" La Noche de la Revelación"

El ambiente elegante y sereno del salón de gala se tornó en caos en cuestión de segundos. Addyson, atrapada en el hechizo de su misterioso compañero de baile, estaba a punto de desvelar el secreto tras el antifaz cuando un estruendoso sonido de disparos rompió la tranquilidad. Las balas retumbaban en el aire, creando una atmósfera de pánico que se extendió rápidamente por la sala.

Las luces parpadearon y la música se detuvo abruptamente mientras los invitados comenzaron a correr en todas direcciones, buscando refugio y seguridad. Addyson, confundida y aterrorizada, se quedó paralizada por un momento, sin saber qué hacer. La escena se transformaba en una pesadilla, con la elegante gala desmoronándose ante sus ojos.

En medio del caos, Addyson vio a varios hombres armados acercarse al enigmático hombre con el que había bailado. Estos hombres, con expresiones de urgencia, se dirigieron hacia él con una mezcla de respeto y preocupación.

—Jefe, debemos irnos. El enemigo nos quiere acorralar —dijo uno de los hombres con una voz tensa.

El misterioso hombre, aún imponente y seguro, no mostró ninguna señal de alarma. En lugar de eso, su rostro se iluminó con una sonrisa egocéntrica y confiada. Con una calma inquietante, respondió:

—Ellos piensan que me tienen encerrado con ellos, pero la realidad es que están atrapados conmigo.

Con una rapidez y precisión que reflejaban su dominio de la situación, sacó una pistola de su cinturón. La presencia de su arma, junto con su aire de seguridad, solo acentuaba su atractivo peligroso. Addyson observó, fascinada y asustada a la vez, mientras él se movía con una gracia letal.

De repente, el hombre se acercó a ella, y sin perder la compostura, le colocó un pequeño rosario en el cuello. Su cercanía hizo que el aroma distintivo de su perfume se impregnara en el vestido y la piel de Addyson. Ella sintió sus latidos acelerarse mientras él se inclinaba para susurrar en su oído:

—Cuídalo bien. No lo pierdas de vista. Volveré por él.

La promesa en su voz y el calor de su aliento en su piel crearon una sensación de intensidad que Addyson no había experimentado antes. El aroma de su perfume, a la vez sensual y dominante, se convirtió en una marca indeleble en su memoria.

Sin previo aviso, el hombre tomó su mano con firmeza y la guió a través del caos. Disparos resonaban por todas partes mientras él y sus hombres disparaban en defensa. Addyson corrió a su lado, sus pasos se sincronizaban con los movimientos calculados de él. El miedo y la adrenalina se mezclaban en un torbellino de emociones mientras avanzaban hacia la salida.

Finalmente, llegaron a la entrada donde un auto Tesla esperaba. El hombre la cargó con una facilidad que reflejaba su fuerza y determinación, y la colocó en el asiento del vehículo. La preocupación en su rostro era reemplazada por una fría concentración mientras le decía al conductor:

—Llévala lejos de aquí, rápido.

Con un último vistazo a Addyson, cerró la puerta del auto y se volvió hacia el caos que aún se desarrollaba. Addyson, desde el asiento del auto, observó cómo él se sumergía nuevamente en la batalla, disparando junto a sus hombres con una precisión mortal.

A medida que el Tesla se alejaba, los árboles comenzaron a ocultar la vista del salón en ruinas. Addyson sintió que la realidad volvía a asentarse mientras el vehículo se adentraba en la distancia, alejándola del peligro inmediato. El rostro del hombre y su enigmática promesa permanecían en su mente, un recordatorio constante de la noche tumultuosa que acababa de vivir y del misterio que aún se escondía bajo el antifaz.

A medida que se alejaban, el perfume del hombre seguía envolviéndola, y Addyson se preguntaba qué le depararía el futuro y qué secretos aún quedaban por descubrir en la fascinante vida del hombre misterioso que había transformado su noche en una aventura llena de misterio y peligro.