Capitulo 8
Lizzy se disculpa con su padre y luego se dirige hacia la oficina de House, sintiendo un nudo en el estómago por la conversación que está a punto de tener. Al entrar, encuentra a House mirando por la ventana, perdido en sus pensamientos. Se acerca con cautela y toca suavemente su hombro.
"House...", comienza Lizzy, su voz apenas un susurro.
House se voltea para mirarla, y en sus ojos, Lizzy ve una mezcla de dolor y anhelo. Antes de que pueda decir algo más, Lizzy se adelanta, consciente de que debe hablar desde el corazón.
"Merecemos ser felices", dice con determinación. "No quiero más secretos, más escondites. Si me amas de verdad, debemos luchar por nuestro amor".
Por un momento, House parece sorprendido por las palabras de Lizzy, pero luego una expresión de determinación cruza su rostro. Se pone de pie y se acerca a ella, su mirada intensa.
"Tienes razón", responde con voz firme. "Te mereces todo lo bonito del mundo. Y yo... yo lucharé por ti. Gritaré nuestro amor a los cuatro vientos si eso es lo que necesitas".
Lizzy siente un nudo en la garganta ante las palabras de House, sintiendo su corazón llenarse de esperanza. Se acerca a él, sintiendo el calor reconfortante de su presencia. House la mira con ternura, como si ella fuera lo más preciado del mundo.
"Eres el amor de mi vida", confiesa House, dejando que sus sentimientos más profundos salgan a la luz.
Lizzy se siente abrumada por la sinceridad en las palabras de House. Por un momento, duda, pensando en todas las razones por las que su amor podría no ser suficiente. La diferencia de edad, el hospital, las expectativas de su padre... Pero luego recuerda la conexión que comparten, la forma en que él la mira como si fuera lo único que importa en el mundo.
"Y tú eres el mío", responde Lizzy, sus ojos llenos de amor y determinación.
House la toma en sus brazos, abrazándola con fuerza como si temiera dejarla ir. Siente el latido de su corazón, la suavidad de su piel, y se da cuenta de lo afortunado que es de tenerla a su lado.
Juntos, se quedan en la oficina, sumergidos en el amor y la ternura el uno por el otro. House la cuida como si fuera algo frágil y precioso, admirando cada parte de ella como si fuera una obra maestra. Lizzy toma su mano, sintiendo una conexión profunda entre ellos mientras juntos enfrentan el futuro incierto, pero lleno de esperanza.
Lizzy no duda de su amor por House, pero sí duda de si él estará dispuesto a luchar por su relación, dada su complicada personalidad. Sin embargo, antes de que pueda expresar sus preocupaciones, House la interrumpe con un gesto repentino. Él la detiene suavemente, robándole un beso apasionado que hace que su corazón se acelere.
"No te vayas", murmura House, su voz llena de emoción. "Lucharé por ti, Lizzy. Porque te mereces todo lo bonito del mundo. Eres lo más bonito de mi mundo".
Las palabras de House llenan a Lizzy de una cálida sensación de esperanza y amor. Ella lo mira a los ojos, sintiendo una conexión profunda y duradera entre ellos.
"Y tú eres el amor de mi vida", responde Lizzy con ternura, sus palabras llenas de promesas de un futuro juntos.
House la abraza con fuerza, como si temiera perderla si la soltaba. Se siente abrumado por la certeza de su amor mutuo, por la promesa de un futuro juntos que los espera.
Juntos, se enfrentarán a lo que sea que el destino les depare, sabiendo que mientras estén juntos, pueden superar cualquier obstáculo.
Mientras tanto, la oficina de House se convierte en un santuario de amor y pasión, donde se entregan el uno al otro sin reservas. House admira cada parte de la piel de Lizzy, cuidándola como si fuera algo frágil y hermoso. Es la primera vez que hacen el amor, compartiendo un momento íntimo que sella su unión de una manera más profunda que cualquier otra.
Este acto de amor los une aún más, fortaleciendo el vínculo que comparten y preparándolos para el futuro que les espera.
Y así, se quedan juntos, sumergidos en el calor reconfortante del uno al otro, listos para enfrentar lo que sea que el destino les depare. Porque cuando se trata del amor verdadero, no hay nada que no puedan superar juntos.
Lizzy se envolvía en la camisa de House, que le quedaba grande pero era reconfortante. El aroma de él, una mezcla de jabón y colonia ligera, le brindaba una sensación de seguridad. Se sentó en el borde del escritorio de House, mirando sus ojos intensos mientras él recogía su bastón y lo apoyaba contra la pared.
"Greg, creo que deberíamos hablar con mi padre. Es lo justo. Él merece saber que soy feliz contigo", dijo Lizzy, su voz temblando ligeramente.
House levantó una ceja, sonriendo con esa mezcla de sarcasmo y ternura que solo él podía lograr. "¿Justo? No creo que la justicia tenga mucho que ver con esto. Pero entiendo lo que quieres decir."
Lizzy sonrió, jugueteando con el borde de la camisa que llevaba puesta. "Él se preocupa por mí, y quiero que sepa que estoy bien, que estoy feliz. Además, tú también mereces que no tengamos que escondernos más."
House se acercó, sus dedos rozando suavemente la mejilla de Lizzy. "Tienes razón. Te mereces lo mejor, y si eso significa enfrentar a tu padre, entonces lo haré. Pero sabes que no va a ser fácil."
"Lo sé", asintió ella, "pero nada que valga la pena lo es. Y tú vales la pena."
House la besó suavemente, sus labios capturando los de ella en un gesto lleno de promesas y cariño. "Tú eres lo más bonito que me ha pasado, Lizzy. No voy a perderte."
Ella sonrió contra sus labios. "¿Incluso si tengo que luchar contra todo y todos por ti?"
House asintió, con una seriedad poco común en él. "Incluso entonces. Porque tú eres mi mundo."
Lizzy suspiró, apoyando su frente en la de él. "Entonces, deberíamos ir ahora. Mejor enfrentar esto juntos y de una vez."
House asintió, y juntos salieron de la oficina, listos para enfrentar cualquier cosa que viniera.
Cruzaron los pasillos del hospital, con Lizzy todavía llevando la camisa de House, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación. Se detuvieron frente a la oficina de Simón, y Lizzy tomó una profunda respiración antes de tocar la puerta.
"Adelante", se oyó la voz de Simón desde dentro.
Entraron y encontraron a Simón revisando unos expedientes. Al ver a su hija y a House, alzó la vista con una sonrisa. "¿Qué ocurre, Lizzy? ¿Greg?"
Lizzy se acercó, tomando la mano de House. "Papá, tenemos que hablar contigo sobre algo muy importante."
Simón frunció el ceño, notando la seriedad en el rostro de su hija. "¿Qué sucede, cariño?"
Lizzy miró a House, quien le dio un apretón de manos, animándola a seguir. "Papá, te he hablado de alguien especial en mi vida. Alguien que amo y que me hace muy feliz."
Simón asintió lentamente, su expresión se suavizó. "Sí, recuerdo que mencionaste a alguien. Pensé que era Chase."
Lizzy tragó saliva, su corazón latiendo con fuerza. "No, papá. No es Chase. Es... es Greg."
Simón parpadeó, mirándolos a ambos. "¿Greg? ¿House?"
Lizzy asintió, apretando la mano de House con fuerza. "Sí, papá. Greg y yo estamos juntos. Nos amamos."
Simón se quedó en silencio por un momento, procesando la información. Luego, se levantó de su asiento, acercándose a ellos. "¿Esto es en serio?"
House dio un paso adelante, mirando a Simón a los ojos. "Muy en serio. Amo a tu hija, Simón. Y estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario para que esto funcione."
Simón observó la sinceridad en los ojos de House y la determinación en el rostro de su hija. Finalmente, dejó escapar un suspiro, su expresión suavizándose. "Bueno, si mi hija es feliz y está segura de esto, entonces tienes mi bendición. Pero ten cuidado, House. Si la haces sufrir, tendrás que enfrentarte a mí."
House asintió solemnemente. "Lo entiendo. No tengo intención de hacerla sufrir. Solo quiero hacerla feliz."
Lizzy sonrió, sintiendo una ola de alivio y gratitud. "Gracias, papá. Sabía que entenderías."
Simón abrazó a su hija con fuerza. "Solo quiero lo mejor para ti, Lizzy. Y si él te hace feliz, entonces eso es lo que importa."
Después de salir de la oficina de su padre, Lizzy y House se dirigieron a la oficina de House. Cerraron la puerta detrás de ellos, y Lizzy se arrojó a los brazos de House, besándolo con fervor.
"Gracias por estar a mi lado, Greg", susurró ella contra sus labios.
House la sostuvo con fuerza, sus manos recorriendo su espalda. "Siempre, Lizzy. Siempre estaré a tu lado."
La besó de nuevo, con más intensidad, sus labios moviéndose con urgencia sobre los de ella. Lizzy respondió con igual pasión, sus manos deslizándose por la camisa de él, desabotonándola lentamente.
House la levantó y la llevó al escritorio, colocándola suavemente sobre él. Sus labios no se separaron mientras sus manos exploraban su cuerpo, tocándola con una reverencia casi religiosa.
"Haces que todo valga la pena", murmuró él entre besos.
Lizzy gimió suavemente, arqueando su espalda mientras las manos de House la acariciaban. "Eres todo lo que siempre he querido", susurró ella, sus dedos enredándose en el cabello de él.
House sonrió contra su piel, bajando sus besos por su cuello y clavícula. "Y tú eres mi todo", dijo él, su voz ronca de deseo.
Sus movimientos se volvieron más urgentes, más desesperados por conectarse el uno con el otro en todos los sentidos. House la levantó de nuevo, llevándola a la pequeña cama en la esquina de la oficina.
Mientras hacían el amor, House la trató con una mezcla de ternura y pasión. Cada caricia, cada beso, era un recordatorio de lo mucho que la amaba. Lizzy sintió que estaba siendo adorada, cada parte de su cuerpo siendo venerada por el hombre que amaba.
Cuando finalmente se derrumbaron juntos en la cama, ambos jadeando por la intensidad de sus sentimientos, Lizzy se acurrucó en el pecho de House, escuchando los latidos de su corazón.
"Te amo, Greg", susurró ella, sintiendo una paz profunda.
House la abrazó con fuerza, besando la cima de su cabeza. "Y yo a ti, Lizzy. Siempre."
Con ese último beso, se acurrucaron juntos, sabiendo que enfrentarían cualquier cosa que el futuro les deparara, siempre y cuando estuvieran juntos.
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