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Los créditos de Rapunzel se veían en la pantalla, nunca se cansaba de ver esta película. Eran una de sus favoritas.

Volteo a mirar donde se encontraba su hyung y lo encontró dormido con sus brazos cubriendo su rostro. Sonrió con ternura y lo tapo con las mantas. Junto los envoltorios de los snacks que habían comido y los llevó a la cocina.

Soltó un suspiro al observar su suéter peludo de color rosa con una gran mancha. Mientras volvía de la universidad chocó con un chico que le hecho encima su café, había soltado un insulto mientras el joven se disculpaba y le pedía su número para pagar la lavandería. El lo tranquilizo y le dijo que no era necesario, pero al ver la gran mancha seca se arrepintió de haberse negado.

Llevó el suéter a la lavadora, rezando por qué la mancha desapareciera. Debería llamar a su abuela para que lo ayude, quizás tenga algún tip.

Fue a la cocina y se pudo a lavar los trates, antes de ir a dormir. Sintió unos brazos rodear su cintura y algo esconderse en la curvatura de su cuello. Pego un salto del susto.

–Jungkook, no me asustes así –dijo secando sus manos.

El mayor no le respondió y Jimin volteo entre sus brazos hasta quedar de frente. Esos ojos lo miraron con un brillo especial.

–Tienes unos hermosos ojos– comentó acariciando los brazos tatuados.

Jungkook solo seguía observandolo en silencio y así se mantuvieron durante algunos segundos quizás minutos, sin incomodidad alguna.

–Con todo este drama de Han y Hoseok hace un tiempo, llegué a una conclusión.

–¿Cual? –preguntó Jimin, sin alejarse.

–No quiero pasar algo así. Así que le diré mis sentimientos a la persona que me gusta. –Jimin asintió con una sonrisa y trato de alejar los brazos del mayor de su cintura, pero este lo apretó más contra su cuerpo. –Me gustas Jimin.

Jimin soltó un jadeo, miro a Jungkook en busca de alguna señal que le hiciera saber de que quizás era una broma, pero su mirada solo trasmitia honestidad y cariño. Le gustaba a Jeon Jungkook.

–¿Qué?

Jungkook apretó los labios y volvió a pronunciar las mismas palabras.

–Me gustas Park Jimin, me gustas mucho y tal vez, enamorado de tí.

Jimin sonrió y acerco su rostro al del contrario. Observo esos únicos y únicos ojos brillantes.

–¿Es en serio?

–Lo es.

–Tu también me gustas –susurró a centímetros de los labios contrarios. – Y tal vez, enamorado de tí. –Y lo beso.

Jungkook se sintió en la nubes al por fin sentir el roce de los pomposos labios de Jimin. Comenzó a mover sus labios con lentitud y cuando por fin pudo saborear esos labios en su totalidad, se declaró adicto a ellos y aprisiono a Jimin contra la encimera de mármol. Jimin jalaba los mechones rubios de su nuca, acción que lo hacía temblar.

–Soy un adicto –declaró al separarse.

–¿A qué?

–A tus sabrosos labios. –susurró dejando cortos besos en ellos.

–Creo que tendrás que trabajar en ello.

–Quizás sí –murmuró y sin contenerse volvió a apoderarse de los labios del menor. Encantado de sentirse y ser correspondido.


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