INTRODUCCIÓN
En los pasillos del hospital Princeton-Plainsboro, donde los ecos de la vida y la muerte se entrelazaban en una danza eterna, caminaba Mar Elizabeth Espósito Rinaldi, conocida cariñosamente como Lizzy por aquellos que tenían el privilegio de conocerla de cerca. A sus 23 años, irradiaba una luz propia, con su largo cabello rubio que fluía como los rayos del sol sobre su espalda, y sus ojos azules, tan profundos como el vasto océano, reflejaban la pureza y la bondad que residían en su alma.
Lizzy no solo era la hija de los jefes del hospital, sino también una alma gentil que tocaba los corazones de quienes la rodeaban. A diferencia de la mayoría de las personas en el mundo médico, su bondad no conocía límites, y su sonrisa sincera tenía el poder de disipar las nubes más oscuras.
A pesar de provenir de una familia de prestigio en el hospital, Lizzy era todo lo contrario a lo que uno podría esperar. Su humildad y su sencillez la convertían en un soplo de aire fresco entre los pasillos llenos de egos y rivalidades. Su amor por la vida y su optimismo eran contagiosos, y su capacidad para ver siempre el lado positivo de las cosas la hacía destacar en un entorno donde la tragedia y la desesperación eran moneda corriente.
Pero lo que más destacaba en Lizzy era su corazón. Un corazón tan dulce y puro que parecía no conocer la maldad ni el odio. Su empatía hacia los demás, especialmente hacia los niños, era incomparable, y muchos la veían como un ángel guardián en forma humana.
A medida que Lizzy caminaba por los pasillos del hospital, no pasaba desapercibida para dos hombres en particular: James Wilson, el amable oncólogo conocido por su empatía y compasión, y el infame Dr. Gregory House, cuya genialidad médica era solo superada por su acidez y su desdén por las convenciones sociales.
Aunque parecían mundos aparte, Lizzy pronto descubriría que su destino estaba entrelazado con el de estos dos hombres, en un camino lleno de sorpresas, desafíos y, tal vez, un amor inesperado.
"Aunque ocultes tu corazón detrás de una armadura de cinismo, puedo ver la bondad que hay en ti, Gregory. Me gustaría ser quien te ayude a encontrarla."
"A pesar de tus sombras, veo destellos de luz en ti, Gregory. Quisiera ser quien ilumine tu camino y te muestre lo hermosa que puede ser la vida."
"Eres un enigma que me desafía, Gregory, pero estoy dispuesta a descifrarlo. Quisiera ser quien te demuestre que el amor puede sanar incluso las heridas más profundas."
"Tu sonrisa ilumina incluso las salas más oscuras del hospital. Eres como un rayo de sol en mi mundo lleno de tormentas."
"Aunque me empeñe en negarlo, tu bondad me desarma. No puedo evitar ser cautivado por tu dulzura y tu empatía."
"Eres la única que puede desafiar mi cinismo con tu optimismo. Me haces creer en la posibilidad de redención, incluso para alguien como yo."
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