Capitulo 1
Porque eras Romero, yo era una letra escarlata
Y mi papa dijo: Aléjate de Julieta
Pero tú eras todo para mí
Te rogaba: Por favor, no te vayas
Y dije: Romeo, llévame a algún lugar donde podamos estar solos
Estaré esperando, todo lo que nos queda por hacer es huir
Serás el príncipe y yo seré la princesa
Esta es una historia de amor, mi amor, solo di que sí
Romeo, sálvame, están tratando de decirme cómo sentirme
Este amor es difícil, pero es real
No tengas miedo, saldremos de este lío
Esta es una historia de amor, mi amor, solo di que sí
Oh, oh
Pero me cansé de esperar
Me pregunto si alguna vez llegarás
Mi fe en ti se está desvaneciendo
Cuando te conocí en las afueras de la ciudad
Y dije: Romeo, sálvame, me he sentido tan sola
Sigo esperando por ti, pero nunca llegas
¿Inventé todo esto en mi cabeza? No sé qué pensar
El se arrodilló y sacó un anillo
Y dijo: Cásate conmigo, Julieta, nunca tendrás que estar sola
Te amo, y eso es todo lo que realmente importa
Hablé con tu padre, ve a escoger un vestido blanco
Esta es una historia de amor, mi amor, solo di que sí
Oh, oh, oh
Oh, oh, oh, oh
Porque éramos jóvenes cuando te vi por primera vez
El sol de la mañana se filtraba por las cortinas de la habitación de Mar Elizabeth Espósito Rinaldi, más conocida como Lizzy. Su cabello rubio brillaba con los primeros rayos del día, y su rostro angelical parecía envuelto en una luz suave. Lizzy despertó con una sonrisa en el rostro, lista para enfrentar otro día lleno de posibilidades.
Desde muy joven, Lizzy había sido conocida por su personalidad dulce y amable. Su corazón bondadoso y su espíritu compasivo la habían convertido en una figura querida por todos los que la conocían. Siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, sin pedir nada a cambio, y su positividad irradiaba a su alrededor como un faro de esperanza.
Lizzy provenía de una familia dedicada al servicio público. Su padre, Simón Espósito, era un bombero veterano y respetado, jefe de la Estación 51 de Chicago. Su madre, Marianella Rinaldi, era una médica de renombre en la ciudad. Lizzy había crecido viendo el sacrificio y la dedicación de sus padres hacia su trabajo, y había sido inspirada por su ejemplo desde una edad temprana.
A pesar de haber crecido en un hogar privilegiado, Lizzy era humilde y trabajadora. Siempre había sentido una fuerte conexión con el servicio comunitario y había decidido seguir los pasos de su padre y su hermano, Theo, convirtiéndose en una médica de emergencias. Su hermana, Nina, había seguido los pasos de su madre y se había convertido en una médica distinguida.
Fue una mañana soleada cuando Lizzy recibió la noticia de que sería asignada a trabajar en la Estación 51 junto a su padre y su hermano. Estaba emocionada por la oportunidad de trabajar codo a codo con los héroes que admiraba desde niña. Sin embargo, también se sentía un poco nerviosa por enfrentarse a los desafíos que seguramente encontraría en su nuevo trabajo.
Cuando Lizzy llegó a la estación, fue recibida con entusiasmo por su padre y su hermano. Ellos estaban orgullosos de tenerla allí y la recibieron con los brazos abiertos. Lizzy se sintió abrumada por el amor y el apoyo de su familia, y supo que había tomado la decisión correcta al unirse al equipo de Chicago Fire.
"¡Bienvenida a la Estación 51, Lizzy!", exclamó su padre con una sonrisa. "Estoy seguro de que harás un gran trabajo aquí".
"Gracias, papá", respondió Lizzy con una sonrisa radiante. "Estoy emocionada de estar aquí y aprender de los mejores".
Theo se acercó y le dio un abrazo afectuoso. "Vas a ser una gran adición al equipo, Lizzy", dijo con orgullo. "No puedo esperar a trabajar contigo".
Lizzy se sintió abrumada por la calidez y el afecto de su familia. Estaba lista para enfrentar los desafíos que le esperaban en su nueva carrera, sabiendo que tenía el amor y el apoyo de su familia a su lado.
El sol de la tarde se filtraba por las ventanas de la Estación 51, tiñendo el ambiente de tonos dorados y cálidos. Lizzy Espósito, recién llegada al equipo médico de emergencia, se encontraba en la sala de descanso, revisando algunas notas en su portátil. Su corazón latía con anticipación por lo que le deparaba su nueva carrera como médica de emergencias, pero también se sentía un poco nerviosa por enfrentarse a los desafíos que seguramente encontraría en su nuevo entorno.
Mientras Lizzy se sumía en sus pensamientos, una voz masculina la sacó de su ensimismamiento. Levantó la mirada y se encontró con unos ojos azules penetrantes que la observaban con curiosidad desde el otro lado de la sala. Era Kelly Severide, el apuesto teniente de la Estación 51, cuya fama de ser un bombero valiente y apasionado había llegado a oídos de Lizzy incluso antes de su llegada.
"¿Eres la nueva doctora?", preguntó Kelly, acercándose con una sonrisa amable en el rostro.
"Sí, soy Lizzy Espósito", respondió ella con una sonrisa, devolviendo la mirada.
"Encantado de conocerte, Lizzy", dijo Kelly, extendiendo la mano en un gesto amistoso. "Soy Kelly Severide, el teniente de esta estación. Si necesitas algo, no dudes en decírmelo".
Lizzy estrechó la mano de Kelly con una sonrisa, sintiendo una corriente eléctrica recorrer su cuerpo al contacto con su piel. Había algo en la mirada de Kelly que la intrigaba, algo que iba más allá de las palabras. En ese momento, supo que había algo especial en él, algo que no podía ignorar.
Por su parte, Kelly también se sintió cautivado por la presencia de Lizzy. Desde el momento en que la vio entrar en la sala de descanso, supo que ella era diferente a todas las demás. Era hermosa en todos los sentidos, con su cabello rubio que caía en cascada sobre sus hombros, sus ojos azules como el mar y su sonrisa sincera que iluminaba la habitación. Pero lo que más le llamó la atención fue su personalidad amable y tierna, su empatía y dulzura que se reflejaban en cada gesto y cada palabra.
"Gracias, Kelly", respondió Lizzy, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza en su pecho. "Estoy emocionada de estar aquí y aprender de los mejores".
Kelly asintió con una sonrisa, y durante un instante, sus miradas se encontraron en un silencio cargado de significado. En ese momento, el mundo pareció detenerse a su alrededor, y Lizzy sintió como si estuvieran los dos solos en la habitación, perdidos en su propio universo de complicidad y atracción mutua.
"¿Quieres tomar un café?", sugirió Kelly de repente, rompiendo el hechizo del momento. "Hay una cafetería genial cerca de aquí. Podríamos conocernos mejor".
Lizzy se sintió sorprendida por la invitación, pero también emocionada por la oportunidad de pasar más tiempo con Kelly. Asintió con entusiasmo y se levantó de su asiento, siguiendo a Kelly fuera de la sala de descanso hacia el mundo exterior.
Mientras caminaban juntos por las calles de Chicago, Lizzy y Kelly conversaban animadamente, compartiendo historias y risas como si fueran viejos amigos. Había una conexión instantánea entre ellos, una química palpable que los unía de una manera que ninguno de los dos podía explicar.
A medida que la tarde avanzaba y el sol se ponía en el horizonte, Lizzy y Kelly se encontraron sumergidos en una burbuja de intimidad y complicidad. Hablaban de sus sueños, sus esperanzas y sus miedos, compartiendo sus más profundos pensamientos y emociones como si fueran almas gemelas destinadas a encontrarse en este momento preciso.
"Es como si te conociera de toda la vida", admitió Lizzy con una sonrisa tímida, sintiéndose extrañamente cómoda en presencia de Kelly.
"Lo mismo siento yo", respondió Kelly con suavidad, mirándola con ternura en los ojos. "Es como si hubiéramos estado destinados a encontrarnos, Lizzy. Como si nuestro encuentro estuviera escrito en las estrellas".
Lizzy se estremeció ante las palabras de Kelly, sintiendo cómo su corazón latía aún más rápido en su pecho. Era como si estuviera viviendo en un sueño del que nunca quisiera despertar, un sueño en el que ella y Kelly estaban destinados a estar juntos para siempre.
A medida que se despedían en la puerta de la estación, Lizzy y Kelly intercambiaron una mirada significativa, sabiendo que este era solo el comienzo de su historia juntos. Habían encontrado algo especial en el otro, algo que trascendía el tiempo y el espacio, algo que los uniría por toda la eternidad.
"Te veré mañana, Lizzy", dijo Kelly con una sonrisa suave en los labios, antes de desaparecer en el interior de la estación.
"Te veré mañana, Kelly", respondió Lizzy, con una sonrisa radiante en el rostro, sabiendo que su vida nunca volvería a ser la misma desde el momento en que conoció a ese apuesto bombero de ojos azules.
Después de un día agotador en la Estación 51, Kelly regresó al área de descanso, sintiendo el peso del cansancio en cada fibra de su ser. Se dejó caer en el sofá con un suspiro, cerrando los ojos brevemente mientras intentaba despejar su mente de los recuerdos del día. Sin embargo, no importaba cuánto lo intentara, no podía apartar a Lizzy de sus pensamientos.
Repasaba mentalmente cada momento que había compartido con ella, desde su primer encuentro en la sala de descanso hasta su conversación animada mientras caminaban por las calles de Chicago. Cada detalle de su encuentro estaba grabado en su memoria, como si fuera una película que se repetía una y otra vez en su mente.
¿Estás bien, Kelly? -La voz de Matt interrumpió sus pensamientos, sacándolo de su ensimismamiento.
Kelly abrió los ojos y miró a su amigo con una sonrisa forzada. -Sí, estoy bien. Solo un poco cansado, supongo.
Matt frunció el ceño, notando la expresión distante en el rostro de Kelly. -¿Estás seguro? Parece que tienes algo en la cabeza.
Kelly asintió, sintiendo la incomodidad crecer en su interior. No quería admitir que estaba obsesionado con una mujer que apenas conocía, pero tampoco podía negarlo. Lizzy se había infiltrado en cada rincón de su mente, y no parecía dispuesta a marcharse.
Es solo... -comenzó Kelly, pero se detuvo antes de poder terminar la frase. No sabía cómo explicar lo que estaba sintiendo, ni siquiera entendía del todo por qué lo estaba sintiendo.
¿Es algo relacionado con el trabajo? -preguntó Matt, inclinando la cabeza con curiosidad.
Kelly negó con la cabeza. -No, no tiene nada que ver con el trabajo. Es solo... una cosa personal.
Matt frunció el ceño, claramente preocupado por su amigo. -Bueno, si alguna vez quieres hablar al respecto, ya sabes dónde encontrarme.
Kelly asintió, agradecido por la oferta de apoyo de su amigo. -Gracias, Matt. Lo aprecio.
Después de que Matt se fuera, Kelly se quedó solo en el área de descanso, sumido en sus pensamientos una vez más. No podía dejar de preguntarse qué era lo que le había pasado desde que conoció a Lizzy. ¿Por qué se sentía tan atraído hacia ella? ¿Y por qué no podía sacarla de su mente ni siquiera por un momento?
¿Todo bien, Severide? -La voz de Gabriela lo sacó de su ensimismamiento una vez más.
Kelly se frotó la frente con frustración. -Sí, Gabby. Estoy bien. Solo un poco cansado.
Gabriela arqueó una ceja, claramente escéptica. -No me convences. Sé que algo te está molestando. ¿Es algo relacionado con Lizzy?
Kelly se quedó sin aliento, sorprendido por la precisión de la pregunta de Gabriela. -¿Cómo... cómo supiste?
Gabriela le lanzó una mirada significativa. -Soy una buena observadora, Kelly. Y he notado cómo te has comportado desde que la conociste. Estás distraído, distante. No eres tú mismo.
Kelly suspiró, sintiéndose completamente expuesto ante la aguda percepción de Gabriela. -Tienes razón. Lizzy... ella... es algo especial. No puedo dejar de pensar en ella.
Gabriela sonrió con simpatía, poniendo una mano reconfortante en el hombro de Kelly. -Lo entiendo. A veces, el corazón tiene sus propios planes, incluso cuando la mente intenta resistirse.
Kelly asintió lentamente, agradecido por las palabras de consuelo de su amiga. -Sí, supongo que así es.
El resto de la noche pasó en un torbellino de emociones y pensamientos confusos para Kelly. Mientras se preparaba para dormir, se prometió a sí mismo que intentaría dejar de pensar en Lizzy, al menos por un tiempo. Pero sabía en lo más profundo de su corazón que eso sería más fácil decirlo que hacerlo. Lizzy había llegado a su vida como un vendaval, y no parecía dispuesta a irse tan fácilmente.
Mientras Lizzy intentaba procesar sus propios sentimientos respecto a Kelly, su hermana Nina notó un cambio en su comportamiento. Siempre atenta a los detalles, Nina no tardó en notar la mirada soñadora de Lizzy y la sonrisa tímida que no podía ocultar.
¿Qué te pasa, Lizzy? -preguntó Nina con una sonrisa traviesa. -¿Has conocido a algún bombero guapo en la estación?
Lizzy se sonrojó ante la pregunta de su hermana, sintiendo cómo las mariposas revoloteaban en su estómago. -¿Qué? ¡No! -exclamó ella, tratando de sonar convincente. -Solo... ha sido un día interesante, eso es todo.
Nina arqueó una ceja, claramente escéptica. -Oh, vamos, Lizzy. Te conozco demasiado bien como para que me puedas engañar. Sé que algo está pasando. ¿Quién es él? ¿Cómo se llama?
Lizzy se mordió el labio inferior, debatiéndose entre confesar la verdad o guardar silencio. Al final, decidió abrirse con su hermana, sabiendo que no podía ocultarle nada por mucho tiempo.
Su nombre es Kelly -admitió Lizzy, sintiendo cómo el rubor se extendía por sus mejillas. -Es... es un bombero de la Estación 51. Y sí, es guapo, pero eso no es lo importante. Lo importante es que... creo que me gusta, Nina. Me gusta mucho.
Nina dejó escapar un grito de emoción, tirándose sobre la cama de Lizzy con una sonrisa de oreja a oreja. -¡Oh, Dios mío! ¡Esto es tan emocionante! ¿Y cómo lo conociste? ¿Qué pasó exactamente?
Lizzy rió ante la reacción exagerada de su hermana, pero no pudo evitar sentirse agradecida por su entusiasmo. Le contó todo lo sucedido, desde su primer encuentro en la sala de descanso hasta su invitación a tomar café y sus conversaciones animadas por las calles de Chicago.
Nina escuchó atentamente, colgando de cada palabra con una mezcla de emoción y curiosidad. Cuando Lizzy terminó de contarle todo, Nina la miró con una sonrisa radiante en el rostro.
Bueno, parece que has encontrado a tu príncipe azul, Lizzy -dijo Nina con una risita. -Estoy emocionada por ti. Y si alguna vez necesitas ayuda para conquistarlo, ¡aquí estoy yo para ayudarte!
Lizzy sonrió, agradecida por el apoyo incondicional de su hermana. Sabía que no importaba lo que pasara, siempre tendría a Nina a su lado, lista para ayudarla en cualquier momento. Y con ese pensamiento reconfortante en mente, se acurrucó en su cama, lista para enfrentar lo que el futuro le deparaba, junto a Kelly y a su familia.
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