Capitulo 27
Ellos
Dicen
No
Confiar
En ti
En mí
En nosotras
En ambas
Así que
Caeremos
Si
Debemos
Porque eres tú
Yo
Y todo es sobre nosotras
Es todo sobre
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Todos sobre nosotras
Hay una cosa que ellos no pueden tocar
Porque sabes que
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Regresaremos si debemos
Porque sabes que
Es todo sobre nosotras
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre nosotras
(Es todo sobre nosotras)
En ti puedo confiar
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre nosotras
Si
Ellos
Te
Lastiman
Ellos
Me lastiman
A mí
También
Así que
Nos
Vamos
A levantar
No
Pararemos
Y es todo sobre nosotras
Es todos sobre nosotras
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Hay una cosas que no pueden tocar
Porque sabes que
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Es todo sobre
Todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Regresaremos si debemos
Porque sabes que
Es todo sobre nosotras
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre nosotras
(Es todo sobre nosotras)
En ti, puedo confiar
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre nosotras
Ellos no saben
No pueden ver
Quien somos
Miedo es el enemigo
Sujétate fuerte de
Sujétate fuerte de mi
Porque esta noche
Es todo sobre nosotras
Es todo sobre
Todo sobre nosotras
Hay una cosa que no pueden tocar
Porque sabes que
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Es todo sobre nosotras
Todo sobre nosotras
Regresaremos si debemos
Porque sabes que
Porque tú sabes ah-ah
Es todo sobre nosotras
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre el amor
(Es todo sobre nosotras)
En ti puedo confiar
(Es todo sobre nosotras)
Es todo sobre nosotras
La casa estaba tranquila, más de lo normal, y eso hacía que Lizzy se sintiera inquieta. Después de todo lo que había pasado, las tensiones no solo con los demás competidores, sino también con Gala, habían dejado una huella profunda en su corazón. Sabía que el juego estaba cerca de terminar, y con ello, las últimas semanas de convivencia se volvían cada vez más difíciles de manejar. Cada rincón de la casa de "Los Famosos" parecía estar lleno de recuerdos amargos, pero también de momentos que aún conservaban algo de dulzura.
Después de todo lo vivido con Agustín, Adrián y Sian, Lizzy no podía evitar pensar en lo que había perdido, y en lo que había encontrado de nuevo. Y lo que había encontrado, finalmente, había sido a Gala. Su corazón, aunque golpeado, nunca dejó de latir por ella. Porque el amor verdadero nunca muere.
Gala estaba de pie junto a la ventana, mirando al vacío, como si la casa de cuatro paredes fuera su único refugio. La veía desde la puerta, sin atreverse a interrumpir su momento de soledad. La conexión entre ellas estaba marcada por el dolor, la traición y el perdón, pero también por una fuerza invisible que siempre las había unido, incluso cuando pensaron que se habían perdido para siempre.
Después de la verdad que Sian le había contado, tras la humillación de ver a Gala con Agustín, y de todo el plan que Adrián había orquestado para separarlas, Lizzy pensó que nada podría reparar el daño. Gala había roto su confianza, había jugado con su amor, y en esos momentos, el dolor parecía más grande que cualquier esperanza de reconciliación.
Pero había algo en la manera en que Gala la miraba ahora, algo que le decía que, de alguna manera, todavía se preocupaba por ella, que su amor por Lizzy no había desaparecido, y que a pesar de todo, había aprendido de sus errores.
Lizzy respiró hondo y se acercó a Gala, quien, al escuchar los pasos, se giró lentamente, mirando a los ojos de Lizzy como si estuviera temerosa de que todo se desvaneciera de nuevo.
"¿Qué pasa?", preguntó Gala, su voz temblando ligeramente. Sabía lo que había hecho, sabía el daño que le había causado a Lizzy, y el remordimiento la consumía cada día más.
Lizzy la miró por un largo momento, buscando las palabras correctas. El amor que sentía por Gala seguía allí, pero el dolor era profundo, y el perdón no era algo que se diera fácilmente. "¿De verdad quieres saber?", respondió Lizzy, y en sus ojos brillaba una mezcla de tristeza y esperanza. "Lo que hiciste... me dolió, Gala. Me dolió más de lo que imaginas."
Gala bajó la mirada, sintiendo cómo su pecho se oprimía con cada palabra que Lizzy pronunciaba. "Sé que te fallé... Sé que lo que hice fue imperdonable, pero te juro que no fue con la intención de herirte. Yo... no quería perderte, Lizzy."
Lizzy sintió un nudo en la garganta. Aquella sinceridad, ese remordimiento genuino en los ojos de Gala, la estaba tocando profundamente. Todo lo que había pasado —su separación, el beso con Agustín, la mentira— seguía allí, pero no podía ignorar el amor que había sido real entre ellas. Un amor que no se extinguiría con el tiempo ni con las dificultades. "Gala, yo también te amo. Siempre lo he hecho."
Gala levantó la mirada, sus ojos se llenaron de lágrimas. "Entonces... ¿me perdonas?" Su voz era un susurro, como si temiera que si hablaba más fuerte, las palabras perderían su significado.
Lizzy asintió lentamente. "Te perdono porque... porque el amor verdadero siempre está ahí. No importa lo que pase, no importa lo que nos hagan. Si lo que sentimos es real, nada puede romperlo."
Gala dio un paso hacia ella, acercándose lentamente, como si no quisiera asustarla, pero su corazón latía con fuerza, ansiosa por estar cerca de Lizzy otra vez. Lizzy la miró, y sin pensar, sus manos se alzaron para acariciar la mejilla de Gala, esa misma que tantas veces había tocado antes, con ternura.
"Te amo, Lizzy", murmuró Gala, y Lizzy sintió cómo las palabras se clavan en su corazón, como una promesa que jamás se rompería. "Te amo más que a nada en este mundo. Eres mi vida. Siempre lo serás."
Lizzy no pudo evitar sonreír, a pesar de todo el dolor que había arrastrado. "Siempre serás mi todo, Gala."
Fue entonces cuando, sin palabras, ambas se acercaron y se fundieron en un beso lento y lleno de todo lo que había sido reprimido. No era un beso de desesperación ni de odio, sino un beso lleno de amor y perdón. Cada roce de sus labios era una promesa de que todo se arreglaría, de que el amor que compartían sería más fuerte que cualquier cosa que las separara.
Al separarse, Gala abrazó a Lizzy con fuerza, como si nunca más quisiera soltarla. "No dejaré que te vayas nunca más", susurró al oído de Lizzy.
"Y yo a ti", respondió Lizzy, apretándola contra su pecho. "Juntas, siempre."
En ese momento, las paredes de la casa de los famosos ya no parecían tan grandes. Los demás competidores, los equipos, todo lo que estaba fuera de su pequeño universo de amor y perdón, ya no importaba. Solo existían ellas dos, y nada podría romper lo que el destino había unido.
El ambiente dentro de la casa de "Los Famosos" había cambiado drásticamente desde la reconciliación de Lizzy y Gala. Después de semanas de tensiones, rivalidades y pruebas emocionales, el equipo Mar se mantenía en pie, y lo mejor de todo, Lizzy y Gala estaban de vuelta juntas, más fuertes que nunca. Aunque el ambiente seguía siendo tenso por el juego y la competencia, en ese rincón de la casa todo parecía más tranquilo, incluso luminoso.
Karime, Arath, Mario y Briggitte estaban reunidos en la cocina, riendo y celebrando el hecho de que el equipo Mar había logrado mantenerse unido, pese a los intentos de Agustín, Adrián y Sian por separarlos. Karime, con su energía característica y esa risa contagiosa que todos conocían, estaba más que feliz con el desenlace de todo. Las cosas finalmente se habían puesto en su lugar. Lizzy y Gala estaban juntas nuevamente, y eso no solo representaba un renacer para ellas, sino también para todo el equipo.
"¿Qué les parece si hacemos una fiesta?", preguntó Karime, mientras se apoyaba en la encimera de la cocina, mirando a sus compañeros. "Una fiesta en honor a Lizzy y Gala, por todo lo que han superado. Después de todo lo que hemos vivido, ¡se lo merecen!"
Briggitte, que estaba sentada en una de las sillas de la mesa, levantó la mirada con una sonrisa. "¡Me encanta la idea! Una fiesta de celebración, una fiesta de amor. No solo hemos ganado, sino que también hemos visto cómo el amor verdadero siempre prevalece. ¡Eso es digno de celebrarse!"
Arath, que estaba de pie cerca de la ventana, asintió entusiasta. "Sí, claro, una fiesta épica. Y si les soy sincero, me alegra muchísimo ver a Gala y Lizzy tan felices. La verdad, nunca creí que después de todo lo que pasaron, podrían volver a estar juntas. Pero lo han hecho, y eso es increíble."
Mario, siempre el más tranquilo del grupo, sonrió mientras servía un poco de jugo en un vaso. "Si alguien se lo merece, son ellas. Han pasado por tanto, y a pesar de todo, siguen firmes. Creo que debemos hacer algo para mostrarles cuánto las apoyamos."
"¡Exacto!", exclamó Karime, levantando una mano en el aire como si estuviera dando una orden. "Así que voy a hablar con la jefa, la encargada de todo esto. Estoy segura de que le va a encantar la idea."
Karime no perdió ni un segundo y se dirigió directamente a la sala principal, donde la jefa de la casa estaba supervisando el evento. Mientras tanto, el grupo se quedó en la cocina, ya planeando todos los detalles. Sabían que esta fiesta no solo debía ser un festejo por su victoria, sino también una forma de honrar el amor que Lizzy y Gala compartían, y todo lo que habían logrado superar.
La tensión en la casa había llegado a su punto culminante. Los equipos estaban en su última etapa, y el equipo Mar estaba celebrando su victoria con cada paso que daban. Tras todo lo sucedido con Agustín, Adrián, Sian y el resto del equipo Tierra, era imposible no sentir una mezcla de euforia y alivio. Finalmente, el equipo Mar había quedado en pie, y las dos figuras más importantes de la casa, Lizzy y Gala, volvían a estar juntas, superando todos los obstáculos.
Aunque la casa estaba llena de ruido y celebración, los verdaderos momentos de reflexión siempre ocurrían en el confesionario. Lizzy, Gala y sus compañeros sabían que este no solo era el final de una competencia, sino también el triunfo del amor y la lealtad entre ellos.
Lizzy se sentó en el confesionario, mirando a la cámara con una expresión relajada pero aún llena de emoción. Sus ojos brillaban con una mezcla de satisfacción y felicidad por todo lo que había vivido.
"Fue un viaje largo", comenzó Lizzy, con una sonrisa tímida. "Al principio, todo parecía tan incierto, tan... caótico. Pero ver cómo todo se fue armando, cómo el equipo Mar se mantuvo unido, y ver a Gala aquí conmigo de nuevo, es lo más importante. Yo sé que fue difícil... pero el amor verdadero siempre está ahí, esperando a ser redescubierto. Lo que hemos vivido, los dos, nadie lo va a entender. Es nuestra historia."
Gala se unió a ella frente a la cámara, tomando su mano. "Lo que más me dolió fue verte sufrir. Te fallé, Lizzy. Pero cuando te miraba, todo lo que quería era que volviéramos a ser las mismas de antes, esas que se amaban sin dudarlo. Lo que sucedió con Agustín, lo de Adrián... sé que te rompí el corazón, pero yo nunca dejé de amarte. No te voy a mentir: hubo momentos en los que sentí que lo había perdido todo, pero el amor es más fuerte, y tú lo sabes. Hoy te tengo aquí, y no quiero perderte nunca más."
Lizzy la miró con una ternura que solo podía expresar el amor verdadero. "Nunca dudé de ti, Gala. Sé que cometiste errores, pero eso nos hizo más fuertes. El amor siempre estuvo ahí, y por eso te perdoné. No me importa lo que los demás digan, no me importa el mundo afuera. Lo único que importa es que estamos juntas, y eso es lo que más quiero."
Gala sonrió con una mezcla de alivio y felicidad. "Entonces, este es nuestro momento, Lizzy. Ya no tenemos que esconder lo que sentimos. No hay más miedos, no hay más dudas. Solo somos tú y yo."
Ambas se quedaron en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad que les brindaba el confesionario. A través de la pantalla, la audiencia podía ver cómo su relación, aunque marcada por las pruebas, emergía más fuerte que nunca.
Mientras Lizzy y Gala estaban en el confesionario, el resto del equipo Mar se encontraba en la sala, planeando cómo celebrar esta gran victoria. Karime, siempre con su energía desbordante, estaba organizando la fiesta con la ayuda de Arath, Mario y Briggitte.
Briggitte, con una gran sonrisa, levantó un vaso y dijo: "¡Vamos a festejar! Hemos acabado con todo el equipo Tierra. Hemos eliminado a Agustín, Adrián, Sian, Gomita, Mariana y todos los demás. ¡Nosotros somos los últimos de pie, y eso merece una fiesta épica!"
Karime la miró, emocionada. "¡Sí! Este es nuestro momento. No solo por ganar, sino porque demostramos lo que significa ser un equipo de verdad. Lizzy y Gala se merecen todo esto. Las dos han superado tanto, y ahora... ¡estamos celebrando que el amor siempre vence!"
Mario, que normalmente era el más tranquilo, asintió con una sonrisa. "Estoy de acuerdo. No solo hemos ganado, sino que hemos formado una familia aquí. Las chicas son un ejemplo de todo lo que es posible cuando te mantienes fiel a ti misma y a lo que realmente importa."
Arath, con su humor característico, añadió: "Y ahora, vamos a hacer que esta fiesta sea legendaria. Nada de lo que hicimos antes se compara a lo que vamos a hacer esta noche. ¡Una celebración como nunca!"
La idea de la fiesta comenzó a tomar forma rápidamente. Decoraciones brillantes, luces suaves y música alegre llenaban la sala mientras Karime se encargaba de todo, desde el catering hasta la creación de un ambiente festivo que reflejara la energía del grupo. Cada uno de los miembros del equipo Mar tenía una tarea, y todos se entregaron con entusiasmo a hacer de la noche algo inolvidable.
Cuando Lizzy y Gala finalmente salieron del confesionario, la sorpresa fue total. Al entrar en la sala, vieron las luces parpadeando, las decoraciones brillantes y un equipo Mar que las esperaba con una ovación.
"¡Feliz victoria, chicas!", exclamó Briggitte, corriendo hacia ellas para abrazarlas. "Este es el momento perfecto para celebrarlas, y no solo por ganar, sino por todo lo que han pasado juntas. ¡Este amor es lo que ha hecho que lleguemos hasta aquí!"
Lizzy se abrazó a Gala, sonriendo con los ojos llenos de gratitud. "No sé cómo agradecerles todo esto. Esto significa mucho para nosotras."
Gala la miró, sonriendo. "Es nuestro momento, Lizzy. No importa lo que haya pasado, estamos aquí, y eso es lo que importa."
La música comenzó a sonar y todos comenzaron a bailar. La energía era contagiosa. Karime, Arath, Mario y Briggitte se unieron a Lizzy y Gala, creando una atmósfera de felicidad pura. A pesar de las pruebas y los desafíos que habían enfrentado, sabían que al final, el amor, la lealtad y la unidad del equipo eran lo que los había mantenido de pie.
Al final de la fiesta, Lizzy y Gala regresaron al confesionario para dar sus últimas palabras del día. Estaban agotadas pero felices, con una sonrisa que reflejaba la paz que finalmente sentían en sus corazones.
"Hoy es uno de esos días en los que todo lo demás desaparece", dijo Lizzy, mirando a la cámara. "Hoy me siento completa, porque tengo a Gala a mi lado y a mi equipo Mar, que siempre estuvo ahí. No sé lo que vendrá, pero hoy sé que lo tengo todo."
Gala asintió. "El amor siempre gana. Y sé que nada podrá separarnos, porque lo que tenemos es más fuerte que cualquier obstáculo."
Ambas se miraron con una complicidad silenciosa, sabiendo que su historia estaba lejos de terminar. Esta era solo una nueva etapa, una nueva victoria en el camino del amor.
La casa, aunque llena de ruido y festejos por la victoria del equipo Mar, parecía estar en un estado de silencio absoluto para Lizzy y Gala. Cada paso que daban se sentía más cercano al momento que ambas sabían que estaba por llegar, un momento que las cambiaría para siempre. A pesar de la algarabía afuera, dentro de la habitación, todo era un refugio tranquilo, casi sagrado, como si el mundo exterior no existiera.
Gala, con una mirada de determinación pero también de suavidad, se acercó a Lizzy. Las palabras que había dicho antes en el confesionario seguían resonando en su mente: "No importa a quién amas, ni su género. Lo que realmente importa es lo que esa persona te hace sentir..." Gala siempre había sido consciente de lo que sentía por Lizzy, y hoy, más que nunca, entendía que su amor no solo era una sensación, sino algo profundo, algo que trascendía cualquier etiqueta o norma.
"Jefa", dijo Gala, entrando en el confesionario y buscando las palabras que aún no había encontrado completamente. "Quiero pedir la suite. La que alguna vez usó Lizzy con Adrián." Su voz estaba llena de una serenidad que contrastaba con el torbellino de emociones que sentía por dentro. Pero sabía que este era el momento. Lizzy la miraba desde la cámara, expectante, y Gala quería darle todo lo que su corazón podía ofrecer.
La jefa, con su mirada astuta pero comprensiva, no hizo preguntas. Parecía haberlo entendido todo. "Está bien, Gala. Es tu momento. Te la concedo."
La suite estaba iluminada solo por la luz suave de una lámpara, creando una atmósfera íntima y tranquila. Lizzy se encontraba frente al espejo, observándose por un momento. Nunca pensó que llegaría a este punto, nunca creyó que se enamoraría de una mujer, pero cuando sus ojos se encontraron con los de Gala, el mundo dejó de importar. La manera en que Gala la miraba, la forma en que la hacía sentirse, era algo indescriptible. Lizzy nunca había estado tan segura de algo en su vida. Estaba lista.
Al principio, Lizzy sentía una ligera incertidumbre. Había sido criada con la idea de que su amor debía ser hacia los hombres, pero todo eso había desaparecido cuando Gala llegó a su vida. No importaba que fuera una mujer. Lo que realmente importaba era la conexión que compartían, la forma en que se completaban, cómo Gala la había hecho sentir tan segura, tan querida.
Gala entró lentamente, sus ojos fijos en Lizzy, llenos de admiración, de un amor tan profundo que parecía irradiar de ella. "Estás tan hermosa", susurró Gala con una dulzura que hizo que Lizzy se sintiera frágil, pero de una manera hermosa, como si estuviera en las manos de alguien que la cuidaba con el mayor de los cuidados.
Lizzy sonrió tímidamente, acercándose a Gala. "Nunca imaginé estar aquí, Gala. Esto es nuevo para mí. Pero te amo. Y estoy lista para ti. Para nosotras."
Gala la miró con una intensidad que la hacía sentir vulnerable pero también amada, más de lo que jamás creyó posible. "Te cuidaré, Lizzy. Eres mi todo. Y siempre lo serás."
Gala la tomó en sus brazos, sujeta con una ternura infinita, como si temiera que algo pudiera romper esa magia que se estaba creando entre ellas. No había prisa, no había nada más que la quietud del momento, el deseo de unir dos almas en una experiencia que trascendía cualquier concepto de simple atracción. Era amor, pura y simplemente.
El roce de las manos de Gala sobre el cuerpo de Lizzy era suave pero lleno de esa pasión contenida que había crecido con los días. Gala acariciaba su piel, admirándola con una devoción que la hacía sentirse preciosa, digna de ese amor tan intenso.
Lizzy sentía cada toque como si fuera una caricia del viento en una tarde cálida. Las manos de Gala exploraban su cuerpo, con un respeto absoluto, pero también con un deseo que se estaba haciendo palpable entre ellas. La sensación de ser cuidada, amada y deseada a la vez llenaba a Lizzy con una emoción indescriptible.
"Te amo, Gala", susurró Lizzy, casi en un suspiro, sus palabras saliendo de lo más profundo de su corazón.
Gala respondió con un beso suave en sus labios, tan lleno de amor que Lizzy sintió como si el tiempo se hubiera detenido. El beso era suave al principio, un contacto delicado, pero luego se intensificó, convirtiéndose en un beso lleno de deseo y pasión reprimida. Lizzy correspondió con la misma intensidad, dejando que sus labios se fundieran con los de Gala, dejando que el amor hablara por ellas.
Gala no quería apresurarse. Su amor por Lizzy no solo era físico, era algo mucho más profundo, algo que merecía ser tratado con todo el respeto y la delicadeza del mundo. Mientras exploraba cada rincón del cuerpo de Lizzy con sus manos, se aseguraba de que ella estuviera cómoda, de que cada movimiento, cada toque, fuera algo que Lizzy deseara, algo que ella pudiera disfrutar sin reservas.
Cada suspiro de Lizzy, cada mirada entre ellas, aumentaba la intensidad del momento, hasta que la habitación parecía estar llena solo de ellas, de sus corazones latiendo al mismo ritmo.
"Confío en ti", murmuró Lizzy entre besos. "Te quiero. Estoy aquí porque te amo."
Y Gala, con una sonrisa llena de amor y respeto, la abrazó aún más fuerte. "Te cuido, Lizzy. Siempre. Eres lo más valioso para mí."
Lo que siguió fue una mezcla de pasión y ternura, de amor y deseo, donde el tiempo parecía diluirse, donde solo existían ellas dos. Era la primera vez que Lizzy experimentaba algo tan profundo, tan lleno de significado. No era solo sexo, era el acto más puro de amor, de confianza, de unión. Y en ese momento, Lizzy supo que estaba donde quería estar, con quien quería estar, y que nada podría destruir lo que ellas habían construido.
Lizzy estaba completamente absorta en el momento, el mundo exterior desaparecido. En la quietud de la habitación, solo quedaban ellas dos. Cada respiración, cada toque, se sentía como una danza lenta y delicada, como si el tiempo se hubiera detenido para permitirles estar completamente presentes, juntas, en este momento tan único y lleno de amor.
Gala la miraba con ojos llenos de ternura, y aunque sus manos recorrían su cuerpo con una suavidad infinita, su mirada era la que más la cautivaba. Lizzy podía ver el amor puro en sus ojos, una mezcla de admiración y devoción. En su rostro no había prisa, solo una calma profunda, como si este momento fuera lo más natural del mundo. Y, de alguna forma, lo era.
El latido de su corazón se sincronizaba con el de Gala, como si compartieran un solo alma. Gala susurró su nombre, y esa sola palabra fue suficiente para que Lizzy sintiera una oleada de calor recorrer su cuerpo. No era solo el deseo lo que las unía, sino la certeza de que estaban eligiendo este momento por amor, por el respeto que se tenían, por el vínculo que las había llevado hasta aquí.
Cuando sus cuerpos se unieron, fue algo más que un acto físico. Fue una promesa, un compromiso silencioso, una declaración de lo que significaban la una para la otra. Lizzy se sintió segura, protegida, como si nada en el mundo pudiera separarlas. La suavidad de las manos de Gala sobre su piel la tranquilizó, y el cuidado con el que Gala la trataba la hizo sentir especial, como si cada parte de su ser fuera un tesoro.
Gala la miró profundamente, como si estuviera absorbiendo cada pequeño detalle de ella. "Eres tan hermosa", dijo en un susurro, su voz llena de admiración. "Cada parte de ti es perfecta, Lizzy. No hay nada en ti que no ame."
Lizzy la miró a los ojos, sorprendida por la sinceridad y la pureza de esas palabras. No era solo un cumplido, era una verdad que Gala sentía con cada fibra de su ser. "Te amo", respondió Lizzy, su voz suave pero firme. "Nunca imaginé que alguien pudiera amarme de esta manera."
Y entonces, Gala la abrazó con todo su ser, acercándola a su pecho, donde Lizzy podía escuchar los latidos del corazón de Gala, fuertes y constantes. "Eres la mujer más maravillosa que he conocido", murmuró Gala. "No necesito nada más en este mundo. Solo tú. Siempre tú."
Las palabras de Gala llenaron a Lizzy de una sensación de paz y satisfacción. Nunca había experimentado algo tan profundo, algo que trascendiera más allá del amor romántico. Estaba siendo amada en una forma que nunca imaginó posible, una forma que le permitía ser completamente ella misma, sin reservas ni miedos.
Con cada movimiento, cada caricia, Lizzy sentía que el amor entre ellas se fortalecía, que se estaban uniendo no solo en cuerpo, sino también en alma. Gala la hacía sentir deseada, amada, respetada. Todo lo que Lizzy había pensado sobre el amor, sobre las relaciones, había cambiado cuando conoció a Gala. El amor no tenía un solo rostro, no se limitaba a un solo género o forma. El amor, para Lizzy, era Gala. Y Gala era ella. No había nada que pudiera cambiar eso.
Y cuando todo finalmente llegó a su fin, cuando el silencio llenó la habitación y sus cuerpos descansaron juntos, Gala la abrazó con fuerza, como si no quisiera soltarla nunca. "Te amo, Lizzy", susurró. "Eres mi todo. Siempre lo serás."
Lizzy, con una sonrisa tierna, cerró los ojos y se acurrucó más cerca de Gala. "Te amo también, más de lo que las palabras pueden decir."
Se quedaron allí, abrazadas, compartiendo la quietud y el amor que ahora las envolvía. En ese momento, Lizzy supo que nada podría separarlas. Lo que habían construido juntas era algo mucho más profundo que cualquier otra cosa en el mundo. Era un amor verdadero, inquebrantable.
El tiempo pasó sin que ellas lo notaran, como si el universo hubiera decidido hacer una pausa para darles el espacio que necesitaban para estar juntas. No había nada más que ellas dos, unidas en un amor puro y verdadero, uno que no conocía límites, que no veía barreras. Era el amor que se había formado en cada sonrisa, en cada palabra susurrada al oído, en cada gesto pequeño pero significativo.
Y así, en la tranquilidad de la suite, en la quietud de la noche, Lizzy y Gala entendieron que lo que tenían no era solo un amor de momento, sino un amor que duraría por siempre. El amor que se construye día a día, con confianza, respeto y pasión. Un amor que las dos sabían que era el más real, el más profundo, y el más verdadero que jamás habían experimentado.
El sol de la mañana entró suavemente por la ventana, despertando la habitación en un resplandor cálido. Gala despertó primero, con el peso de una paz y una felicidad que nunca había experimentado. Miró a su lado y vio a Lizzy, dormida, su rostro relajado en una expresión de serenidad. Gala sonrió para sí misma, su corazón aún lleno de la emoción del momento que habían compartido la noche anterior.
Se levantó cuidadosamente, para no despertarla, y se dirigió a la pequeña sala donde Karime solía pasar mucho de su tiempo. Sabía que tenía que compartir lo que sentía, pero no quería apresurarse. Tenía que encontrar las palabras adecuadas para expresar lo que le había sucedido, lo que había cambiado en su corazón.
Karime estaba allí, sentada con una taza de café en las manos, mirando por la ventana como si estuviera esperando algo. Al ver a Gala entrar, la saludó con una sonrisa cálida.
—¿Cómo estás? —preguntó Karime, su tono amable pero curioso, al ver el brillo en los ojos de Gala.
Gala se acercó lentamente y se sentó frente a ella. Tomó una respiración profunda antes de comenzar a hablar. No sabía por dónde empezar, pero tenía que hacerlo, sentía que su alma necesitaba compartirlo.
—Karime... —comenzó con suavidad—. Anoche... fue algo que nunca imaginé que sentiría. No sé cómo explicarlo, pero fue tan diferente a cualquier cosa que haya experimentado antes.
Karime la miró atentamente, notando la seriedad en su expresión. Gala continuó, sus palabras fluyendo con una mezcla de emoción y una paz que solo el amor podía brindar.
—Sabes que he estado con hombres y mujeres, que soy bisexual. Pero lo que viví con Lizzy anoche no fue solo sexo, no fue solo pasión, fue... mucho más. Fue un amor verdadero, puro, un amor que nunca había conocido antes.
Gala dejó que las palabras se asentarán en el aire por un momento. Karime la observó, esperando que continuara, intuyendo que había algo más profundo detrás de lo que Gala estaba diciendo.
—Anoche sentí que cada parte de Lizzy era como si fuera mía... no solo su cuerpo, sino su ser completo. Desde lo más pequeño hasta lo más grande de ella. Todo lo que es, lo necesito, Karime. Su risa, su mirada, su manera de ser. Su energía, su forma de ver el mundo... Todo. Estoy tan completamente enamorada de ella que ya no sé cómo describirlo.
Gala tomó un momento para pensar, y luego, con la voz más suave, casi como un susurro, continuó:
—Nunca había sentido algo así. No era solo una conexión física, ni solo el deseo. Fue un amor tan genuino, tan real, que se sintió como si todo lo que había pasado antes no tuviera importancia. Me di cuenta de que Lizzy es mi amor verdadero, es ella a quien quiero en mi vida, para siempre.
Karime, con los ojos brillando de comprensión y un toque de emoción, le sonrió a Gala. Ella siempre había visto cómo Gala se había enamorado de Lizzy, pero nunca había escuchado a Gala hablar de esa manera tan vulnerable y abierta. Era evidente lo profundamente que la amaba.
—Sé que esto suena raro, Karime, pero... me siento tan feliz, tan completa. Lizzy no es solo mi novia, es mi vida. Ella es todo lo que siempre quise, pero no lo sabía hasta ahora. Todo lo que ella es, todo lo que comparte conmigo, es como una parte de mí que nunca supe que me faltaba. Ahora la tengo, y no la dejaré ir.
Karime asintió lentamente, con una sonrisa en el rostro. Sabía que este tipo de amor no era algo común, que no todos podían experimentar algo tan profundo y genuino.
—Estoy tan feliz por ti, Gala. Me alegra ver que finalmente encontraste a alguien que te hace sentir completa. Lizzy es increíble, y me alegra que hayas llegado a este punto en tu relación con ella. No es fácil encontrar algo tan real, tan profundo.
Gala sonrió con una mezcla de gratitud y emoción. Aunque las palabras de Karime eran simples, entendía perfectamente lo que estaba intentando decir. Lo que tenía con Lizzy no era algo que se pudiera entender fácilmente. Era algo que solo ellas dos podían comprender, algo tan especial que ni siquiera el paso del tiempo podría deshacerlo.
—Me siento tan afortunada, Karime. Pero, más que eso, me siento tan agradecida. Lizzy es la mujer más maravillosa que he conocido, y cada día que paso a su lado es un recordatorio de lo afortunada que soy. Estoy enamorada de ella más que nunca, y eso no va a cambiar.
Karime asintió, una mirada de entendimiento y cariño en su rostro.
—Y Lizzy está igual de enamorada de ti, Gala. Lo veo en sus ojos, en la forma en que te mira, en todo lo que hace por ti. Tienes algo que muchos desearían, algo que es real y verdadero. No hay nada más valioso que eso.
Las palabras de Karime resonaron en el corazón de Gala, y una vez más, se sintió agradecida. No solo por el amor que compartía con Lizzy, sino también por tener a alguien como Karime, quien entendía lo que estaba pasando en su corazón.
—Gracias, Karime. Aprecio mucho que siempre estés ahí para mí. Y sobre todo, por entender lo que significa todo esto para mí. Lizzy es mi todo, y no importa lo que pase en el futuro, sé que lo que tenemos es algo único.
Karime sonrió, y puso una mano sobre la de Gala.
—Lo sé, Gala. Y te deseo todo lo mejor con Lizzy. Disfruten cada momento juntas, porque este tipo de amor es lo que todos buscan. Es lo que todo el mundo merece encontrar.
Gala asintió, sintiendo una paz profunda. Aunque sabía que el camino no siempre sería fácil, estaba segura de que, mientras estuviera al lado de Lizzy, todo valdría la pena. Era el amor de su vida, y nada ni nadie podría cambiar eso.
El día había llegado a su fin, pero el ambiente en la casa de los Famosos no parecía reflejarlo. El equipo Mar, a pesar de las tensiones pasadas, de los conflictos y de las sorpresas de la competencia, había logrado llegar a lo más alto. Estaban juntos, y por esa razón, los ánimos eran festivos, aunque el futuro seguía siendo incierto. La semana final había llegado, y todos sabían que la dinámica cambiaría pronto. El proceso de nominaciones ya había comenzado a girar en torno a los seis mejores competidores.
Mientras todos charlaban y reían alrededor de la mesa, Lizzy y Gala se encontraron en un rincón, compartiendo una conversación íntima que las había unido aún más en los últimos días.
El momento parecía ser perfecto para hablar de sus familias. Gala, que siempre había sido tan protectora y reservada sobre ciertos aspectos de su vida, decidió compartir más sobre su historia con Lizzy, quien la escuchó atentamente.
— Te he hablado de mi hermana, ¿verdad? — comenzó Gala con una sonrisa suave. — Siempre he estado muy unida a ella, a pesar de todo lo que hemos vivido juntas. Es madre ahora, y tiene una hija preciosa. Es curioso, porque ella se parece tanto a mí, pero tiene una personalidad tan diferente. Mi sobrina... ¡es un sol! Me siento afortunada de poder compartir tanto con ellas, aunque mi relación con mi madre nunca fue la mejor.
Lizzy, tocando suavemente la mano de Gala, sonrió con complicidad.
— Qué lindo lo que dices de tu hermana y tu sobrina. Yo también tengo una hermana. Se llama Nina, y, si te soy honesta, somos tan parecidas que a veces hasta nosotros mismos nos confundimos. Somos gemelas idénticas. Y aunque eso nos ha traído algunos inconvenientes en el pasado, también nos ha unido de una forma especial.
Gala la miró, interesada por la manera en que Lizzy hablaba de su hermana. Aunque habían hablado muchas veces de sus experiencias, esa era la primera vez que Lizzy compartía algo tan profundo sobre su relación con Nina.
— ¡Gemelas! — exclamó Gala, sorprendida. — Eso debe ser tan interesante. ¿Cómo es Nina?
Lizzy se acomodó un poco más en su silla, mirando al frente mientras pensaba en su hermana. Sabía que le debía muchas respuestas, pero estaba feliz de poder hablar de eso con alguien tan cercano a ella como Gala.
— Nina y yo somos como dos mitades de un todo, pero con personalidades muy diferentes. Aunque físicamente nos parecemos tanto, en la forma de ser... ¡somos el día y la noche! Ella es más seria, con ese toque irónico que tiene, mientras que yo... bueno, siempre he sido más dulce, más abierta. A veces me pregunto cómo es posible que siendo tan parecidas, tengamos formas de ver la vida tan distintas. A pesar de todo, siempre nos entendemos. Nos hemos vuelto inseparables, y me siento afortunada de tenerla en mi vida.
Gala escuchaba atentamente, completamente absorbida por lo que Lizzy decía. Ella también tenía una hermana, pero sentía que lo que Lizzy compartía con Nina era algo aún más profundo, algo que solo se entiende cuando se ha vivido una conexión tan fuerte.
— Esas diferencias... Son las que enriquecen las relaciones, ¿no? — dijo Gala con una sonrisa. — Y eso me hace pensar... en mi propia hermana. Aunque somos tan diferentes en algunos aspectos, como te dije antes, siempre nos hemos apoyado. A veces pienso que todo lo que he aprendido, lo he aprendido de ella.
Lizzy la miró, sus ojos brillando con comprensión.
— Sé lo que sientes. Aunque somos diferentes, lo que importa es el vínculo que compartimos. Lo que nos hace ser quienes somos.
La conversación se prolongó un poco más, hablando sobre sus padres, sobre lo que cada uno representaba para ellas. Lizzy recordó cómo siempre había sido cercana a su madre, Marianella, quien había sido un pilar en su vida. También habló de su padre, Simón, un hombre dulce y protector que, a pesar de ser tan fuerte, siempre había mostrado una gran empatía hacia ella.
Gala, por su parte, compartió cómo su madre había sido una figura distante, pero cómo había aprendido a ser fuerte por ella misma y a encontrar consuelo en las personas cercanas, como su hermana.
El día terminó con más risas, abrazos y una sensación de nostalgia por lo que estaba por venir. La competencia estaba llegando a su fin, y todos sabían que el camino hacia la final no iba a ser fácil. Pero, para Lizzy y Gala, lo que realmente importaba era que, a pesar de todo lo que habían vivido, aún se tenían la una a la otra.
La siguiente mañana, la casa de los Famosos se despertó con la misma energía animada. Gala, al despertar, pensó en lo que le había contado a Lizzy la noche anterior. Pensó en cómo su vida había cambiado desde que la había conocido, y en cómo su amor por ella había crecido en cada paso. Era un amor que no esperaba, pero que había llegado con la fuerza de una marea. No solo por su apariencia, sino por la persona que era Lizzy en su interior.
Gala se levantó de la cama, y al caminar hacia la cocina, vio a Lizzy sentada en una mesa, mirando por la ventana. Había algo en ella que la atraía con una fuerza que Gala no podía describir con palabras.
Lizzy la miró, y, al ver su sonrisa, Gala sintió que el mundo, por un momento, se detenía. Sin una palabra, Lizzy se levantó y caminó hacia ella, abrazándola con la misma calidez con la que siempre lo hacía.
Era como si todo lo que importaba en ese momento fuera estar juntas, y todo lo demás quedara en un segundo plano.
El día seguía su curso, y la conversación entre Lizzy y Gala fluía con una naturalidad tan profunda como la conexión que compartían. A medida que se sentaban juntas en la sala, disfrutando de una tranquila mañana, Lizzy se sintió inspirada a seguir compartiendo más sobre su familia. Cada palabra que salía de su boca parecía acercarlas aún más, y Gala, por su parte, escuchaba con atención, buscando cada detalle que hacía de Lizzy la persona especial que era.
— También tengo otro hermano, — comenzó Lizzy con una sonrisa nostálgica en el rostro. — Se llama Theo, y somos trillizos. Todos nacimos en el mismo día, aunque en orden diferente, claro. Nina es la mayor,Theo el segundo en nacer y yo la última y por ende la menor".
Gala la miró con interés, pero también con un toque de ternura en sus ojos. Ya había escuchado mucho sobre Nina, pero nunca había escuchado tantas historias sobre Theo.
— Trillizos, qué increíble, — dijo Gala, con una sonrisa de asombro. — Eso debe ser algo realmente único. Pero... ¿Theo también se parece a ti y Nina?
Lizzy pensó por un momento antes de responder, recordando cómo su hermano Theo siempre había sido un poco diferente a ella y Nina, no solo en apariencia, sino también en personalidad.
— Bueno, físicamente no tanto, — explicó Lizzy, mirando a Gala con una sonrisa tranquila. — Aunque todos compartimos algunos rasgos, Theo tiene su propia esencia. No es tan idéntico a Nina y a mí, pero en cuanto a su personalidad... ¡definitivamente se parece más! Es tan dulce, amable, y tiene un corazón enorme. Siempre es tan cuidadoso con todos, tan romántico e inteligente. Es el tipo de persona que siempre pone a los demás antes que a él mismo, y eso lo hace aún más especial.
Gala observó cómo Lizzy hablaba de su hermano, notando el cariño que se reflejaba en sus palabras. Parecía que Lizzy realmente lo extrañaba, y por un momento, Gala pudo ver lo que significaba la familia para ella.
— Qué hermoso, Lizzy, — dijo Gala, tocando suavemente su mano. — Se nota que lo adoras. Y seguro que él te extraña a ti también.
Lizzy suspiró, perdiéndose en el pensamiento de su hermano.
— Lo extraño muchísimo, — admitió Lizzy, su voz llena de melancolía. — A veces me pregunto cómo estarán todos allá afuera, qué estarán haciendo. Me gustaría que estuviera aquí, que pudieran conocerse todos. Me encantaría que, al menos por unos días, Theo pudiera entrar en el congelado, así podría estar con nosotros. Estar todos juntos de nuevo, aunque sea por un rato, sería increíble.
Gala sonrió con suavidad, entendiendo perfectamente lo que Lizzy sentía. Sabía lo que era extrañar a alguien con tanto amor, y sin pensarlo mucho, trató de aligerar la atmósfera con una broma.
— Seguro que Theo entrará en el congelado, — dijo Gala en tono juguetón. — Y cuando lo haga, asegúrate de cuidarlo bien. No vaya a ser que Karime y Briggitte se lo roben. ¡Ambas están solteras, y eso siempre trae problemas!
Lizzy soltó una risa nerviosa, sorprendida por la broma, pero también sintiendo una calidez en su corazón al escuchar a Gala hablar de esa manera.
— ¡Ay no! — exclamó Lizzy entre risas. — ¡No me lo digas! Sería el colmo que Karime o Briggitte le hagan ojitos a mi hermano. ¡Las dos tienen esa mirada de... no sé! Las conozco muy bien, ¡no me puedo fiar de ellas!
Gala no pudo evitar reírse también, disfrutando de la ligereza del momento. Era raro ver a Lizzy tan relajada, tan abierta. La forma en que se preocupaba por su hermano, el cariño y la devoción en sus palabras, le mostraba una nueva faceta de Lizzy que la hacía sentir aún más cercana a ella.
— No te preocupes, — dijo Gala con una sonrisa divertida. — Yo me encargaré de que no se lo lleven. Estaré vigilando a Karime y Briggitte, no te preocupes. Después de todo, no quiero perderme la oportunidad de compartir algo más con tu "hermanito menor".
Lizzy levantó una ceja, sonriendo con picardía.
— No me hagas reír, Gala. — dijo con una sonrisa de complicidad. — ¡Tú y yo sabemos que no necesitas hacer nada para que ellos te miren! A veces me pregunto cómo es que te resistes a todas esas miradas.
Gala la miró a los ojos con una mezcla de cariño y diversión, el tono juguetón en su voz aún presente.
— ¿Qué te puedo decir? Tal vez es porque mi corazón está ocupado por una persona muy especial, — dijo Gala, tomando suavemente la mano de Lizzy. — Alguien que me hace sentir más feliz que nunca. Y esa persona eres tú.
Lizzy se sonrojó, su corazón latiendo más rápido al escuchar esas palabras. No era la primera vez que Gala le decía algo tan directo, pero siempre lo decía con una suavidad y una ternura que la dejaba sin palabras. Gala le sonrió, y Lizzy no pudo evitar responder con una sonrisa más amplia.
— Yo también te quiero mucho, Gala, — dijo Lizzy, su voz suave pero cargada de emoción. — Me haces sentir tan especial, y es algo que no quiero perder jamás. Estoy tan agradecida por haberte encontrado.
Las dos se quedaron en silencio por un momento, simplemente mirándose a los ojos, compartiendo una conexión tan profunda que las palabras ya no eran necesarias. Lizzy sabía que en Gala había encontrado algo que jamás pensó que encontraría en una persona. La amaba, y no podía dejar de sentir que, a pesar de todo lo que había pasado, todo lo que vivieron en la casa de los Famosos, su amor era más fuerte que nunca.
La tarde continuó con risas y conversaciones entre Lizzy y Gala, pero ahora, mientras el sol se ponía y las luces suaves de la casa empezaban a iluminar el ambiente, Lizzy no pudo evitar sentirse un poco melancólica. Mientras las conversaciones sobre Theo y su familia se desvanecían en risas y bromas, una parte de Lizzy se sentía profundamente conectada con la Navidad, un tema que siempre había sido especial para ella.
— ¿Sabes? — dijo Lizzy, su tono de voz más tranquilo ahora, mientras miraba hacia la ventana, observando cómo el cielo comenzaba a oscurecerse. — Siempre me ha gustado la Navidad. Es mi fiesta favorita, porque... bueno, nací justo después de Navidad.
Gala la miró, sorprendida, pero a la vez curiosa. A lo largo de sus conversaciones, había aprendido mucho sobre Lizzy, pero aún había pequeños detalles que la hacían sentir más conectada con ella. El hecho de que su cumpleaños fuera tan cerca de Navidad era uno de esos detalles.
— ¿Naciste después de Navidad? — preguntó Gala, sonriendo suavemente. — Eso es un dato interesante. No lo sabía.
Lizzy asintió, mirando a Gala con una sonrisa nostálgica en sus labios. Se sentó más cerca de ella, como si ese momento fuera el adecuado para abrir su corazón aún más, para contarle más sobre sí misma y sobre lo que significaba la Navidad para ella.
— Sí, — comenzó Lizzy con una suavidad que llenó el aire de ternura. — Mi hermana Nina nació primero, luego Theo y y luego bueno, yo. Después de Navidad, casi. Eso hizo que la Navidad siempre tuviera un significado especial para mí. Me encanta la idea de estar rodeada de mi familia en esos días, porque es cuando todo se reúne. Además, siempre me hizo sentir especial, como si fuera un regalo para mis padres.
Gala escuchó en silencio, comprendiendo la profundidad de lo que Lizzy decía. No solo se trataba de una festividad para ella, sino de una celebración personal que se vinculaba con su nacimiento, con su familia y con la manera en que se sentía conectada a todo lo que amaba.
— Me imagino que debe ser algo mágico, — respondió Gala suavemente, mientras sus ojos brillaban con la comprensión que solo las personas cercanas pueden ofrecer. — La Navidad para ti debe ser mucho más que luces y regalos. Es algo más profundo, ¿verdad?
Lizzy asintió con la cabeza, sus ojos llenos de emociones que compartió con Gala, sin la necesidad de decir más. La Navidad era el momento del año cuando sentía que su familia estaba aún más unida, cuando los recuerdos de su infancia cobraban vida y las pequeñas tradiciones cobraban todo su significado.
— Lo es. Para mí, la Navidad es como... un recordatorio de lo afortunada que soy por tener a mi familia. Mis padres, mis hermanos, cada uno con su personalidad única, pero todos compartiendo ese amor que nos une. Y ahora, más que nunca, aprecio esos momentos con ellos.
Gala sonrió con una ternura inmensa, y en sus ojos brilló un destello de emoción. Ella entendía lo que Lizzy quería decir. La Navidad no era solo un día de celebraciones, sino un reflejo del amor profundo que existía entre los seres queridos.
— Me imagino que la Navidad debe ser un gran momento para estar todos juntos, — dijo Gala, tocando suavemente la mano de Lizzy. — Y aunque no podamos estar con nuestras familias en este momento, me siento tan afortunada de tenerte a ti.
Lizzy se giró hacia ella, tomando su mano con suavidad, los ojos llenos de gratitud y amor. Ella sintió que la conexión que compartían era algo más allá de las palabras, algo que solo podían entender las dos. Y en ese instante, con las luces de la casa parpadeando suavemente alrededor de ellas, Lizzy se sintió más segura de sus sentimientos que nunca.
— A veces, Gala, me pregunto si estaríamos mejor celebrando la Navidad aquí, en lugar de estar separadas de nuestras familias. — Lizzy comenzó a hablar de forma más abierta, compartiendo sus pensamientos más profundos. — Me encantaría que, este año, pudiéramos pasar la Navidad juntas. Tú, yo, y todos los que hemos llegado hasta aquí, en la casa. Porque ahora, más que nunca, siento que mi lugar está aquí contigo.
Gala la miró, sorprendida y emocionada, pero también comprendiendo profundamente lo que Lizzy estaba tratando de decir. Aunque las circunstancias en las que se encontraban no eran las más comunes, algo dentro de ella sabía que lo que Lizzy le proponía era lo más sincero y real que podría ofrecerle. Una Navidad diferente, pero igualmente llena de amor.
— ¿De verdad? — Gala preguntó, tocando suavemente la mejilla de Lizzy. — No puedo pensar en nada más hermoso que eso. Pasar la Navidad contigo... Sería un regalo para mí. Porque, al final, lo único que quiero es estar a tu lado. No me importa el lugar, no me importa lo que haga falta. Lo único que importa es que estemos juntas.
Lizzy sintió que su corazón latía con fuerza al escuchar esas palabras. Sabía que lo que sentía por Gala no era algo pasajero ni superficial, sino algo que iba más allá de cualquier festejo o tradición. Era amor puro, y en ese momento, se dio cuenta de que todo lo que realmente deseaba era compartir su vida con ella, sin importar lo que viniera después.
— Me gustaría que todo fuera diferente. — Lizzy dijo, su voz llena de emoción. — Me gustaría que pudiéramos estar con nuestros seres queridos, celebrar como siempre lo hacíamos... pero si tuviera que elegir, elegiría pasarla contigo. Porque eres mi persona, Gala. Mi familia, mi amiga, mi todo. Y no quiero perderme ni un segundo de esto.
Gala se acercó más a Lizzy, tomándola suavemente entre sus brazos. No necesitaba decir más; sus acciones hablaban por ellas mismas. La verdad estaba en sus corazones, y allí, en ese momento, se sentían más conectadas que nunca.
— Si eso es lo que quieres, — dijo Gala en un susurro, abrazando a Lizzy con todo su ser, — entonces así será. Pasaremos la Navidad juntas, como siempre soñé.
Lizzy, al sentirse abrazada por Gala, cerró los ojos y permitió que la calidez de ese momento envolviera todo su ser. No importaba qué desafíos vinieran, no importaba lo que la vida les deparara después de ese encierro. Sabía que con Gala a su lado, todo iba a estar bien. El amor era lo que importaba, y eso era lo único que necesitaban para enfrentar todo lo que les esperaba.
A partir de ese momento, Lizzy y Gala se comprometieron a hacer de esa Navidad algo único, algo que marcaría el comienzo de una nueva etapa en sus vidas. Una Navidad llena de amor, risas y, sobre todo, de la paz que solo podía ofrecer el estar juntas.
El día siguiente llegó sin previo aviso, como si el tiempo se hubiera detenido por un instante, justo después de la profunda conversación que Lizzy y Gala habían tenido la noche anterior. El amanecer trajo consigo una ligera brisa que entraba por las ventanas de la casa, y con ella, una sensación de calma. Los dos mundos en los que Lizzy y Gala vivían parecían haberse unido de alguna manera mágica, haciendo que el entorno fuera más cálido, más acogedor, más... real.
Lizzy despertó temprano, antes de que el sol se asomara completamente. Se sintió renovada, como si el paso de la noche hubiera transformado su visión del mundo. Cuando abrió los ojos, Gala aún dormía a su lado, su respiración tranquila y pausada. Lizzy la miró por un momento, sonriendo suavemente mientras admiraba su rostro relajado, la suavidad de su piel, la paz que emanaba de ella. Sabía que había tomado una decisión importante al darle su corazón a Gala, y ahora, más que nunca, sentía que su amor por ella era profundo y verdadero.
Se levantó lentamente, sin querer despertar a Gala, y caminó hacia la ventana. El sol ya comenzaba a iluminar el cielo, tiñéndolo de tonos cálidos y dorados. Lizzy observó el paisaje, sintiendo una mezcla de paz y gratitud por todo lo que había vivido hasta ese momento. La Navidad, la familia, el amor de Gala, todo parecía encajar perfectamente en su vida.
Gala despertó poco después, sintiendo una ligera presión sobre su corazón, como si algo le dijera que la conversación que habían tenido la noche anterior no había sido solo un sueño. Abrió los ojos y vio a Lizzy junto a la ventana, la luz del sol reflejada en su cabello, haciendo que se viera aún más radiante.
— Buenos días, — dijo Gala, con voz suave, mientras se estiraba un poco, aún en la cama. — ¿Dormiste bien?
Lizzy se giró hacia ella, sonriendo de manera tranquila. Era como si el mundo hubiera cambiado para ellas, como si todo a su alrededor estuviera en un estado de armonía que nunca antes había existido.
— Sí, mucho mejor. — Lizzy respondió, caminando hacia la cama y sentándose junto a Gala. — No sé si es porque hablamos tanto anoche, o porque ahora siento que todo está en su lugar... Pero sí, fue una buena noche.
Gala la miró con ternura, entendiendo lo que Lizzy quería decir. Las palabras eran poderosas, pero lo que importaba realmente era la conexión que compartían. No solo se trataba de estar juntas físicamente, sino de cómo sus almas parecían haber encontrado su hogar la una en la otra.
— Me alegra que te sientas bien. — Gala dijo, tomando suavemente la mano de Lizzy. — A veces, un buen descanso puede ser lo único que necesitamos para aclarar nuestros pensamientos.
Lizzy asintió, pero no pudo evitar que su mente se dirigiera de nuevo hacia lo que había mencionado el día anterior sobre la Navidad, su familia, y la conexión que sentía con Gala. En ese momento, algo más se había encendido dentro de ella. Un deseo, una necesidad de compartir más sobre sí misma, de abrir su corazón por completo.
— Hay algo más que quiero decirte, Gala. — Lizzy comenzó, su tono de voz tranquilo pero lleno de emoción. — Sabes que soy muy cercana a mi familia. La Navidad es muy importante para mí, porque... bueno, es el día en que nací, el día que celebramos el amor entre los tres, con mis hermanos, mis padres.
Gala la miró, escuchándola atentamente, sin interrumpirla. Sabía que para Lizzy, la familia era un tema delicado y profundo. Gala también había compartido un poco sobre su familia, pero no con la misma profundidad que Lizzy ahora lo estaba haciendo. Cada palabra de Lizzy tocaba su corazón de una manera especial.
— Los tres nacimos el mismo día, el 26 de diciembre. — Lizzy continuó, con una ligera sonrisa en los labios. — A veces me sorprendo de lo increíble que es tener una hermana gemela y un hermano trillizo. Nina y yo nos parecemos tanto que la gente nos confunde constantemente, pero Theo es diferente. Aunque no se parece tanto a nosotras, siempre tiene una personalidad dulce, amable, y aunque no se lo diga siempre, siempre está allí para mí. Es mi hermano, y lo amo mucho.
Gala la miró con dulzura, sin decir nada por un momento. Sabía que Lizzy estaba compartiendo algo íntimo, algo que solo pocas personas en el mundo podían entender. No solo por el vínculo que Lizzy tenía con sus hermanos, sino por la manera en que sus palabras reflejaban una conexión profunda con su familia.
— Me imagino lo unida que debes estar con ellos. — Gala respondió, su voz suave, casi un susurro. — Y no me extraña. La forma en que hablas de tu familia es hermosa, Lizzy. Es claro que tienes una relación muy especial con ellos.
Lizzy asintió, mirando hacia el horizonte a través de la ventana.
— Sí... Y es por eso que este año, quiero compartir la Navidad contigo. No sé, siento que... que de alguna forma, lo que más deseo es pasarla contigo. No solo porque te amo, sino porque ahora eres mi familia también.
Gala la miró, sorprendida pero profundamente conmovida. Había escuchado muchas veces que el amor era la base de la familia, pero nunca lo había experimentado con tanta intensidad como en ese momento.
— Yo también quiero pasarla contigo, Lizzy. — Gala respondió, con una sonrisa llena de cariño. — Es un regalo poder tenerte a mi lado, y lo valoro más de lo que puedo decir.
Lizzy la miró fijamente, sintiendo que sus palabras eran sinceras y puras. En ese momento, Gala no solo era su novia, sino una parte esencial de su vida. Y la idea de compartir la Navidad con ella, de hacer de ese día un recuerdo especial, la llenaba de felicidad.
Antes de que pudiera responder, Gala la sorprendió con una confesión que nunca había mencionado antes.
— Mi cumpleaños es el 4 de agosto. — Dijo Gala, su voz un poco más baja, como si le diera un toque personal a la conversación. — Y aunque no lo celebro de manera grande, me hace feliz saber que también es un día especial en el que nací.
Lizzy sonrió, imaginando a Gala pequeña, celebrando su cumpleaños de manera sencilla, pero llena de amor. Era curioso cómo cada persona veía su día especial de forma diferente. Para Lizzy, la Navidad era un momento para estar rodeada de su familia, pero para Gala, aunque su cumpleaños era importante, lo que realmente importaba era el amor y la conexión que compartían.
— Eso suena hermoso. — Lizzy dijo, acariciando suavemente el brazo de Gala. — Yo creo que cada día que paso contigo es especial, no importa si es tu cumpleaños o el mío, o si es un día cualquiera. Estar a tu lado es lo que realmente me importa.
Ambas se quedaron en silencio por un momento, sabiendo que las palabras ya no eran necesarias. Sus corazones ya se habían encontrado en ese lugar especial, ese lugar donde solo el amor y la conexión importaban.
— Vamos a hacer que esta Navidad sea la más especial de todas. — Gala dijo, tomándola de la mano con firmeza y cariño. — Juntas.
Lizzy sonrió y asintió, sabiendo que lo que más deseaba era estar a su lado, no solo en Navidad, sino siempre.
La casa estaba en silencio. El resto del equipo Mar había ido a la sala común, dejando a Lizzy y Gala solas en el pasillo de la planta superior. Desde el momento en que Gala le había tomado la mano, una suave electricidad había comenzado a recorrer el cuerpo de Lizzy. Estaban en un espacio pequeño, pero la cercanía de Gala era lo único que importaba. En esos momentos, la casa se sentía mucho más grande, pero solo porque las dos compartían una conexión que iba más allá de las paredes que las rodeaban.
Lizzy caminaba lentamente junto a Gala, como si cada paso se llenara de la misma emoción que había sentido desde el primer día que se conocieron. Pero ahora, algo había cambiado. Ahora, sentía que todo lo que había estado guardando en su corazón, todo lo que había temido o dudado, era claro, cristalino y verdadero.
— Gala... —comenzó Lizzy, su voz temblorosa pero llena de emoción—. Quiero preguntarte algo, pero no estoy segura de cómo hacerlo.
Gala la miró con una sonrisa suave, esa sonrisa que siempre conseguía calmar las inquietudes de Lizzy, esa que la hacía sentirse protegida, amada. Acercó su rostro a Lizzy, sin prisa, como si el tiempo no existiera en ese instante.
— Pregúntame lo que sea, Lizzy —respondió Gala con una suavidad que reflejaba su completa devoción—. Sabes que no hay nada que no haría por ti.
Lizzy cerró los ojos por un momento, tomando aire profundamente. Era como si todo lo que había sentido desde que la conoció se condensara en ese instante. Sabía que tenía que ser honesta con Gala, que tenía que abrir su corazón de una vez por todas, sin miedos ni dudas.
— ¿Alguna vez has pensado en lo que realmente significa estar con alguien... en serio? —preguntó Lizzy, su voz un susurro. En su interior, el amor por Gala había crecido más de lo que nunca imaginó. Lo que habían vivido, todas las emociones intensas, las peleas y las reconciliaciones, todo había sido real, pero había algo que ella no había dicho aún.
Gala la miró fijamente, casi sin comprender al principio, pero al ver la mirada ansiosa en los ojos de Lizzy, lo entendió. Sabía que Lizzy necesitaba un momento de vulnerabilidad, un momento en el que no hubiera nada que temer, solo ellas dos, el uno para el otro. Sin decir una palabra más, Gala la abrazó con ternura, envolviendo a Lizzy en sus brazos con una suavidad que solo ella podía ofrecer.
— Lizzy, —susurró Gala en su oído—. Yo te amo. No sé qué significa todo lo demás, pero sé que te amo con cada parte de mí, con todo lo que soy. Y si alguna vez tuve dudas sobre lo que el amor realmente es, esas dudas desaparecieron cuando te conocí.
Lizzy sintió que su pecho se llenaba de una calidez indescriptible. Un nudo en su garganta se formó al escuchar esas palabras, pero fue un nudo lleno de gratitud y felicidad. Levantó la cabeza para mirar a Gala, sus ojos llenos de emoción.
— Yo también te amo, Gala. Con todo lo que soy. Y... —su voz vaciló por un segundo, pero luego continuó—. Estoy lista. Estoy lista para dar este paso. Estoy lista para ser completamente tuya.
Gala, al escuchar esas palabras, sintió como si el suelo debajo de ella se desvaneciera. No sabía si era la emoción de tener a Lizzy entre sus brazos o la profunda conexión que sentía por ella, pero en ese instante, todo el amor que había guardado en su corazón por tanto tiempo estalló en su pecho. Con una sonrisa cálida, acercó su rostro al de Lizzy, sus labios rozando los de ella con una delicadeza infinita.
El beso fue suave al principio, como un susurro. Pero pronto, se volvió más intenso, más lleno de deseo y pasión. Gala no podía creer que ese momento estuviera sucediendo. Todo lo que había esperado, todo lo que había soñado, estaba sucediendo. Estaba con Lizzy, la chica que había capturado su corazón, la chica que había llegado para cambiarlo todo.
— Te amo tanto... —murmuró Gala entre besos, sus manos acariciando el rostro de Lizzy con una ternura absoluta.
Lizzy respondió a cada uno de esos besos, sin importarle nada más en ese momento. Estaba completamente entregada a Gala, sintiendo su amor, su cuidado, su deseo. Sus manos se movieron por el cuerpo de Gala, explorando, conociendo cada rincón, como si fuera un nuevo mundo por descubrir.
Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, las dos se separaron, con la respiración entrecortada y los corazones palpitando con fuerza. Lizzy, mirando a Gala con una mezcla de asombro y devoción, susurró:
— ¿Y ahora qué hacemos? ¿Qué pasa ahora entre nosotras?
Gala sonrió, sus ojos brillando con una dulzura infinita. Su corazón latía con fuerza, pero estaba en paz, porque sabía que en ese momento, todo era perfecto.
— Ahora, Lizzy, ahora somos nosotras. No hay nada que temer. Solo amor, solo nosotras.
Lizzy sonrió, sin poder evitarlo, dejando que una lágrima de felicidad se deslizara por su mejilla. No había dudas, no había miedos. Todo lo que necesitaba ya estaba aquí, con Gala. En ese instante, las palabras se volvieron innecesarias. Lo único que importaba era que ambas sabían lo que significaban la una para la otra. El amor era real. Y ahora, juntas, iban a vivirlo por completo.
Sin decir más, Gala tomó la mano de Lizzy y la guió hacia el sofá cercano. Se acomodaron juntas, y mientras los otros miembros del equipo Mar seguían riendo y conversando en el salón, ellas permanecieron en su propio mundo. Un mundo en el que solo existían ellas, donde el amor era lo único que importaba.
Las horas pasaron, pero el tiempo parecía detenerse para ellas. En silencio, se abrazaron, compartiendo la calma que solo el amor verdadero puede ofrecer. No necesitaban nada más. Porque se tenían la una a la otra, y eso era suficiente.
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