O18 | MIJOO Y TAEHYUNG

CAPÍTULO DIECIOCHO
1996 : mijoo y taehyung

Sus pasos liberaron llamas, y sus ojos parecían los de un dragón alerta buscando a su próxima víctima. Sin importarle a cuantos chocaba en el camino y oyendo sus maldiciones, la muchacha avanzaba entre el pasillo repleto de alumnos en su hora del almuerzo, buscando a uno solo de cabello negro y sonrisa cuadrada. Al llegar a su salón, ni siquiera tocó la puerta, avanzó recibiendo miradas hasta pararse en frente suyo. El chico, quien hasta el momento leía un manga de adultos con sus amigos rodeándolo para hablar, subió los ojos por su cuerpo hasta parar en su rostro molesto.

Sonrió instantáneamente.

—Levántate. —su mano fue sujetada de una forma tosca, el libro cayó y el resto de hombres en el salón comenzaron a burlarse.

—Oooh, Kim tiene novia… —reían— ¡Trátalo bien, y no le quites las energías! ¡Tenemos entrenamiento más tarde! —silbidos conjunto de aplausos la hicieron sonrojar sin detenerse de camino al pasillo.

«Ugh, hombres» se dijo a sí misma con disgusto, ¿Es que acaso es un requisito ser así de idiota siendo varón? Parecía serlo, pues todos los hombres –e incluso su buen amigo Hoseok– tienen una extraña y particular forma de ver el mundo, desde el lado pervertido, obviamente.

—¿A dónde me llevas, manzanita? —no le respondió hasta que llegaron a la sala de química, donde nadie tiene clases hasta el jueves debido a su mantenimiento. TaeHyung no puede negar que verla con esa expresión le causa un leve miedo, y sabe que se debe a la fallida cita del sábado, aunque el enojado debería ser él. Sabiendo de su derecho, apenas puso un pie en la habitación, se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

—Ah, no. No puedes hacerte el enojado, ¡Yo lo estoy! —se señaló.

—¡Tú fuiste quien me prometió una cita y no apareció!

—¡Porque no era para mi, era para YuBin! —ambos quedan en frente del otro, con sus respiraciones irregulares y corazones latiendo rápido— No entiendo porqué la rechazaste de esa forma, ¡Debiste quedarte!

—¿Quedarme? ¿Por qué me quedaría si no estabas tú ahí? —parecía tan obvio, y la sola idea de quedarse ahí con ella era absurdo, no es la persona por la cual se tomó la molestia de ponerse su mejor atuendo, la colonia de su padre y por quien compro chocolates que guardaba en su mochila— Yubin no me importa en lo más mínimo.

MiJoo suspiró, cubriendo su rostro con ambas manos. No, no, no… ésto está mal, todo está mal. Martillandose con miles de emociones bruscas en un mismo momento, intenta alejarse antes de tener que sobrepensar sobre esa jodida pregunta, pero incluso antes de poder darse la vuelta, es descubierta por sus ojos que la obligan a mantenrse de pie ahi. Sus manos la toman de las muñecas, con los labios tensos.

—Suéltame, no quiero escucharte más.

—Pues lo siento, pero no pienso dejar que huyas. —tomándola con mayor fuerza la empujó hacía su pecho— Entiendo que es tu mejor amiga, pero ella… ella no eres tú. No tiene tu mirada, no muerde su dedo pulgar cuando está nerviosa en la cafetería, pensando que nadie más se da cuenta como se estresa resolviendo un ejercicio matemático, incluso si es hora de comer y no de tareas. No huele a manzanas, y mucho menos frunce el ceño cada vez que me ve pasar al lado suyo. ¿Está mal que Yubin no me guste, eh? ¿Está mal preferirte a ti? Dame una oportunidad. Quiero demostrarte que soy el indicado

—Yubin siempre te amó, ¡¿Qué pretendes que haga?!

Tomando aire, TaeHyung no aflojó su agarre y pronunció con un leve susurro cerca de su rostro las siguientes palabras; casi como una melodía de Dioses…

—Sólo haz esto.

Y la poca distancia que existía se volvió nula.

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