Gashina – Sunmi

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Las horas pasan sin saber nada de ti, observo por la ventana pensando en qué hice mal esta vez.

¿Realmente soy yo el del problema?

Y ahí es cuando veo que no puedo llorar, me estás haciendo pedazos y no puedo hacerlo. ¿Mereces mis lágrimas siquiera?

Y ahí es cuando escucho el timbre.

Bajo apresuradamente sintiendo cómo mi corazón está por salirse del pecho, agradezco que mamá no esté aquí y abro la puerta.

Tu mirada fría me está matando.

— Hyung, ¿qué haces aquí? —pregunto. Trato de que mi voz suene firme y no se rompa.

— ¿Podemos hablar?

El fuego en tu corazón que solía cultivar, ¿por qué sólo quedan cenizas?
Tal vez el tiempo es la medicina, pero me estoy poniendo más débil. El triste dolor se está poniendo entumecido también.

— Claro, ¿deseas pasar o hablamos aquí? —pregunto sosteniendo la manija de la puerta.

— Seré breve, creo que aquí está bien —dices y asiento con la cabeza para cerrar la puerta detrás de mí.

— ¿Qué es lo que sucede? —pregunto intentando sonar indiferente.

— Está bien, esto no es lo que esperas Kook, pero debo ser sincero —comienzas y trago saliva al escuchar hacía dónde se dirigen tus palabras—. Creo que debemos dejarlo hasta aquí.

¿Por qué estás dejando al chico lindo aquí?

— No puedo obligarme a sentir algo Jungkook, aunque sé que en serio no debí haber aceptado esto. Creo que en cierta parte lo sabías, sabías que esto sucedería, ¿en serio pensaste que esta vez sería diferente? —me obligo a ver al piso mientras aquellas palabras salen tan fácilmente de tus labios—. No puedo mantener relaciones Jungkook, estamos bien siendo amigos, ¿podemos serlo?

¿Por qué estás dejándome aquí? Me estás dejando aquí, me estás dejando tan fácilmente. Prometiste que íbamos a estar juntos, pero me estás dejando.

Pasan los segundos en los que mi cerebro intenta siquiera procesar tus palabras, segundos en los que intento al menos tener una simple idea de lo que debería responderte. Segundos en los que siento que he sido tirado al suelo y aplastado.

— Te sentiste presionado, ¿no es así? —digo fácilmente después de un largo período de tiempo sin emitir un solo sonido—. Está bien, lo entiendo, supongo que creíste que me alejaría de ti si tu respuesta era una negativa. Debiste ser honesto desde un principio, mi intención nunca fue obligarte a nada Taehyung.

Dejo que salgan todas aquella palabras que llevaba reprimiendo, dejo que salgan aquellas palabras que son las primeras en pasar por mi mente.

No estoy triste, estoy enojado, contigo y conmigo.

— No me hubiese alejado hyung, pero ahora tendré que hacerlo —subes tu mirada que conecta con la mía.

Te arrepentirás cuando me veas e inclinarás la cabeza.

— No puedo mantenerme al lado de alguien que me lastimó tanto, de alguien que me mintió —continuo.

Mis espinas clavaran en lo más profundo dentro de ti.

— Así que está bien, sigue tu vida, sé que podrás continuar sin mí. Seguramente hasta estarás muchísimo mejor sin mí.

— Jungkook- —corto lo que sea que estés por decir.

— No digas nada.

No actúes como que lo lamentas.
No soy yo, eres tú.

— Gracias por decírmelo. Seguiríamos en aquel subibaja de siempre, es algo tarde, pero aprecio que vinieras a decirlo —muerdo mi labio inferior para continuar hablando—. Gracias por las lágrimas, por el dolor. Espero que puedas encontrar a alguien a quién amar, alguien que acepte todo de ti, alguien que incluso logre sacar ese lado que tanto escondes.

Está bien, te olvidaré. Viviré como una flor, seré yo mismo.
Todos quieren sentir mi aroma, pero como un tonto, eres el único que no lo sabe.

Los segundos de silencio entre los dos pasan y me levanto de las escaleras de la entrada dispuesto a cerrar la puerta, pero tu voz me detiene.

— Espera. ¿Podría preguntar algo?

Te has marchitado, yo he florecido y se acabó.

— ¿Por qué te enamoraste de mí? —preguntas y abro un poco mis labios tras no esperar aquel cuestionamiento.

— Mi corazón te eligió Taehyung —comienzo soltando el picaporte para volver a verte—. No sé porqué, no tengo una respuesta para eso —cubro mi rostro con frustración—. No entiendo una mierda del porqué, pero créeme que me gustaría poder escoger quién me va a gustar, dejará de gustar o incluso volver a gustar. Mi vida sería mucho más sencilla si esta basura llamada amor no formara parte de ella —termino y puedo verte cabizbajo.

Puede parecer que estás bien sin mí ahora mismo, pero por más que lo pienso, ¿estás seguro de que no estás loco?

Tomo el picaporte de la puerta para terminar de entrar a casa y cerrar finalmente la puerta. Me deslizo sobre ella quedando sentado en el piso.

Quiero llorar, pero mis lágrimas no pueden salir, esta vez no logran salir con facilidad.

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