Capitulo 11
Era una mañana ocupada en el hospital. Lizzy estaba revisando expedientes en su oficina cuando comenzó a sentir un ligero mareo. Sacudió la cabeza, pensando que era el cansancio acumulado. Llevaba semanas trabajando sin parar, con largas horas de estudio y procedimientos.
"Tal vez solo necesito un poco de aire", murmuró para sí misma, levantándose para dirigirse a la terraza del hospital.
En la terraza, Lizzy tomó algunas respiraciones profundas, tratando de calmarse. Sin embargo, el mareo no desaparecía. Se apoyó en la barandilla, cerrando los ojos por un momento. Cuando los abrió, vio a Chase acercándose.
"Lizzy, ¿estás bien?", preguntó, notando su palidez.
Lizzy forzó una sonrisa. "Sí, solo un poco mareada. Creo que he estado trabajando demasiado."
Chase frunció el ceño, preocupado. "Deberías tomarte un descanso. No puedes seguir así."
Lizzy asintió, aunque sabía que no podía permitirse parar. Tenía responsabilidades y pacientes que atender.
Con el paso de los días, los mareos se hicieron más frecuentes. Además, comenzó a sentirse más cansada de lo normal y notó una ligera náusea por las mañanas. Atribuyó estos síntomas al estrés y la falta de sueño. Una noche, mientras estaban cenando juntos, House notó que Lizzy apenas tocaba su comida.
"No tienes mucho apetito hoy", comentó House, mirándola con curiosidad.
Lizzy sonrió débilmente. "Creo que es solo el estrés. Ha sido una semana dura."
House la observó detenidamente, notando los círculos oscuros bajo sus ojos. "Tal vez deberías hacerte un chequeo. Solo para asegurarnos de que no sea algo más serio."
Lizzy se encogió de hombros. "Quizás tengas razón. Pero no te preocupes, estoy bien."
Finalmente, después de varios días de insistencia por parte de House y su propio malestar creciente, Lizzy decidió ir al consultorio de su ginecóloga. No esperaba nada grave, solo una confirmación de que estaba agotada.
La doctora la recibió con una sonrisa. "Lizzy, ¿qué te trae por aquí?"
Lizzy explicó sus síntomas, detallando los mareos, la fatiga y la náusea. La doctora escuchó atentamente, asintiendo.
"Vamos a hacer algunos análisis para descartar cualquier cosa seria", dijo la doctora, comenzando con un examen de rutina.
Era una tarde como cualquier otra en el hospital, llena de pacientes y procedimientos de rutina. Lizzy estaba en medio de una consulta cuando sintió que la habitación empezaba a girar. Se apoyó en la mesa, tratando de estabilizarse, pero el mareo se intensificó. En un intento desesperado por no caer, se aferró a la silla más cercana, pero sus fuerzas flaquearon y cayó al suelo.
House, que estaba en una sala contigua, escuchó el sonido de la caída y se apresuró a ver qué ocurría. Cuando llegó, encontró a Lizzy inconsciente en el suelo. Su corazón se detuvo por un momento al verla así. Se arrodilló a su lado, levantándola con cuidado en sus brazos.
"Lizzy, ¿puedes oírme?" preguntó con voz temblorosa, el miedo palpable en cada palabra.
No hubo respuesta. House sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Lizzy, su Lizzy, estaba en sus brazos y no respondía. Sin perder más tiempo, gritó por ayuda.
"¡Necesito un equipo aquí, ahora mismo!" Su voz resonó en el pasillo, atrayendo la atención del personal del hospital.
En cuestión de segundos, médicos y enfermeras se agolparon alrededor de ellos. Chase y James fueron los primeros en llegar, sus rostros reflejaban preocupación. House, con un cuidado y una ternura inusuales en él, colocó a Lizzy sobre una camilla.
"Tenemos que llevarla a la sala de emergencias, ¡rápido!" ordenó, su voz firme pero llena de angustia.
Mientras corrían hacia la sala de emergencias, House no se separó de Lizzy ni un segundo, sosteniendo su mano y observando cada detalle de su rostro. Sentía que su corazón latía con una mezcla de pánico y desesperación.
"Vamos, Lizzy. Despierta. No puedes dejarme así," murmuró, más para sí mismo que para ella.
Una vez en la sala de emergencias, el equipo médico se puso a trabajar de inmediato. House se quedó a un lado, su rostro una máscara de tensión. Chase y James se unieron a él, compartiendo su preocupación.
Mientras el equipo trabajaba para estabilizar a Lizzy, House no pudo evitar repasar todos los momentos que había compartido con ella. Recordó sus risas, sus conversaciones profundas, y la forma en que ella iluminaba su vida. La idea de perderla era insoportable.
Chase puso una mano en su hombro. "Ella es fuerte, House. Va a estar bien."
House asintió, pero no podía deshacerse del nudo en su estómago. "Lo sé. Solo... no puedo imaginar mi vida sin ella."
Después de lo que pareció una eternidad, el médico jefe se acercó a House. "Está estable, pero necesitamos hacer algunos estudios para determinar qué causó el desmayo."
House asintió, su rostro aún tenso pero aliviado al saber que Lizzy estaba fuera de peligro inmediato. "Gracias, doctor."
Se acercó a Lizzy, que comenzaba a recuperar la conciencia. Sus ojos se abrieron lentamente y se encontraron con los de House.
"¿Qué... qué pasó?" murmuró, su voz débil.
House le apretó la mano suavemente. "Te desmayaste, pero estás en buenas manos. Vamos a averiguar qué ocurrió."
Mientras Lizzy era llevada para los estudios, House se quedó observándola, su corazón lleno de esperanza y amor. A pesar del miedo que había sentido, ver a Lizzy despertar le daba la fuerza para seguir adelante.
"Vamos a salir de esto, Lizzy. Juntos," susurró, prometiéndose que haría todo lo posible para cuidar de ella y protegerla, sin importar lo que ocurriera.
Lizzy le devolvió una sonrisa débil, pero reconfortante. "Lo sé. Estoy en las mejores manos."
House la besó suavemente en la frente, sintiendo un alivio profundo al saber que estaba consciente y a salvo. El amor que sentía por ella era más fuerte que nunca, y estaba dispuesto a luchar por su bienestar y felicidad, pase lo que pase.
Mientras esperaban los resultados de los estudios, House no se movió del lado de Lizzy. Se sentó en una silla junto a su cama, sosteniendo su mano y hablando suavemente con ella, asegurándole que todo saldría bien.
"No tienes que preocuparte por nada, Lizzy. Estoy aquí, y no voy a dejar que te pase nada malo," le dijo, su voz llena de convicción.
Lizzy lo miró con ternura. "Gracias, Greg. Sabía que podía contar contigo."
House sonrió, sintiendo una ola de alivio. "Siempre, Lizzy. Siempre estaré aquí para ti."
En el consultorio, la doctora la recibió con una expresión tranquilizadora. "Lizzy, tengo los resultados de tus análisis. Todo indica que estás en perfecto estado de salud... pero hay algo más."
Lizzy frunció el ceño, intrigada. "¿Qué es?"
La doctora sonrió. "Estás embarazada, Lizzy. Felicidades."
Lizzy se quedó en shock, incapaz de procesar la noticia de inmediato. "¿Embarazada? Pero... ¿cómo...?"
La doctora rió suavemente. "Bueno, ya sabes cómo funciona eso. Pero sí, estás embarazada de aproximadamente ocho semanas."
Lizzy se quedó en silencio, tratando de asimilar la noticia
El aire estaba cargado de emoción mientras Lizzy se acercaba a House, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. Había estado guardando un secreto, uno que cambiaría sus vidas para siempre.House levantó la mirada cuando la vio entrar, sus ojos fijos en ella con curiosidad. "¿Qué pasa, Lizzy?", preguntó, detectando la emoción en su voz. "Tienes una expresión intrigante en tu rostro".Lizzy se mordió el labio inferior, apenas conteniendo su emoción. "House", comenzó, su voz temblando ligeramente, "habrá dos House en el hospital pronto".La declaración dejó a House desconcertado, su mente corriendo para descifrar el significado detrás de sus palabras. ¿Dos House? ¿Qué quería decir Lizzy con eso? Las piezas comenzaron a unirse en su mente, y de repente, una idea brillante se formó en su cabeza. ¿Estaba insinuando que ella sabía de su plan de proponerle matrimonio?
"¡Lizzy!", exclamó, finalmente captando la magnitud de su declaración. "¿Cómo sabías que te iba a pedir matrimonio?". Sus ojos buscaron los de ella, llenos de asombro y anticipación.
Lizzy lo miró directamente, sus ojos brillando con emoción contenida. "No lo sabía", admitió, "pero si es verdad, estaría encantada de casarme contigo".
House sintió un nudo en la garganta ante sus palabras, la emoción abriéndose paso en su pecho. "Estás diciendo que sí", murmuró, apenas pudiendo creer su suerte.
"Sí", confirmó Lizzy con una sonrisa radiante, los ojos brillando con felicidad. "Pero", agregó con un toque juguetón, "aún tienes que hacerlo oficial con un anillo y una propuesta adecuada".
House asintió con una sonrisa, sintiendo una oleada de felicidad inundarlo. "Sí, es cierto", dijo con suavidad. "Gracias a ti, Lizzy, soy el hombre más feliz del mundo. Eres mi todo, mi amor, mi vida".
Los ojos de Lizzy se llenaron de lágrimas de felicidad mientras lo miraba. "House...", comenzó, pero él la interrumpió con un beso apasionado, sellando su amor con ternura.
Pero entonces, Lizzy puso una mano sobre su vientre, su expresión suavizándose con ternura. "Y también", agregó ella, "habrá dos House porque uno eres tú, y el otro...", su voz se quebró ligeramente de emoción, "...será nuestro bebé".
Las lágrimas brotaron en los ojos de House mientras absorbía las palabras de Lizzy. Un torrente de amor y gratitud lo envolvió mientras miraba a la mujer que amaba y al pequeño milagro que crecía dentro de ella.
House se acercó a Lizzy con cuidado, sus manos temblando ligeramente de emoción mientras la rodeaba con sus brazos. La abrazó con ternura, sintiendo el latido de sus corazones en perfecta sincronía.
"Estoy tan emocionado, Lizzy", murmuró, sus labios rozando su frente con suavidad. "Seremos padres juntos, y no puedo esperar para vivir cada momento de esta aventura contigo".
Lizzy sonrió, sus ojos brillando con felicidad y amor. "Yo tampoco puedo esperar", dijo suavemente, acariciando su mejilla con cariño. "Eres el hombre con el que siempre soñé, y sé que serás el padre más increíble para nuestro bebé".
House se sintió abrumado por sus palabras, el amor y la gratitud llenando su corazón hasta el borde. Siempre había temido convertirse en padre, preocupado de que no estaría a la altura del desafío. Pero con Lizzy a su lado, sabía que juntos podrían superar cualquier obstáculo.
"Gracias, Lizzy", dijo con voz emocionada, sus ojos encontrando los suyos con ternura. "Por creer en mí, por amarme incondicionalmente, y por darme la oportunidad de ser parte de esta hermosa familia que estamos construyendo juntos".
Lizzy le sonrió con amor, sus manos entrelazadas en un gesto de unidad y compromiso. "Te amo, House", susurró, sus labios encontrando los suyos en un tierno beso. "Y siempre estaré aquí para ti, en cada paso del camino".
Juntos, se quedaron abrazados en un silencio reconfortante, el amor y la felicidad llenando el aire a su alrededor. Para House, este momento representaba mucho más que el comienzo de su viaje como padre; era una confirmación de que el amor verdadero podía superar cualquier adversidad y que, con Lizzy a su lado, todo era posible.
Así, en ese dulce instante entre ellos, House encontró la paz y la certeza de que, sin importar qué desafíos les deparara el futuro, siempre tendrían el amor inquebrantable que compartían como su mayor fortaleza.
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