O33| JOE Y JUNGKOOK
CAPÍTULO TREINTA Y TRES
2023 ; joe y jungkook
JungKook sostuvo a Mina de la cintura, colocándola de pie y alejándola de una vez que estaban tranquilas. Ella, limpiando sus lágrimas, acercó su mano a la de la chica tirada en el suelo, su cabello era un desastre y sus mejillas estaban rojas e hinchadas por los golpes. No iba a pedirle disculpas, se lo merecía, pero… no quería seguir peleando y maldiciendo a quien considero su mejor amiga durante años. Fresco en su memoria permanece cada momento a su lado, las risas, bromas, pijamadas y travesuras, no puede evitar sentir culpa por aquellas ocasiones en que le contó secretos de su relación sabiendo que le dolería. En un suspiro, miro al muchacho que la ayuda a acomodar su uniforme, el brillo en sus ojos evidencia lo que por meses supo, a él de verdad le gusta Joe.
—Es verdad, sabia de tus sentimientos y aun así quise estar con él, a mi también me gustaba, fue un capricho que me hizo terminar con mi anterior novio. Y sabía que yo no le gustaba tanto, siempre lo supe.
La Kim se puso recta, con una expresión difícil de entender.
—No pretendo que volvamos a ser las mismas que antes, sé que es imposible después de esto. Pero no quiero que nos odiemos. —su mano que esperaba ser estrechada estaba frente a ella, Mina la miró con sus ojos ardiendo, y la tomó mordiendo su labio— Las dos nos equivocamos, ¿no?
—Puede ser. —aceptó en un susurro.
( … )
Por la brisa del atardecer, las cortinas se mueven con fuerza. El pelinegro busca en los estantes del mueble donde hay medicina algo que sirva para las heridas de la chica, habían recurrido a enfermería, grande fue su sorpresa al descubrir que no había nadie, ¡Que irresponsables! La enfermera siempre se iba a fumar a la azotea con otro profesor cuando cree que nadie lo nota. Eso lo hace reír a sus adentros.
Joe mira por la ventana, sus ojos se cierran con placer mientras su cabello también baila, se ha quitado un peso de encima, aunque doloroso le era admitir que extrañaría una amistad como la de Mina. No obstante, ella le había causado dolor intencionalmente, y eso no era nada fácil de olvidar.
—¡Lo encontré! —escuchó— Joe Sang, ven. —la llamó de espaldas. Giró caminando a la camilla donde se sentó, estando de pie el joven le colocó una pomada en sus rodillas y mejillas raspadas, luego puso unos parches para el dolor— ¿Duele?
—Hmmh, no, estoy bien.
—Me alegra. —sonrió, sentándose en la silla de allí— ¿Por qué no dejaste que interfiera?
—Teníamos mucho que decirnos. —dejándose caer en el suave colchón, miró al techo blanco— JungKook, aún no te he dado una respuesta…
—Ya lo sé, sé que no quieres estar conmigo ahora. —murmuró, sus manos nerviosas jugaron con su corbata, no le pidió que le de una respuesta antes, porque predecía su final.
Joe lo pensó bien, y no podía. No tan rápido, necesitaba tiempo y aunque JungKook no lo note, él también.
—Oye… ¿Recuerdas cuando me enfermé por comer tus dulces? —una risa escapó de sus labios— Pensé que ibas a enojarte mucho, pero no lo hiciste, me abrazaste con tu inocencia, diciendo que no importaba porque me querías más que a un par de chocolates, allí me di cuenta de lo mucho que te necesitaba en mi vida. Yo te esperé muchos años, y puedo seguir esperando. —su cabeza giró a la derecha, donde él la observa— ¿Tú puedes esperarme?
—Todo lo que sea necesario.
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