CAPÍTULO CINCO
1996 : mijoo y taehyung

El entrenamiento del equipo de fútbol estaba por terminar, muy a diferencia de otras veces MiJoo no se quedó en las gradas como todos los lunes y miércoles, se encuentra cerca del almacén de utilería, sentada en la banca que se encuentra a un costado de la puerta con sus piernas moviéndose de un lado a otro, inquieta. Su mejor amiga era la verdadera nerviosa, pues se propuso dos días antes hacerle frente a su primer amor y pedirle una cita, ubicada también a un costado de los baños masculinos donde se higienizan, espera a que los muchachos terminen de entrenar para que se acerquen, y así, hablarle.

Repasa lo que le dirá, una y otra vez en vos baja. A la distancia, los gritos masculinos hacen eco, salvajes, eso piensa de ellos la Park. Se considera a sí misma una buena amiga, puesto que aunque odia estar allí perdiendo horas de su vida viendo correr a un par de simios musculosos e ingratos engreídos, permanece sentada dando apoyo moral a YuBin y sus nervios paralizantes.

—¡Ya están por terminar! —chilló saltando, vio a su amiga con una expresión de pánico— MiJoo, tengo ganas de orinar. ¿Qué haré? No me aguanto, ¿Y si me orino frente a TaeHyung?

—Ve al baño, no se irá a ninguna parte. —le dijo.

—¡Enseguida vuelvo! —corrió al vestuario de mujeres en la otra esquina, mientras que el silbato del entrenador fue sonado y los jóvenes sudados comenzaron su desfile a las duchas.

A MiJoo no le resultaba ninguno atractivo particularmente, le era normal verlos en ese estados y no generaba ni una hormona, durante algún tiempo se preguntó si es que tal vez se inclinaron hacia el otro lado de la calle, pero por más que se lo preguntara, la respuesta era la misma. No siente nada por nadie. Duramente fría y calculadora, la adolescente no consigue ser una adolescente normal, al menos no hasta entonces.

Suspiró con pena, el plan de YuBin no estaba saliendo tal cual lo planeado. Los muchachos entraron a los vestidores, excepto uno, el entrenador retuvo unos segundos al castaño para regañarlo por su mal desempeño en la cancha, y como castigo le pidió guardar la utilería en el almacén. Resignado el chico llevó las pesadas bolsas, hasta que una se le resbaló de entre las manos cayendo al piso del gimnasio.

Guiada por las reglas de la sociedad, en ser 'amistosa' y ayudar al resto, no puede quedarse de brazos cruzados sin hacer nada, se acerca y toma la bolsa con los conos.

—No hace falta… —intentó detenerla, pero ella no le prestó atención y caminó a la habitación, abrió la puerta para adentrarse a la oscuridad de allí— Gracias. —él también entró detrás.

La bolsa con pelotas era más pesada de lo que llegó a imaginar, eso hizo que sin previo aviso, cayera al tropezar por la oscuridad. El ruido de su caída hizo a MiJoo reír levemente, no podía verlo, aunque imaginar al popular Kim TaeHyung ser un torpe con su cara entre las baldosas del piso y utilería deportiva hizo que una sonrisa divertida se formara en su rostro.

—¿Estás bi…? —iba a preguntar, hasta que el ruido de una llave siendo corrida hizo que se asustara. Oh, no… no podía pasarle— Kim, ¿Escuchaste eso?

—La puerta fue cerrada. —dijo, se levantó del suelo y se acercó pegando su oreja a esta— Escucho a alguien aún, es… ¿YuBin?

No, mierda. Si YuBin la ve junto a TaeHyung entonces sería mujer muerta.