonrisa en el rostro.— Bueno, si tú no me atacarás primero, lo haré yo.
La castaña esquivó el golpe de Tory con facilidad. Valerie le respondió en seguida proporcionándole una patada en el estómago obligando a retroceder. A pesar del fuerte dolor, Tory no se rindió tan fácilmente, volvió a atacarla, pero esta vez, con una patada frontal el pecho de Valerie. La castaña soltó un gemido cayendo al suelo, permitiendo que Tory tenga un mayor acceso a la cinta roja que tenía en la cabeza. Cuando la rubia estaba dispuesta a quitársela, Valerie impactó un puñete en su cara.
La rubia retrocedió y Valerie aprovechó el momento de debilidad para quitarle la cinta de la cabeza.
— ¿Sin resentimientos?— la castaña le ofreció su mano a Tory.
Al comienzo, la rubia hizo una mueca, disgustada, sin embargo, terminó aceptando la ayuda de Valerie. No importa si Kreese había dicho que no existían las amistades en esta competencia. Tory había perdido en un pelea con Valerie, demostrando que la castaña era fuerte y buena competidora.
— Lo siento, Vee.
— ¿A qué te...
No pudo terminar de completar la pregunta porque alguien la atacó por la espalda volviéndola vulnerable ante cualquier ataque. Cuando recuperó los sentidos, notó que ya era inútil pelear. Mitch le había quitado su cinta de la cabeza. Valerie soltó una maldición en español. ¿Cómo había sido tan tonta para descuidarse de esa manera?
Su preocupación por Tory fue más fuerte que sus deseos de ganar.
— Me las vas a pagar, imbécil.— le espetó al chico de cabello rizado, quién guardó la cinta de Valerie en su bolsillo con una gran sonrisa. Valerie posó su mirada en Tory.— Maldita perra.
La rubia rió.
— Estamos a mano, Vee. — Tory le guiñó un ojo a la castaña, logrando sonrojarla un poco.
Mitch rodó los ojos viendo a las chicas, así que continuó con su camino, mientras Tory y Valerie regresaron con los demás que también habían perdido, encontrando a Aisha y muchos más estudiantes, la mayoría eran los que ella se había encargado de quitarles la cinta.
— ¿También te sacaron?— le preguntó Tory a Aisha.
— Si.— contestó, desganada.
— Creo que los únicos que quedan son Halcón y mi hermano.
Por otro lado, Miguel esperaba a su próximo enemigo apoyado en un árbol. Él escuchó la conversación de Mitch y Halcón, y no tardó en darse cuenta que fue él quién destruyó Miyagi Do, a pesar de haberle dicho a su hermana que no. El susodicho apareció topándose con el latino con una sonrisa de oreja a oreja.
— Por fin un digno oponente.
— Fuiste tú quién destrozó Miyagi Do.— soltó el latino con molestia.
Al comienzo, Halcón se sorprendió por la revelación de su amigo, sin embargo, no mostró ni una señal de su arrepentimiento.
— Es el enemigo. Los puse en su lugar.
Miguel dio un paso adelante.
— ¡¿Y por eso tuviste que destruir su dojo y robar la Medalla de Honor?!
— ¿Qué te importa?— le espetó el pelirrojo.— Por el hecho que sientas algo por Sam, no debes ser blando.
Miguel negó con la cabeza perdiendo la paciencia.
— Si crees que hiciste lo correcto, ¿por qué no se lo dijiste a Valerie?— El rostro de Halcón cambió completamente.— ¡No se trata de Sam, se trata de Valerie! Apuesto a que ella le gustará mucho oír todo lo que hiciste.
Halcón sabía que si Valerie lo descubría, la perdería para siempre. Él conocía la enemistad de Sam y Valerie, pero también conocía que la latina jamás estaría de acuerdo con utilizar ese método para vencer y acabar con el dojo enemigo.
— No te atreverías a decirle.
— Pruébame.— respondió Miguel, poniéndose en posición de combate.
Los quejidos de Halcón se oyeron hasta donde estaban los estudiantes que fueron expulsados de la competencia, causando curiosidad en todos. Johnny y Kreese, acompañados de los demás, siguieron los sonido hasta llegar al lugar dónde se daba la pelea entre Halcón y Miguel, encontrando al chico de la cresta roja tirado en el suelo, quejándose de dolor por la golpiza que había recibido de Miguel, quién estaba demasiado furioso.
Miguel le arrancó la cinta de la cabeza y la alzó dando por campeón al equipo Negro. A Valerie le importaba un bledo, si su equipo ganaba o perdía, lo importante para ella, era saber como estaba Halcón.
— Remátalo.
Miguel asintió con la cabeza la orden de Kreese. Cuando se disponía ha acabar con Halcón, frente a él, se paró su hermana con los brazos estirados a los costados protegiendo al chico que amaba. Le suplicó a Miguel con la mirada.
— No serías capaz de hacerme daño, ¿verdad? Yo soy tu hermana, no tu enemiga.
En esta competencia, no existen los hermanos.
Las palabras de Kreese rondaban en la cabeza de Miguel. Tan fuerte era la manipulación y argumentos de John Kreese que Miguel olvido que Valerie Diaz era su melliza, la persona que más amaba en el mundo, su mitad. El latino le metió un golpe en la cara, causando el asombro de todos los presentes.
Valerie sintió el sabor de la sangre en su labio. La castaña sonrió, incrédula, por la acción de su hermano. Eso era una declaración de guerra. Una parte de la castaña quería echarse a llorar, pero una parte mucho más fuerte, necesitaba ver a su hermano derrotado y no se detendría hasta lograrlo. El latino bajó la guardia, creyendo que ese golpe detendría a Valerie.
Un grave error.
La furia cegó a la castaña.
Valerie le proporcionó una patada frontal en el abdomen y le devolvió un puñetazo con la misma fuerza e intensidad como Miguel lo había hecho con ella. El latino cayó al suelo, sin embargo, no lo detuvo por nada del mundo. Desde ahí, le dio una patada a su melliza con su pierna en la mandíbula, derribándola a ella de igual manera.
Halcón logró levantarse y tratar de llegar a la castaña, pero Miguel fue más rápido. Al notar que su hermana resultó gravemente herida, se arrepintió de sus malditos actos.
— No me toques, Miguel.— arrastró las palabras.
Miguel sintió un corto dolor en el pecho. ¿Qué había hecho? Él lastimó a la única persona que siempre estuvo para él cuidándolo y amándolo. ¿En qué se convertía? La mirada de Johnny decía mucho. El rubio no podía creer lo que presenció. Tory y Aisha estaban consternadas, mirando a Valerie en el suelo, ser ayudada por Halcón, por mucho que quisieran acercarse a saber cómo estaba Val, pensaron que lo mejor sería dejarla con Halcón.
— Al parecer, tus estudiantes estrella están desarrollando su instinto asesino.— comentó, Kreese con una sonrisa.
Halcón abrazó fuertemente a Valerie, quién parecía que estaba a punto echarse a llorar. Ella no tardó en responder el abrazo de igual manera. Halcón y Valerie estaban en su propio mundo, nadie más importaba, tanto así que ni siquiera notaron que Raymond le quitó la cinta a Miguel y el equipo Rojo era el ganador.
— Debemos irnos.
Valerie frunció el ceño.
— ¿A dónde?
— A curarte esas heridas.— respondió con dulzura.
Los dos muchachos se alejaron de los demás sin despedirse o decir algo más. Miguel observó eso y cuando se disponía a detenerlos, Tory lo detuvo.
— ¿Por qué se va con él? No lo entiendo.
Tory los miró con una sonrisa a medias.
— ¿No comprendes, Miguel? Valerie lo ama.
En ese momento, Miguel supo lo que debía hacer para asegurarse que su melliza no resultara herida.
Lamento lo que sucedió. No debí besarte sin tu consentimiento.
Valerie apagó su celular después de leer el mensaje de Halcón, ella estaba segura que su ex no se arrepentía y estaba en lo cierto. Lo que desconocía la castaña era que Halcón la besó pensando que sería su último beso antes de que Miguel le contara toda la verdad a Valerie. ¿Por qué no se lo dijo él? No quería arriesgarse a perderla.
Aquel beso que compartieron fue increíble. Fue un momento mágico donde todo lo que ocurría, los problemas que permanecían, desaparecieron con el contacto de sus labios.
—¿Podemos hablar?—la puerta se abrió, aproximando a Miguel con un semblante compungido por lo que sucedió en el Coyote Creek. Las palabras de su sensei lo hicieron entrar en razón.
La castaña negó con la cabeza tratando de ocultar sus lágrimas. En todos los años que pasaron, los mellizos no habían peleado de esa manera tan despiadada y sanguinaria.
—Valerie, yo lo lamento mucho. Sólo me sentí muy molesto de que lo defendieras después de que te mintió.
— Lo que sucede entre Eli y yo, se queda entre Eli y yo.—le espetó, furiosa. Miguel no se disculpaba, se excusaba.—No te metas en mis asuntos. Y ahora, lárgate de mi habitación.
Miguel pasó una mano por su cabello, desesperado. Avanzó hasta la cama de su hermana y se sentó frente a ella buscando su mirada para revelarle la verdad de una vez por todas. No quería seguir guardándole secretos a su hermana y mucho menos cuando se trata de su corazón.
— Hay algo que debes saber, hermana.
¿No comprendes, Miguel? Valerie lo ama.
— ¿Qué cosa?—La seriedad con la que Miguel habló llamó toda la atención de Valerie. Ella levantó la mirada y notó que su hermano miraba a la nada.— ¿Miguel? ¿Qué es lo que debo saber?
El latino suspiró, profundamente. Es posible que arrepienta de lo que iba a hacer, pero por Valerie haría lo que fuera.
— Lograré que me perdones. No importa cuánto tarde, ni cómo, pero lo haré, Valerie. Te lo prometo.
Sin decir nada más, Miguel se marchó de la habitación de su hermana, permitiendo que ella pudiera respirar con tranquilidad. Hoy fue un día con mucho drama y lo que ella más deseaba, era poder descansar en paz y que el drama se terminara. Supongo que el drama apenas empezaba con mensaje de texto normal y corriente, pero que logró que el corazón de Valerie latiera a mil por minuto.
Adivina quién está en el Valle. Si, así es, yo. Me gustaría encontrarme contigo para conversar, si te parecer bien. Ah, por cierto, soy Issac.
Oh, carajo.
Hola, mis amores❤ ¿cómo están?
Iba a publicar el capítulo ayer, pero me distraje viendo High School Musical😂
¡Issac is back! Ya quiero que lo conozcan para que se enamoren de él como yo lo estoy❤
¿Qué dicen? ¿Le gustó el capítulo? ¿Valió la pena la espera?
TEORÍAS Y/O SUGERENCIAS👉
Las amo, Alcorcu.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top