Capitulo 3

Dicen que no podemos estar juntos
Y que no sabemos qué es amarnos
Yo sé que no entenderán
Solo hablan hoy por hablar (hablan hoy por hablar)

Este amor
Es cada vez más fuerte
No quiero esperar a decirte
Que al mundo gritaré que tú eres mío

Ellos no saben lo que hacemos, no
No saben que realmente yo te amo
Seguramente están celosos (están celosos)
No saben nada de nosotros

Ellos no saben cuántas noches son
Las que pasamos tú y yo despiertos
Toda mi vida, esperé tu amor (tu amor)
No saben nada, no saben nada de nosotros

Una caricia y ya eres un creyente
Tu beso es, es cada vez más dulce
El tiempo contigo
Es mucho mejor con tu cariño

Ellos no saben lo que hacemos, no
No saben que realmente yo te amo
Seguramente están celosos (están celosos)
No saben nada de nosotros

Ellos no saben cuántas noches son
Las que pasamos tú y yo despiertos
Toda mi vida, esperé tu amor (tu amor)
No saben nada, no saben nada de nosotros

No saben que eres tan especial
Y que a mi corazón llegaste
Digan lo que quieran
Jamás podrán saber nada

No saben nada entre nosotros
Un pequeño secreto tan tuyo y mío
Yo quiero gritarlo
Al mundo le diré que eres mío

Ellos no saben lo que hacemos, no
No saben que realmente yo te amo
Seguramente están celosos (están celosos)
No saben nada de nosotros

Ellos no saben cuántas noches son
Las que pasamos tú y yo despiertos
Toda mi vida, esperé tu amor (tu amor)
No saben nada, no saben nada de nosotros

Ellos no saben lo que hacemos, no
No saben que realmente yo te amo
Seguramente están celosos (están celosos)
No saben nada de nosotros

Ellos no saben cuántas noches son
Las que pasamos tú y yo despiertos
Toda mi vida, esperé tu amor (tu amor)
No saben nada, no saben nada de nosotros

No, no, no, no, no, no
No saben nada entre tú y yo

La segunda semana en la competencia comenzaba con un aire de expectativa en la casa. Las tensiones de las nominaciones seguían presentes, pero para Lizzy, la lealtad a su equipo, Mar, seguía siendo inquebrantable. Mientras se dirigía a la sala de votaciones, su mente estaba clara: iba a votar de la misma manera que la semana anterior, guiada por su intuición y por lo que consideraba justo. Mientras salía de la sala, cruzó miradas con Gala, quien le devolvió una sonrisa cálida, una que comenzaba a significar más de lo que ninguna de las dos estaba dispuesta a admitir.

Durante esa semana, Lizzy y Gala habían comenzado a pasar más tiempo juntas, y no solo durante las competencias. Las noches se habían vuelto un espacio seguro para ambas, un lugar donde podían compartir sus miedos y esperanzas sin miedo al juicio. Solían terminar las noches acurrucadas en la misma cama, en un abrazo que comenzaba a volverse costumbre. Lizzy, entre risas y susurros, le había dicho a Gala una noche mientras ambas compartían sueños:

—"Somos esposas, ¿recuerdas? Eso significa que debemos estar juntas en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad. Así que, te guste o no, estás atrapada conmigo."

Gala rió suavemente, pero en su corazón, las palabras de Lizzy resonaron con una profundidad inesperada. No solo porque Lizzy era su mejor amiga, sino porque comenzaba a darse cuenta de que su cariño por ella iba más allá de la amistad. Sin embargo, Gala sabía que Lizzy era el tipo de persona que iluminaba cualquier lugar con su presencia, y a veces temía que sus sentimientos no fueran del todo correspondidos.

Los días avanzaban, y con ellos, las situaciones se volvían más intensas. El equipo Mar, ahora más unido que nunca, enfrentaba los desafíos con una fuerza renovada, y Lizzy se convertía en el pilar de ese grupo. Pero el destino tenía preparado un nuevo giro. Mariana, respondiendo a una petición de la jefa, decidió cambiar a un participante de cada equipo. Poncho fue trasladado de Mar a Tierra, y Bri, en un cambio sorpresivo, se unió a Mar. La llegada de Bri fue como una bocanada de aire fresco para el equipo. Lizzy, siempre atenta, notó la inquietud en los ojos de Briggitte cuando los habitantes de Tierra empezaron a susurrar que ella había pasado información a Mar. Estas acusaciones infundadas solo sirvieron para que Lizzy se sintiera aún más protectora hacia Briggitte.

—"No les hagas caso," le dijo Lizzy a Bri una noche mientras la ayudaba a mover sus cosas. "Aquí en Mar somos una familia. Y no voy a dejar que te sientas sola. Ahora estamos juntas en esto."

Bri, con los ojos llenos de gratitud, asintió. Lizzy le sonrió y le hizo un gesto para que tomara la cama libre junto a la suya, justo frente a Gala. Cuando Briggitte se instaló, Lizzy le guiñó un ojo y dijo:

—"Aquí verás lo que es la verdadera familia. Si estando en Tierra no te dejé sola, aquí en Mar, mucho menos."

Gala, que observaba desde su cama, no pudo evitar sonreír. La bondad de Lizzy, su capacidad para hacer que todos se sintieran bienvenidos, era una de las cosas que más le gustaban de ella. Pero también era algo que le causaba una pequeña punzada de celos. Sian, que estaba cerca, observaba la interacción con una mirada calculadora, consciente de que Lizzy tenía un encanto natural que atraía a todos a su alrededor.

La tensión en la casa seguía creciendo a medida que los días pasaban, y el equipo Mar, ahora con Briggitte como nueva integrante, comenzaba a fortalecerse. Sin embargo, no todo era fácil para Bri. Desde su llegada, los susurros de traición por parte del equipo Tierra la seguían como una sombra, haciéndola sentir cada vez más sola y desconectada. Lizzy, observadora y siempre atenta, no podía ignorar la tristeza en los ojos de su amiga.

Esa noche, después de que todos se retiraran a sus camas, Lizzy decidió hacer algo para animar a Briggitte. Reunió a Arath y Mario, quienes siempre sabían cómo levantar el ánimo de todos, y organizaron una pequeña "noche de chicas" en la habitación de Mar. La idea era simple: una noche de risas, confidencias y apoyo, donde Bri pudiera sentirse parte del grupo y olvidar, aunque sea por unas horas, la presión que sentía desde su cambio de equipo.

—"Vamos, chicas," dijo Lizzy con una sonrisa mientras distribuía unas bebidas que había logrado conseguir. "Esta noche es para relajarnos y olvidarnos de todo lo que nos preocupa. ¡Solo estamos nosotras!"

Arath, siempre bromista, añadió: "Y yo estoy aquí solo para asegurarme de que ninguna se quede dormida antes de tiempo. Además, alguien tiene que hacer reír a este grupo, ¿no?"

Mario, sentado a su lado, asintió con una sonrisa: "Exacto, estamos aquí para asegurarnos de que la noche sea inolvidable."

Briggitte sonrió, sintiendo cómo el calor de la amistad comenzaba a derretir el hielo que se había formado en su corazón desde que se unió al equipo Mar. Lizzy, notando la leve sonrisa en los labios de Bri, se acercó más y la abrazó por los hombros.

—"No te preocupes, Bri," le susurró Lizzy suavemente. "Aquí estás en familia. No vamos a dejar que te sientas sola."

Briggitte cerró los ojos por un momento, disfrutando de la calidez del abrazo de Lizzy. Agradecía cada palabra, cada gesto de apoyo, pero aún había una pequeña parte de ella que se sentía vulnerable, temerosa de no ser aceptada completamente.

Las risas comenzaron a llenar la habitación mientras Arath y Mario se turnaban para contar historias graciosas de la semana. Cada uno se unió a la diversión, olvidando por un momento las tensiones de la competencia. Karime, siempre lista para aligerar el ambiente, lanzó una pequeña almohada a Mario, iniciando una guerra de almohadas que hizo que todos estallaran en carcajadas.

En un momento dado, Gala se levantó para ir al baño, dejando a las chicas con Arath y Mario. Briggitte, aprovechando la oportunidad, se acercó más a Lizzy y la miró con curiosidad.

—"Oye, Lizzy," comenzó Briggitte con una sonrisa traviesa. "Dime la verdad... ¿te gusta alguien en la casa?"

Lizzy rió suavemente mientras tomaba un sorbo de su bebida, intentando evadir la pregunta.

—"¿Por qué lo preguntas?" contestó Lizzy, tratando de sonar despreocupada.

—"¡Vamos, Lizzy!" insistió Karime, uniendo fuerzas con Bri. "Ya sabemos que Sian te ha estado mirando. ¿Te gusta?"

Lizzy dejó escapar una risa nerviosa y negó con la cabeza.

—"Sian es guapo, no lo voy a negar. Pero... no es mi estilo. Sus vibras y personalidades no van con las mías," dijo Lizzy sinceramente. "Hay alguien más, alguien por quien siento algo especial."

Karime, que ya sabía de la misma Gala que ella estaba enamorada de Lizzy, sintió una oleada de emoción y curiosidad.

—"¿Alguien más? ¿Quién?" preguntó Karime, inclinándose hacia adelante con ojos brillantes. "Cuéntanos más, Lizzy."

Lizzy suspiró profundamente, sabiendo que no podía ocultar sus sentimientos por más tiempo. Miró a Briggitte y a Karime, dos de sus amigas más cercanas, y decidió ser honesta.

—"Sí, hay alguien más," confesó Lizzy, bajando la voz ligeramente. "Es algo tan fuerte y bonito... Algo que nunca había sentido antes. Pero tengo miedo, porque no sé si esa persona siente lo mismo. No me preocupa ser juzgada, pero me aterra no ser correspondida."

Briggitte y Karime intercambiaron una mirada significativa, sus corazones latiendo con emoción. Ambas sabían exactamente de quién estaba hablando Lizzy, y también sabían que sus sentimientos no solo eran correspondidos, sino que eran devueltos con la misma intensidad, si no más.

—"Lizzy..." comenzó Briggitte con una sonrisa suave. "Tienes que decírselo a esa persona. No puedes quedarte con eso dentro. Si es tan especial como dices, vale la pena correr el riesgo, ¿no crees?"

—"Sí," añadió Karime, casi al borde de la emoción. "Es mejor ser valiente y decir lo que sientes. Podrías sorprenderte de la respuesta."

Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió y Gala entró en la habitación. Lizzy, que había estado a punto de confesar su amor por ella, se quedó en silencio, con los ojos brillando mientras miraba a sus amigas.

—"¿De qué se ríen?" preguntó Gala, con una sonrisa curiosa al ver las miradas cómplices de Karime y Briggitte. "¿Vieron un fantasma o qué?"

Briggitte y Karime, conscientes de la situación y de lo que estaba en juego, compartieron una sonrisa antes de responder. Sus ojos brillaban con una felicidad que no podían ocultar, sabiendo que la persona de la que Lizzy hablaba estaba justo delante de ellos.

—"No, nada de fantasmas," dijo Karime rápidamente. "Solo estábamos hablando de un chiste de Arath."

Arath, entendiendo la situación al instante, se unió a la broma.

—"Sí, sí, un chiste mío. Ya sabes cómo soy, siempre hago reír a las chicas."

Mario, que siempre estaba al tanto de las emociones de sus amigos, sonrió y añadió: "De hecho, estábamos diciendo que tú y Lizzy son la pareja de esposas más bonita de la casa."

Gala, que no esperaba esa respuesta, se quedó sorprendida por un momento, pero no pudo evitar sonrojarse al escuchar esas palabras. Lizzy también se sonrojó, pero esta vez, una sonrisa tímida y sincera apareció en su rostro.

—"Ah, ¿sí?" preguntó Gala, riendo suavemente para disimular la mezcla de emociones que sentía. "Bueno, si soy la esposa de Lizzy, no me puedo quejar. Es una esposa increíble."

Lizzy, con el corazón latiendo a mil por hora, miró a Gala con una mezcla de nervios y esperanza. Las palabras de Gala la habían sorprendido, pero también le dieron un pequeño destello de esperanza. Tal vez, solo tal vez, sus sentimientos no eran tan unilaterales como temía.

La noche continuó con risas y bromas, pero tanto Lizzy como Gala sabían que algo había cambiado entre ellas. Los sentimientos que ambas habían mantenido en secreto durante tanto tiempo estaban comenzando a salir a la luz, y aunque ninguna de las dos estaba lista para admitirlo por completo, sabían que el momento de la verdad se acercaba.

Cuando la noche finalmente terminó y todos se retiraron a sus camas, Lizzy y Gala se quedaron un momento más en silencio, acurrucadas en la misma cama, como siempre lo hacían. Ninguna de las dos dijo nada, pero el silencio estaba lleno de palabras no dichas, de confesiones a medio camino.

Finalmente, Gala rompió el silencio con un susurro, su voz suave y cargada de emoción.

—"Lizzy... gracias por ser mi esposa, aunque sea de mentira. Significa mucho para mí."

Lizzy, sintiendo una calidez indescriptible en su corazón, apretó suavemente la mano de Gala.

—"No es de mentira," susurró Lizzy, sus palabras llenas de un significado que sabía que Gala entendería. "Nunca lo ha sido."

Gala cerró los ojos, dejando que las palabras de Lizzy resonaran en su corazón. Sabía que esas palabras eran una promesa, una que ambas estaban listas para cumplir cuando llegara el momento adecuado. Por ahora, estar juntas era suficiente, pero el futuro prometía ser aún más brillante.

La noche terminó con ambas chicas acurrucadas bajo las cobijas, sus corazones latiendo al unísono, sabiendo que lo que tenían era real, aunque todavía no hubieran encontrado el valor para decirlo en voz alta. Pero eso estaba bien. Sabían que, cuando el momento llegara, estarían listas para enfrentarlo juntas.

El día había llegado. La tensión en la casa era palpable mientras todos se preparaban para la ceremonia de nominaciones. Había sido una semana difícil para todos, llena de estrategias, alianzas y, en algunos casos, traiciones. Sin embargo, para Lizzy, lo más difícil no era enfrentarse a la nominación, sino la posibilidad de que Gala, su amiga más cercana y confidente en la casa, pudiera ser eliminada.

Los integrantes de la casa se alinearon en la sala, esperando ansiosos a que se anunciaran los nombres de los nominados. Los corazones latían con fuerza, las miradas eran esquivas, y el silencio pesaba más que nunca. Lizzy y Gala, inseparables desde el primer día, se sentaron juntas, sus manos entrelazadas en un gesto de apoyo mutuo.

—"Esta noche se revelarán los nominados," anunció el anfitrión con voz solemne. "Y, como siempre, uno de ustedes deberá dejar la casa."

Lizzy apretó ligeramente la mano de Gala, tratando de transmitirle calma y confianza, aunque por dentro sentía una tormenta de emociones. No podía imaginar la casa sin Gala. No quería imaginarla.

El silencio se rompió cuando el primer nombre fue anunciado. Los ojos de todos los presentes se abrieron con sorpresa y preocupación a medida que se nombraba a uno, luego a otro. Finalmente, quedaron solo dos nombres: Gala y Shannik. Las dos amigas se miraron con una mezcla de incredulidad y miedo.

Gala tragó saliva, sintiendo que el mundo a su alrededor se tambaleaba. Shannik, aunque trataba de mantener la calma, no podía evitar mostrar un atisbo de nerviosismo en su mirada. La posibilidad de ser eliminada era real, y ambas sabían que, después de todo lo que habían pasado juntas, cualquiera de las dos que se fuera dejaría un vacío enorme.

—"Y las últimas nominadas de la noche son..." continuó el anfitrión, prolongando la tensión hasta el límite, "Gala y Shannik."

Las palabras resonaron en la sala como un eco, y Gala sintió que su corazón se detenía por un segundo. La mirada de Lizzy nunca se apartó de ella. A pesar de todo, Lizzy mantuvo la calma, sujeta a la esperanza que tenía en su corazón, la esperanza de que Gala se quedaría.

Lizzy sonrió suavemente y, antes de que Gala pudiera decir algo, le tomó la mano con ternura, sus dedos entrelazados en un gesto lleno de promesas.

—"Vas a quedarte," susurró Lizzy con seguridad, mirando a Gala a los ojos. "Una esposa no puede dejar a la otra. No me imagino aquí sin ti."

Gala sintió un nudo en la garganta. Las palabras de Lizzy, tan simples pero tan llenas de significado, hicieron que sus ojos se llenaran de lágrimas.

—"No me hagas llorar," murmuró Gala, intentando contener las emociones que bullían dentro de ella. "Si fuera por mí, me quedaría siempre a tu lado."

Lizzy apretó suavemente la mano de Gala, una sonrisa tranquila en su rostro.

—"Te vas a quedar," repitió Lizzy con firmeza. "Lo siento en mi corazón, y cuando siento algo así, sé que es verdad. La gente verá lo increíble que eres, Gala. Estoy tranquila porque sé que te quedarás, porque sin ti aquí... todo sería diferente. Y, aunque Shannik puede ser una chismosa, también le he agarrado cariño. Si se va, sentiré pena, pero tú... tú tienes que quedarte por mí. Somos esposas, y esa es nuestra promesa... una promesa de amor."

Las palabras de Lizzy resonaron profundamente en el corazón de Gala. En ese instante, Gala supo que sin importar el resultado, había encontrado algo mucho más valioso que cualquier competencia: una conexión verdadera, un vínculo irrompible que iba más allá de las circunstancias.

Shannik, quien había estado observando la interacción entre Lizzy y Gala, sintió un pequeño golpe de tristeza en su pecho. Aunque había jugado duro y a veces con un toque de malicia, no podía negar que en su corazón había crecido un cariño genuino por ambos. Sabía que si ella era la que debía irse, dejaría atrás a personas a las que había aprendido a querer, y esa idea la afectaba más de lo que había anticipado.

El anfitrión pidió que los nominados dieran un pequeño discurso antes de que el público votara. Shannik se levantó primero, su voz temblando ligeramente mientras hablaba.

—"Sé que he cometido errores," comenzó Shannik, mirando a sus compañeros de casa. "Sé que he sido... complicada. Pero, a pesar de todo, he llegado a apreciar a cada uno de ustedes. Si es mi momento de irme, quiero que sepan que me he llevado algo de cada uno. Ustedes han sido mi familia aquí, y eso no lo olvidaré."

La sinceridad en las palabras de Shannik hizo que algunos en la sala se conmovieran. Incluso Lizzy, que a veces se había sentido irritada por las actitudes de Shannik, no pudo evitar sentir un toque de compasión.

Luego, fue el turno de Gala. Se levantó, todavía sintiendo el calor de la mano de Lizzy en la suya, y trató de calmar los latidos frenéticos de su corazón.

—"No sé qué decir," comenzó Gala, su voz apenas un susurro. "Nunca pensé que llegaría hasta aquí, y menos que encontraría una familia tan increíble. Cada uno de ustedes ha hecho que mi tiempo aquí sea inolvidable. Y Lizzy..." Gala se detuvo, mirando a Lizzy con ojos llenos de emoción. "Gracias por ser mi esposa, por estar siempre a mi lado. No importa lo que pase, sé que siempre tendré un lugar en tu corazón, y tú en el mío."

Los ojos de Lizzy brillaron con lágrimas no derramadas. Gala continuó, ahora dirigiéndose a todos.

—"Si me quedo, prometo seguir siendo yo misma, seguir luchando por lo que creo y apoyando a todos ustedes, mis amigos, mi familia. Y si me voy... bueno, espero que puedan seguir adelante sabiendo que los llevo en mi corazón."

La sala estalló en aplausos cuando Gala terminó su discurso. Lizzy la abrazó con fuerza, susurrándole al oído.

—"Te quedas. Lo sé."

Gala, conmovida, simplemente asintió, permitiéndose por primera vez creer en las palabras de Lizzy. La conexión que compartían era algo que ni siquiera el juego podía romper.

El ambiente en el patio estaba cargado de tensión. Los integrantes de ambos equipos estaban en silencio, con la mirada fija en la puerta que, en cualquier momento, se abriría para revelar quién se quedaba y quién se iba. Lizzy sentía su corazón latir con fuerza, como si cada golpe retumbara en sus oídos. Estaba rodeada de Karime y Briggitte, quienes la sostenían con fuerza, compartiendo sus nervios y tratando de darle algo de calma. Mario, que siempre había sido un pilar de positividad, le apretó el hombro con suavidad y le dijo con una sonrisa confiada: "Tranquila, Lizzy. Todo va a estar bien. Gala se va a quedar, lo siento en mi corazón". Arath, con la ternura y la protección de un padre, le besó la cabeza y añadió: "Mar va a ganar esta noche. Gala se va a quedar porque tiene mucho más que dar aquí".

Lizzy sonrió débilmente, agradecida por el apoyo de sus amigos, pero su mente seguía dándole vueltas a la posibilidad de que Gala pudiera ser eliminada. No podía imaginarse la casa sin ella, sin su risa, su calidez y, sobre todo, sin esos momentos especiales que compartían juntas, esos que la hacían sentir que todo estaba bien, incluso en medio del caos del juego.

El tiempo parecía haberse detenido. Cada segundo que pasaba se sentía eterno, cada tic-tac del reloj era como un golpe sordo en el pecho de Lizzy. Finalmente, después de lo que se sintió como una eternidad, la puerta se abrió lentamente. Todos contuvieron el aliento. La tensión en el aire era tan densa que casi se podía cortar con un cuchillo.

Cuando Gala apareció en el umbral, avanzando con la elegancia y la seguridad de siempre, Lizzy sintió cómo una ola de alivio la inundaba por completo. Sin pensarlo dos veces, soltó un grito de pura emoción y corrió hacia ella con todas sus fuerzas, como si de ello dependiera su vida. "¡Gala!" exclamó, su voz quebrada por la emoción.

Gala, que hasta ese momento había mantenido la compostura, al ver a Lizzy corriendo hacia ella, rompió en una sonrisa tan amplia que parecía iluminar todo a su alrededor. "¡Lizzy!" respondió, abriendo los brazos para recibirla. El abrazo que compartieron fue intenso, lleno de emociones contenidas. Lizzy se aferró a ella como si nunca quisiera soltarla, sintiendo el calor y la familiaridad del cuerpo de Gala contra el suyo.

"Sabía que te quedarías", susurró Lizzy, su voz apenas audible, mientras enterraba el rostro en el cuello de Gala, inhalando su aroma familiar. "Una esposa no puede dejar a la otra, ¿verdad? Eso nunca pasa".

Gala sonrió, sintiendo cómo sus ojos se llenaban de lágrimas. "No me hagas llorar, Lizzy", respondió, su voz temblorosa pero llena de afecto. "Si fuera por mí, me quedaría siempre a tu lado, sin importar nada más".

Lizzy, aún abrazada a ella, levantó la cabeza para mirarla a los ojos. "Vas a quedarte, Gala. Lo siento en mi corazón. Estoy tranquila porque sé que la gente verá lo increíble que eres, y se quedarán contigo. Además, no puedes irte... ¿qué haría yo sin ti aquí?"

Gala acarició suavemente el cabello de Lizzy, sin poder evitar sonreír. "Sabes que no me iría sin ti, ¿verdad? Somos esposas, eso significa que estamos juntas en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en las noches y los días... ¿o no?"

Lizzy asintió, sus ojos brillando con una mezcla de cariño y algo más profundo, algo que apenas comenzaba a reconocer en su interior. "Somos un matrimonio bendecido por nuestros amigos, por Arath, Mario y las chicas de la casa. No hay nada que pueda separarnos".

Mientras se abrazaban, las voces de los demás integrantes de Mar empezaron a elevarse en una celebración. Karime, Briggitte, Mario y Arath se acercaron rápidamente, uniéndose al abrazo, formando un círculo de apoyo y amor alrededor de Gala y Lizzy. Incluso Sian, que había permanecido en segundo plano, se unió al grupo, aunque sus ojos delataban una mezcla de celos y tristeza.

"¡Sabía que te quedarías, Gala!" exclamó Karime, riendo y secándose las lágrimas de emoción. "¡No podía ser de otra manera!"

Briggitte, con una sonrisa traviesa, añadió: "Lo que pasa es que Mar siempre se queda con los mejores. Y ustedes dos... son las mejores".

Gala rió, pero su mirada permaneció fija en Lizzy. "No lo habría logrado sin ustedes, sin ti, Lizzy". Su voz estaba cargada de sinceridad, cada palabra impregnada de un sentimiento que resonaba en Lizzy de una manera que nunca antes había experimentado.

Lizzy sonrió, y en un gesto de puro instinto, tomó la mano de Gala y la apretó suavemente. "Esto es solo el principio, Gala. Vamos a llegar hasta el final, juntas. Porque... porque te necesito aquí, conmigo".

Gala sintió cómo su corazón latía con fuerza, y aunque sabía que había muchos ojos sobre ellas, no pudo evitar inclinarse un poco hacia Lizzy, acercándose tanto que sus frentes se tocaron. "Y yo a ti, Lizzy. Más de lo que puedes imaginar".

El resto de Mar observaba la escena con sonrisas en los rostros, sabiendo que entre esas dos había algo especial, algo que iba más allá del juego. Mario, siempre el más sensato, miró a Arath y murmuró: "Estas dos... son más que un matrimonio ficticio. Son el corazón de Mar".

Arath asintió, con una expresión paternal en el rostro. "Lo son, y eso es lo que nos va a llevar a la victoria".

Mientras el equipo celebraba y las voces de agradecimiento y gritos de "¡A HUEVO!" resonaban en el aire, Lizzy y Gala seguían en su propio pequeño mundo, sabiendo que, a pesar de las cámaras, a pesar del juego, lo que tenían era real. Un amor verdadero que las uniría más allá de cualquier desafío que enfrentaran.

El equipo Mar, eufórico por su victoria, no perdió ni un segundo en festejar. Apenas cruzaron la puerta de la casa, las risas y gritos de celebración llenaron el aire. Era una felicidad merecida, la expulsión de una espía y el triunfo del bien sobre las estrategias sucias de Tierra era motivo de orgullo para todos. La energía del grupo era contagiosa, y por un momento, todos se dejaron llevar por el sentimiento de camaradería y éxito.

Gala estaba en el centro del grupo, sonriendo y riendo junto a sus compañeros, aunque su mente todavía estaba en el abrazo que había compartido con Lizzy. Esa conexión, esa intensidad, no podía ser solo cosa suya, ¿verdad? Pero antes de que pudiera reflexionar más, las chicas la rodearon, todas con sonrisas cómplices.

"¡Venga, vamos al cuarto!", sugirió Karime, guiñándole un ojo a Gala. "Hay cosas que hablar". Gala asintió, un poco intrigada, y se dejó guiar hasta el dormitorio.

Una vez dentro, la atmósfera se calmó un poco. Los gritos y las risas dieron paso a susurros y sonrisas cómplices. Briggitte, Karime y las demás se sentaron en las camas, formando un círculo de confianza. Gala, sintiendo que algo importante estaba por venir, se unió a ellas, aunque su corazón latía con fuerza por la expectación.

"Bueno, Gala...", comenzó Briggitte, mirándola con una mezcla de ternura y picardía. "¿Qué onda con lo de anoche? Porque no pudimos evitar notar ciertas miradas y sonrisas...".

Gala se sonrojó ligeramente, pero antes de que pudiera decir algo, Karime intervino. "No te hagas la desentendida, Gala. Sabemos lo que sientes por Lizzy, y te lo vamos a decir de una vez: no es solo cosa tuya".

La confesión dejó a Gala sin aliento por un momento. "¿Qué...? ¿De qué están hablando?", preguntó, intentando procesar las palabras de Karime.

"Anoche, antes de que Lizzy se fuera a dormir, estuvimos hablando entre nosotras", explicó Briggitte. "Y nos dimos cuenta de que hay algo más entre ustedes dos. No solo es amistad, Gala. Lizzy te corresponde. Lo hemos visto en sus ojos, en cómo te mira, en cómo te busca con la mirada. No estás loca, no estás imaginando cosas".

El corazón de Gala dio un vuelco. "¿Están seguras?", preguntó, con un tono que denotaba esperanza, pero también miedo.

Karime asintió con firmeza. "Lo estamos. Hemos estado aquí contigo, viéndolas a las dos, y no tenemos duda. Lizzy siente algo especial por ti, igual que tú por ella. Y ahora que lo sabes, tienes que luchar por ese amor, Gala. Porque no es algo que pasa todos los días, y sería una pena que alguien más se interponga, como Sian o cualquiera otro".

"Exacto", añadió Briggitte. "Nosotras te apoyamos, Gala. Ustedes dos se ven tan bien juntas... Es como si estuvieran hechas la una para la otra. Incluso Mario y Arath lo notaron, y ya sabes cómo son ellos con estas cosas. Dicen que se ven hermosas juntas".

Gala sonrió, sintiendo una calidez en su pecho que no había sentido en mucho tiempo. Las palabras de sus amigas le daban la fuerza y la confianza que necesitaba. "No puedo creerlo...", murmuró, casi para sí misma. "Todo este tiempo, pensé que solo eran ilusiones mías, que estaba interpretando mal las señales".

"No lo son", dijo Karime, tomando la mano de Gala. "Lizzy te quiere, Gala. Ahora es tu turno de mostrarle lo mismo. No dejes que se te escape".

En ese momento, la puerta del baño se abrió, y Lizzy regresó al cuarto. Llevaba una sonrisa en los labios, y cuando vio a las chicas reunidas, se unió a ellas sin dudarlo. "¿De qué hablaban?" preguntó, mientras se sentaba en la cama junto a Gala.

Karime y Briggitte compartieron una mirada cómplice antes de responder. "De la cara que pusieron los de Tierra cuando se dieron cuenta de que su espía fue eliminada", dijo Briggitte con una sonrisa. "Fue bastante gracioso, ¿no?"

Lizzy soltó una risita, sin sospechar el trasfondo de la conversación. "Sí, fue poético. Justo como merecen. Ahora, a prepararnos para la próxima semana. Estoy segura de que Mar seguirá adelante, y quien sea que se cruce en nuestro camino... bueno, tendrán que vérselas con nosotras".

Gala, sintiendo una oleada de emociones, sonrió a Lizzy. "Sí, la próxima semana será nuestra", dijo, aunque sus palabras llevaban un peso mucho mayor que el simple juego. Estaba decidida a luchar por lo que sentía, por Lizzy, porque ahora sabía que no estaba sola en esto. Y mientras las chicas seguían charlando, Gala no podía evitar sentir que, por primera vez en mucho tiempo, tenía una oportunidad real de ser feliz, de tener un amor verdadero.

Esa noche, el equipo Mar decidió dormir juntas como siempre, pero el ambiente estaba impregnado de una calidez especial. Gala y Lizzy compartían la misma cama, como tantas veces antes, pero ahora la cercanía tenía un significado más profundo. Gala, consciente de que Lizzy sentía algo por ella, experimentaba cada gesto y mirada con una intensidad renovada. Los abrazos que se daban eran suaves, reconfortantes, pero cargados de una ternura que ambas percibían en cada respiración compartida.

Mientras se acomodaban en la cama, Lizzy le sonrió a Gala con una dulzura que la hizo estremecerse. Sus miradas se encontraron, y aunque las palabras quedaron en silencio, el entendimiento entre ellas era palpable. Los sentimientos flotaban en el aire, invisibles pero presentes en cada pequeño gesto, en el roce de sus manos y en las sonrisas que intercambiaban.

Lizzy se acurrucó más cerca de Gala, sus cuerpos casi tocándose. "Me alegra que te hayas quedado," murmuró, su voz suave y sincera. Gala, sintiendo un nudo en la garganta, la abrazó más fuerte, dejando que sus emociones fluyeran libremente.

"Yo también estoy feliz de estar aquí, contigo," respondió Gala en un susurro, mientras acariciaba suavemente el cabello de Lizzy. Era como si el mundo exterior desapareciera, dejando solo a ellas dos en su propio refugio de emociones.

El momento fue interrumpido por Mario, quien con su humor habitual, decidió lanzar un comentario que llenó la habitación de risas. "Bueno, entonces, si Lizzy, Karime y Briggitte son nuestras hijas," comenzó, haciendo una pausa dramática, "¡eso significa que Gala, como esposa de Lizzy, es nuestra nuera! ¡Vaya familia tan grande y bonita que hemos formado!"

Las risas estallaron en la habitación, aliviando la tensión emocional. Karime y Briggitte, que estaban cerca, se unieron a la broma con entusiasmo. "¡Así es! ¡Gala, oficialmente eres nuestra cuñada!" dijo Karime con una sonrisa, dándole un pequeño empujón amistoso a Gala. "Siempre supimos que Lizzy elegiría bien."

Arath, disfrutando de la dinámica familiar ficticia que habían creado, añadió con una sonrisa paternal: "Sí, y ahora que eres parte de la familia, ¡tienes que saber que cuidamos muy bien de los nuestros!"

Gala, sonrojándose un poco pero riendo junto a todos, respondió: "Me siento honrada," bromeó, pero su corazón latía más rápido porque, en el fondo, aquellas palabras reflejaban lo que sentía: un hogar, un lugar seguro en el que había encontrado más de lo que esperaba, y todo gracias a Lizzy.

Lizzy, con los ojos llenos de cariño, se inclinó un poco más cerca y le susurró a Gala: "Es verdad, ¿sabes? Estoy muy feliz de que seas mi esposa." Aunque lo dijo en tono de broma, Gala sintió que cada palabra llevaba un peso real, uno que compartía con Lizzy.

"Y yo estoy feliz de serlo," respondió Gala en voz baja, mientras le daba un suave beso en la mejilla a Lizzy. En ese momento, ambas supieron que, aunque todo comenzó como una broma para los demás, entre ellas, esto se había convertido en algo mucho más significativo.

Mientras la noche avanzaba, las conversaciones fueron apagándose, dejando la habitación en un silencio cómodo. Lizzy y Gala se quedaron acurrucadas, compartiendo el espacio más íntimo, dejando que el peso de sus sentimientos las envolviera. Las miradas que intercambiaban eran suaves, llenas de significado, y las sonrisas que compartían, sinceras y cálidas.

Finalmente, Gala se atrevió a romper el silencio. "¿Lizzy?", murmuró, sin moverse de su lugar.

"¿Sí?", respondió Lizzy, su voz tranquila.

"Gracias por quedarte conmigo hoy," dijo Gala, su tono lleno de emoción contenida.

Lizzy sonrió, acercándose un poco más. "Siempre estaré contigo, Gala. Somos una familia ahora, y las familias se cuidan unas a otras," le susurró, sus palabras cargadas de una promesa que ambas sabían que cumplirían.

Gala la abrazó más fuerte, sintiendo que en los brazos de Lizzy había encontrado no solo amor, sino también un hogar, un lugar al que siempre querría volver. "Y yo siempre cuidaré de ti," respondió Gala, con la voz quebrada por la emoción, sabiendo que esas palabras venían desde lo más profundo de su corazón.

Esa noche, mientras se acurrucaban juntas, Lizzy y Gala supieron que su vínculo era real y especial, y que, sin importar lo que el futuro les deparara, se enfrentarían a todo juntas, como la familia que habían elegido ser.

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