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LOVE REALLY HURTS WITHOUT YOU
chapter four; GHOST
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Había pasado una semana desde que Five se había mudado con los Byers. Aún no le habían hecho ningún tipo de daño. De hecho, no habían hecho nada más que tratarlo con amabilidad. Le daba un sentimiento desconocido; una sensación borrosa. No podía describirlo. Nunca había hecho nada parecido. A diferencia del laboratorio, estas personas le preguntaban si quería hacer algo, si él estaba de acuerdo con eso, en lugar de forzarlo y dejarlo sin opción.
Cada uno de los niños -exceptuando a Will, que estaba ocupado con sus propios problemas- se habían concedido la tarea de ayudar a Five mientras los adultos estuvieran trabajando. Dustin le enseñaba acerca de la cultura adolescente en 1984, lo que a la gente le gustaba, como actuaban, hablaban. A Lucas le habían asignado el cargo de enseñarle a leer y escribir. Y Mike, con mucho disgusto, le ayudaba a expandir su limitado vocabulario.
Era emocionante aprender sobre la vida normal. Era algo con lo que él siempre había soñado; algo que siempre pensó que estaba demasiado lejos de alcanzar cuando temblaba en su habitación. Era emocionante que le enseñaran como escribir su propio nombre, era emocioante ser informado sobre como las personas de su edad usarían términos como "cúbrete el rostro", "tómate un calmante" o "cool", sin importar lo extraño que sonaba para él.
Se sentía como un comienzo desde cero.
A pesar de eso, no podía evitar sentir la horrible ansiedad que siempre lo perseguía, que susurraba en su oído haciendo que escalofríos recorrieran su espalda. Porque a pesar de que ahora era libre, de que ahora vivía con una familia normal en una casa normal y de a poco acercándose a una vida normal, aún podía ser arrebatado de él rápidamente, justo como había sido cuando sólo tenía un año.
Era tan fácil destruir todo lo que había construido, de aplastar sus esperanzas de ser un adolescente en los ochentas. El despreciaba esos pensamientos y siempre trataba de distraerse de ellos, pero siempre estaba ahí, descansando en la parte trasera de su mente.
- Por ejemplo, si estás con algunos amigos, dices que "estás pasando el rato con ellos"- la inusual voz tranquila de Mike hizo que saliera de su pequeño trance. Los dos chicos estaban sentados en el sofá de la casa Byers, el lugar siendo llenado por nada más que por sus voces.
Joyce estaba en el trabajo, Jonathan haciendo Dios sabe qué y el resto de los chicos estaban en el Arcade. Joyce no estaba demasiado entusiasmada con tener que llevar a Will durante su tiempo libre, pero lo había hecho de todas formas, como la buena madre que era. Mike tampoco estaba feliz de tener que quedarse en casa con Five, mientras los otros jugaban a los juegos sin él, ¿pero que opción tenía? Five podía darse cuenta fácilmente que él estaba irritado.
- Pasando el rato- repitió el otro, como si eso fuera a ayudar a que entrara en su cerebro. Asintió, mostrándole a Mike que lo había entendido, y que podían seguir.
Durante los años que había estado atrapado en el laboratorio, él había cogido un par de cosas básicas sobre lenguaje. Había tomádose el tiempo de escuchar cuidadosamente a los trabajadores del lugar, y luego reflexionaría sobre ello cuando lo lanzaran de vuelta a la celda.
A las palabras como "amigo" o "amor" no las había aprendido hasta que llegó aquí. Habían sido las primeras palabras que Mike había mencionado con él. Y había sido incapaz de ignorar el dolor que había destellado en los ojos del pelinegro.
- ¿Crees que podré ir contigo a Halloween la próxima semana?- intervino Five, sus palabras siendo lentas e inseguras. Mike le había dicho sobre la emoción que había alrededor de la fecha de Halloween unos días antes y que él y los otros irían a pedir "dulce o truco". La forma en la que Mike hablaba sobre eso había hecho que él también quisiera ir.
El chico Wheeler se mostró sorprendido por un segundo al no ver venir esa pregunta. Luego sacudió su cabeza, porque dejarlo salir podría ser peligroso y también porque se suponía que sólo serían él, Lucas, Dustin y Will. Él no quería que nadie más interrumpiera en su grupo de amigos. No después de que finalmente pudieran reunirse con Will.
- Es demasiado arriesgado.
Five se deslizó por el sofá, sus dedos clavandose en la sábana blanca que se encontraba arrugada en el canasto de ropa al lado suyo. La estiró antes de lanzarla por encima de él, dejando su identidad oculta. Unos segundos después, volvió a levantar la tela mostrando su rostro, que sólo expresaba emoción.
- Fantasma. ¿Entiendes?
Mike respiró hondo, sin saber como se supone que debería contestar. Five tenía razón; si usaba un disfraz que ocultara su rostro, no debería de por qué ser peligroso, ¿verdad?
Aunque todavía no quería al chico en el grupo.
Después de un par de segundos, desvió su mirada y sin importar cuanta razón Five tuviera, mantuvo su declaración original.
- Eso no es inteligente, Five. El laboratorio ya no tiene experimentos, pero eso puede cambiar. No podemos arriesgarnos a que alguien te reconozca.
La expresión de Five titubeó, la emoción desapareciendo y decepción tomando su lugar. Dejó que la sábana se deslizara fuera de su cuerpo por completo mientras su labio inferior sobresalió en un pequeño puchero.
- Le preguntaré a Joyce más tarde.
Joyce iba a ser lo suficientemente amable como para dejarlo, ¿verdad? Al menos eso esperaba.
Mike no pudo evitar el instinto de rodar sus ojos marrones, inclinandose sobre el suave cojín.
- ¿Por qué? No cambiaría nada. Sería una pérdida de tiempo.
- Tú eres una pérdida de tiempo- exclamó Five hacia él, sus palabras siendo mitad juguetonas y mitad no queriendo que Mike ganara. Sus ojos verdes estaban entrecerrados y su nariz arrugada.
Five no parecía caerle bien a Mike, y él no podía terminar de descubrir el por qué, pero juzgando por el dolor que había en lo profundo de sus palabras y acciones, era un trauma. Aunque a Five le caía bien Mike; el chico era amable y protectivo hacia las personas que él quería. Y por más que no él no quisiera estar atrapado allí con Five, igual lo estaba.
Wheeler pestañó hacia el castaño por un momento antes de que su rostro se transformara en una de molestia, sin encontrar el comentario gracioso. Luego rodó los ojos por lo que pareció la centésima vez en el par de horas que había estado con Five. Sin responderle volvió a enseñarle nuevas palabras y dichos al chico.
Joyce fue la primera persona en entrar a la casa, bolsas de supermercado colgaban de sus brazos. Su aparición hizo que ambos chicos alzaran su cabeza de inmediato, sus ojos abriéndose levemente ante el súbito ruido. Ella les sonrió dirigiéndome un "Hola, chicos" antes de desaparecer en la cocina.
Esta era la oportunidad de Five para preguntar.
Sin que le importe la explicación de Mike, el ojiverde se paró de su lugar en el sofá y acompañó a su guardiana a la cocina. La mujer estaba colocando cosas en el refrigerador cuando él se inclinó sobre la mesada respirando una gran bocanada de aire.
- ¿Sra. Byers?
- ¿Si?- desvió su mirada del refrigerador por un segundo para ponerla en él, una sonrisa adornado sus pálidas facciones, como siempre.
- ¿Puedo ir pedir dulce o truco con Mike?
La sonrisa de la mujer flaqueó por unos segundos, antes de que una expresión apologética tomara su lugar.
- Five, cariño... No creo que esa sea una buena idea.
Five se esperaba esa exacta misma respuesta, ya que había sido igual a la que Mike le había dado (Mike había encontrado el camino hacia la cocina de igual forma, irritación escrita en todo su rostro), tomó la sábana y realizó el mismo acto de antes.
- Fantasma. No puedes ver mi cara.
- Puedo llevarlo, estaré cuidando a Will de todas formas, ¿no?- Jonathan apareció como si fuera algún tipo de señal, su hombro recostado sobre el marco de la puerta, y una manzana a la mitad en su mano.
Joyce dudó, su expresión insegura.
- Hopper no estaría de acuerdo con esto.
- Entonces Hopper no se enterará- Five se encogió de hombros, como si dijera "No es para tanto". Él irradiaba regocijo y al saber que realmente podría formar parte de eso no podía contener la sonrisa en su joven rostro.
- ¿Esto en serio está pasando?- Mike miró a los otros tres boquiabierto, su desacuerdo se mostraba fuerte y claro sin tener que pronunciar alguna otra palabra. No había espacio para nadie más en su grupo. Era sólo él, Will, Lucas, Dustin e Eleven. Siempre sería así.
- Esa parte del laboratorio ya no está, Mike, ¿qué sería lo peor que pudiera pasar?- Jonathan se encogió de hombros sin cuidado, porque era la verdad, y todos lo sabían, incluyendo a Mike.
- ¿Y si alguien lo reconoce?
Five lo observó mientras protestaba, y prácticamente podías escuchar el ruido de su cerebro al tratar de encontrar qué le estaba molestando tanto. Claro que siempre podía preguntar, pero eso sólo acabaría con Mike construyendo paredes delante de él. Aunque algo definitivamente había pasado.
- Disfraz, Mike- repitió Five lo que había dicho a principios de la semana. Le habían dicho que esa parte del laboratorio había cerrado y que no quedaba ninguno de los proyectos.
Le había hecho preguntarse que había pasado con ellos; los adolescentes con los que se había cruzado un par de veces mientras los arrastraban por los pasillos. Algunos llorando y gritando, y otros con ojos vacíos y un corazón entumecido.
Los ojos marrones de Mike todavía pasaba entre ellos drásticamente, su opinión en la situación siendo la misma. Él sólo no decía la verdadera razón y no tenía la intención de hacerlo. Luego rodó los ojos (algo que Five había notado que hacía mucho) y salió de la habitación unos segundos después, escucharon la puerta principal siendo cerrada.
Silencio colgó del aire por un segundo antes de que Joyce apuntara el dedo índice a su hijo mayor severamente.
- Mantendrás un ojo en ellos ¿está bien? Si alguien pregunta, Five es tu primo.
Jonathan musitó un "si, si" y desapareció de la habitación unos momentos después.
- Gracias- le dijo Five a Joyce (una palabra que trataba de usar lo más que podía) sin poder contener su emoción. Por fin iba a participar en algo fuera de la casa, en algo que los adolescentes normales hacían. Era bueno estar en el lado contrario del camino.
Se sentía eufórico.
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