Capítulo 5

Había querido cambiar un poco mi rutina, ahora que Alin salía con "el guitarrista" siempre estaba afuera. Planeaba conseguir un trabajo no muy lejos de acá.
Recordé que antes de irme mi vecina que es madre soltera buscaba una niñera para su hija de 2 años, así que le llamé sin muchas esperanzas pues ya tenía tiempo desde que me lo había mencionado. Para mi suerte la guardería a la que había inscrito a su hija iba a cerrar. Se alegró de que le llamara y me pidió que estuviera mañana a las 7 para explicarme algunos de los cuidados de la niña.
Me dormí temprano para poder despertarme y no llegar tarde.
***
6:54.
Mierda
¿Por qué? ¿Por que soy así?
No escucho mi alarma y me quedo dormida, me levanté tan rápido que me marie. Fui al closet y me puse una sudadera gris y unos shorts rosas que no sabía que tenía.
Agarré mis llaves, mi teléfono y el cargados (ya que tenía menos del 20%) y salí de la casa corriendo, la señora era mi vecina, pero no de alado, su casa estaba a unas cuadras de la mía, si bien no se le puede considerar "vecina cercana" en las juntas de la colonia siempre me explicaba lo que decían pues como siempre llegaba tarde junto con Luke.
Cuando ví si casa traté de parar en seco pero me resbalé con el pasto de su patio.
-Nina, hija. Pensé que llegarías tarde... ¿Estás bien?
- Si... Hola señora. - Me traté de reincorporar luego del golpe que me lleve.
-Me da gusto volver a verte, ¿Y el joven apuesto que te acompañaba a las juntas? ¿Cómo se llamaba...?
-Luke. Está bien.
-Me da gusto, ustedes hace una pareja preciosa.
-No som..
- Bien.. a lo que vienes. En el refrigerador te dejé algunos teléfonos a los que puedas marcar en alguna emergencia. Mariel tiene que comer cada 3 horas, en el refrigerador te dejé sus biberones, los calientas en baño María por 10 minutos a flama baja, en el baño están los pañales, cuando te quede solo un paquete me avisas, es alérgica a la nuez y ni se te ocurra darle dulces, en la cocina están las pastillas para cualquier dolor, están etiquetadas alfabéticamente, las mueles y las pones en su jugo de naranja, cierto, ahí te dejo el menú de lunes a sábado sobre todas sus comidas y sus meriendas. Trata de que no vea la televisión, prefiero que la pongas a jugar o a dibujar, cualquier cosa es buena. Cuando llegues ella va a estar dormida, usualmente despierta entre 9 o 9:30. Ahí te dejé una libreta en donde dice todo lo que te dije y un poco más. Su baño es a las 3, estoy tratando de acostumbrarla así que ni un minuto más. Listo... Ya me tengo que ir, el horario es de 7 a 5 que es cuando llego, creo... Creo que no hace falta nada. Adiós Nina, muchas gracias.
Me dió una copia de las llaves de su casa y sin nada más por agregar subió a su carro y se marchó.
Caminé a la puerta un poco abrumada con toda la información y me dirigí a la cocina donde efectivamente, estaban la libreta. Todo estaba escrito en mano escrita, y con una limpieza... Inimaginable.
Me puse a leer y a confirmar algunas cosas, por ejemplo los lugares en donde estaban distribuidas las cosas y a guardar los número que me apunto en la nota del refrigerador.
A las nueve ya se escuchaban ruidos en la habitación de Mariel fui a esta y me encontré a la niña más linda de todas, tenía unos ojos grandes color café intenso, tenía tez blanca como la de su madre y su cabellos castaños le llegaba al hombro, ella era una bebé rubustita. Pensé que se despertaría llorando y gritando por su mamá, sin embargo me miró y sonrió. Con eso se había ganado mi corazón.
-Hola Mar... Soy Nina, tu nueva niñera.
La bebé se me quedó viendo y volvió a sonreír como si entendiera perfectamente lo que decía.
-Vente honey, vamos a cambiarte.
Tomé a la bebé en brazos y le puse el conjunto que su mamá había dejado alado de su cuna.
La mañana se pasó bien, comió el puré de manzana que le hice y su biberón. Las cosas estaban saliendo de maravilla. En su cuarto tenía papel y colores así que se los di mientras ponía los discos que tenía su mamá para Mar, me senté en el piso y también tomé una hoja y una crayola.
-¿Te gusta dibujar nena?
Ella solo me vió y tomó otra crayola.
-Hace mucho tiempo no me sentía así, eres muy buena compañera.
Había tomado la mejor decisión, pues así mis días ya no serían tan vacíos como se habían tornado.
-Creo que extraño a Luke... No, no creo, sé que lo extraño, como a nadie, él era mi todo... Pero me dejó, nunca me dijo por que. Recuerdo cuando les dijimos a mis papás y a los suyos que éramos novios, fue hace 3 años, en la cena de Navidad que siempre organizaban. Los cuatro se volvieron locos, estaban muy felices por nosotros. Creo que les alegraba más que nuestras familias tuvieran un vínculo oficial que la misma relación.
Me quedé un rato callada viendo a Mar que seguía rayando su hoja con cuan crayola se le cruzara.
Ya eran las tres y era tiempo de su ducha.
Fuimos al baño, tomé la tina y la llené con agua tibia como decía en la libreta. Antes de meter a la bebé el teléfono de la casa sonó, fui a la otra habitación con Mar en brazos y contesté.
-¿Bueno?
-Hola Nina soy yo
-Oh Hola señora Vera ¿Todo bien?
-Si, sólo que llamaba para saber cómo va todo.
-No se preocupe, apenas iba a meterla a bañar. Se comió todo lo que me anotó y hasta el momento no a llorado.
-Me alegra mucho, es raro que Mariel no haya llorado, no le gustan mucho las personas.
(Es de las mías)
-No señora, todo va bien.
-Excelente Nina, pues las dejo, muchas gracias por llamarme, no sé qué habría hecho sin ti.
-Hasta luego señora.
Colgué el teléfono y volví al baño con la niña.
***
Terminando de bañarla tomé una toalla y la envolví en ella.
Le puse el segundo conjunto que había dejado la señora Vera.
Bajamos al primer piso para ir a la cocina y destapar un Gerber de manzana. La senté en su silla de madera, tomé una silla y la puse enfrente para poderle dar bien las cucharadas.
Empezé a cantarle las pocas canciones infantiles que me sabía. Tenía entendido que cantar no era lo mío...
-¿Debería de hablar con Alin? Es mi única amiga... Verdadera, pero no quiero juntarla con mi vida pasada...
No sé por qué pero podía hablar con esta bebé mejor que con cualquier otra persona.
Cayó el día y ya era hora de regresar a mi casa, me puse el gorro de la sudadera.

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