21.

Decir que su mente estaba en blanco era poco.

Se quedo parado allí simplemente observando, estaba en shock y ni siquiera escuchaba lo que Ruby le gritaba por el celular.

Y para su maldita suerte también se sentía un poco ebrio, pero usó todo su sentido común y corrió hacia la habitación a quitarse esa ropa y a lavarse un poco la cara, para finalmente volver a bajar corriendo por las escaleras y recoger su celular.

Salio de la casa y se subió al auto poniéndolo en marcha como un loco y se dio cuenta que Ruby seguía en la llamada y puso el altavoz.

- Ruby...

- Maldito seas Hyungwon ¡¿Por qué eres tan imbécil?!

Él suspiro a punto de llorar.

- Sólo dime donde están.

- Te envío la dirección ahora y por favor no me llames por lo menos hasta mañana, estoy demasiado molesta contigo.

Y sin siquiera darle tiempo a decir nada, la mujer ya había cortado la llamada.

Hyungwon comenzó a soltar lágrimas involuntarias y revisó el móvil para ubicar la dirección con el GPS y cuando la tuvo, comenzó a conducir hacia allá, tan rápido que una distancia que recorría en 25 minutos, la recorrió en 10.

Llamó a Wonho en repetidas ocasiones, pero su celular lo mandaba directamente al buzón de voz y sólo podía sentirse peor de lo que ya se sentía.

...

Al llegar entró corriendo al hospital y se encontró con los padres de Wonho en la sala de espera, al parecer ellos tampoco querían hablarle y sólo le señalaron una puerta.

¿Hace cuanto había pasado todo?

Seguro hace muchas horas, porque incluso a ellos les dio tiempo de llegar antes que él.

Suspiró sintiendo como se iba hundiendo emocionalmente y abrió la puerta que le señalaron, encontrándose únicamente con Wonho sentado en una especie de camilla rodeada por aparatos y no se molestó en voltear a ver quien había entrado, pues ya sabía que era él y aún así decidió seguir dándole la espalda, seguramente muy molesto.

- Wonho...

- No hables Hyungwon, no quiero oirte justo ahora.

- Pero Wonho... yo... Es necesario que-

- Hipertensión gestacional... ¿Te suena?

Hyungwon suspiró y entró totalmente a la habitación de hospital, cerrando la puerta detrás de él pero sin avanzar hacia Wonho, pues sabía que inevitablemente la temida charla había empezado.

- No, no me suena...

- ¿De nada?

- No...

Wonho suspiró.

- Eso significa que no escuchaste la mitad o quizá más de lo que dijo el médico, o de lo que yo te dije.

- Eran tantas cosas que-

- Hyungwon... me encargué de todas esas cosas yo sólo y te dejé una única cosa por hacer: cuidarlos, a ambos.

Hyungwon suspiró y agachó la cabeza dejando salir sus lágrimas, la culpa lo consumía entero.

- Perdóname...

- ¿Por qué?

- Porque no los cuidé como tu, no hice nada...

- Exacto, no hiciste nada y tenías mucha razón aquel día que me gritaste que no eras parte de esto... porque yo te obligué, así que no es tu culpa... es toda mía.

Wonho agachó la cabeza y suspiró, Hyungwon se acercó a él lentamente poniendo la mano en su hombro, pero dándole espacio personal.

- Pero... aún con todo esto, Hyungwon... él jamás tuvo la culpa... ¿sabes? Él no sabía nada de lo que pasaba aquí afuera...

Hyungwon dejaba salir un par de lágrimas porque aunque Wonho estuviera diciéndole que no tenía la culpa, se sentía más culpable que todos.

No sabía que decir o que hacer, ni siquiera podía acercarse más a Wonho, mucho menos verlo a la cara, aunque no entendiera bien lo que había pasado.

- Wonho... Yo no estaba en casa... y-

- Lo sé, me lo dijo Natalia cuando llegué y la encontré.

Hyungwon suspiró sintiéndose más mierda aunque no estuviera viendo nada más que su espalda, pero al escuchar ese nombre se le vino a la mente que debía preguntar por el estado de ella y del bebé, porque si se sintió mal y Wonho estaba en casa, ellos tendrían que estar bien.

- Quiero saber como están... ellos... Natalia y el bichito...

Wonho negó con la cabeza.

- ¿De verdad quieres saberlo o es por cortesía como ha sido todo últimamente?

Hyungwon agachó la cabeza muy triste, esas palabras habían dolido más que una bofetada.

- De verdad quiero saberlo.

En ese momento Wonho se rompió por dentro y comenzó a llorar como si fuera un bebé sin consuelo.

Hyungwon se preocupó pero le dio su espacio, aún así se rehusaba a creer que algo malo había pasado.

Fue así hasta que Wonho se giró dejando ver su rostro adolorido y le mostró sus manos.

Y allí entre sus blancas manos cubiertas con guantes de látex tenía al que en algún momento iba a ser su hijo, el feto de 5 meses muy bien formado, sin vida e inútilmente conectado a muchos aparatos.

- ¡Esta muerto Hyungwon! ¿Entiendes? Muerto... mi bichito está muerto... mi bebé...

Wonho pareció perder la razón por breves segundos y simplemente quedó mirando a la blanca pared sollozando, mientras Hyungwon seguía en shock parado en el mismo sitio sin poder siquiera quitar la mirada de aquella pequeña personita que había fallecido incluso mucho antes de poder ver la luz del mundo.

Por él, por su culpa.

Comenzó a respirar irregularmente sintiendo sus piernas flaquear, le comenzó a faltar el oxígeno.

- No Wonho... Es mentira ¡tiene que ser mentira!

Wonho se recostó en la camilla sollozando aún con el pequeño feto entre sus manos, simulando abrazarlo contra su pecho.

- Tú... tú dijiste q-que no tenía nada tuyo... p-pero yo... yo prometí que... que si era un varón iba a- a llamarse como el padre... Y no hablaba de mi, Hyungwon...

Hyungwon cayó de rodillas al suelo sintiéndose abatido, su corazón estaba roto.

Ahora entendía lo que Wonho sentía.

Todo el tiempo atrás "el bichito" no era nada más que un ser imaginario para él, pues jamás lo sintió, ni lo mimó.

Pero era real.

Era un bebé y era su hijo.

- Iba a ser varón, Hyungwon... lo supe desde mucho antes... pero quería que fuera una sorpresa, perdón por arruinartela...

Un hijo que se iba a llamar como él y lo dejó morir cuando su trabajo era cuidarlo y amarlo.

Se acostó en el suelo a llorar a gritos porque el dolor de su pecho estaba consumiendolo.

Lo sentía, sentía dolor real.

Quizá si amaba al bichito, desde siempre, pero era demasiado egoísta para admitirlo.

Pero ahora que no estaba, lo único que quería era traerlo de nuevo a sus vidas.

- Perdóname Wonho, perdóname...

Su voz salió rota, demostrado en cada letra el dolor que le consumía el pecho.

Wonho sólo sollozaba suavemente con la mirada perdida en aquel pequeño cuerpecito que yacía sin vida aún en sus manos.

Eran los únicos y últimos momentos que podría cargarlo, antes que se lo quitaran para cremarlo, por petición suya.

- No hay nada que perdonar Hyungwonnie... se acabaron tus problemas.

Hyungwon lloraba amargamente sintiendo la culpa asfixiarlo.

En ese momento un enfermero ingresó a la sala ayudando a Hyungwon a que se pusiera de pie y se acercó a Wonho extendiendo sus manos.

- Señor, es hora.

Wonho miró a Hyungwon intentando buscar consuelo para ese momento tan difícil, él se sentó a su lado y le quitó el pequeño feto de las manos sintiendo el dolor quemarlo entero.

Era real, el bichito no era algo imaginario.

Lo sostuvo por unos minutos mientras lloraba y finalmente él se lo dio al enfermero, quien simplemente salió de la sala llevándose al que en algún tiempo fue "bichito" siendo esa la primera y la última vez que lo verían.

Wonho buscó los brazos de Hyungwon con tal desesperación como un niño busca los brazos de su madre.

Estaba roto.

Más que nadie.

Hyungwon recordó que años atrás cuando él estaba herido de un disparo en la pierna y los policías venían siguiendolo para acribillarlo, Wonho se tiró sobre su cuerpo para protegerlo, dispuesto a recibir todos y cada uno de los disparos que tenían planeado enviarles.

Y quizá Wonho quería que él también fuera capaz de protegerlo, aunque sea en lo mínimo, pero le falló y dejó que una muerte ocurriera por no anticiparse a los golpes de la vida como Wonho lo había hecho.

Y le provocó el dolor más grande su vida: hacerlo padre de un bebé muerto.

Un dolor que nadie se merecía en la vida y menos Wonho.

Lo abrazó con fuerza y lloraron allí amargamente, ambos sintiendo la muerte de su hijo.

Se había ido.

Ya no pondría sus pequeñas huellas debajo de sus nombres en la habitación.

Ya no sería ocupada la cuna, ni los juguetes que Wonho había comprado.

Ya no.

Todo se había ido a la mierda y lo peor era que eso era tan solo la punta del iceberg.

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