Capitulo 10
Después de que todos se hubieran retirado a sus camas, Lizzy se quedó despierta, reflexionando sobre su vida y las decisiones que había tomado. Sabía que su relación con Kelly y Matthew era única y complicada, pero también sabía que era especial y valiosa.
Unos días después, Lizzy y Kelly planearon una cita especial. Kelly estaba ansioso por pasar tiempo a solas con ella y hacer que se sintiera amada y apreciada. Sabía lo mucho que Lizzy disfrutaba de las películas de terror, algo que había compartido con su padre desde que era niña. Así que decidió organizar una noche de cine en su apartamento, con palomitas de maíz, refrescos y una selección de las mejores (y peores) películas de terror.
"Espero que te guste lo que he preparado," dijo Kelly, sonriendo mientras abría la puerta de su apartamento y dejaba que Lizzy entrara.
Lizzy sonrió, sus ojos brillando con emoción. "¡Me encanta, Kelly! Esto es perfecto. ¡Me hace recordar las noches de cine con mi papá!"
Kelly la miró con ternura. "Sé cuánto significan para ti esos recuerdos, así que pensé que podríamos crear algunos nuevos juntos."
Se acomodaron en el sofá, con una manta grande y suave cubriéndolos. La primera película era un clásico de terror, uno de los favoritos de Lizzy. Mientras las escenas espeluznantes se desarrollaban en la pantalla, Lizzy se acurrucó más cerca de Kelly, fingiendo estar asustada.
"Oh no, ¡qué miedo!" dijo en tono dramático, escondiendo su rostro en el pecho de Kelly.
Kelly sonrió y la abrazó con fuerza, besando su cabeza. "No te preocupes, estoy aquí para protegerte."
Lizzy levantó la vista, sus ojos llenos de diversión. "Sabes que no me asustan estas películas, ¿verdad?"
Kelly rió. "Lo sé, pero me encanta ser tu superman."
"Y a mí me encanta que lo seas," respondió Lizzy, sonriendo.
La segunda película de la noche resultó ser una de esas que eran tan malas que resultaban graciosas. Los efectos especiales eran ridículos y las actuaciones, exageradas. Lizzy y Kelly se encontraron riendo a carcajadas en lugar de estar asustados.
"Esto es tan malo que es bueno," dijo Lizzy entre risas. "Me recuerda a algunas de las películas que veía con mi papá. Nos reíamos tanto cuando los monstruos eran obviamente de cartón."
Kelly se unió a la risa. "Debemos hacer esto más a menudo. Es divertido ver películas malas contigo."
Después de un par de películas más, decidieron hacer una pausa para las palomitas de maíz y refrescos. Kelly se levantó y fue a la cocina, regresando con un gran bol de palomitas y dos latas de refresco.
"¿Sabes? Me encanta verte reír," dijo Kelly, sentándose de nuevo y pasándole el bol a Lizzy. "Tu risa ilumina mi día."
Lizzy sonrió, tocada por sus palabras. "Eres muy dulce, Kelly. Me haces sentir muy especial."
Kelly la miró con intensidad. "Porque lo eres, Lizzy. Eres la mujer más increíble que he conocido. Eres valiente, fuerte y tienes un corazón de oro. Estoy muy agradecido de tenerte en mi vida."
Lizzy sintió que su corazón se derretía ante sus palabras. "Y yo estoy agradecida de tenerte a ti, Kelly. Eres mi roca, mi apoyo, y estoy tan feliz de compartir estos momentos contigo."
Se acercaron y compartieron un beso tierno, sellando su amor y compromiso mutuo. Luego, regresaron al sofá y continuaron viendo más películas de terror, disfrutando de la compañía del otro y creando nuevos recuerdos juntos.
La noche avanzó y, aunque las películas terminaban, la conexión entre Lizzy y Kelly solo se fortalecía. Kelly no dejó de hacerla reír con sus comentarios ingeniosos y sus observaciones sobre las películas. Lizzy, a su vez, no pudo evitar sentirse cada vez más enamorada de su novio, agradecida por su amor y apoyo incondicional.
Finalmente, después de varias películas, ambos comenzaron a sentir el cansancio. Lizzy se acurrucó en el brazo de Kelly, sintiéndose completamente a gusto y segura.
"Gracias por esta noche, Kelly. Realmente la necesitaba," dijo Lizzy, cerrando los ojos y disfrutando del calor de su abrazo.
"Siempre estaré aquí para ti, Lizzy. Te amo," respondió Kelly, besando suavemente su frente.
"Y yo a ti, Kelly," susurró Lizzy antes de quedarse dormida, soñando con más noches de risas y amor junto a su superman.
Kelly llevó a Lizzy con ternura hasta su habitación, sus brazos rodeando su cuerpo con cuidado mientras cruzaban el pasillo en silencio. Cada paso resonaba con la suavidad de la noche, como si el mundo entero estuviera sumido en un profundo sueño junto con Lizzy. Al llegar a la puerta de su habitación, Kelly la miró con amor, maravillándose de lo perfecta que parecía incluso en su sueño.
"Estás tan hermosa esta noche, Lizzy", murmuró Kelly con voz suave, como si temiera romper el encanto de la quietud que los rodeaba. "Como un ángel que ha bajado del cielo para iluminar mi vida".
Lizzy se removió ligeramente en sus brazos, como si hubiera escuchado sus palabras incluso en su sueño. Una sonrisa curvó sus labios, haciendo que el corazón de Kelly se derritiera aún más por ella.
Con delicadeza, Kelly la colocó en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda antes de cubrirla con las mantas. La suavidad de las sábanas parecía abrazarla, envolviéndola en un capullo de calidez y seguridad.
"Mis sueños siempre son mejores cuando estás en ellos", susurró Kelly mientras observaba a Lizzy dormir plácidamente. "Eres mi luz en la oscuridad, mi razón para sonreír cada día".
El resplandor suave de la lámpara de noche bañaba el rostro de Lizzy en una luz dorada, destacando la curva de sus mejillas y el brillo en sus labios entreabiertos. Kelly sintió la urgencia de capturar este momento para siempre, de congelar el tiempo y quedarse allí por la eternidad.
"Te amo más de lo que las palabras pueden expresar", continuó Kelly, sus palabras cargadas de emoción. "Eres mi todo, Lizzy. Mi mundo entero gira a tu alrededor, y no puedo imaginar mi vida sin ti a mi lado".
Silencio reinó en la habitación mientras Kelly permanecía junto a la cama de Lizzy, su mirada fija en ella con devoción. Cada respiración que ella tomaba parecía llenar la habitación con un sentido renovado de paz y tranquilidad, como si su mera presencia tuviera el poder de calmar incluso las tormentas más salvajes en el corazón de Kelly.
"Prometo protegerte, cuidarte y amarte por el resto de mis días", dijo Kelly en voz baja, como si estuviera haciendo un juramento sagrado al universo. "Eres mi amor eterno, Lizzy, y haré todo lo posible para hacerte feliz".
Con suavidad, Kelly se deslizó bajo las sábanas junto a Lizzy, sintiendo el confort y la intimidad que su presencia le brindaba. El suave roce de su piel contra la de ella envió una corriente de calidez a través de su cuerpo, haciéndole sentir como si estuviera en el lugar correcto, donde pertenecía.
La suave luz de la lámpara de noche iluminaba la habitación, bañando sus rostros en un resplandor tenue y cálido. Kelly observó el rostro sereno de Lizzy con adoración, maravillándose de la belleza que dormía a su lado. Cada rasgo de su rostro parecía estar impregnado con la luz misma del amor, y Kelly se sintió bendecido de tenerla tan cerca.
Con un suspiro de satisfacción, Kelly envolvió sus brazos alrededor de Lizzy, atrayéndola hacia él con ternura. Ella se movió ligeramente en su sueño, buscando instintivamente el calor de su cuerpo, y Kelly sonrió ante su respuesta.
"Te amo, Lizzy", murmuró Kelly en voz baja, sus labios rozando suavemente su frente. "Eres mi mundo, mi razón para ser, y te amaré por siempre".
La respiración tranquila de Lizzy llenó la habitación, mezclándose con la de Kelly en un ritmo armonioso que parecía cantar una canción de amor silenciosa en el aire. Cada latido de su corazón resonaba con el mismo sentimiento profundo y eterno, uniéndolos en un lazo que ninguna distancia podía romper.
Con delicadeza, Kelly presionó un beso suave en la coronilla de Lizzy, sintiendo el suave roce de su cabello contra sus labios. Era como si cada hebra de su cabello fuera un hilo que los unía más estrechamente, tejido en el tejido mismo de su amor.
"Que tengas dulces sueños, mi amor", susurró Kelly con cariño, acunando suavemente a Lizzy en sus brazos protectores. "Estaré aquí contigo, siempre y para siempre".
"Lizzy...", susurró Kelly con voz suave, apenas un murmullo en la quietud de la habitación. "Eres la luz de mi vida, la razón por la que cada día amanece más brillante".
Lizzy se removió ligeramente en su sueño, como si estuviera respondiendo a las palabras de Kelly incluso en su estado inconsciente. Una sonrisa leve curvó sus labios mientras se acomodaba más cerca de él, buscando su calor y su protección.
"Te amo tanto, Kelly", susurró Lizzy en un susurro apenas audible, sus palabras cargadas de amor y ternura. "Eres mi roca, mi refugio seguro en medio de la tormenta".
Kelly se estremeció ante las palabras de Lizzy, sintiendo una oleada de emoción y gratitud llenar su corazón. Había soñado con escuchar esas palabras de sus labios, y ahora que se hacían realidad, no podía evitar sentirse abrumado por la magnitud de su amor.
Con un suspiro de asombro, Kelly acarició suavemente el rostro de Lizzy, memorizando cada contorno, cada línea, como si quisiera grabar su belleza en su mente para siempre. Cada vez que la miraba, encontraba algo nuevo para admirar, algo que lo dejaba sin aliento con la simple perfección de su ser.
"Lizzy, eres el regalo más preciado que la vida me ha dado", murmuró Kelly con reverencia, sus ojos brillando con devoción mientras la observaba dormir. "No puedo imaginar mi vida sin ti, ni quiero hacerlo. Eres todo para mí".
Las palabras de Kelly resonaron en la habitación, llenándola con su amor inquebrantable y su promesa de eternidad. Lizzy suspiró con placer, sintiéndose amada y protegida en los brazos de su amante, donde nada podía perturbar su paz.
"Kelly...", murmuró Lizzy en respuesta, su voz suave como el susurro del viento entre los árboles. "Eres mi corazón, mi alma gemela, el amor de mi vida. No hay palabras suficientes para expresar lo que significas para mí".
Kelly sintió un nudo en la garganta ante las palabras de Lizzy, emocionado por el profundo vínculo que compartían. Cada día que pasaban juntos, descubrían nuevas capas de conexión y amor, fortaleciendo el lazo que los unía más allá del tiempo y el espacio.
"Prometo amarte siempre, Lizzy", dijo Kelly con solemnidad, sellando su promesa con un beso suave en los labios de su amada. "En las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, por toda la eternidad".
Lizzy respondió al beso con pasión, envolviendo a Kelly en sus brazos con un deseo ardiente y una devoción sin reservas. En ese momento, no había nada más que ellos dos, perdidos en el éxtasis del amor compartido y la conexión profunda que los unía.
Así, en la quietud de la noche, Kelly y Lizzy se entregaron el uno al otro con todo su ser, renovando su compromiso de amor eterno y creando recuerdos que perdurarían mucho después de que el sol se levantara en el horizonte. En el santuario de su amor, encontraron la fuerza para enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara, sabiendo que juntos podían superar cualquier adversidad y encontrar la felicidad que tanto anhelaban.
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