Capítulo 10
Las risas enamoradas resonaron por todo el lugar, Valka y Estoico una vez que la danza y el canto habían terminado, inmediatamente después se encontraba manteniendo su distancia con Hiccup mientras se alejaba por algunos pasos del castaño, dejó al Alfa de ojos verdes con las palabras en su boca; Valka y Estoico estaban completamente en su burbuja rosada, donde solamente ellos dos existían, deseo para sus adentros que algo similar le pasará a él con Eret; ser solamente ellos dos en un vasto mundo de criaturas y personas, sus feromonas olor a frutillas se volvieron ácidas por la tristeza pasajera que conllevaba el anhelo.
Durante la mayor parte de su vida había anhelado todo lo que los demás tenían, una familia, un padre y una madre a los cuales recurrir en cualquier caso, un hermano o hermana con quien reír y jugar; el ser aceptado en Berk por quien era y no por quien había fingido ser; ser la primera opción de alguien, ser considerado una persona y no un objeto por su jerarquía ni por el “puesto” que tenía gracias al Jefe Estoico.
La principal cosa que hacía para poder seguir con su vida era el anhelo de algo mejor, algo duradero y que le hiciera inmensamente feliz, y de las cuales era consciente que iba a obtener. Su familia genética no regresaría ni hoy, ni mañana, ni nunca; estarían ahí, una vez que fuera recibido por los Dioses en los salones del Valhalla por cada logro que haya hecho en vida; y entonces, sería completamente feliz.
Se dirigió a su asiento donde quedaba su plato de comida tratando de pensar en cualquier otra cosa que no fueran los pensamientos deprimentes que tenía en mente, acariciando en el camino a Chimuelo, quien trataba de taparse con sus patas sus orejas; el grito agudo de Bocón era en verdad dañino para su pequeño dragón.
— Creí que tendría que morir antes de que bailaramos de nuevo.
Dijo Estoico sus ojos cálidos en los de su querida esposa. Valka rio suavemente ante la confesión del Alfa.
— No hay necesidad de llegar a extremos.
— Por ti, mi vida… Lo que sea.
Declaró el Alfa mientras se arrodillaba frente a su amada, los ojos verdes de Hiccup que antes presenciaban con toda concentración aquella escena ahora le miraban; intentó disimular el escalofrío que llegó en su espalda.
— ¿Volverás a casa Val? ¿Quieres volver a ser mi esposa?
Chimuelo empujó suavemente a la Beta, quien seguía sin responder a las preguntas de Estoico. La risa divertida de Valka y Estoico volvieron a escucharse, divertidos por la travesura del dragón.
— ¡Podemos ser una familia! ¿Qué dices?
Valka acarició nerviosa a Chimuelo, antes de que deslumbrará a Estoico con una brillante sonrisa.
— ¡Si!
El ambiente dentro de aquel lugar se había vuelto alegre, las feromonas de Hiccup y Estoico expresando la dicha que estaban sintiendo en aquellos momentos. Estaba feliz por ellos, pero si era completamente sincero consigo mismo, se sentía algo excluido de aquella felicidad.
— Gracias a Odín que no me hicieron caso, hijos. Jamás habríamos encontrado a Valka de no ser así.
Hiccup asintió suavemente, él susurró el leve “si” que no fue escuchado por nadie más que él. Valka y Estoico se dirigieron a su ubicación mientras que Bocón inspeccionaba el fuego que habían hecho con anterioridad.
— Tengo que aclarar algo antes, Hiccup.
La voz seria de Estoico había dejado desconcertados a todos en el lugar.
— Se que hace unos días escapaste luego de haberte propuesto ser el Jefe de Berk. Sé que fue una noticia que no esperabas y parte de ti aún no está completamente seguro de serlo, por eso quiero que me escuches con mucha atención.
Estoico tomó suavemente las manos de su Beta, la atención de todos sobre las siguientes palabras a pronunciar del pelirrojo.
— Creo que tampoco estás preparado para el papel de Jefe de Berk. Por ello creo que es necesario y justo que tú no seas su único Jefe. Declaró como Jefe actual de Berk que mi papel como tal será pasado a mis muchachos, Hiccup Haddock y __________ Abels.
— Jefe Estoico, yo…
— No esta en discusión, _________. Quiero que tanto Hiccup como tú se hagan cargo de Berk, se que ambos podrán hacerlo; los he visto crecer y desarrollar sus habilidades, creo que Berk prosperará en sus manos.
— Pero jefe Estoico, yo soy un Omega. Nadie de Berk aceptará que tome el puesto de Jefe por mi jerarquía.
— De eso no tenemos que preocuparnos, ________. Todo el pueblo te ama y te adora; no por nada eres el primer Omega más fuerte de Berk.
— Yo…
Su inseguridad por aquella declaración seguía haciendo estragos en su mente y en su cuerpo, sus feromonas tiñéndose de un olor amargo por su nerviosismo. Valka tomó una su mano izquierda, Estoico tomó su mano derecha; la calidez de ambas acciones derritiendo su corazón lastimado.
— Confío en ti, _________, aún y si tú no lo haces.
— Gracias jefe Estoico, Valka. Haré lo mejor que pueda.
Mientras miraba a todos en el lugar, notando las sonrisas felices de Valka y Estoico, los comentarios de Bocón que buscaban subirle el ánimo y la mirada brillante de Hiccup, notó el nerviosismo con el Chimuelo se movía.
— ¿Chimuelo?
La mirada preocupada de Hiccup dirigida a su dragón que gruñía y siseaba. Se levantó de su asiento junto a la Beta y su Alfa.
— ¿Qué ocurre?
Pregunto desconcertado viendo como los dragones salen rápidamente del refugio. Lo peor estaba a punto de suceder.
Luego de haber salido del lugar en donde se encontraban para saber con más exactitud qué era aquello que espantaba a los dragones, se toparon con un escenario verdaderamente preocupante. Valka quien fue la primera en salir de los cinco, tenía una expresión de enojo en su rostro; y no era por menos, él mismo tenía una mezcla de sentimientos creciendo el temor de que algo les pasara a los dragones o a ellos mismo y la ira contra Drago Manodura.
— Val. ¡Val! Tranquila, tranquila. Ahora somos un equipo. ¿Qué quieres hacer?
— Debemos de salvar a los dragones.
— ¡Hecho! Vamos, hijos.
No tardó en ponerse su traje completo con Chimuelo preparado, no tardaron en estar sobre el cielo; con el único propósito de salvar a los dragones capturados.
Frente a ellos el cielo gris y la batalla en contra de Drago Manodura, le recordó vagamente a la batalla que tuvo cuando tenía quince años, una de las batallas más importantes en su vida y que la había marcado para siempre. Fue una sorpresa encontrarse con Astrid y Eret, su sonrisa sincera y sus feromonas dulces por encontrarse con el Alfa.
— ¡Bienvenido a bordo, jinete de dragones!
Dijo mientras se quitaba su máscara, su sonrisa enamorada siendo vista por todos. Eret le miró tímidamente con la mejillas sonrojadas, siendo completamente consciente de su falta de habilidad en manejar a un dragón.
— Gracias, creo.
— ¿Dónde has estado?
Pregunto Astrid, el fastidio por la escena entre Eret y él escuchado en su tono de voz, dirigiéndose completamente a su novio.
— Ya sabes, poniéndome al día con mamá.
Como si el nombramiento de la madre de Hiccup fuera suficiente, Valka apareció en el cielo nublado junto con el Escupehielo, el magnífico dragòn viéndose imponente entre los distintos dragones por su tamaño.
— ¿Ella es tu madre?
— Ahora ya sabes de dónde heredé lo dramático.
Declarò Hiccup mientras se colocaba nuevamente su mascarà, la sorpresa de Astrid aùn palpable por la apariciòn de la madre de Hiccup, Eret intentó verse seguro de sì mismo sobre Tormenta; no funcionó en lo absoluto, sus brazos aùn seguìan temblando mientras guiaba al dragòn de Astrid.
Le sonrìo una última vez a Eret, intentado en el proceso de calmarlo; era lindo que un Alfa como Eret intentarà lucir valiente para que èl no sè preocuparà de la situaciòn por la que estaban pasando.
— Si logras dominar bien a Tormenta, tal vez piense en volar contigo algún día.
Los ojos de Eret se abrieron de sorpresa, el silencio breve que había entre los cuatro le confirmó que en realidad sus palabras no habían salido como un susurro. Ahora que todos sabían de su propuesta no podía simplemente echarse para atrás.
— Te estaré esperando, Eret hijo de Eret.
Antes de poder esperar la respuesta del Alfa de cabellos negros, Hiccup le dio la indicaciòn a Chimuelo de alejarse de aquel lugar. Las feromonas de Eret dejadas en el aire expresaban la felicidad del Alfa, totalmente contradictorios en comparación a las feromonas de Hiccup, donde las feromonas de olor bosque eran amargas.
No fue una sorpresa encontrarse con sus amigos peleando en contra de Drago Manodura tiempo después.
— ¡Muy bien, Chimuelo!
Felicito el Omega a su dragón, que había quemado trampas y liberado dragones que habían sido capturados por los hombres de Drago Manodura. Hiccup le siguió con otro cumplido para Chimuelo; ambos amigos de la infancia estando completamente extasiados por la adrenalina del momento.
Sin embargo, todo cambió cuando ambos notaron la caída de la madre de Hiccup provocado por otro dragón, Valka quedó frente al enemigo que estaba atentando contra los dragones y ellos. La llegada de un contrincante digno del “Alfa” se hizo presente.
El miedo y la impotencia recorrieron su piel cuando se dio cuenta de lo que significaba, una batalla a muerte entre ambos dragones para saber quién obtendría el poder de dominar a los otros.
— ¿Otro igual?
Pregunto desconcertado Hiccup mientras se quitaba su máscara para una mejor visión de los hechos que estaban ocurriendo.
— ¡Es un clase 10! ¡Un clase 10!
Grito Patapez en una mezcla de emociones que iban desde la sorpresa, admiración y el terror de ver un dragón enemigo con tal nivel de poder.
La batalla siguió con ellos tratando de rescatar a los dragones y evitando daños graves para las personas que estaban presentes, con la llegada del Jefe Estoico para defender a Valka de Drago Manodura sus prioridades fueron otras iguales a las de Hiccup.
Hasta que su Escupehielo fue derrotado por el Alfa de Drago, la impotencia y el terror más reales en su cuerpo, ésto era lo último que quería que pasará.
— No…
Susurro con un hilo de voz, incapaz de poder decir algo. El llamado del nuevo Alfa de dragones resonó por todo el lugar, los dragones adultos siguieron el llamado de su nuevo líder.
— ¡Detente!
Grito Hiccup con ira, luego de que ambos presenciaron con sus ojos cómo es que el Escupehielo de Drago atacaba a Valka, el padre de Hiccup había volado y corrido para el rescate del amor de su vida. Estaba seguro que Hiccup haría lo imposible por el bienestar de sus padres, al igual que él; no lo pensaría ni dos veces en dar su vida por el bienestar de aquellos que llenaban los huecos de una familia en su vida.
Ambos bajaron de Chimuelo una vez se encontraron frente a quien les estaba haciendo la vida imposible, la feromonas de Hiccup más amargas y densas que de costumbre, expresando sin palabras el enojo que estaba sintiendo. Drago los miro con un destello de burla en sus ojos, antes de lanzar una carcajada al aire.
— ¿Estos son los grandes expertos en dragones? ¿El hijo de Estoico el Vasto? ¿Y un Omega defectuoso?
Se rió al aire de manera breve antes de volver a cambiar su expresión por una más seria y perturbadora.
— Deben de sentirse avergonzados.
Hiccup negó la cabeza enojado, fue entonces que tuvo que hablar antes de que las cosas se complicaron demasiado.
— Tantas pérdidas y destrucción, ¿Para qué?
Señaló los alrededores en un intento de expresar su idea de manera gráfica, el humo y el cielo gris ayudaron a resaltar aún más los daños cometidos en el campo de batalla.
— ¿Para volverte imparable? ¿Para gobernar el mundo? Los dragones son criaturas amables y asombrosas capaces de unir personas.
— O capaces de hacerla pedazos.
Se burló Drago Manodura, dejando su lanza clavada en la nieve mientras se quitaba la prótesis que tenía de su brazo izquierdo. La sorpresa y la confusión pintadas en las caras de ambos.
— Verán, sé lo que es vivir con miedo. Ver mi aldea convertida en cenizas, que se lleven a mi familia. Pero incluso de pequeño, cuando me quede sin nada, jure que terminaría con miedo a los dragones y liberaría a las personas de este mundo.
— Y un ejército de dragones, ¿Para qué?
Pregunto Hiccup de manera altanera, sosteniendo la mirada con el Alfa que también era Drago. Ambos Alfas desafiándose a un duelo por las feromonas que emiten, su Omega interior mostró los dientes y no se acobardó ante la posible pelea; daría todo para defender a su familia.
— Se necesitan dragones para vencer a otros dragones.
— O quizás necesitas dragones para conquistar a las personas. Para controlar a todos los que te siguen, Drago… y para deshacerte de quienes no quieren serlo.
— Que Omega tan listo.
Comentó sarcásticamente el Alfa Drago. Siguió hablando sin importarle que, sintiendo entonces la forma en que Hiccup se colocaba frente a él en un intento de protegerlo de la proximidad con que se acercaba Drago; detrás de él, Chimuelo se acercaba de manera sigilosa al notar el ambiente tenso.
— El mundo quiere paz. Y tenemos la respuesta en Berk, solo déjanos mostrarte.
— ¡No! ¡Déjame a mi mostrarte!
El grito del llamado del Escupehielo resonó mientras Drago movía la lanza que antes había sido clavada en la nieve. Hiccup retrocedió algunos pasos, colocándose como un muro entre Drago y él; Chimuelo acercándose aún más a donde estaban.
— Ningún dragón se resiste al llamado del alfa. Así que aquel que controla al alfa, controla a los demás.
Dijo para después apuntar con su lanza a Chimuelo. Su pobre dragón inmediatamente empezó a moverse inquieto, algo realmente raro en Chimuelo cuando no estaba jugando con ellos o con otros dragones.
— ¿Chimuelo?
Pregunto el azabache realmente confundido por las acciones de su dragón.
— Chimuelo, ¿Estás bien, amigo? ¿Qué sucede?
— Sean testigos de la fuerza verdadera. La fuerza de regir sobre la voluntad de otros. Frente a esto, ustedes no son nada.
Dijo Drago mientras los señalaba con la lanza. Los ojos verdes con las pupilas como rendijas los miraron fijamente, la hostilidad siendo palpable en los movimientos de su dragón.
— ¿Qué fue lo que te dijo?
Pregunto ilusamente Hiccup. Alfa y Omega retrocediendo cada paso que Chimuelo daba para acercarse, los picos de hielo dejándolo encerrados entre el Furia Nocturna y ellos.
— Chimuelo, por favor. ¿Qué te sucede, amigo?
— No, no, no. ¿Qué haces? Basta.
— ¡Espera! ¡Reacciona, Chimuelo!
Gritaban Hiccup y él, en un intento de hacer entrar en razón a Chimuelo.
— ¡Chimuelo! ¡No! ¡Chimuelo!
— ¡No lo hagas!
— ¡Hijos!
El grito de Estoico lo sacó de la situación amenazante en que se encontraban. Hiccup aún tratando de entrar en razón a su dragón, mientras que Estoico corría en su dirección; el Alfa con una expresión de preocupación.
— ¡Hijos!
— ¡Papá! ¡No!
Fue lo último que gritó, sin pensar muy bien en la forma en que se refería a Estoico. Su cuerpo moviéndose más rápido que los pensamientos en su cabeza.
No supo nada más, el ardor de su brazo derecho y el fuerte dolor en todo su cuerpo era lo único que podía sentir en realidad; su vista cada vez más oscura. Un sentimiento de satisfacción pasó por su mente cuando logró divisar el cuerpo de Estoico lejos de él a su lado derecho y Hiccup tirado lejos de donde se encontraban.
Pensó en la fuerza que tuvo que emplear para que ningúna de las personas más importantes de su vida salieran lastimadas. No por nada era el Omega más fuerte de todo Berk.
Su respiración se hizo más pesada y entrecortada, en sus pensamientos estaba la felicidad de haber salvado a una familia que acababa de ser completa; y esperaba de verdad que sus padres estuvieran felices de la persona en quien se había convertido. Esperaba recibir un abrazo de ambos cuando llegará a los salones del Valhalla, porqué, era una de las cosas que más anhelaba.
Sentirse seguro entre los brazos de sus padres.
Bueno, espero que te haya gustado. Si encuentras alguna falta de ortografía, no dudes en decírmelo.
Me demore en escribir este capítulo puesto que mi vida ha dado un giro de 360°, mi abuelo se puso grave de salud, me tuve que mudar de mi hogar de toda la vida y me puse mal de salud Admito que este capítulo ya lo tenía, pero el miedo de no tener el apoyo de antes me entristece.
Lamento mi falta de autoestima.
Y sin más que decir. ¡Hasta luego!
Atte: Naturintoka.
Publicado: 27/ Febrero/ 2022.
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