13. (☇) LLAMA APAGADA

ੈ♡CAPÍTULO TRECE➹ ੈ♡
↳❝Estar contigo es lo que me hace feliz❞   

¡Valerie!

No lo hagas.

Podemos solucionar esto.

EN LA MENTE DE Valerie Diaz rondaban varios recuerdos dolorosos que había pasado a largo de su vida. Ella sabía que no era el momento adecuado para recordar todas esas cosas, pero no podía evitar pensar en lo que podría haberle pasado si no hubiera tenido a Miguel a su lado para acompañarle siempre.

DECIDIÓ DEJAR DE pensar cosas malas y alejar las vibras negativas de ella para disfrutar junto con sus amigos y su novio de un delicioso aperitivo.

—Pedimos una ronda de bebidas, pero a la camarera no le gustó la identificación falsa de Halcón.— contó Aisha para sus seguidores de Instagram. A Halcón casi le da un infarto al escuchar lo que decía Aisha.

—Oye, no digas eso. Mis padres te siguen.

Valerie rió fuertemente. Una de las cosas que le causaban mucha gracia de su novio, era que por mucho que finjiera ser rudo delante de todo el mundo, en el fondo, seguía siendo el mismo Eli del cuál Valerie se había enamorado perdidamente. Sus padres no tenían ni la menor idea de la identificación falsa de su amado hijito.

Aisha no tardó en disculparse públicamente con los señores Moskowitz y dio un último mensaje sobre la última enseñanza de Johnny de no tener piedad que hizo que Valerie recordara lo que ocurrió en le torneo con Robby.

— Debo decir que me gusta la fiesta de victoria.— Demetri agarró un nacho y cuando lo metería a su boca, Halcón se lo arrebató de las manos.

— Si, pero no tuviste nada que ver con ella.

Halcón se comió el nacho y le sonrió a su novia, quién le devolvió la sonrisa ignorando el comportamiento de Halcón con su mejor amigo. Aunque de todas maneras, a Demetri no le importaría y tendría la idea de revelar el secreto mejor guardado de Halcón que sin querer lo humillaría.

— Bueno, considéralo como una fiesta atrasada de la competencia de programación de computadoras que ganamos en el campamente. ¿Recuerdas? Demetri y Eli, hermanos binarios.

Aisha y Valerie rieron por la canción acompañado de un baile de Demetri. A la castaña se le hizo muy tierno que, anteriormente, su novio haya tenido otras actividades en las que era muy bueno. Mientras las chicas reían, Halcón se acercó a Demetri y le murmuró que dejara las cosas de nerds.

La conversación se vio interrumpida cuando Aisha mencionó a Miguel, quién se encontraba en una mesa alejada de todos revisando y dándose cuenta que Sam lo había bloqueado de Instagram luego de lo ocurrido en el torneo. Para no dejar solo a Demetri, Valerie y Halcón decidieron acercarse a Miguel.

El serpiente.— dijo Halcón en español llamando la atención de Valerie y de Miguel.— Aquí estás.

Ambos se sentaron a cada lado de Miguel esperando levantar su ánimo.

— ¿Por qué estás sentado solo en lugar de celebrar tu primer lugar en el torneo?

— Ella me bloqueó.— Valerie suspiró.

Miguel lucía tan triste que se limitó a palmear su hombro esperando darle algo de alivio. Desde la discusión de los mellizos, Valerie había decidido que no se metería más que la tormentosa y tóxica relación de Miguel y Sam. Se lo había prometido a su hermano y quería respetar su palabra.

— ¿Qué haces cuándo te bloquean? Contraatacas, pero no la golpees esta vez.— Valerie entrecerró los ojos negando con la cabeza mirando a Halcón.— ¿Qué? ¿Muy pronto?

— Lo que él quiere decir es que tal vez deberías buscar a alguien más o disfrutar tu soltería de una manera sana que no involucre drogas ni alcohol.

La castaña tuvo muchas ganas de recordarle a su mellizo que la última vez que bebió alcohol descontroladamente terminó vomitando hasta su alma, pero no deseaba hacerlo enfadar o que se sienta mucho peor.

— Arruiné todo con ella.

— Si fuera una hermana amable, te diría que le des tiempo para que cambie de opinión, pero resulta que soy todo menos amable.— Halcón rió.

— ¡Vamos, Miguel! Eres el campeón. Puedes conseguir a cualquier chica que quieras en el Valle. Eres como Drake.

— Exacto, Miki.— Valerie trató de animar a su hermano.— Si fueras feo, entendería esta depresión innecesaria porque sería muy problable que nadie más te pueda querer, pero eres mi mellizo, por ende, eres sexy y guapo.

Miguel logró sonreír por el comentario de su hermana, donde no perdió la oportunidad para sacar a relucir su gran ego. De todas maneras, podía sentir el gran vacío en su corazón que solo podía llenarlo Sam. Tal vez el sensei tenía razón sobre los LaRusso.

Y tal vez, solo tal vez, podría tratar de olvidar a Samantha LaRusso.

— ¿Eh, Val?— La voz de Halcón lo sacó de sus pensamientos. Su amigo lucía un poco nervioso que, inmediato, comenzó a sentir curiosidad.— ¿Podrías acompañarme afuera un momento?

Miguel seguía odiando que su hermanita tuviera novio, pues era muy sobreprotector con ella. Ni siquiera, había tenido la oportunidad de hablar con Halcón para establecer normas y reglas que debería seguir cuando estaba con Valerie. No le gustaba la manera en la que Halcón observaba a su hermana. Antes, al menos, lo disimulaba, pero ahora, ya no.

— ¿Para qué o qué quieres irte a fuera?

Valerie golpeó la cabeza de Miguel. El chico se tocó el lugar sobándose por el golpe de su hermana.

— No te metas en mis asuntos, Miguel.— observó al chico de la cresta azul y asintió contenta.— Regreso en un rato.

Cuando se encontraban a fuera del restaurante, Halcón le pidió a Valerie que se mantuviera con los ojos cerrados por unos cuantos segundos hasta que él diera la orden de que podía abrirlos. Ser paciente no estaba entre la lista de cualidades de Valerie, pero lo hizo.

Halcón respiró profundo y sacó una hermosa cadena de su bolsillo que había visto en una lujosa tienda y pensó en Valerie Diaz.

— Puedes abrir los ojos.

La castaña abrió lentamente los ojos encontrando a Halcón con una cadena  dorada con el dige de una estrella, pero no cualquier estrella, sino la estrella polar. La estrella favorita de Valerie. Ella sonrió de oreja a oreja por aquel regalo de su novio.

Sin duda, no esperaba recibir algo tan hermoso como eso. Halcón podía sorprenderla cuando quería.

— ¿Te gusta?— cuestionó impaciente al notar que Valerie no decía nada.— Si no te gusta, puedo regresarlo y...

— No hace falta, es perfecto. ¿Me quieres poner?

Halcón asintió con la cabeza. Para no interferir, Valerie tomó su cabello y lo colocó a un lado, permitiendo que el chico pudiera colocarle el collar sin ningún problema. La respiración de Halcón en el cuello de Valerie, logró que se le erizara todo el cuerpo. Halcón y Valerie comenzaron a pensar lo que ocurriría si dejaban que su amor y la pasión los dominara tan solo por un momento.

Miles de posibles resultados rondaron por su mente y todos terminaban igual; un final lleno de besos y caricias.

— Ya está.

Se apresuró a decir Halcón, alejándose de su novia. No deseaba faltarle el respeto de ninguna manera, puede que desearía hacerla suya, pero solo con el permiso de Valerie. Y si ella no lo quería, podía esperarla por toda la eternidad.

— Eli Moskowitz, quiero que me prometas algo.

— Lo que sea.

— No importa lo que pase, prométeme que estaremos juntos en todo.

Halcón chocó su nariz con Valerie.

— Solo si tú lo prometes.

— Así será.— contestó Valerie antes de recibir un beso de Halcón.

Valerie y Halcón disfrutaron su momento a solas, sin saber que cada vez se acercaba el momento en el que romperían sus promesas al igual que sus corazones de la peor manera.

CUANDO LLEGARON al dojo, Halcón y los mellizos se encontraron a un grupo de chicos afuera del lugar. Era de esperarse que luego del torneo, habrían nuevos estudiantes que querrían entrenar con el equipo campeón. Aún así, se le hizo raro que dos de aquellos estudiantes los miraran como si fueran estrellas de Hollywood.

— Oigan, retrasados, muévanse.

Los chicos sonrieron y enseguida, se hicieron a un lado para permitir que tres mejores estudiantes de Cobra Kai pudieran pasar. Hasta tuvieron el lindo gesto de abrirles la puerta, algo que a Halcón no le bastó.

— Quieren ser de Cobra Kai, ¿eh?— Halcón les mostró su puño y finjió que los golpearía haciendo que los chicos se asustaran y retrocedieran. Miguel rió y Valerie rodó los ojos.— Tienen un largo camino.

Miguel y Halcón entraron al dojo, pero Valerie se quedó afuera observando a esos chicos que se les notaba desde muy lejos que, en realidad, anhelaban ser como ellos.

— No le hagan caso, si quieren ser de Cobra Kai lo más importante es el esfuerzo.

Sin decir nada más, Valerie entró quedando demasiado sorprendia por el estado del dojo. Al parecer, aquella sorpresa también invadió a Halcón y Miguel. Los espejos estaban quebrados y había señales de fuego. Lo primero que se les ocurrió a los estudiantes fue que el sensei tuvo un súper fiesta, pero Valerie sabía no podía ser cierto.

¡Vaya, el sensei tiene su lado salvaje!

Mientras Halcón se quejaba por no haber sido invitado por el sensei a la fiesta, el rubio salió de su oficina:¡Silencio! El dojo está cerrado para estudiantes nuevos hoy.

— Vimos el torneo y queremos inscribirnos.

Johnny se comenzó a molestar por la terquedad de los nuevos estudiantes hasta que dicidieron que lo mejor para ellos, sería marcharse. No querían hacer enojar al sensei. De todas maneras, tendrían que regresar al día siguiente para su primer entrenamiento en Cobra Kai. Luego de que se fueran, el sensei le ordenó a su clase que se formen. Valerie, Halcón y Miguel se pusieron en la primera fila.

— Debió ser salvaje, sensei.

— Si, ¿celebró todo el fin de semana?

El sensei Lawrence frunció el ceño y mostró muy serio frente a sus estudiantes.

— ¿Celebrar qué? Mis alumnos son unos cobardes.— Las sonrisas de Miguel y Halcón se borraron tras oír el calificativo del sensei.— Mellizos Diaz y Halcón, al frente.— Ellos hicieron lo que Johnny pidió.— Halcón, ¿atacaste a tu oponente cuando te dio la espalda?

— ¡Si, sensei!

— Mellizos Diaz, ¿atacaron a propósito la lesión de su oponente?

— Si, sensei.— Miguel se mostraba nada arrepentido de lo que hizo, mientras que Valerie le daba un poco de verguenza recordar lo que había hecho.

— ¿Creen que eso les hace rudos?— Se miraron entre ellos.— ¿Qué pasa? ¿Difícil pregunta? Quizá necesiten ayuda. ¡Señorita Robinson!

— ¡Si, sensei!

— Hay dos cobras en la selva. Una mata al león más fuerte y la otra mata a un mono lisiado. ¿Qué cobra quiere ser?— preguntó caminando de un lado a otro.

— La que mata al león, sensei.

Johnny se detuvo en frente de Valerie. Tal vez, ella había demostrado que estaba arrepentida por la manera en la que actuó frente a Robby, pero debía ser regañada de todas maneras por dejar que su energía negativa la dominara de esa manera. Le dijo a Aisha que fundamentara su respuesta a lo que ella contestó que escogió esa cobra porque mató al animal más fuerte.

— Cobra Kai se trata de ser rudo. Y el más rudo es el que vence a su oponente en su punto más fuerte, no cuando le da la espalda.— le dijo a Halcón.— Ni cuando, está herido.— miró a los mellizos.— ¿Me entendieron bien?

— ¡Si, sensei!

Johnny estableció nuevas normas donde una de ellas, era comenzar desde cero lo que abarcaba regresar a los cinturones blancos. De todo lo que dijo el sensei, Valerie no estaba de acuerdo en eso. Todo su esfuerzo y el de todos, se había ido por el retrete solo por un estúpido error.

— Ustedes tres, hagan 50 flexiones de puño.— ordenó antes de irse a su oficina dejando a sus estudiantes a cargo de Aisha.

Ya sabía que no debía venir.

EL ENTRENAMIENTO HABÍA terminado, así que todos ya podían marcharse y disfrutar del tiempo libre que tenían, después de todo, estaban de vacaciones. Cuando Valerie salió del dojo riendo con su novio y su mellizo, se dio cuenta que, afuera del lugar, montada a un Audi rojo, estaba Sam conversando con Aisha.

LO ÚNICO QUE SE le ocurrió para que Miguel no la viera y fuera a rogarle que retomen su relación fue finjir que se cayó un arete dentro del dojo, así que Halcón y Miguel volvieron a entrar para buscarlo mientras se acercaba al auto de LaRusso.

— Te dije que te alejaras de mi hermano.

Sam rodó los ojos.

— No estoy aquí por Miguel.— contestó arrogantemente.— Vine por Aisha, así que ya puedes irte, corazón. Nadie requiere tu fastidiosa presencia.

En el torneo, Sam trató de hablar con Aisha para volver a ser amigas y olvidar todo el malentendido, pero a Sam se le ocurrió insultar a Valerie por la actitud que tenía con ella. A Aisha no le gustó que Sam hablara de esa manera de su mejor amiga y se dio cuenta que ella no había cambiado y seguía siendo la misma de siempre.

Ahora, aquí estaba tratando de pedirle a Aisha que considere retomar su amistad.

— ¿Cuál es tu problema, Sam?— cuestionó Aisha molesta. Sam se dio cuenta que lo había arruinado.— ¿Sabes que? Olvídalo. No quiero salir contigo. Mis nuevos amigos y yo iremos a ver una película a casa de Halcón.

— Aisha, yo...

Sam trató de excusar su mala actitud, pero Aisha se marchó ignorándola por completo. Ella miró furiosa a Valerie, quién se reía por el desaire de Aisha.

— ¿Te causa risa? Ya veremos quién rie al final.

— Que tengas un buen día, corazón.— se burló Valerie ignorando la supuesta amenaza de Sam.

La película que decidieron ver en casa de Halcón fue nada más que Harry Potter y la piedra filosofal por pedido de Valerie y Aisha, quién nunca había tenido la oportunidad de ver esa maravillosa saga. Al ser su película favorita y como buenos fans, Valerie y Halcón sabían todo el guión al revés y al derecho.

— ¡Espera, espera! Así sólo le sacarás un ojo a alguien.— repitió Valerie mirando a Hermione corrigiendo a Ron.— Además, no se dice así. Es LeviOsa, no LeviosA.

Aisha no paraba de reír por la interpretación de Valerie, mientras que Demetri resopló y Miguel rodaba los ojos. Casi toda la película, se la habían pasado repitiendo los guiones y riendo por todo. Para poder ignorarlos, Miguel se concentró en su celular esperando que Sam lo desbloqueara.

— Oye, Demetri, ¿me puedes pasar las palomitas?

El ojiverde se giró para observar a la castaña:— ¿Cuál es la palabra mágica?

— Dame o te golpearé.— rió Valerie seguida de Aisha.

— Desde que pasas mucho tiempo con Eli, te estás viendo toda una bravucona.

La sonrisa de Valerie se borró al oír aquel comentario por parte de Demetri. Desde el día del torneo, a la castaña le atormentaba y preocupaba convertirse en una bravucona. Le aterraba llegar a perder el control de sus sentimientos, dejarse llevar por la furia que sintiera. El quejido de dolor de Robby la hizo darse cuenta de eso. No deseaba volver a escuchar a alguien quejarse de un dolor que ella pueda causar.

Era muy problable que si perdía el control, nunca lo volvería a recuperar.

— No me siento muy bien. Iré al baño.

Halcón notó el fugaz cambio de su novia y no dudó en reclamarle a Demetri que debería cerrar la boca y pensar antes de hablar. Posó su mirada en Miguel esperando que dijera algo, pero el latino estaba concentrado en su bendito celular. Así que Halcón decidió acercarse a su novia para averiguar cómo estaba.

Valerie se desvió y terminó entrando en la habitación de Halcón, donde notó que tenía una pequeña biblioteca donde guardaba libros como El señor de los Anillos y Harry Potter. Su habitación era tan cálida que deseó estar ahí todo el día, pero sabía que no la podían ver adentro porque era una invitada.

Cuando quería salir, Halcón entró a su habitación con una sonrisa avergonzada: —¿Estás bien? Me di cuenta que lucías algo triste por lo que dijo el idiota de Demetri.

— ¿Tiene razón? ¿Me comporto como una bravucona?— preguntó mirando sus manos evitando cualquier tipo de contacto con los ojos de su novio.

Halcón cerró la puerta con seguro y se abrió paso hasta donde estaba su novia. Él tomó las manos de Valerie y depositó un beso aliviando un poco su tristeza. No le gustaba verla así, porque era como si le hicieran lo mismo a él.

— Eres todo menos una bravucona, estrellita. Tienes un enorme corazón noble y dispuesto a ayudar a todo el mundo.

—Estar contigo me hace feliz.

Valerie se negaba a mirar los ojos de Halcón, ella sabía cuando él mentía tan sólo mirando sus azulados ojos. El chico de la cresta azul agarró delicadamente el mentón de la castaña y la obligó a mirarlo. Cuando, por fin, Valerie lo hizo, se dio cuenta que todas las palabras de Halcón eran ciertas. La castaña sonrió un poco y acunó la cara de su novio en sus manos.

Solamente quiero besarlo.

Demostrando una vez más que ella tenía el poder sobre sus acciones, Valerie besó apasionadamente a Halcón, quién al comienzo, se sorprendió, pero después le siguió el beso de igual manera, pues, Valerie lo volvió loco de todas las maneras posibles. Su manera de hablar, de pelear y de besar.

Ella era suya.

Y él de ella.

Sus respiraciones calientes se mezclaron con cada beso y ahí fue dónde Halcón supo que si seguían con ese toqueteo por un momento más, no podría detenerse. La deseaba con tanta pasión y locura.

— Val..

— Te necesito ahora más que nunca.

Halcón sonrió y levantó a Valerie, obligándola a enrollar sus piernas alrededor de su cintura. Los entrenamientos del sensei valieron la pena pensó mientras Halcón la llevaba a la cama y ella acariciaba sus abdominales debajo de la playera gris de su novio.

Halcón gimió contra los labios de Valerie, excitándola. Ella se sentía indefensa y pequeña. Cuando las manos de Valerie se disponían a quitarle la playera a su novio para disfrutar ver y seguir tocando su pecho, un fuerte golpe sonó en la puerta de la habitación.

— ¡Valerie! ¿Qué haces tanto tiempo ahí con Halcón?— gruñó la voz furiosa de Miguel.

¡Iba a follar con Eli mientras mi mellizo y mis amigos estaban en la sala!

Con mucho miedo de que Miguel pueda verlos o sospechar algo, Valerie empujó a Halcón con fuerza causando que se cayera de la cama. El sonido no ayudó mucho a que Miguel se calmara y pensó que era posible que ella y Halcón estén haciendo cosas para grandes.

Así lo quiso llamar Miguel.

La castaña se acomodó el cabello y la ropa al igual que Halcón, pero se dio cuenta de algo peculiar en su novio y tuvo que taparse la boca para no reír fuertemente. Su novio tenía un grave problema entre las piernas, su "amiguito" esta demasiado despierto.

— Oh, mierda. Siéntate ahí y ponte la almohada encima.— murmuró Valerie, señalando la cama de Halcón. Él le hizo caso, no quería problemas con Miguel.

Valerie caminó hasta la puerta y le abrió la puerta a Miguel, quién estaba cruzado de brazos y con el ceño fruncido.

— ¿Qué quieres, Miguel? No me dejas estar ni un solo minuto a solas con mi novio.

— No hay necesidad de cerrar la puerta con seguro.— le dio una mirada amenazante a Halcón.— También vine para decirte que ya es tarde y debemos regresar a casa.

A LA MAÑANA SIGUIENTE, EL PRIMER día de entrenamiento en el dojo comenzaba temprano.

HALCÓN COLOCÓ su mano en su boca mostrándose muy pensativo observando a los dos nuevos estudiantes del dojo, aquellos chicos que Johnny los había echado el día anterior. Claramente, Halcón no planeaba ser amable con ellos, más bien, la razón por la que estaba tan pensativo era para buscarles un nuevo apodo. Cuando Halcón y su amiga trataban de encontrar apodos para los chicos, uno de ellos decidió hablar.

— Bueno, yo soy Chris...

El moreno trató de presentarse cordialmente, sin pensar que Halcón lo interrumpiría gritándole y asustando a los novatos:— ¡¿Dije que podían hablar?!

Los mellizos que recién habían llegado al dojo, se acercaron hacia ellos de inmediato. Valerie frunció el ceño mirando a su novio por haber reaccionado de esa manera frente a los nuevos, quiénes parecían personas muy amables. Halcón evitó hacer contacto con la mirada furiosa de Valerie, sabía que ella se había molestado. En cambio, Miguel no dudó en unirse al bullying por parte de los demás.

— Chicos, están jugando con ustedes.

— Gracias.

—  Además todos saben que sus nombres son Inútil e Inepto.

Valerie rodó los ojos. ¿Por qué todos se comportaban como idiotas inmaduros?

— Ignórenlos, están mal de la cabeza.— estiró sus brazos para que los chicos se lo estrecharan.— Soy Valerie Diaz, es un gusto conocerlos y darle la bienvenida al dojo.— Chris sonrió sin soltar la mano de Valerie. Es muy hermosa.— Oh, cierto. El sensei está súper loco, así que no lo hagan enojar.

A Chris y Mitch les gustó mucho la bienvenida que les dio Valerie. Se notaba que la castaña era muy amable, además Valerie era la crush de ambos. La habían visto en el torneo y quedaron maravillados con su habilidad de pelea, y sin mencionar, la belleza que derrochaba la castaña.

Halcón tomó a Valerie de la cintura para enseñarle a Chris y Mitch que ella era su novia, aunque ella se sintió muy incómoda por eso. Se apartó de él, pues, no había olvidado la manera en la que se estaba comportando con los novatos. Cuando Halcón trataría de arreglar las cosas con ella, las campanas del dojo suenan indicando que alguien entró.

Valerie lo reconoció en seguida. Era el hombre con el que se había topado afuera del dojo hace casi tres días y le dijo que ella debió ser la campeona en lugar de Miguel.

— ¿Quién es ese?

— No lo sé.— contestó Miguel sin apartar la vista del señor.

— Yo sí lo sé, aunque no es novedad que Miguel no sepa nada. Es bien menso.

El karma existe.

Miguel decidió ignorar a su melliza y se acercó al "intruso" que se paseaba por el dojo observando a los estudiantes. El latino preguntó si podía ofrecerle su ayuda al señor, a lo que él contestó no, pero que él podría ayudarlos a ellos, antes de que Miguel pudiera preguntar algo más, el sensei Lawrence salió de su oficina para conversar con el señor.

— ¿Qué crees que esté diciendo el sensei?— cuestionó Halcón, susurrándole al oído a Valerie.

Ella se volvió a apartar.

— Tal vez le está contando que Halcón se está volviendo un imbécil.

Johnny ordenó a sus estudiantes que se formaran para dar inicio al entrenamiento del día. A su lado, se colocó el señor que, sin duda, examinaba de pies a cabeza a todos los estudiantes que conformaban el nuevo dojo de Cobra Kai hasta que su mirada se chocó con la de Valerie.
Había algo en ese hombre que no le daba buena espina, tal vez, era sólo una percepción, pero así lo sentía.

— Tenemos un visitante. Él es el señor Kreese, sólo es un observador. Hagan de cuenta que no está aquí.— El sensei miró a Miguel.— Señor Diaz, diríjalos.

Miguel pasó al frente y ocupó en lugar del sensei.

— ¡Patada frontal! ¡Golpe adelante! ¡Toque lateral!

Con la última indicación de Miguel, los estudiantes hicieron una posición muy divertida para ellos, pero ridícula para Johnny, avergonzándolo delante de su antiguo sensei. Los estudiantes comenzaron a reír aumentando la furia del sensei.

— ¿Qué rayos fue eso?

— Solo estábamos jugando.— se excusó Miguel.— Tenemos 11 meses para el próximo All Valley.

— Si, y además ya sabemos patear traseros.

Valerie asintió con la cabeza dándole la razón a Halcón y evitar que el sensei siga regañando a Miguel. Obviamente, el sensei se enojó más por la actitud que tenían sus estudiantes delante de él y sobre todo de Kreese. Para empeorar la situación, Aisha comenzó a reírse.

Johnny caminó hacía ella, esperando que le contara la razón de su risa en la clase.

— Lo siento, sensei. No lo entendería.

— Pruébame.

Aisha se inclinó.

— Lo de la Cobra.— volvió a reír acompañada de los demás.

— ¿Qué es lo de la Cobra?— cuestionó manteniendo la calma.

Los estudiantes sisearon y movieron su brazo en ondulaciones tratando de imitar a una cobra. Todos esperaban que Johnny se riera, pero lo único que consiguieron fue que se enojará todavía más. Y Valerie sabía que eso no era nada bueno.

— ¡Silencio! Mañana a las 5 a.m., en la esquina de Fulton y Raymer. Quién no vaya, está fuera del equipo. ¡La clase terminó!

El sensei se marchó seguido de Kreese, quién, antes de irse, miró a Miguel preguntándose, ¿Cómo alguien como él era el campeón?

— Creo que esta vez, si lo hartamos.— comentó Valerie.

Al día siguiente, cuando llegaron al lugar indicado, el sensei ordenó a sus estudiantes a mezclar cemento. Llevaban más de 30 minutos haciéndola una y otra vez.

— ¿Por qué mezclamos cemento? ¿Acaso el próximo torneo lo ganará el dojo que mejor mezcle cemento?— preguntó Valerie burlándose.

— Sin preguntas. Sigan revolviendo.

Johnny se colocó al lado de Kreese para ver el trabajo de todos sus estudiantes. Kreese le aconsejó que, en lugar de mezclar cemento, les diera algo a lo que le puedan temer, pero no contaba con que Johnny tenía un plan. Segundos después, apareció un camión alertando a los estudiantes con el sonido del claxon.

El conductor se bajó y le entregó las llaves del camión a Johnny. Le echó una mirada a los chicos que se encontraban observando con curiosidad aquel camión.

— Valerie, ¿podemos conversar?— susurró Halcón.

La mirada de Valerie viajó hasta la de Halcón:— Después de lo que sea que estemos haciendo.

Johnny llamó a sus estudiantes y todos se acercaron para descubrir por qué rayos había un camino ahí. Como siempre, Johnny debía darles un sermón que los inspiraba y esa vez, no sería la excepción.

— ¿Creen que ganar el torneo les da el derecho a divertirse? Bueno, les tengo noticias. Ganar un campeonato no significa nada. Un verdadero campeón jamás deja de entrenar. Deben seguir avanzando o de lo contrario, quedarán varados como el cemento del camión.— Halcón miró al camión y suspiró. Valerie cruzó sus brazos.— Si el tambor no gira, el cemento se endurecerá y se atascará. ¿Quieren que eso les pase?

— ¡No, sensei!

— Bien, entonces suban, entren y háganlo girar.

— ¡Ay, diosito! Creo que no estoy escuchando bien.— dijo Valerie, aterrada y tocándose el oído.

Los estudiantes se miraron entre ellos y supieron que debían disculparse para evitar subir a ese camión lleno de cemento. Los primeros en disculparse fueron Halcón y Aisha. Como respuesta, Johnny bajó las escaleras y les ordenó que entraran.

Miguel trató de convencer al sensei de que era muy peligroso, pero fue interrumpido.

— ¡Silencio!—gritó Kreese ganando la mirada de sorpresa de todos incluido Johnny.— Ese hombre los llevó a la cima de la montaña. ¿Y lo cuestionan? Mírate, mírense todos.

Me veo perfecta como siempre.

— No puedo creer que este montón de nenitas compitieran el All Valley y mucho menos que ganaran.— continuó Kreese caminando de un lado a otro. ¿Quién se cree que es?— Es un completo milagro. ¿Y quién es el responsable de ese milagro?— señaló al sensei.— Johnny Lawrence, el mejor alumno en la historia de Cobra Kai. Mi estudiante.

Valerie abrió la boca sorprendida.

— ¿Fue el sensei del sensei?— preguntó Halcón, incrédulo.

— Será mejor que lo creas, niño. Y nunca entrené un alumno más fuerte en tods mi vida. Así que si saben lo que es bueno para ustedes, será mejor que oyan cada maldita palabra que él les tenga que decir.

Al parecer, Kreese también tenía el poder de dar un discurso alentador porque ayudó a que los estudiantes de Cobra Kai no volvieran a quejarse de los métodos locos y peligrosos de su sensei. Valerie fue la primera en dar un paso adelante para hacer lo que había ordenado su sensei, a ella le siguió Miguel, Halcón, Chris y Mitch.

Cuando entraron, Miguel soltó una palabrota analizando todo el lugar mientras que Valerie se quedó estupefacta. ¿Cómo se le podía ocurrir algo así al sensei? Miguel iba un poco distraído y se cayó, pero su hermana lo ayudó a levantarse rápidamente.

— No se queden ahí parados.— Johnny asomó su cabeza a la entrada del tanque.— ¿Quieren quedarse  atrapados? ¡Muévanse! 

Los estudiantes tuvieron demasiadas dificultades para hacer girar el tambor y evitar quedarse atascados para toda la eternidad, entre ellas, estuvo el hecho que, por momentos, cada uno de ellos se caía al cemento, sobre todo Valerie, quién cayó casi dos veces y fue ayudada por Chris.

Poco a poco, ellos lograron girar el tambor y aumentar la velocidad escuchando las palabras de aliento de Johnny desde afuera:— Mañana tendré un fuerte dolor de cuerpo.

HOLISSS

espero que les haya gustado el capítulo.

¿cuáles son sus predicciones para los siguientes capítulos?

LAS AMO, ALCORCU <3

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