O19 | MIJOO Y TAEHYUNG

CAPÍTULO DIECINUEVE
1996 ; mijoo y taehyung

Kim TaeHyung... un joven intrigante y simple, en realidad no sabe mucho sobre él. Más que su aparente forma de coquetearle en situaciones donde menos lo esperaría; es popular por estar en el equipo juvenil de fútbol y ser guapo -demasiado guapo-. Las chicas mueren por una sonrisa suya, por un roce de manos, por poder darle una botella de agua fría al final de su entrenamiento. Pero MiJoo nunca quiso hacerlo, rechazaba la idea de ser una de sus 'fans' fieles, pues tenía a la viva imagen de la obsesión a su lado, su mejor amiga fantasea con él a plena luz del día, escribe su nombre en cada hoja de la libreta y dibuja su rostro en clases de arte. Nunca entendió qué es eso 'maravilloso' que le ven. Claro, es atractivo y sabe hablar con las demás, ¡Pero es estúpido e infantil! Además, nunca podría hacerle un mal a Yubin.

Ella se encuentra devastada. El que cree inconscientemente que es el hombre de su vida no la ama. ¿Y qué hay peor que ser rechazada sin confesarse? No queriendo causar más daño, la castaña optó por mantenerse distante a aquel muchacho a partir de ese desastroso beso. Momentos después de chocar labio contra labio, sus manos se unieron como una acción natural de su cuerpo, mientras ambas respiraciones se retenían en la maravillosa acción. Su primer beso fue con Kim TaeHyung, cuyo chico es el único que no debe amar.

La vida es tan graciosa a veces. Mucho más para una adolescente.

Caminando de un lado a otro en la habitación, sabe que en cualquier momento Yubin llamará porque la ha estado evitando desde hace dos días, como a todo el mundo. No se siente capaz de salir de su habitación, ha tenido tanta vergüenza de sí misma, ¿Cómo pudo haber sido tan egoísta? Siguió el beso porqie le gustó la sensación de ser deseada, de sus manos juntas y pechos chocando. Fue algo nuevo y fascinante.

Aún recuerda sus palabras como si fueran recién dichas, la emoción permanecía ahí presente dentro de su cuerpo tembloroso: 'Dame una oportunidad. Quiero demostrarte que soy el indicado.' Había dicho con esos ojos que la miran diferente al resto, pero no pudo contestarle. Huyó como una niña aterrada.

Iba a seguir lamentándose de su ineptitud, hasta que la puerta es tocada. Sin tiempo a decirle que quería estar sola, su madre entró con el ceño fruncido y un cucharón en su mano izquierda. Aún lleva los ruleros en el cabello y su vestido de flores que ella misma se hizo.

—¡MiJoo haz algo y ve a comprar!

—Pero mamá, estoy en pijama. ¡Me veo fatal!

—No me importa, ya basta con eso de llorar encerrada. ¡Sal ahora o te golpeare! ¡Y yo no amenazo en vano, señorita!

No teniendo otra opción, MiJoo tomó el dinero y salió de su hogar. En pijama, con su cabello sucio por no ser lavado en dos días y su rostro hinchado por pasarsela en la cama largando lágrimas de vez en cuando. Para su suerte no había nadie en la tienda, así que podía comprar la gaseosa que su madre quiere y salir rápido sin ser observada por nadie del vecindario. Varios chicos de la escuela viven por ahí, a veces se los cruza y finge no conocerlos. Es buena en eso.

De la heladera saca una bebida grande y camina al mostrador. Es en ese pequeño segundo que su mirada cruza con la de alguien más

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