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-¡Joder, Chaze no me asustes así! -Exclamo empujándolo bruscamente.

Oigo como se le escapa una risa burlona antes de sentir como impacta en el suelo.

-Solo juego, no te tomes las cosas tan a pecho -Bufa en tono apático.

Doy una exhalación de alivio y llevo mi mano a mi pecho sintiendo los frenéticos latidos de mi corazón, aunque estoy más calmada por no estar encerrada aquí sola. Cosa que tampoco está del todo bien por el hecho de estar con Chaze y no con otra persona que sea más de mi agrado, aunque relativamente no conozca a casi nadie aquí.

-¿Quién nos encerró aquí? -Cuestiono reacomodandome en mi lugar.

-No lo sé, al igual que tu, todo esto me tiene confundido -Percibo a un costado su calor corporal, a lo que lo asocio con que se está sentando justo a mi lado -En un segundo estaba atado, pero al siguiente ya no, eso es algo que no entiendo como pasó -Quedamos unos segundos en silencio, yo me quedé así para poder procesar lo que me estaba diciendo y buscando cual era el misterio de las cuerdas que supuestamente se desataron solas como por arte de magia, pero después rompió nuevamente con el silencio y siguió hablando -Sólo recuerdo haber visto al doctor Paul entrando a una velocidad nada normal y llevarnos hasta acá -Argumenta con sencillez.

Así que el que me arrastró aquí fue él.

Eso me deja aún más tranquila, ya que quien nos tiene aquí es él y no uno de los hombres armados.

Doy una profunda exhalación llena de alivio antes de reacomodarme el cabello encima de mi hombro, para luego juguetear con él, pensando en que clase de cosas podrían estar sucediendo allá afuera.

Las alarmas se habían detenido, al igual que los gritos, pero aún podías oír el llanto de algunas personas, mayormente eran los sollozos los que se destacaban, pero algo que si tenían todos en común es que todos provenían de personas adultas, quizás uno que otro niño no tan pequeño, pero ya no estaba el bebé.

Mi cabeza estaba llena de preguntas, y necesitaba respuestas.

-¿A qué se debe ese repentino ataque? -Inquiero con inquietud.

-No tengo idea -Responde con desconcierto.

-¿Sabes quienes son esos hombres? -Sigo insistiendo.

-¡Joder, Feid, lo que tu sabes es lo que yo se, ¿si?¡ No se nada más, absolutamente nada, ¿entiendes? -Escupe con obstinación -Ni siquiera se en que laboratorio estamos.

-Debemos estar cerca del que salimos, no recorrimos tanto, de hecho fue tan rápido, que no recuerdo haber visto casi nada -Argumento con un encogimiento de hombros.

-No, ni yo, no recuerdo haber visto mucho allá afuera.

Pero vio algo, y si es así, él debió haber visto al bebé.

-¿Y viste a algún bebé? -Cuestiono con intriga. Pero inmediatamente niega haberlo visto -¿Pero lo escuchaste? -La respuesta por desgracia fue la misma.

¿Acaso ahora mi mente está jugando conmigo?

Juraría que oí muy claramente como lloraba un bebé allá afuera, no creo que hayan sido productos de mi imaginación.

-¿Y cuál es el apego a ese tema del bebé? -Cuestiona después de unos segundos de pensamientos confusos.

Por un momento me desorbité y mis ojos comenzaron a divagar en toda la oscuridad que llenaba la habitación, comencé a pensar más en lo dura que puede ser a veces la vida. Los ciegos todo lo ven de esta manera; Sus ojos no pueden alcanzar a ver más allá que oscuridad a pesar de tener tantas cosas frente a ellos, podrían llegar a afectarles mucho ese tipo de discapacidad en múltiples situaciones, aunque, con el tiempo llegan a adaptarse a ese estilo de vida, y en una situación como esta llevarían ventaja, ya que probablemente por sus instintos desarrollados, podrían encontrar una salida más sencilla, todo lo contrario a nosotros, quienes entramos en pánico en estas situaciones.

Y volví a la realidad unos segundos después...

-Oí llorar a un bebé allá afuera -Respondo algo afligida -No creo que haya sido producto de mi imaginación.

-No se que decirte, Feid -Exhala con desconcierto -No escuché a ningún bebé ahí afuera.

-Está bien, dejemos ese tema -Perceptúo decidida -Quiero creer que eso haya sido sólo algo que quizás se me haya parecido a eso, en vez de que sí lo haya sido, no me gusta la idea de que ellos estén haciéndole algo malo a un infante como ese.

El silencio entre ambos vuelve a escabullirse, pudiendo escuchar mejor los murmullos de los hombres allá afuera, dictando algunas órdenes, que supuse que eran para los pacientes. La voz que más destacaba era la de un hombre, era muy grave y rasposa, como si fumara mucho, a las que se les sumaban otras más, que también eran algo graves.

-Debes examinar los laboratorios para ver si hay más, hazlo ahora- Dictamina la voz del hombre al mando con firmeza.

Mi corazón empezó a bombear sangre a una velocidad frenética y mi respiración se aceleró. Me sentía aún más asustada y desesperada, mi mente trataba de buscar posibles soluciones para este problema, pero no encontraba nada efectivo, estaba nublada y envuelta en un sentimiento de pánico.

Estaba preparada para lo peor, o eso trataba de hacer; prepararme mentalmente para que no me cayera de sorpresa que me disparen u otra cosa.

Pero una luz se encendió, literalmente...

El ardor ataca mis retinas con furor en el momento en el que la bombilla iluminó el cuarto, mis ojos por inercia derramaron unas pocas lágrimas casi invisibles y se entrecerraron en cuanto todo se iluminó. Tenía la visión muy borrosa y se me dificultaba poder ver con claridad lo que tenía en frente.

Ni siquiera sabía quién la había encendido y eso me asustó, provocando que mi modo alerta se active más que nunca, pero me relajé un poco, justo unos segundos después de que todo se viera más claro y alcanzara a ver a Chaze parado junto al interruptor.

-Busca un lugar donde escondernos -Me pide con apremio -Yo me encargo del tiempo que deba estar encendida la luz antes de que nos descubran -Me informa.

Rápidamente me incorporo con torpeza y emprendo una búsqueda hacia las mesas donde algunos químicos descansaban, donde pensé que sería buen escondite, ya que tenían sobre ellas una tela blanca que nos taparía.

-Las mesas -Murmuro -Escondámonos en las mesas -Propongo señalando con mi dedo índice las mismas.

En el lugar habían por lo menos tres mesas con telas sobre ellas, y el resto no tenían, en el cuarto habían un total de cinco mesas. Yo opto por esconderme en la que estaba en un rincón de una esquina, donde habían más aparatos, era una área más poblada que el resto del cuarto, escogí ese lugar porque creí que me clamuflajearía más con las sombras de los aparatos.

Me apresuro a ír al lugar previsto y me escondo, la tela me dejaba ver a través de ella la iluminación, la cual cambia después de unos minutos a oscuro, seguido de unas pisadas sigilosas hacia mi costado; se había escondido en la mesa que estaba al lado de la mía.

-¿Tienes idea de cuanto tiempo pasaremos aquí aproximadamente? -Susurro lo suficientemente alto como para que me escuche.

-No creo que sea mucho, pero no pienso salir de aquí hasta que ellos se vallan -Responde en el mismo tono.

-Okey, también pienso hacer lo mismo -Concuerdo abrazándome a mí misma.

El laboratorio tenía los aires acondicionados encendidos, sumándole mi escasa ropa, también las corrientes de aire escabulliendose por mis extremidades, daba como resultado un frío insoportable recorriéndome todo mi cuerpo. Buscaba algo de calor en mis brazos, pero también tenían una temperatura gélida, así que no servía de mucho.

En mi mente sólo se repetía una sola frase:Salir de aquí. Eso era lo único en lo que pensaba. No podía esperar más, y de verdad el metal de la mesa no ayudaba ni un poco para la temperatura.

-Dios... -Murmuro frotando mis manos rápidamente -Me estoy congelando.

-Sólo cállate, no deben tardar en venir -Espeta apático.

Aunque no me vea, pongo los ojos en blanco y relamo mis resecos labios, ya me empezaban a salir costras en los mismos, las cuales por ansiedad, empiezo a morder y a arranacarlas poco a poco, distrayéndome un poco del frío.

Aunque quise responderle, no pude, porque cuando abrí la boca para darle una buena cachetada con mis palabras de realidad - más que todo obscenidades feministas - oímos como la puerta del cuarto se corrió. Rápidamente la cerré y guardé silencio total, traté de hacer el mayor silencioso posible, hasta trataba de respirar más lentamente para que no notaran absolutamente nada.

La luz se encendió y nuevamente el miedo me invadió, dejando de lado el frío que herizaba mi piel. Escuché las pisadas de la persona que ingresó al laboratorio, resonaban por mis oídos volviéndose un tortuoso eco.

-Hasta ahora no hay señales de vida aquí -Habla un hombre de voz algo grave, supongo que era a través un walkie talkie por donde se comunicaba con las otras personas de su escuadrón -Seguiré investigando -Añade sin detenerse.

Joder, tienes que ser fuerte, chama. Tu puedes soportar esto y lo...¿lo sabes? ¿no? Tu has soportado muchas situaciones que ponen en peligro tu vida, incluyendo esta, y saldrás...¿Caminando?

He de admitir que tener de conciencia a la cruel realidad, no me ayuda a calmarme.

Lo intento, pero sabes que nadie se salva en situaciones así. Creo que debes considerarte afortunada si solo te disparan en un pie, porque Joder, esos hombres están armados hasta en los órganos.

Si, si, si, ya entiendo amiga conciencia, intentas darme ánimos, pero en este momento lo que necesito es que finjas que no existes y cierres de una puta vez la boquita, ¿si?

Intentaré hacerlo, pero no prometo nada.

Muchísimas gracias.

Las pisadas se oían cada vez más cerca, eran precisas y firmes, era evidente que el hombre era corpulento.

Tardó un rato divagando en el laboratorio, como si detallara los aparatos que estaban ahí, toqueteandolos y apretando algunos botones al azar. Así estuvo por un rato, hasta que se detuvo justamente entre el espacio que separaban la mesa donde se escondía Chaze y la mía, podía ver claramente como se acuclillaba por completo, para poder acercarse más a la tela de la mesa, también podía ver como levantaba la mano, acercandola cada vez más y más.

¡Te va a descubrir!

Cierro los ojos con fuerza, tratando de reprimir un sin número de gritos internos que luchaban por salir a la superficie.

Estaba lista para el impacto, pero cuando sentí que ya era el punto culminante para toda esta situación, algo en mí se desató.

Justo en el instante en el que oí como el hombre dictaba la orden de levantarse, en el que tomaba su arma y forcejeaba.

Habían descubierto a Chaze.

Y creo que no hubo un mejor momento para dejar salir la furia interna, la cual hacía rato que no salía a pasear, estaba ansiosa por salir a jugar, devorar a sus víctimas en carne viva y sobretodo, estaba sedienta de sangre, espesa y jugosa sangre tan deliciosa y maliciosa al mismo tiempo.

Era hora de dejarla salir, y esta vez no tenía prohibido hacerle daño a nadie, podía hacerlo si quería.

El hombre ya se estaba alejando de mi escondite con Chaze, asumía que ya estaba a algunos pasos de distancia y que obviamente estaba de espaldas a mí, y decidí que ese era el momento de dejar salir a la bestia.

Con cautela y sigilo, salí de debajo de la mesa, aún escondida detrás de ella me asomo un poco calculando el momento perfecto para atacar. Ya no era Feid, ahora ella se estaba protegiendo, se protegía detrás de su verdadera esencia de bestia.

Decidida, tomo entre mis manos varias inyecciones portadoras de líquidos translúcidos en su interior, ninguno podía verme, y eso era algo bueno que nos beneficiaban tanto a Chaze como a mí, aunque no tanto al hombre, ya que por desgracia para él, estuviera enfermo o no, recibiría algo de medicina.

Cuando tengo una gran variedad de inyecciones sosteniendolas entre mis brazos, una curvatura hacia arriba comienzan a adornar mis labios, formándose una maliciosa sonrisa perversa y algo tétrica, que a cualquiera le inspiraría terror, en puntillas voy acercándome hacia donde habían avanzado ambos, aún sin hacer nada de ruido, y cuando siento que estoy lo suficientemente cerca de los dos individuos que ahora caminan de epaldas a mi a tan sólo un metro de distancia, tomo una de las inyecciones y en un movimiento ágil y astuto se la clavo en el cuello al hombre uniformado.

No tenía ni la más mínima idea de que era lo que le había inyectado, pero de lo que si estaba segura es que cuando el líquido corrió por su organismo, sintió que una mano lo jalaba hacia el infierno.

Se detuvo un instante, aún sin soltar a Chaze, se quedó petrificado unos segundos, así quedó antes de soltarlo y caer al suelo cual roca. Impactó el piso con fuerza, se desplomó de la manera más rígida y aterradora posible, hasta daba la impresión de estar muerto.

Quizás lo estaba, o quizás no, pero fuera lo que fuera, el que estuviera allí tirado en el piso gracias a mí, hizo que una oleada de orgullo me recorriera de pies a cabeza.

Cayó boca abajo, pero se giró sobre su espalda, quedando boca arriba, sus ojos estaban achicados y sus dientes estaban apretados, su rostro estaba hecho una mueca de dolor puro, dándome a saber que la primera parte mi plan, sí salió como esperé que saliera.

Miro a Chaze, quien mira sorprendido al hombre retorciéndose y quejándose de dolor en el suelo, luego levanta la mirada, clavándose instantáneamente en mis ojos, sus pupilas estaban dilatadas y en sus labios una línea recta hacía presencia.

Estaba impactado.

-¿Qué has hecho? -Balbucea Chaze con incredulidad.

-Te he salvado el culo, Cheese... -Me arrodillo a la altura del hombre, tomando el rifle que portaba como arma y una pequeña pistola -Y te recomiendo que tomes una de estas armas y me acompañes allá afuera... -Me incorporo ágilmente y acomodo la pequeña arma y las inyecciones que me sobraron en la pretina de mi panty -Porque no pienso quedarme aquí encerrada.

-Hay más de cincuenta hombres armados allá afuera -Alega gesticulando nerviosamente con sus manos -Explícame como coño harás para que no te peguen cuarenta tiros en el pecho -Demanda cruzándose de brazos.

Este jodido chico me está empezando a hartar y presiento que la siguiente inyección será para él si no cierra la boca.

-Pues cuarenta tiros en el pecho te pegaré yo a tí, si no cierras la puta boca de una buena vez -Lo amenazo apuntandolo en la zona dicha con el arma que sostenía.

Rueda los ojos hastiado, sin mostrar asombro alguno por tenerlo apuntado con un arma en esa zona de su cuerpo.

¿Juegas con mis ganas, Chaze?

-Sólo te doy una razón lógica para no hacer lo que tienes pensado hacer -Argumenta encogiéndose de hombros.

Síli ti dii ini rizín ligíqui piri ni hicir li qui tiinis pinsidi hicir.

-Me importa una hectárea de mierda de caballo tus avisos -Le informo acercando más la arma hacia su pecho, lo suficientemente cerca como para que la punta haga contacto con la tela de la camisa color celeste que llevaba puesta.

Arruga la cara, haciendo una mueca de desagrado, evidentemente no concordaba con mis ideas, y no porque él diga que no lo haga porque es peligroso no significa que no lo haré.

No es mi padre.

Ni mi jefe.

Es sólo un jodido chico amargado, con el humor de un aguacate viejo, que cree que tiene el mundo besándole las patas y por ende se ve con el derecho de decirme a que coño debo hacer o no.

Diablos, está muy equivocado conmigo.

Y no me crean loca por no creerle, de hecho, yo mejor que nadie se que estoy entrando en una encrucijada de la cual hay un alto porcentaje que indica que hay muchas probabilidades de que no salga con vida. Estoy consciente de eso, y por lo mismo me considero loca en otros aspectos, ¿Cuáles? Pues ya lo sabrán.

No me importa batallar para salir de aquí, aunque eso implique el riesgo total de perder la vida, y eso lo vuelve aún más emocionante y excitante.

-¿Vienes conmigo o te quedas -Inquiero quitándole el seguro al arma.

Vacila unos pocos segundos, mirando hacia todas partes, detallando más la habitación, como si eso le ayudara a pensar más en las pocas opciones que tiene, y decidir cual es la que le convendría más. Pero el tiempo que tenía era muy escaso, así que hago un gesto con mi cabeza, esperando a que me diga cual había sido su elección.

-Iré contigo... -Responde dando una profunda exhalación y no tan convencido de su elección -Dame un arma o algo para defenderme -Me pide extendiendo una mano hacia mí.

Tomo la pequeña pistola que se sostenía de mi panty y se la entrego, mirándolo con desdén, prestandole atención a cada movimiento que hacía, y la manera en que la toma hace que suelte una carcajada chocante, porque la sostenía como un novato, obviamente.

Se le ve a leguas que en su miserable vida ha tocado un arma tan pocas veces, que a mí me hace ver como una sicaria, y debo decir que son muy pocas las veces que he tocado una.

-Espero que tengas buena puntería -Opino dirigiéndome hacia la puerta -Y sobretodo mucho pulso para matar.

Y cuando iba a salir del laboratorio, él me detuvo tomándome por el hombro, sus dedos fríos hicieron contacto con mi piel provocando que una corriente pasée por mi cuerpo.

-Debo disfrazarme -Propone mirando al hombre, quien ahora parecía haberse quedado dormido gracias a la inyección.

Esa idea me agrada.

-Bien pero hazlo rápido -Le Aviso mirando hacia ambos lados del pasillo, vigilando para prevenir que no venga alguien, pero era tarde, alcancé a divisar una sombra igual de imponente que la del hombre tirado en el suelo, y sus pisadas eran igual de pesadas que las del otro -Joder, allí viene otro -Le aviso entrando en pánico.

Y ahí empezó la balacera, sin piedad alguna.

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