Capitulo 15
Lizzy y House caminaban juntos por el parque, disfrutando de una tarde tranquila después de semanas intensas en el hospital. El sol comenzaba a ponerse, tiñendo el cielo de tonos cálidos y dorados. House llevaba una mano en la espalda baja de Lizzy, guiándola suavemente mientras conversaban.
"¿Cómo te sientes hoy?", preguntó House, con una sonrisa curiosa mientras observaba a Lizzy.
Lizzy apoyó su cabeza en su hombro, sintiéndose plenamente feliz en ese momento. "Estoy bien. Feliz de estar aquí contigo."
House la abrazó un poco más cerca, disfrutando de la cercanía. "Yo también. Estos momentos contigo son lo mejor de mi día."
Caminaron en silencio por un momento, disfrutando del ambiente tranquilo del parque. Lizzy miró a su alrededor, notando la belleza de la naturaleza alrededor de ellos. "Es un día perfecto", comentó.
House asintió. "Lo es, especialmente contigo a mi lado."
El sol comenzaba a ponerse en el horizonte mientras Lizzy y House caminaban juntos por el parque, disfrutando de la suave brisa de la tarde. Habían decidido tomar un descanso del ajetreo del hospital y pasar tiempo juntos, simplemente disfrutando de la compañía del otro.
House observaba a Lizzy con una ternura palpable en sus ojos mientras caminaban en silencio. Finalmente, decidió romper el silencio, tomando la mano de Lizzy en la suya y deteniéndose bajo un árbol frondoso.
"Lizzy", comenzó House, su voz profunda y llena de emoción, "hay algo que necesito decirte."
Lizzy lo miró con curiosidad y cariño, esperando a escuchar sus palabras.
"Desde el momento en que te conocí, supe que eras especial", continuó House, su tono lleno de sinceridad. "Eres la persona más increíble que he conocido, no solo por tu belleza física con esos ojos color mar y esa sonrisa sincera, sino por quien eres en tu esencia. Tu personalidad empática, tu bondad sin límites, tu inteligencia y tu pasión por la vida... todo eso me ha hecho darme cuenta de cuánto te amo."
Lizzy sintió cómo su corazón se llenaba de felicidad al escuchar las palabras de House. Nunca había dudado de su amor, pero escucharlo expresado de esta manera la hizo sentir completa.
"Me haces sentir completo, Lizzy", continuó House, acariciando suavemente su mejilla. "Eres el amor de mi vida, y no hay un solo día en que no agradezca por tenerte a mi lado. Con solo existir, haces que mis días sean más bonitos, más especiales y únicos. No hay nadie ni nada en este mundo que pueda compararse contigo."
Lizzy se acercó a él, sintiendo una oleada de amor y gratitud. "House...", susurró, sintiendo la emoción hacer un nudo en su garganta.
Él la atrajo hacia sí, abrazándola con ternura. "Eres mi todo, Lizzy", dijo, sus labios rozando su frente. "Desde la primera vez que te vi, supe que serías mi mundo. Y ahora, aquí estamos, construyendo algo hermoso juntos."
Lizzy levantó la mirada para encontrarse con la intensidad en los ojos de House. "Te amo, House", dijo con voz clara y firme. "Más de lo que las palabras pueden expresar."
House sonrió, una sonrisa llena de amor y promesas para el futuro. "Y yo a ti, Lizzy. Siempre."
Se quedaron abrazados bajo el árbol, sintiendo la calidez del amor que compartían. Sabían que, con el otro a su lado, podían enfrentar cualquier desafío que la vida les presentara. Juntos, caminaron de regreso a casa, sabiendo que su amor solo se fortalecería con el tiempo.
House, conocido por su independencia y su carácter franco, había experimentado un cambio profundo desde que Lizzy entró en su vida. Se encontraba haciendo cosas que antes jamás habría considerado, solo para verla feliz.
Una tarde soleada en el hospital, Lizzy estaba revisando unos expedientes cuando un antojo de comida específica la tomó por sorpresa. No era algo usual para ella tener estos antojos, pero esta vez, el deseo era tan intenso que no podía ignorarlo. Se mordió el labio inferior, intentando concentrarse en su trabajo, cuando de repente vio a House entrar en la sala con una bolsa en la mano.
House se acercó a ella con una sonrisa traviesa en los labios. "Tengo algo para ti", dijo, sacando una bolsita con los dulces favoritos de Lizzy que había encontrado en la tienda de la esquina. "Parece que alguien está teniendo antojos."
Lizzy lo miró con sorpresa y gratitud, tomando la bolsita entre sus manos. "Oh, House, no tenías que hacerlo", dijo, sintiéndose abrumada por el gesto tan considerado.
House se encogió de hombros, pero su mirada revelaba algo más profundo. "Bueno, pensé que podrías necesitar un poco de azúcar extra para aguantar el día", bromeó, su tono de voz mezclando su habitual sarcasmo con un toque de afecto genuino.
Lizzy rió suavemente, sintiéndose afortunada de tenerlo a su lado. "Gracias, en serio. Eres increíble."
House la miró fijamente, sus ojos azules brillando con sinceridad. "No soy increíble", dijo con humildad. "Pero contigo, intento ser mejor."
Lizzy lo abrazó con ternura, sintiendo el calor reconfortante de su presencia. "Lo eres para mí", susurró, sus labios rozando los suyos en un beso lleno de gratitud y amor.
Después de un día agitado, Lizzy decidió expresarle su agradecimiento a House por su dulce gesto. Se dirigió a su oficina, donde él la recibió con una sonrisa cálida al verla entrar.
"Gracias por los dulces, House", dijo Lizzy, colocando la bolsita sobre su escritorio. "Realmente me hicieron el día mucho mejor."
House se levantó y la rodeó con sus brazos, abrazándola con ternura. "Solo quería asegurarme de que estuvieras bien", murmuró contra su cabello, sintiendo la calidez de su cuerpo contra el suyo.
Lizzy se apartó levemente para mirarlo a los ojos, y notó la mirada intensa y cariñosa que él le devolvía. "Sabes", comenzó, sintiéndose un poco nerviosa por lo que estaba a punto de decir, "los doctores dicen que las feromonas del embarazo pueden hacer que las mujeres sientan más... deseo."
House arqueó una ceja, su característico sarcasmo no tardó en aparecer. "Oh, ¿es así? Bueno, entonces, tal vez deberíamos seguir los consejos médicos", bromeó, pero sus ojos brillaban con una chispa traviesa que no podía ocultar.
Lizzy rió suavemente, sintiéndose cómoda con su complicidad. "Eso suena tentador", admitió, sus mejillas coloreándose ligeramente.
House la atrajo hacia sí nuevamente, acariciando su espalda con suavidad. "Eres increíble, Lizzy", murmuró contra su cabello. "No hay nadie como tú."
Justo cuando parecía que el mundo se detenía a su alrededor, un golpe en la puerta los interrumpió. Era Foreman, quien necesitaba la firma de House en unos documentos urgentes. Mientras House se ocupaba de los papeles, Foreman aprovechó para decirle en voz baja: "Desde que Lizzy apareció en tu vida, has sido mucho más dócil y dulce. Incluso con nosotros."
House levantó una ceja, observando a Foreman con su habitual aire de indiferencia. "No sé de qué estás hablando", respondió en tono despreocupado, pero sus ojos reflejaban la verdad detrás de sus palabras.
Foreman asintió con una sonrisa de complicidad antes de retirarse, dejando a House reflexionando sobre el impacto que Lizzy había tenido en él. Cuando Lizzy regresó para agradecerle nuevamente por los dulces, House la miró con una ternura que no solía mostrar en público.
"Gracias de nuevo, House. Eres increíblemente dulce conmigo, sobre todo considerando lo poco que solías ser así", dijo Lizzy, su voz suave y llena de aprecio.
House la miró fijamente, sus ojos azules buscando los suyos. "Tal vez has traído algo de dulzura a mi vida", admitió en voz baja, sus dedos jugueteando con un mechón de su cabello rubio. "Y no es algo malo."
Lizzy sonrió, sintiéndose profundamente conmovida por sus palabras. Sabía que House no era el tipo de hombre que expresara fácilmente sus sentimientos, pero verlo hacerlo por ella significaba más de lo que las palabras podían expresar.
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