16.

Dolor.

— Wonho... — susurró, se apretó el estómago con fuerza y se removió en la cama aún sin despertarse totalmente.

La horrible sensación volvió a posarse en su estómago, una fuerte punzada que sentía que lo atravesaba.

Volvió a removerse en la cama.

— Wonho... Me siento mal... — intentaba abrir sus ojos, pero a causa del dolor los apretaba con más fuerza.

De nuevo la punzante oleada de dolor se hizo presente, esta vez acompañado de un exasperante dolor que le recorrió el esófago.

— Wonho... ¿Donde est... — una nueva sensación horrible se posó en su cuerpo y rápidamente se sentó en la cama al sentir un fuerte movimiento involuntario de su estómago provocado por una arcada.

Su adolorido cuerpo no tardó en reaccionar al brusco movimiento y rápidamente sintió el dolor esparcirse en todo su cuerpo.

Pero ni siquiera tuvo tiempo de quejarse cuando una nueva arcada se estaba haciendo presente.

Como pudo, bajó los pies de la cama y se inclinó para vomitar, pero afortunadamente no pasó.

Miró a su alrededor y entonces se dio cuenta de que Wonho no estaba en el lugar, sabía que seguramente estaba por allí pero no podía ir a buscarlo.

El dolor no se calmaba por más que se apretara y de nuevo las arcadas se estaban haciendo presentes.

Entonces tomó una bata al notar su desnudez, se la puso y comenzó a caminar a paso lento hacia el baño, sintiendo dolor en cada pequeña fibra de su cuerpo.

Intentó llegar lo más rápido que pudo al sentir la horrible contracción avecinarse, entonces levantó la tapa del baño y se inclinó rápidamente al sentir la arcada, pero esta vez si comenzó a vomitar.

El dolor en su abdomen aumentaba a medida que los bruscos movimientos involuntarios hacían presencia.

De pronto sintió sus piernas fallarle y cayó de rodillas al piso, pero finalmente terminó sentado junto al inodoro mientras vomitaba o más bien intentaba hacerlo, porque ya no salía nada más de su boca.

Y no supo si era por el dolor, por el vomito, por el malestar en general o por enfermarse en su segundo día de luna de miel, pero comenzó a llorar.

Las arcadas iban cesando su intensidad, sin embargo su llanto se estaba incrementando.

Cuando supo que su estómago ya no podía devolver nada, tiró de la cadena y se quedó allí sin poder moverse, llorando con intensidad.

En ese momento escuchó la puerta de la habitación abrirse, sabía que Wonho había vuelto de donde sea que estuviera.

— ¿Hyungwonnie? — Wonho estaba buscándolo en la enorme habitación, pero él no podía cesar su llanto para responderle.

Escuchó los pasos acelerados de Wonho acercarse a la puerta del baño que ni siquiera pudo cerrar correctamente.

Se quedó mirando fijamente a la puerta mientras lloraba, solo quería ver a Wonho y que lo ayudara.

Entonces Wonho apareció delante de sus ojos con un rostro de preocupación inexplicable y rápidamente se puso de rodillas frente a él.

—¡¿Hyungwon?! ¡¿Qué ha pasado?! — Wonho comenzó a hacer una inspección rápida por el cuerpo de Hyungwon en busca de alguna herida o alguna evidencia física de su llanto — ¿Te heriste? ¿Tuviste una pesadilla? ¿Por qué lloras? Dime que ha pasado por favor...

Wonho acunó su cara y él no podía dejar de llorar por algún motivo, así que simplemente lo abrazó y se acurrucó contra él.

Ya no importaba el malestar, si estaba con Wonho se pondría bien.

...

Después de un largo rato de llanto, un suave baño de esponja, comida, varios medicamentos y otra larga siesta por la tarde, al fin estaba volviendo a despertar en ese día.

Pero esta vez fue muy placentero, ya que estaba en la hermosa terraza de la villa, descansando sobre la enorme cama colgante, escuchando el sonido del mar.

Notó que el brazo de Wonho estaba envolviendo su cintura, entonces se giró lentamente en la cama para verlo.

Y allí estaba esa hermosa sonrisa que tanto amaba.

Sabía que quizá su aspecto no era el mejor en esos momentos, tomando en cuenta lo que había pasado en sus últimas 48 horas.

— Buenos días dormilón... — Wonho le regaló una sonrisa y él miró hacia el mar donde la luz del día ya estaba perdiéndose entre las olas.

— Ya está anocheciendo... Serán buenas noches ¿no? — Wonho asintió con una sonrisa y le dejó un corto beso en los labios, entonces él suspiró — ¿De verdad dormí casi todo el día?

— No te culpo que te levantes tarde... Pero me preocupó mucho que te hallas levantado a mediodía sintiéndote tan mal...  ¿Qué crees que pudo ser? ¿Comiste algo que te hizo daño? — Wonho lo miró expectante esperando una respuesta y él se quedó pensativo sin poder recordar mucho.

— Uff no lo sé... — resopló y comenzó a acariciar el brazo de Wonho — te dije que comí demasiado en el avión... Seguramente algo malo me comí... Tenía mucha hambre.

— ¿Te sientes mejor ahora mi bello durmiente? — Wonho le sonrió sabiendo lo mucho que Hyungwon detestaba las cosas cursis, sin embargo esta vez pareció no prestarle atención.

— Pues... Dentro de lo que puedo si, solo siento que fui arrollado por un camión, pero fuera de eso estoy bien — Wonho soltó una carcajada y lo estrechó entre sus brazos dejando varios besitos esparcidos por su rostro.

— Es lo que tienen las lunas de miel... — Wonho le lanzó una mirada pícara y él lo miró pensativo.

— Es como ir al gimnasio ¿no? — Wonho sonrió divertido haciéndole una señal para que continuara hablando — es decir... Cuando vas por primera vez al gimnasio estas muy emocionado con todo y tienes energías para derrochar... Pero al segundo día no puedes levantarte de la cama y solo quieres morirte o algo parecido.

Wonho se rió ruidosamente y él sonrió, le hacía feliz hacer reír a Wonho, su Wonho.

— Pues... Si vas al gimnasio seguido, se convierte en una costumbre y esa costumbre en un hábito... — Hyungwon le lanzó una mirada cortante y molesta, sin saber porqué.

Así que un sonriente Wonho se acercó a dejarle un beso suave en los labios para finalmente acomodarse mejor en la cama colgante para apreciar con mayor detenimiento los últimos rayos del sol.

Acomodó su cabeza en el pecho de Wonho escuchando sus calmados latidos, sus piernas se entrelazaron para soportar un poco más la fresca brisa del mar.

Y a pesar de que tenía un maravilloso espectáculo de un atardecer como jamás lo había visto, su mirada se posó en aquel calmado rostro pálido que estaba siendo iluminado por los tenues rayos de sol.

Wonho parecía estar maravillado con el espectáculo de la naturaleza, su rostro irradiaba felicidad por los poros y la mano en su cintura le hacia saber que no sólo el atardecer lo hacía feliz, sino también su compañía.

Se sintió más amado que nunca y por primera vez en la vida aceptó que ya no era aquel niño del cual todos iban a reírse, ahora era un adulto con una madre loca y maravillosa, con unos suegros cariñosos, una mascota divertida y un esposo que lo amaba más que a un atardecer en las islas Maldivas.

Una lagrima rodó de su mejilla mientras sonreía viendo el distraído rostro de Wonho, quien no tardó en darse cuenta de la situación.

— Hey Hyungwonnie... — Wonho le limpió la lagrima con mucha ternura — ¿Que pasa? ¿Te sientes mal de nuevo? — él negó con una sonrisa.

— Todo lo contrario... Estoy muy feliz de que me ames...

Y ambos se sonrieron, porque sabían que esas palabras eran verídicas y se encargarían de demostrárselo todos los días, sin importar qué esos fueran buenos o malos.

Se amaban en todo tiempo.

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