••¤('×[¤ 04 ¤]×')¤••

[𝐀𝐬𝐟𝐢𝐱𝐢𝐚]

¸.·✩·.¸¸.·¯⍣✩ -⃝   -⃝   -⃝   °⃝   -⃝   -⃝   -⃝ ✩⍣¯·.¸¸.·✩·.¸

El día laboral había sido agotador. Con un suspiro de alivio, finalmente cerraste la puerta detrás de ti, aunque en el proceso golpeaste accidentalmente tu bolso, dejándolo atrapado momentáneamente. 

Con una pequeña mueca, jalaste con más fuerza hasta que se liberó, y por fin, pudiste adentrarte en el hogar. Tenías varias cosas en brazos, no te podías culpar más. 

Algo te resultó extraño de inmediato: el silencio absoluto que reinaba en la casa. No era normal. No desde ayer.

Dejaste tu bolso y los papeles que traías en las manos sobre el sillón, tu ceño frunciéndose con una mezcla de desconcierto y preocupación. Tu mirada recorrió el espacio hasta el ático, y una sensación incómoda te recorrió la espalda.

—¿Shadow no bajó? —te preguntaste en voz baja, sintiendo una punzada de inquietud.

Estiraste los brazos y moviste el cuello de un lado a otro, tratando de deshacerte de la rigidez que se acumulaba en tus músculos tras pasar tantas horas sentada. La vida de adulta joven  pesaba sobre tus hombros, pero en ese momento, había algo más urgente que atender.

—¡Shadow! ¡Llegué! —llamaste con más volumen esta vez, pero la única respuesta que obtuviste fue el eco de tu propia voz.

Seguían en malos términos, ¿huh?

Tu pecho se apretó con un presentimiento desagradable... por alguna razón. Caminaste hasta la cocina y abriste el refrigerador solo para encontrar la comida intacta.

—¿No ha comido aún? —murmuraste con preocupación, sintiendo cómo la ansiedad comenzaba a instalarse en tu pecho.

De repente, un sonido sordo proveniente del piso superior te hizo dar un respingo. El ruido no era común, no era algo que indicara simplemente que había tirado un objeto por accidente. ¿O quizás si? 

Un mal presentimiento se apoderó de ti.

Sin pensarlo más, te dirigiste con prisa hacia el ático. Cada paso que dabas hacía que tu corazón latiera más fuerte contra tus huesos. Intentaste abrir la puerta, pero estaba trabada.

Tocaste la puerta con un ligero golpe. Para no asustarlo si el caso no era tan grave como pensabas.

—¿Shadow? —llamaste con delicadeza, esperando una respuesta. Nada.

Al pasar los segundos, el pecho comenzó a bombear desesperado para tu horrible infortunio. Está vez, no sonaba como algo que —hipotéticamente— se le hubiera caído.

Golpeaste la puerta con fuerza, desesperada por saber lo que sucede ahí dentro.

—¡Shadow! ¿Estás bien? ¡Dime algo! ¡Por favor, ábreme! —tu voz se quebró en la última súplica.

El silencio comenzó a sentirse ensordecedor. Te mordiste el labio con ansiedad, y de pronto, lo escuchaste. Una respiración pesada, desesperada.

Como si... le fuera difícil tomar el aire.

Mierda.

Tu sangre se congeló.

Golpeaste la puerta con mayor fuerza, el temor oprimiéndote el pecho.

No hubo respuesta clara, solo aquella respiración irregular que se volvía más alarmante con cada segundo que pasaba. Sin perder más tiempo, corriste hacia la escoba más cercana y usaste el palo, golpeando la puerta  con todas tus fuerzas. Una y otra vez. Hasta que, finalmente, la puerta cedió.

Subiste las escaleras del ático de dos en dos, con el pánico en la garganta. Lo primero que viste al entrar fue su pequeña figura, sentado en la penumbra y frio suelo, lejos de su cama, con los ojos entrecerrados, sus orejas caídas, su confusión ardiente y sus manos apretadas alrededor de su cuello en un intento desesperado por recuperar el aire.

—¡No hagas eso! ¡Espera! —susurraste fuerte y con urgencia, acercándote rápidamente y retirando con cuidado sus manos.

Sostuviste sus temblorosas manos entre las tuyas, mirándolo directamente a los ojos. Su respiración aún era errática, pero logró sostener tu mirada con dificultad. Lágrimas comenzaron a acumularse en sus ojos, reflejando el desconcierto y el miedo que lo embargaban.

—Mírame y sígueme, ¿puedes hacerlo? —le pediste con voz suave y gentil.

Shadow asintió débilmente, con los labios entreabiertos por la falta de aire. Poco a poco, comenzaste a hacer ejercicios de respiración, contando con voz pausada para guiarlo. Al principio, su pecho aún subía y bajaba de forma alterada, pero después de varios intentos, su cuerpo comenzó a relajarse.

No soltaste sus manos en ningún momento.

—¿Mejor? —preguntaste cuando la crisis pareció ceder.

Shadow bajó la mirada y asintió en silencio. Sin embargo, la tensión en su pequeño cuerpo no desapareció del todo. Fue un silencio poco cómodo, Shadow se encontraba avergonzado a más no poder, pero _____ estaba aliviada de que se encontraba bien, pero perturbaba su propia mente a cada segundo.

¿Qué hubiera pasado si no estuviera justo en ese momento?

No quería imaginarlo.

—Lo siento... —susurró con la voz ronca.

Lo miraste con un poco de curiosidad.

—Está bien, no te preocupes. Me alegra saber que estás bi-

—Entré a tu habitación sin permiso —te interrumpió con un tono lleno de culpa.

El silencio se extendió entre ustedes como una sombra densa. Shadow bajó la cabeza, esperando cualquier tipo de reacción: enojo, repulsión, una reprimenda dura. Pero nada llegó.

Harto de no entender la falta de respuesta, y de que ella no lo alejara con repugnancia, alzó la mirada, frunciendo el ceño entre la molestia y la confusión.

Justo ahí, ella, con aquella mirada gentil de nuevo. Pudo sentir unas pequeñas caricias en sus manos.

—¿Tienes hambre? Debes de tenerlo, no comiste nada en todo el día —el pequeño erizo se encontraba cabreado.

¡¿Es en serio?!, ¡¿maldita preocupación para él era todo lo que obtenía?!

Alejó sus manos de ella con brusquedad y se paró, la chica siguió con la mirada pero sin atreverse a levantarse también. Permaneció hincada.

—¡POR FAVOR! ¡INSÚLTAME! ¡DIME QUE QUIERES QUE ME VAYA! —gritó, su voz quebrada por la emoción contenida—. ¡ME TRATASTE BIEN, JAMÁS PUSISTE UN DEDO SOBRE MÍ Y ME RESPETASTE, AÚN SI SABES QUE NO SOY LA MEJOR COMPAÑÍA! ¿¡POR QUÉ!? ¡¿POR QUÉ NO ME ODIAS?! ¡INVADí TU PRIVACIDAD DE LA FORMA MÁS HORRIBLE Y...! —sus palabras se rompieron en sollozos entrecortados—. No... lo en-entiendo... ¿por qué eres tan amable? —susurró al final, con un hilo de voz apenas audible; su temblor se hizo mucho más evidente, y se tapó la boca, tirando su fachada de fuerte mirada al suelo.

Lo miraste con tristeza, comprendiendo la maraña de emociones que cargaba en su interior. 

Seguía postrada ahí, aún sin ejercer un movimiento. Al ver tan vulnerable al de vetas rojas, sonrió suavemente. Lo escuchó con atención, pero no entendía ninguna de sus palabras.

No quería hacerlo, a sus oídos, no hizo nada malo.

Se levantó, y eso asustó un poco al erizo. Cerró los ojos con fuerza, esperando un golpe o cualquier cosa, pero nada. Lo único que pudo sentir, es a ella y su dulce aroma.

Ahora podía entenderlo mejor, olía a lavanda. Era agradable y lo tranquilizaba bastante.

Se tensó al principio, sus brazos permaneciendo pegados a su pecho, sin atreverse a corresponder al gesto. 

Al sentir sus caricias en espalda y púas se acostumbró rápidamente, de tal manera que se acurrucó más en su cálido cuello, poco a poco, su respiración se acompasó y se permitió relajarse. Pero sin pasar los brazos por sus hombros para corresponder mejor, ya que sé sentiría peor por pensar que la tocaba sin consentimiento alguno.

—Está bien, Shadow. Todo está bien —murmuraste con dulzura.

Él negó, enterrando el rostro en tu cuello.

—No lo está... —su voz tembló de nuevo.

—No me molesta que hayas entrado a mi cuarto. Sólo me da un poco de pena —admitiste con una risita nerviosa, imaginando lo que pudo haber visto—. Pero no te culpo, y nunca lo haré. Quiero que entiendas que no soy como ellos... puede que sea parte de GUN, pero yo no soy así, y quiero que quede en mente cada vez que te sientas inseguro sobre mi. Yo no te lastimaré.

Sus lágrimas mojaron tu camisa, frunciste el ceño con pena, y lo separaste de ti, al ver su expresión angustiada y culpable, tomaste su rostro entre tus manos con suavidad pero firmeza a la vez. 

No podía mirarte, y no quería hacerlo. 

—Shadow —le susurraste con dulzura, y eso fue suficiente para mirarte directo, por muy patético que sienta ser— Yo sé que no confías en mi, y lo comprendo a la perfección, pero yo no soy cómo GUN, yo no te usaré a mi beneficio. Sé que falta tiempo para que puedas confiar, y yo estoy dispuesta a esperarte, incluso si son años.

Parpadeó perplejo.

—No... lo comprendo. Si soy una misión para ti, ¿por qué lo tomas tan personal? ¿Por qué gastas tu preocupación, tiempo y cuidados en mi? —reíste con suavidad, al parecer seguía sin comprenderlo.

Pero está bien, estabas aquí para enseñar.

—No eres un objetivo ni mucho menos una carga, yo sé que no confías en mí, y lo entiendo. Pero quiero que sepas que estoy dispuesta a esperar el tiempo que necesites. Quiero ser tu amiga, Shadow. Nada más que eso. ¿Crees que puedas intentarlo? —lo pensó unos segundos, pero al final tomó una decisión medio insegura; asintió

Se sentía muy... bien. Y era demasiado raro. Sentía un calor en pecho, y su corazón en movimiento. Hace tanto que eso no sucedía.

Pero ahora no tenía miedo... no tanto.

Un pequeño gruñido rompió el momento, y ambos se quedaron en silencio hasta que te reíste suavemente.

Su estómago había gruñido, alejando la vibra triste por una más vergonzosa y cómica. Sentimientos divididos en ambos individuos en el ático.

—Parece que alguien tiene hambre —bromeaste mientras te levantabas— Vamos, te haré lo que sé te antoje, no soy una chef profesional, pero soy decente —reíste por tu irónica broma.

Shadow ladeó la cabeza con curiosidad.

—¿Qué es un chef? —preguntó con inocencia, ladeando la cabeza con bastante ternura en sus ojos.

Ahora entendías mejor: cada que su curiosidad estallaba, sus pupilas se hacían más grandes. ¡Era muy adorable!

Reíste de tu propio sentir hacia sus facciones y acariciaste su cabeza con cuidado y cariño.

—Ay, Shadow, eres tan adorable —él frunció el ceño, inflando sus cachetes con berrinche y tomó tú mano para alejarla de su cabeza.

—No lo soy —susurró con firmeza, pero muy debajo con poco convencimiento de su propia respuesta.

María le decía lo mismo. No sabía qué sentir con ese déjà vu repentino.

_____ sonrió satisfecha y se agachó un poco para susurrar un ligero: "Pop", juguetón, al tocar su nariz.

—Si, si lo eres —reafirmó.

—Ahora que lo pienso bien, eres demasiado molesta —le sacaste la lengua en juego.

—Tendrás que aguantarme durante un largo tiempo, Shads —exclamó juguetona.

—No me llames así —y él escondió sus ojos entre sus párpados, formando una mirada medio blanca en fastidio.

Ella rio y bajó del ático, Shadow siguió con ligera lentitud. Ahora tiene una opinión diferente respecto a su sonrisa.

En realidad era bastante... preciosa.


¸.·✩·.¸¸.·¯⍣✩ -⃝   -⃝   -⃝   °⃝   -⃝   -⃝   -⃝ ✩⍣¯·.¸¸.·✩·.¸

Fanart Time!


"𝘔𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘱𝘢𝘴𝘢𝘥𝘰 𝘨𝘰𝘻ó 𝘥𝘦 𝘴𝘶 𝘢𝘮𝘢𝘣𝘪𝘭𝘪𝘥𝘢𝘥 𝘺 𝘤𝘢𝘳𝘪ñ𝘰, 𝘦𝘭 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘵𝘪𝘦𝘯𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘴𝘧𝘰𝘳𝘻𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘱𝘰𝘳 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘱𝘦𝘳𝘢𝘳𝘭𝘰."


¡oTRO FANART DE BlackSkyAwaken ! 

—ANEFNJJNSDWKQWDSJOSADWQ

//cOnvUlsionA.

¡Nos leemos luego!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top